UNA NUEVA OPORTUNIDAD HISTÓRICA, BASES PARA UNA ALTERNATIVA POLÍTICA -

 

Documento de trabajo elaborado por Jorge Raventos, Pascual Albanese y Jorge Castro
Viene de
1 ) PENSAR LO NUEVO, PENSAR DE NUEVO

Para pensar lo nuevo, hay que pensar de nuevo. Y mucho de nuevo ha sucedido en los últimos tiempos en la Argentina y en el mundo. De allí la extrema importancia de impulsar un replanteo estratégico que permita establecer un nuevo curso para la acción política.

Primero, es preciso enfocar la situación mundial. En "La Hora de los Pueblos", Perón decía que "en el mundo de hoy, la política puramente nacional es una cosa casi de provincias. Todo es política internacional, que se juega adentro o afuera de los estados".

En este sentido, cabe señalar que la Argentina se encuentra hoy frente a una gigantesca oportunidad histórica. En las condiciones que plantea un mundo cada vez más globalizado, las posibilidades de un país para dar un salto adelante en materia económica y social están indisolublemente vinculadas a dos elementos fundamentales. El primero es la existencia de una perspectiva estratégicamente favorable en el escenario mundial. El segundo es la aparición de una constelación de fuerzas políticas y sociales capaces de aprovechar esa oportunidad.

Puede afirmarse que el país tiene hoy un horizonte internacional extraordinariamente promisorio. Estamos en el comienzo de una nueva onda larga de expansión de la economía mundial. Es mucho más que un nuevo ciclo de expansión capitalista. Es, probablemente, el inicio de una nueva época histórica, que tiene tres componentes fundamentales. El primero es el formidable salto cualitativo experimentado en los últimos años por la economía estadounidense, sumergida ya de lleno en la nueva sociedad de la información. El segundo es la avasallante irrupción de los países del Asia Pacífico, encabezados por China, erigida en la nueva gran fábrica mundial. Y el tercero es la demanda creciente de commodities agrícolas, energéticos y minerales, todos al mismo tiempo.

Estos tres factores estructurales están estrechamente vinculados entre sí. La transformación de la economía norteamericana en una nueva economía de la información, junto a la disminución de su sector manufacturero, que representa en la actualidad sólo el 16% del producto bruto interno, mientras que el 80% corresponde ya al sector servicios, está orgánicamente vinculada con la gigantesca revolución industrial que atraviesa China, que se ha transformado en uno de los principales proveedores de manufacturas a los Estados Unidos.

Alrededor de un 20% del déficit comercial norteamericano se origina en el comercio con China. China produce y exporta a los Estados Unidos gran parte de lo que este país ha dejado de manufacturar. El año pasado desplazó a México como segundo socio comercial de Estados Unidos y en poco tiempo más ocupará el primer lugar, en reemplazo de Canadá, el otro socio del NAFTA. Más que competencia, puede decirse entonces que existe complementariedad e integración creciente entre ambos países.

Mientras tanto, todo indica que la economía de los Estados Unidos, concentrada cada vez más en los servicios y la alta tecnología, tiende a recuperar el auge que experimentó durante el "boom" de inversión de la segunda mitad de la década del 90, cuando creció a una tasa superior al 4% anual entre 1995 y el 2000. En este sentido, el altísimo nivel de incremento de la productividad experimentado por la economía norteamericana no se limita, como ocurría en la década del 90, al sector de la alta tecnología, sino que también abarca a la industria y los servicios.

El Conference Board, un estudio privado que reúne a los principales economistas norteamericanos, afirma que el crecimiento del producto bruto estadounidense en el año 2004 será del 5,7%, lo que lo convertiría en el año de mayor expansión económica de las últimas dos décadas. A su vez, el crecimiento económico de China en el 2003 fue nuevamente el más alto del mundo. Alcanzó el 9,1%. Es la cifra de crecimiento económico más alta de China desde 1997. Y existe consenso en que esas altos índices de crecimiento económico habrán de reiterarse en los próximos años.
Continúa
Jorge Raventos, Pascual Albanese, Jorge Castro , 03/05/2004

 

 

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