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El futuro de los ejércitos . |
Artículo publicado por el Secretario de Defensa norteamericano, Donald Rumsfeld en Foreign Affairs Magazine. |
Poco antes de la Navidad del año pasado viaje a Afganistán y a los países vecinos , donde tuve la oportunidad de pasar unos días con las tropas norteamericanas que estaban en el campo de batalla. Entre la mucha gente que encontré había un extraordinario grupo de hombres : las fuerzas especiales que participaron en el ataque a Mazar-e-Sharif.
Desde el momento en que desembarcaron en Afganistán, estos soldados empezaron a adaptarse a las condiciones del terreno. Usaban barbas y las pañoletas tradicionales, y montaban caballos entrenados para correr directo hacia el fuego de las ametralladoras. Usaban mulas de carga para transportar equipos por una de las regiones mas abruptas del mundo , cabalgando en la oscuridad , cerca de campos minados, a lo largo de angostos senderos montañosos, tan escarpados que, como señalo un soldado, - me tomo una semana reponerme por aferrarme en extremo al caballo-. Muchos de ellos nunca habían montado a caballo.
A medida que se integraban y entrenaban con las fuerzas que combatían a los talibaneses , aprendían de sus nuevos aliados las realidades de la guerra en suelo afgano y les asistían con armamento, alimentos provisiones, táctica y adiestramiento. Y planearon el asalto a Mazar-e-Sharif.
El día señalado, uno de los equipos de fuerzas especiales se introdujo secretamente y se ocultó detrás de las líneas enemigas, a punto de iniciarse el ataque aéreo. Las detonaciones del las bombas serían la señal para iniciar el ataque. Cuando llegó el momento, indicaron a los aviones de la coalición los objetivos y miraron sus relojes. "Dos minutos... treinta segundos... quince segundos". En seguida, de la nada, una lluvia de bombas de precisión guiadas empezó a caer sobre las posiciones de los talibanes y Al Qaeda. Las explosiones eran ensordecedoras, y la sincronización tan exacta que , como describieron los soldados, cientos de jinetes afganos brotaron literalmente del humo, cayendo sobre el enemigo entre nubes de polvo y fragmentos de metralla. Algunos de esos afganos llevaban granadas propulsadas por cohetes otros tenían menos de diez cargas en sus fusiles, pero cabalgaban valientemente (afganos y estadounidenses por igual) en dirección al fuego de los tanques, los morteros, la artillería y los francotiradores.
Fue el primer ataque de la caballería estadounidense del siglo XXI. Después de la batalla, un soldado estadounidense contó cómo un combatiente afgano le indicó con un gesto que se acercara y comenzó a levantarse el pantalón. "Pensé que me iba a mostrar una herida", dijo. En cambio le mostró una prótesis; había cabalgado en la batalla con una sola pierna.
Lo que resultó decisivo para ganar la batalla de Mazar-e-Sharif y provocó el derrocamiento del régimen talibán, fue una combinación del ingenio de las fuerzas especiales de Estados Unidos, los proyectiles de Marina, y el coraje de los jinetes afganos con una sola pierna. Ese día, en las llanuras de Afganistán, el siglo XIX se encontró con el siglo XXI y juntos derrotaron a un peligroso y resuelto adversario. Una proeza notable.
continúa
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DONALD RUMSFELD , 22/11/2002 |
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