El camino del resurgimiento histórico argentino

 

Texto completo de la exposicion de Jorge Castro en la última reunión mensual del centro de reflexión para la acción política Segundo Centenario.
La realidad es la única verdad. Están las opiniones y están los números . La diferencia entre los países más desarrollados y los emergentes tiende a achicarse y entre estos últimos los que más crecen son los que están más vinculados al sector económico global. El último informe sobre el panorama económico mundial elaborado por el Fondo Monetario Internacional señala que este año el producto bruto mundial aumentará un 2,8 % . Pero ese crecimiento no es uniforme . Estados Unidos lo hará un 2,2%. Los países más avanzados del sistema capitalista mundial, el grupo de los 7, 1,4%. La Unión Europea, debido al estancamiento alemán, solo 0,9 %. El conjunto de los países en desarrollo 4,2 % , La República Popular China, 7,5% de crecimiento en el año. Mientras tanto Japón, en su décimo año de etancamiento estructural, en el que experimenta ya su cuarta recesión , ha tenido una caída del 0,5% del producto anual. Y América Latina va a disminuir su producto en 0,6% , aunque claro - como todos los promedios - esto que se afirma sobre América Latina puede resultar engañoso porque está fuertemente influido por el brutal colapso de la Argentina que, como consecuencia de la devaluación y de la pesificación forzada, después del default de la totalidad de la deuda pública , va a caer en la estimación del Fondo Monetario Internacional , un 16% del producto bruto interno.

Este mismo informe del FMI consigna que la expectativa de crecimiento mundial para el año 2003 es significativamente superior , con una tasa de crecimiento del 3,7%. Pero, como todo , en el sistema capitalista este crecimiento va a ser hondamente desigual. En Estados Unidos se prevé un crecimiento del 2,6%. Los países del Grupo de los 7 van a crecer 2,3 %. La Unión Europea va a tener una recuperación y crecería también 2,3%. Japón, con una recuperación al menos parcial dentro de su depresión crónica, con un crecimiento del 1,1% . El conjunto de los países en desarrollo 5,2% , América Latina 3%, la República Popular China 7,2%, nuevamente la tasa más alta de crecimiento mundial.

Hay en todo esto un dato sumamente revelador de lo que está ocurriendo en el sistema mundial : este año 2002, ese incremento del 4,2% el producto bruto de los países en desarrollo resultó 50% más elevado que el promedio de crecimiento de la economía mundial y triplica el crecimiento experimentado por los países del -Grupo de los 7-. Esa tendencia se mantiene y se profundiza el año próximo. El aumento del 5,2% del producto bruto del conjunto de países en desarrollo va a ser más elevado que el promedio de la economía mundial y va más que a duplicar el promedio de crecimiento de los países avanzados.

Estos indicadores corroboran la existencia de una tendencia estructural de largo plazo. En la década del noventa, que marcó el punto de inflexión del proceso de globalización de la economía global, el producto bruto creció al ritmo del 3,5% anual. En ese entonces, los países más desarrollados lo hicieron en una tasa significativamente menor del 2, 4%, esto significa que los países emergentes crecieron a un ritmo que duplicó al de las naciones económicamente más adelantadas.

Dentro del mundo emergente, la principal locomotora de este crecimiento fueron los países del Asia Pacífico , encabezado por China. La contracara del Asia Pacífico fue el África, continente sumido en el más profundo estancamiento. El punto intermedio entre ambas performance fue América Latina, pero dentro del subcontinente de América Latina, hubo tres países que superaron largamente el promedio regional : México , a partir de su incorporación al NAFTA, Chile, el primero en encarar sus reformas internas para adecuarlas a la globalización de la economía, y la Argentina en virtud de las reformas estructurales realizadas en aquellos años en los dos gobiernos de Carlos Menem.

A partir de la década del ochenta es que el fenómeno de la globalización del sistema capitalista empezó a cobrar relevancia, debido a que fue respuesta de los países industriales avanzados a los dos shocks petroleros de la década del setenta , en 1973 y 1979, buscando establecer un mecanismo de acumulación y de producción que requiriera menos materia prima , menos energía , menos fuerza de trabajo, y para ello utilizaron la nueva tecnología disponible del procesamiento de la información. El resultado fue un salto tecnológico y de productividad de una envergadura extraordinaria superior a cualquier otro del capitalismo.

Mientras esto empieza a surgir en la década del ochenta, se produce también una tendencia hacia una mayor disparidad de crecimiento entre el mundo desarrollado y el emergente. En la década del noventa, esta tendencia a la disparidad entre el mundo desarrollado y el emergente empieza a revertirse precisamente por que los países emergentes , encabezados por el Asia Pacífico , sobre todo la República Popular China , comienza a crecer a una ritmo cada vez más rápido, superior cualitativa y cuantitativamente al nivel de crecimiento de los países avanzados.

La consecuencia de este fenómeno es que, contra los que sostienen a capa y espada los sectores que manifiestan una fobia sistemática contra el crecimiento y la acumulación capitalistas , en esos diez años el incremento del ingreso por habitante, per cápita, de esos países emergentes más que duplicó el crecimiento del ingreso per cápita los países altamente desarrollados.

Como siempre dentro de toda tendencia de fondo de una época , hay una marcada heterogeneidad . En ese lapso, los países emergentes del continente asiático crecieron a un ritmo de 7,5% anual. Entre ellos, los países asiáticos recientemente industrializados , los cuatro pequeños dragones del Asia, Hong Kong, Taiwán, Singapur y Corea del Sur, crecieron 5,8% , Estados Unidos 3,7%, América Latina 3,4%, la Unión Europea 2,4% y Japón 1,1% anual. En definitiva, lo que esto significa es que en la década del noventa los países asiáticos, los Estados Unidos, Chile , Argentina y México crecieron más que el promedio mundial. La Unión Europea , Japón y Africa tuvieron cifras de crecimiento inferiores al promedio internacional.

Haciendo un intento de organizar un balance extremadamente sucinto de lo ocurrido en los diez años cruciales de la década del noventa, lo que puede comprobarse es que mientras el 10 % de la población de los países emergentes redujo su nivel de ingreso per cápita, el 20% de la población de los emergentes lo mejoró, aunque a un ritmo inferior al de los países del primer mundo , en tanto que un 70% de la población de los países emergentes aumentó proporcionalmente su nivel de ingreso per cápita más que los países avanzados.

En este promedio, influyó decisivamente lo que ocurrió con China y la India, dos países en conjunto tienen una población de más 2000 millones de habitantes , 1300 millones China y la India que supera los 1000 millones pero con una tasa de crecimiento poblacional superior a China , por lo que en lo próximos veinte años va a tener una población superior a la china. Esto significa que estos dos países representan más de un tercio de la población mundial.

China constituye el caso de mayor éxito en materia de crecimiento económico de toda la historia universal. Nunca en ningún otro momento histórico, cualquiera sea el sistema, un país de tanta población creció a un nivel tan alto durante tanto tiempo. Desde 1978, con el giro estratégico impulsado desde la conducción del Partido Comunista por Deng Siao Ping, China ha crecido a un nivel anual acumulativo superior al 8%.

Es un fenómeno sin precedentes. En la Primera Revolución Industrial , Gran Bretaña tardó 60 años en duplicar el producto pret cápita de su población . A mediados del siglo XIX, Estados Unidos logró esa meta en 50 años y a fines del siglo XIX Japón necesitó 35 años, China a partir de 1978-79 cuando comienza la etapa de apertura de la economía del país, consiguió duplicar el ingreso real per cápita de su población de 1300 millones de habitantes en nueve años . Y volvió a duplicarlo en la siguiente década...

.China expande sus compras internacionales a un ritmo del 15 % anual, una cifra que ahora habrá de incrementarse sensiblemente a partir de su incorporación a la OMC. Con una población de 1250 millones de habitantes , que crece 15 millones de habitantes por año, casi como la mitad de la población argentina, tiende a transformarse en el primer importador de alimentos , un rubro donde la Argentina ,conviene recordarlo, es el quinto exportador mundial. Este año la producción conjunta de soja de Argentina y de Brasil va a ser superior a la producción a la de los Estados Unidos .

A la hora de analizar las distintas consecuencias de la globalización del sistema capitalista mundial, es conveniente centrar la atención en los hechos y no en las ideologías. Por eso hay que distinguir entre la globalización como hecho estructural , surgida de la formidable revolución tecnológica de nuestra época, y la ideología de la globalización que es neoliberalismo. El neoliberalismo es una ideologí . Y, como toda ideología que se respete, lo que hace es procurar universalizar un proceso histórico parcial, de carácter coyuntural, y convertirlo en un conjunto de reglas de principios. Por eso es que una ideología extrapola un dato cierto y lo convierte en una categoría universal, que carece del sentido de lo inmediato y de lo concreto.

Confundir la globalización como hecho estructural con la globalización como ideología , es lo mismo que confundir a la Primera Revolución Industrial con el liberalismo como ideología . Durante los 40 primeros años, la Revolución Industrial fue sinónimo de Gran Bretaña. Por eso Gran Bretaña siguió siendo liberal, porque no había competidor adelante. Fue inmediatamente universal. El mercado británico era el mercado mundial, sobre todo después de haber ganado la Guerra Napoleónica. El dominio de los mares le da a Gran Bretaña una hegemonía política que le permite profundizar sus instituciones liberales y abrir su economía por el hecho simple de que su mercado fue el mercado mundial.

Continúa
Jorge Castro , 28/10/2002

 

 

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