Biocombustibles –Una oportunidad histórica

 


“Brasil en el siglo XXI será la primera potencia energética del planeta”, señaló en mayo pasado el presidente Lula. En un país históricamente importador de combustibles, Lula anunció una estrategia de largo plazo orientada a producir biocombustibles, tanto biodiesel como etanol, Brasil se dispone a aprovechar intensivamente sus notables ventajas comparativas en materia de producción agrícola y suelos.
La potencialidad productiva brasileña en materia agropecuaria es probablemente la más elevada del mundo. Brasil tiene 92 millones de hectáreas de tierra fértil todavía sin cultivar. Esta potencialidad se cruza con una tendencia estructural de la época. El incremento del precio del petróleo es un dato que llegó para quedarse. La novedad principal en materia energética no reside en los temores suscitados por el conflicto con Irán o la profundización del conflicto de Medio Oriente. El hecho de fondo está representado por el crecimiento de la demanda mundial, fundamentalmente asiática, que constituye una tendencia estructural y que, como tal, no tiene miras de detenerse. Conviene recordar que la crisis petrolera internacional de 1973, que cuadruplicó en pocos meses el precio del combustible, fue el disparador que generó las condiciones para una formidable reconversión del sistema económico mundial, resultado de una revolución tecnológica que encontró allí la oportunidad para desatar su fuerza incontenible. Este nuevo precio del petróleo, que marca un nuevo piso en su cotización, abre una oportunidad semejante para el desarrollo de las energías alternativas, entre ellas los biocombustibles. Después de Brasil, en lo que se refiere a la potencialidad productiva para el desarrollo de los biocombustibles, está la Argentina, que encuentra aquí una nueva y extraordinaria oportunidad histórica.

Publicado en la revista NOTICIAS el 4/8/06
Jorge Castro , 14/08/2006

 

 

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