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Una oportunidad histórica |
En el segundo trimestre del año, la economía de los EE.UU. creció sólo el 2,5% anual, una expansión que es menos de la mitad del 5,6% del primer trimestre del año, afirma el autor. Sin embargo, asegura que los países exportadores de commodities, como la Argentina, están frente a un horizonte de extraordinarias posibilidades.
El crecimiento de la economía norteamericana se frenó bruscamente. En el segundo trimestre del año, la economía de los Estados Unidos creció sólo 2.5% anual, un nivel de expansión que es menos de la mitad del 5.6% del primer trimestre del año. Al mismo tiempo, el nivel de inflación del período abril—junio fue de casi 3% anual, aun descontados los volátiles precios de alimentos y combustibles. |
La clave de la desaceleración de la economía estadounidense es el enfriamiento del sector de bienes raíces. El Departamento de Comercio informó que las ventas de nuevos inmuebles cayó 3% en junio; y la Asociación Nacional de Inmobiliarias (Realtors) señaló que las ventas de casas usadas disminuyó 1.3% en ese mes. A su vez, los pedidos de hipotecas en junio alcanzaron el menor nivel de los últimos 4 años, y los permisos de construcción de nuevas viviendas cayeron 4.3% en ese período, hasta alcanzar un nivel que está 15% por debajo del que tenía un año atrás. El sector inmobiliario y de la construcción representa el 16% del producto estadounidense.
En estas condiciones, la Reserva Federal suspendió, por primera vez desde junio del 2004, la sistemática elevación de las tasas de interés de corto plazo que, a lo largo de 17 veces consecutivas, realizó en ese período, hasta llevarlas del 1% anual entonces al 5.25% hoy. La Reserva Federal justificó esta pausa en la evidencia de que la desaceleración ("moderación") del crecimiento de la economía norteamericana dejó de ser una posibilidad, y se convirtió en un hecho.
La desaceleración de la economía estadounidense tiene un carácter cíclico y no estructural. El menor crecimiento provocado por el enfriamiento del sector inmobiliario coincide con un boom estructural de productividad que está lejos de concluir, según un estudio reciente de Goldman Sachs ("The US Productivity Boom: Far From Finished", July 17, 2006, Global Economic Papers, Nº 143).
Señala Goldman Sachs que, "desde mediados de los 90, Estados Unidos experimenta un auge excepcional de la productividad, que crece a una tasa promedio del 2.9% anual, en lo que constituye su mejor década desde los años 60". Este no es sólo un fenómeno tecnológico, resultado de la gigantesca inversión en alta tecnología de la información y las telecomunicaciones (ICT) de la década del 90, que permitió extraer más valor por hora trabajada. Lo decisivo es lo ocurrido con posterioridad, a través de la continua reestructuración de las empresas e instituciones públicas estadounidenses, que han modificado y modifican drástica y continuamente sus organizaciones y procesos, para extraer el máximo de potencial de las nuevas tecnologías de la información.
Por eso, especialmente a partir del 2001, la productividad estadounidense es, ante todo, el resultado del aumento de la productividad de la totalidad de los factores (PTF); esto es, pura innovación.
Goldman Sachs prevé que la tendencia estructural de aumento de la productividad estadounidense de los últimos 10 años (2.9% anual o más), persistirá por los próximos 10; y ello debido a dos factores: por un lado, prosigue en gran escala el ciclo de rápida innovación tecnológica en materia de procesamiento de la información y telecomunicaciones; por el otro, la aplicación de la tecnología de la información a procesos y sistemas de las empresas estadounidenses se encuentra en su etapa más temprana, con una amplia disparidad en los niveles de eficiencia de las firmas que revela la existencia de un gran potencial aun no explotado.
En la historia del capitalismo, los booms de productividad, una vez alcanzado cierto piso y atravesado una determinada frontera temporal (cinco años o más), adquieren características de largo plazo, según advierte Goldman Sachs, "…y si algo caracteriza el actual boom es que puede tener mayor permanencia que cualquiera que los anteriores episodios, debido a que el precio real de los bienes de equipo y de capital cae rápidamente; y una economía más competitiva por la globalización impone mayor presión sobre las empresas para adoptar innovaciones que incrementen la productividad".
El boom de productividad de los EEUU es el hecho estructural fundamental en los últimos 10 años de la economía que está en la frontera del sistema capitalista global; y es lo que explica, quizás, la paradoja de que, mientras el dólar estadounidense se deprecia sostenidamente (ha disminuido su valor 15% en términos reales desde el 2002), el déficit comercial y de cuenta corriente norteamericano, en vez de disminuir, aumenta, hasta alcanzar 6.5% del PBI en el 2006.
El mayor "desequilibrio" de la economía mundial (déficit comercial y de cuenta corriente de EEUU) tiene así un carácter estructural; es uno de los dos elementos que sustenta y trasciende el actual ciclo de la economía estadounidense, ahora en desaceleración.
El otro es la incorporación de China, India y Asia—Pacífico al mercado mundial, que implica la más gigantesca ampliación del mercado capitalista desde la Revolución Industrial, con una duplicación de la oferta de trabajo y, por lo tanto de la demanda, que en los últimos 10 años pasó de 700 millones de trabajadores a 1400.
El boom de productividad en EEUU, más la ampliación del mercado mundial, crea las condiciones de lo que, en la historia del capitalismo, es una Onda Larga de expansión; esta Onda Larga tiene un carácter estructural, no cíclico; y si la historia sirve como antecedente, suelen durar entre 40 y 60 años; esta sería, por lo tanto, la cuarta en la historia del capitalismo. El mercado mundial de commodities está atado a esta Onda Larga del capitalismo, no al ciclo de la economía estadounidense, hoy en desaceleración, como ocurrió desde la Segunda Guerra Mundial hasta 1990.
Las posibilidades de los países exportadores de commodities, como la Argentina, están vinculadas principalmente a esta Onda Larga del capitalismo, a través del anillo que implica la incorporación de China/Asia—Pacífico al mercado mundial. En estos términos se dibuja en el horizonte su extraordinaria oportunidad histórica.
Publicado en CLARIN RURAL el 19/8/06
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Jorge Castro , 22/08/2006 |
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