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OBJETIVOS
La crisis se manifiesta como consecuencia de la obsolescencia de las estructuras político-institucionales actuales que se ven superadas por la velocidad y complejidad de las transformaciones en los ámbitos económico, político y social. Ante la necesidad de afrontar las crisis, y para lograr visualizar las oportunidades que éstas generan, actores privados y públicos asumen un rol activo en la modificación de la realidad inmediata inspirados por la posibilidad de hacer real todo lo posible. Para esto se requiere de una visión estratégica que permita descubrir la potencialidad de una situación dada, utilizarla favorablemente y lograr posicionarse con éxito ante la misma. En este contexto, el concepto de crisis, entendido como la súbita irrupción de lo nuevo, es central para el nuevo pensamiento estratégico. Pensar la crisis es pensar lo posible. Lo real es hoy lo actual y lo posible. El planeamiento clásico proyecta previsiones hacia el futuro basado sobre el supuesto que la realidad es estable y, por lo tanto, previsible. Desde esta óptica, las crisis y el cambio son factores excepcionales. El nuevo planeamiento estratégico parte del supuesto que la crisis es permanente. La única constante que tenemos en el futuro es el cambio. Para enfrentar esta realidad es necesario articular el pensamiento intuitivo, basado en la experiencia, con el pensamiento analítico. Los ámbitos público y privado frente al nuevo pensamiento estratégico El pensamiento estratégico puede aplicarse tanto en el ámbito de lo público como en el de lo privado. En la esfera de lo público, es indispensable pensar la crisis como condición permanente de la realidad. Identificar lo esencial en una situación es, nuevamente, lo central a la hora de formular la decisión más favorable. La intuición y análisis de la realidad son las capacidades inherentes a la estrategia. En este contexto resulta indispensable desarrollar estrategias que contribuyan a descubrir el potencial de una situación para modificarla y superarla. Muchas empresas afrontan grandes dificultades para poder desarrollarse en la globalización. La debilidad critica es que la mayoría de ellas todavía no han abordado correctamente las reglas del planeamiento estratégico. Esto se debe a que las empresas están acostumbradas a actuar en un entorno inestable, preocupadas por los logros a corto plazo, sin tener un sentido de dirección y proyección en el largo plazo. El éxito de este tipo de empresas dependerá de su capacidad de identificar el núcleo estratégico de los negocios que manejan. En el ámbito privado se hace necesario que los empresarios piensen como hombres de Estado. Un estadista es quien posee la responsabilidad de discriminar entre lo esencial y lo accesorio, determinando la naturaleza del problema que enfrenta. Del mismo modo, para la empresa la estrategia debe transformarse en sinónimo de elección. Hay que elegir qué necesidades y clientes se van a satisfacer.
El proceso de globalización transforma la realidad económica, política y social de los países. Lo central en este momento histórico es contar con la visión y capacidad para identificar las principales tendencias y, sobre éstas, diseñar las estrategias que permitan aprovechar mejor las oportunidades disponibles. El Instituto de Planeamiento Estratégico se especializa en la identificación y análisis del potencial de una región y sus actores con relación a las principales tendencias a escala mundial. Éstas se traducen en áreas de investigación que, sin ser excluyentes, se centran en temas de trascendencia estratégica para la Argentina y el Mercosur.
Las reformas de segunda generación requieren, como condición indispensable para su implementación, capacidad de gobierno, liderazgo político y construcción de legitimidad. Es decir, gobernabilidad. Dentro de las reformas de segunda generación, la descentralización política cumple un rol fundamental. El verdadero sentido de la misma consiste en la creciente participación de la sociedad civil como parte de un proceso para impulsar el desarrollo local.
El planeamiento estratégico adquiere especial relevancia frente al proceso de globalización y a los desafíos que éste impone a las regiones y a las ciudades. El mismo debe orientarse a optimizar la capacidad de reacción y de respuesta planificadora del gobierno y de los actores sociales, para definir una estrategia de inserción y aprovechamiento de las oportunidades generadas por el contexto.
Un territorio puede posicionarse como un referente de influencia regional o global en términos económicos, financieros, políticos y culturales en la medida en que sea capaz de vincular sus sectores más dinámicos a las redes regionales e internacionales. En este contexto, los municipios y las regiones experimentan una creciente dependencia de factores externos, apareciendo así nuevos desafíos tanto para los gobiernos locales y provinciales, como para sus economías localizadas, en relación con el fenómeno global.
La revolución tecnológica en informática y comunicaciones, junto con los flujos de información por ella creados, permiten la existencia de una densa red de interconexiones de carácter flexible y dinámico, cuyas implicancias en los planos de la producción, la política y la cultura comienzan a redefinir la relación entre el espacio local y global. Es por ello que el desafío consiste en potenciar la capacidad de vinculación e inserción de los diferentes actores locales y regionales en las mencionadas redes.
El desafío que enfrentan en la actualidad los países y las ciudades es generar las condiciones propicias para el desarrollo de su capital de conocimiento e infraestructura tecnológica, orientados al desarrollo en condiciones más equitativas de todos los actores sociales y a la internacionalización de sus sectores más productivos. La diferencia entre la inclusión y la exclusión social está cada vez más determinada por la capacitación en el empleo de las nuevas tecnologías derivadas de la revolución de la informática y las telecomunicaciones. Las naciones, los pueblos y los individuos prosperarán o no en la medida en que sean capaces de adecuarse a esa nueva realidad.
La Argentina tiene por delante una extraordinaria oportunidad para fortalecer su competitividad internacional y su inserción en la economía mundial a través de una profundización de su especialización productiva en la cadena agroalimentaria, que la ubica ya en la primera línea entre los grandes países exportadores de alimentos, un rubro estratégico de creciente demanda mundial.
La inserción de la Argentina en el sistema económico mundial y su integración en el nuevo espacio continental americano demandan participar en la actual fase de globalización monetaria, signada por el surgimiento de monedas mundiales.
· Desarrollo de proyectos de investigación. · Elaboración de propuestas y diseño de estrategias (asesoría y consultoría). · Difusión de ideas mediante la organización y realización de conferencias y seminarios. · Desarrollo de programas de formación y capacitación de recursos humanos en los ámbitos público y privado. · Programas de formación política.
Presidente: Jorge Castro
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