La situación económica de los Estados Unidos y su significado mundial .

 

En lo que va del año el índice de las 500 acciones de Standard and Poor's han caído un promedio de entre el 17 y el 20%. Esto ocurre al mismo tiempo que el nivel de las tasas de interés a corto plazo en los Estados Unidos están en su nivel más bajo de los últimos 20 años (1.75% anual).
Surge, por lo tanto, una primera situación paradójica que es la extraordinaria caída en el nivel de las acciones acompañada de una baja persistente y sistemática de las tasas de interés de corto plazo. Es la primera vez que esto ocurre en el ciclo económico norteamericano desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.

También conviene tomar en cuenta el carácter aparentemente contradictorio que tiene, por un lado, el aumento de la productividad de la totalidad de los factores en la economía estadounidense y, por el otro, el hecho de que las empresas de este país están en un piso de rentabilidad por debajo del promedio histórico de los últimos diez años. Este promedio ha disminuido, para el mencionado período, entre el 7% al 10%.


El crecimiento de la productividad


En los últimos tres años, el crecimiento de la productividad en la totalidad de los factores de la economía estadounidense fue del 3,1% anual, esto es, más del doble del promedio del crecimiento de la productividad de la totalidad de los factores de los 20 años previos a 1995. Este aumento excepcional se ha realizado en medio de una prologada desaceleración y recesión de la economía que duró 18 meses y que concluyó en el último trimestre del año pasado.

Este aumento de la productividad se ve convalidado por el hecho excepcional, en términos del ciclo económico estadounidense, de que, en el último trimestre del año pasado y el primer trimestre de este año, la productividad laboral ha aumentado más del 7%. Es decir, se produjo un aumento del nivel de productividad que fue superior a cualquier otro de los ciclos de la economía estadounidense en los últimos 20 años. Sin embargo, la rentabilidad de las empresas estadounidenses está en un nivel históricamente bajo, con una disminución respecto a fases semejantes de los ciclos anteriores que llegan al 10%.

El flujo de capitales a los Estados Unidos

Por otra parte, es necesario subrayar la significativa disminución del flujo de capitales que recibe los Estados Unidos. La estimación de diversos evaluadores de riesgo, centros de investigación y bancos es que, este año, habrá un menor flujo de capitales, con una disminución del orden del 14% respecto al 2001. Este menor ingreso de capitales es, precisamente, uno de los elementos que en forma directa ha llevado al ajuste de los valores accionarios de este año.

Esto ocurre en un contexto único en la historia de los ciclos económicos estadounidenses después de 1945. A comienzos de la década del ´90, Estados Unidos recibió 32% del total del flujo de capitales líquidos del sistema financiero internacional. Al concluir 1998, ese porcentaje era el 64% del total. Esto es, en poco más de 7 años Estados Unidos duplicó su participación en el total del flujo del sistema financiero internacional.

A partir de 1995, los capitales que ingresaron a los Estados Unidos aumentaron en un orden de 150.000 millones de dólares anuales. De modo que, al concluir la década, más de las 2/3 partes del total de capitales líquidos del sistema financiero internacional eran absorbidos por los Estados Unidos. Para captar el significado de esta extraordinaria capacidad de absorción de capitales, es posible afirmar que, mientras el PBI de los Estados Unidos equivale a 1/3 del PBI mundial, al terminar la década del 90 atraía el 64% del flujo de capitales del sistema financiero internacional.

Este año se ha producido no sólo un estancamiento en este ciclo extraordinario ascendente de absorción de capitales, sino que, en relación a 2001, se ha producido una caída que ronda el 14%. Es decir, ya no es simplemente estancamiento sino disminución o, menor ingreso de capitales en los Estados Unidos.

Los países de origen de esos capitales que han ingresado a los Estados Unidos son prácticamente la totalidad de los que participan del mercado mundial. Pero más del 80% son de origen europeo. Esta situación ha provocado un fenomenal proceso de compra de activos estadounidense , que en el año 2000 alcanzaron los 3,6 billones de dólares.

Entre 1992 y 1997, el flujo de capitales que atrajo los Estados Unidos fue un promedio del 35% del total de las exportaciones netas de capital del mundo. Estas exportaciones netas de capital se miden comparando el déficit de cuenta corriente de los Estados Unidos, que es del orden del 4% del PBI, con la suma de las cuentas corrientes de los países con superávit.

Pero en los años que van desde 1997 a 2000, Estados Unidos duplicó el porcentaje recibido del flujo mundial de capitales , hasta alcanzar más de dos tercios del total. La consecuencia de este excepcional ingreso de capitales, es que, en los años que van desde 1996 a 2001, la compra de activos norteamericanos por inversores extranjeros se multiplicó por seis, hasta alcanzar en el 2000 la excepcional cifra de 3,6 billones de dólares.

Este menor flujo de capitales provocó, por un lado, un ajuste en los valores accionarios del orden del 17% al 20% en el transcurso del año. Diversas estimaciones afirmaban que, si continuaba el nivel de ingreso anual de capitales del promedio de la década del ´90, la tendencia llevaba a concentrar prácticamente la totalidad mundial, aproximándose al 75% del total. Esto tenía una limitación de orden físico y, como consecuencia, en el 2001 se produjo una significativa disminución de casi el 50% de las compras y adquisiciones de empresas estadounidenses por activos del exterior, especialmente europeos.

Las inversiones extranjeras y el fenómeno de sobreinversión

El elemento estructural de fondo que ha experimentado la economía estadounidense es una caída significativa en el nivel de rentabilidad de sus empresas del orden del 7%, con una baja tasa de retorno de la totalidad de las inversiones de capital. Esta menor rentabilidad es consecuencia de la fenomenal sobreinversión ocurrida en los Estados Unidos a lo largo de la década del 90.

La característica fundamental de este fenómeno, que comienza en 1993 y adquiere particular importancia a partir de 1995, es que la masa de inversiones fue atraída por un sector relativamente reducido de la economía estadounidense, que es la nueva economía de la información (telecomunicaciones e informática) a la que, a los efectos estadísticos, se unen los multimedios. Este sector de la economía estadounidense representa aproximadamente el 10% del PBI y, a partir de 1993, cuando la mayor rentabilidad sustentada en un aumento estructural de la productividad atrajo una enorme masa de inversiones, recibió más del 50% del total de las inversiones de las empresas norteamericanas.

Este boom de inversión produjo un extraordinario aumento de la capacidad de producción, sobre todo en el sector de la alta tecnología. Solo en el año 2000, antes del comienzo de la recesión- desaceleración de la economía estadounidense, la oferta del sector de la alta tecnología se expandió 40%.

Esto produjo un tremendo desajuste entre el aumento sostenido de la capacidad de producción de los sectores de alta tecnología, por un lado, y la demanda, por el otro. Por eso es que esta fenomenal sobreinversión está claramente vinculada al actual bajo nivel de rentabilidad. En definitiva, esto explica por qué el aumento extraordinario de la productividad en el conjunto de la economía estadounidense no ha sido acompañado esta vez de un nivel de rentabilidad equiparable al de los otros ciclos expansivos de la economía estadounidense.

Desaparición de la intermediación y multiplicación de la capacidad de préstamo

La extraordinaria capacidad de atracción de capitales de los Estados Unidos en la década del 90 estuvo acompañada y fue parte de una modificación en la naturaleza del sistema financiero internacional. Los cambios se vinculan con la desaparición prácticamente completa de la intermediación. Este fenómeno no está relacionado con un menor papel de los bancos como instrumentos institucionales del proceso de ahorro e inversión dentro de la acumulación capitalista, sino que aparece como un hecho de naturaleza distinta, vinculado con la virtual desaparición de la intermediación en el financiamiento de las empresas. El mismo ya no depende de una estructura financiera especializada, sino que surge del acceso directo a un gigantesco pool de capitales integrados de alcance global, que tiene un carácter cada vez más descentralizado e integrado.

Esto es así a punto que puede caracterizarse al ahorro global como un flujo de circulación instantánea a través de Internet. O, mejor aún, se lo puede especificar como un campo cibernético integrado de alcance global que circula en redes.

El segundo elemento de la mutación del sistema financiero internacional se refiere a la capacidad de préstamo que, a diferencia de lo que sucedía en la década del 80, ya no depende del nivel de depósitos como cuando los bancos eran los principales actores del sistema financiero. En la actualidad, la capacidad de préstamo del pool de capitales mundiales integrados, descentralizados, de carácter cibernético, depende de la totalidad de los activos financieros que dispongan los inversores institucionales. Este potencial no está vinculado ahora al nivel de depósitos. Y, de esta manera, multiplica extraordinariamente la capacidad de préstamo.

Continúa
Jorge Castro , 17/10/2002

 

 

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