UNA NUEVA OPORTUNIDAD HISTÓRICA, BASES PARA UNA ALTERNATIVA POLÍTICA -

 

Documento de trabajo elaborado por Jorge Raventos, Pascual Albanese y Jorge Castro
Viene de
5 ) UNA BURGUESÍA NACIONAL INTERNACIONALMENTE COMPETITIVA

La experiencia de la década del 90 reveló la insuficiencia política de un proceso de reformas estructurales anclado principalmente en la alianza entre el Estado y los grandes actores económicos transnacionales. Esta realidad, surgida mucho más de los hechos que de un modelo ideológico, presentaba dos serias limitaciones. En primer término, por su propia naturaleza, esos actores transnacionales no están representados en la Argentina por empresarios, sino por ejecutivos. Y en segundo lugar, también por la propia naturaleza del proceso de globalización, esos actores transnacionales, en caso de una crisis política, como la que estalló en la Argentina en diciembre de 2001, tienden inevitablemente, antes que nada, a reducir sus niveles de exposición en el país o incluso salir totalmente del escenario. En términos prácticos, cabría decir que son más socios económicos que aliados políticos. Con una consecuencia adicional: esa preeminencia de los actores transnacionales incentivó en la opinión pública una actitud de fuerte rechazo a la apertura económica de la Argentina.

Antes, la historia de la Argentina de la década del 80 ya había exhibido hasta el hartazgo el fracaso de todo proyecto económico basado en el predominio de los sectores empresarios internacionalmente no competitivos, que sólo podían sobrevivir merced a la protección del Estado y a una estructura prebendaria cuya máxima expresión se condensó en lo que dio en llamarse la "Patria contratista".

Aquella preeminencia de los actores externos fue correlativa con un vacío político que constituyó una de las limitaciones centrales de la transformación estructural de la década del 90. Un gran pensador francés, Maurice Merleau Ponty, decía que "todo movimiento político de importancia se define el momento que nace". La respuesta a la emergencia hiperinflacionaria de junio del 89 fue una "revolución desde arriba", fundada casi exclusivamente en el liderazgo político de Carlos Menem.

Hoy, las circunstancias políticas y sociales han cambiado radicalmente. Por primera vez, como una consecuencia combinada del vacío creado a partir del "default" por la virtual retirada política de los actores económicos transnacionales y de la maduración de los resultados de las propias reformas estructurales de los 90, el país empieza a visualizar la presencia de una nueva burguesía nacional, que ya no es el fruto bastardo del proteccionismo estatal, sino el saldo de un largo proceso de reconversión empresaria, acumulación económica, innovación tecnológica y apertura cultural que la convierten en un sector internacionalmente competitivo.

Hasta el colapso de diciembre del 2001, el máximo punto de concentración del poder económico en la Argentina se daba en torno al Consejo Empresario Argentino, en el que podía observarse el predominio de los actores transnacionales. Después, ese papel pasó a ser desempeñado por la Asociación de Empresarios Argentinos, que preside Luis Pagani, del grupo ARCOR, una empresa agroalimentaria de capital nacional surgida en Córdoba, erigida en una de las principales exportadoras de caramelos del mundo. Simultáneamente, el presidente de la Unión Industrial Argentina es Alberto Alvarez Gaiani, titular de la COPAL, que es la máxima representación institucional de la industria de la alimentación.

La experiencia de ARCOR vale más que cien teorías sobre el desarrollo económico. Hace pocos años, llegó a celebrar un convenio muy particular con una compañía productora de caramelos de Estados Unidos. La empresa norteamericana cerró su planta en Estados Unidos y se asoció a ARCOR para importar caramelos desde la Argentina. La causa era que el proteccionismo agrícola estadounidense era y es particularmente acentuado en la industria azucarera y el resultado es que el precio del azúcar en Estados Unidos es uno de los más caros del mundo. En consecuencia, a la empresa norteamericana le resulta más económico aprovechar la capacidad industrial de ARCOR y el costo más bajo del azúcar argentino.


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Jorge Raventos, Pascual Albanese, Jorge Castro , 03/05/2004

 

 

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