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LA SITUACION ECONOMICA DE LOS ESTADOS UNIDOS Y SU SIGNIFICADO MUNDIAL ( continuación ) |
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Por ello, se puede afirmar que hoy existen más capitales disponibles que nunca, ya que la capacidad de préstamo no depende del nivel de depósitos sino de los activos financieros disponibles en la trama descentralizada de los inversores institucionales. Es un cambio cuantitativo en la capacidad de préstamo del sistema financiero internacional que revela un cambio cualitativo, esencialmente irreversible.
La expansión estadounidense y el gasto de los consumidores
Estados Unidos es el actor fundamental en esta modificación de la naturaleza del sistema financiero internacional. En el transcurso de esos años, cuando el sistema financiero mundial cambio de naturaleza, pasó de absorber el 32% del total de flujos hasta llegar al 64%.
La baja rentabilidad de las empresas estadounidenses está vinculada al boom de inversión que tuvo lugar a partir de mediados de la década del 90. Por eso, una característica del actual ciclo expansivo estadounidense es su naturaleza esencialmente distinta a cualquiera otro posterior a la finalización de la Segunda Guerra Mundial.
Estados Unidos es nuevamente una economía en expansión que , no obstante la caída de la actividad económica en el segundo trimestre, concluirá este año con un crecimiento del 3% anual. La previsión de la Reserva Federal, convalidada después de los datos del segundo trimestre del año, es la de un crecimiento de 3,5% / 4% del PBI. Si la economía norteamericana crece por segundo año consecutivo en los niveles enunciados, después de los 18 meses de recesión- desaceleración que concluyeron en el último trimestre del año pasado, estaría retomando el nivel de expansión que experimentó entre 1995 y 2000, en los que creció 4% anual o más promedio.
Surge, sin embargo, un elemento aparentemente contradictorio con la expansión de la economía estadounidense, que es la disminución del nivel de gasto de los consumidores estadounidenses, que es la principal fuerza de expansión de la demanda estadounidense. En el transcurso de casi 18 meses de desaceleración, el nivel de gasto de los consumidores se mantuvo dentro de los parámetros más altos desde la Segunda Guerra Mundial, con una expansión del 3% anual. La economía disminuyó en su crecimiento hasta alcanzar un nivel de solo 0,5% anual en el 2001 y, sin embargo, el gasto de los consumidores logró permanecer en sus más altos niveles históricos.
Lo que permitió a los consumidores estadounidenses mantener un alto nivel de gasto, a pesar de la desaceleración de la economía, fue que el aumento extraordinario de productividad de la década del 90 tuvo como principal beneficiario a los consumidores antes que a las empresas, que se financiaron directamente en el sistema financiero.
Ello se debió a que el aumento de la productividad mejoró el ingreso real de los trabajadores de clase media que, especialmente en los cinco años finales de la década, recuperaron o revirtieron la tendencia a la baja de los 20 años previos. Desde 1981 en adelante, se produjo un aumento de la polarización social en el que los sectores de los menores ingresos, es decir el 15% de la sociedad estadounidense, disminuyó sus ingresos reales, mientras que la clase media alta los mejoró ostensiblemente.
A partir de mediados de la década del 90, tuvo lugar una parcial reversión de esta tendencia, con una mejora efectiva en los ingresos reales de los sectores de menores ingresos y de la clase media estadounidense. Esto se vincula, como afirmamos, con el hecho de que los grandes beneficiarios del aumento de la productividad no fueron las empresas norteamericanas sino los consumidores.
El resultado es paradójico. Los consumidores estadounidenses han gastado montos tan altos en el transcurso de los años que van desde 1995 en adelante que poco pueden aumentar su capacidad de consumo efectiva. Por eso, mientras este año la economía se expande, el nivel de consumo disminuye, a la vez que se produce una disminución del ritmo de la actividad económica en su conjunto. Una actividad económica que, sin embargo, tiene los mayores niveles de aumento de productividad de los últimos veinte años.
La absorción de las dos economías y el nuevo ciclo económico
Lo que parece estar ocurriendo en los Estados Unidos, y esto tiene un significado de alcance mundial, es que frente a la finalización del ciclo de desaceleración-recesión que concluyó el ultimo trimestre del año pasado y al comienzo de la fase de expansión, lo que está ocurriendo ahora es el difícil y arduo proceso de absorción de las dos economías. Por un lado, la nueva economía de la información, que se ha expandido extraordinariamente en la provisión de oferta, y, por el otro, el resto de la economía estadounidense industrial y de servicios que está absorbiendo lenta y arduamente la oferta surgida del boom de inversión en la nueva economía.
El punto de encuentro de esta mutua y ardua absorción entre la nueva economía de la información y el conjunto del sistema industrial y de servicios parece estar en el elemento clave del cambio tecnológico de los Estados Unidos. Ese elemento fundamental ya no está en el sector de vanguardia de la nueva economía de la información, sino en el hecho de que prácticamente la totalidad de las empresas estadounidenses han informatizado y automatizado su sistema de inventarios. El resultado es que este ciclo económico de desaceleración-recesión, que duró 18 meses, ha sido el más breve y suave que han tenido los Estados Unidos desde la Segunda Guerra Mundial. La razón fundamental es que el stock de capitales no se acumulo de la forma en que ocurrió inexorablemente en todas las otras fases recesivas , debido a la informatización casi total de los sistemas de inventario.
Incluso en sectores tradicionales de la industria estadounidense, como la de los automotores, en el transcurso del ciclo de desaceleración-recesión que concluyó en el último trimestre del año pasado, se desarrolló una extraordinaria capacidad para vincularse en tiempo real con la totalidad de sus proveedores y clientes. Esto modifico la propia estructura de producción de la industria estadounidense. Se logró, en suma, vincular, en una unidad de tiempo real, los proveedores, los clientes y la producción de las terminales.
Por ello, el resultado de esta mutua absorción entre las dos economías en los Estados Unidos es un aumento del nivel promedio de la productividad superior a cualquier otro que ha tenido lugar en ese país en los últimos 20 años.
El aumento de la incertidumbre en los Estados Unidos provocada por los sucesivos escándalos contables y la quiebra de empresas significativas (como es el caso de Enron o World Com) está estrechamente vinculado con el bajo nivel de rentabilidad de las empresas estadounidenses. Se puede afirmar , razonablemente, que esta reducción de la rentabilidad de las empresas es la causa estructural que ha llevado a estos desajustes contables y empujado a la quiebra a empresas significativas.
El nuevo piso estructural de la economía estadounidense y los ciclos económicos globales
Hay que advertir que el cambio experimentado por Estados Unidos en el transcurso de la década del 90, especialmente terminada la fase de desaceleración-recesión, tiene un carácter estructural y por ende irreversible. Por eso, parece haber coincidencia tanto en la Reserva Federal como en el Departamento de Comercio en que el aumento de la productividad, que ha ocurrido en los últimos tres años con un nivel superior al 3% del PBI, es el nuevo piso estructural de la economía estadounidense. Esto significa que , ya es posible diferenciar con claridad el aumento de la productividad de carácter coyuntural, producto del ciclo expansivo de diez años, y el crecimiento de la productividad de tipo estructural, no vinculado al ciclo, una diferencia de orden cualitativo, un giro histórico fundamental.
La previsión de crecimiento de más del 3% del PBI este año, con una proyección de hasta 4% para el 2003, puede indicar que Estados Unidos está retomando el ciclo largo de crecimiento que comenzó en los años 90 y que, con la leve y suave recesión del 91-92, revela una onda larga de crecimiento. Este ciclo está estrechamente vinculado a las condiciones de cambio tecnológico, globalización de la economía norteamericana, desregulación generalizada y aumento de la competencia de todos los sectores y regiones.
En estas condiciones, y teniendo en cuenta sobre todo lo ocurrido en los últimos dos años, se evidencia que, por primera vez desde la década del 30, se produjo una situación recesiva de la economía mundial que abarcó la totalidad de sus regiones significativas. Esto abarca a los Estados Unidos y su espacio económico (México y Canadá), la Unión Europea, Japón (que se encuentra en una situación de depresión crónica en los últimos 10 años), y al mundo emergente. Además, y por primera vez en los últimos 20 años, los países del Asia Pacífico ingresaron en una fase recesiva. Taiwán entró en recesión por primera vez desde 1949, lo mismo todos los países de la región, salvo la República Popular China.
Estos datos parecen mostrar el carácter crecientemente integrado de todo el proceso de globalización, con eje en las fases del ciclo estadounidense. Por lo tanto, y esto puede verse con claridad en las últimas dos décadas, mientras la economía estadounidense se expande, lo hace también el resto de la economía mundial, y viceversa. La globalización, en definitiva, ha adquirido un carácter estructuralmente más integrado, con eje en el ciclo norteamericano, que depende del aumento estructural de la productividad, el indicador fundamental del cambio tecnológico en los países avanzados.
En estas condiciones, el elemento fundamental de la economía mundial y del proceso de globalización en los próximos años es un proceso expansivo de largo plazo, con las características de una onda larga, sustentado en el cambio estructural que experimentaron los Estados Unidos. |
Jorge Castro , 17/10/2002 |
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