Guerra en Medio Oriente
El tiempo se acaba

 


El gobierno israelí estima que, tal como lo ha manifestado el martes de esta semana el Primer Ministro Ehud Olmert al jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa (IDF), General Dan Halutz, el lunes 7 se reunirá el Consejo de Seguridad en Nueva York para decidir un cese al fuego inmediato, que será impuesto a ambos contendientes. El cese del fuego sería puesto en ejecución en un plazo no mayor de dos o tres días.

El tiempo se acaba. El plazo que tiene la IDF para conseguir una decisión en el campo de batalla se acorta dramáticamente. Frente a este horizonte restringido, las Fuerzas de Defensa Israelíes lanzaron esta semana una ofensiva en toda la escala: 5 brigadas atravesaron la frontera internacionalmente reconocida entre el Líbano e Israel, y se dirigen hacia el río Litani, situado a 20 o 30 kilómetros al norte de la Blue Line. Se trata de las brigadas Golani, y Nahal, cuerpos de elites de la IDF; también de la brigada paracaidista, además de dos unidades blindadas completas.
Es probable que una o varias de ellas no se frenen al llegar al Litani, y prosigan más allá, hacia el norte, en tanto las restantes se dirijan al puerto de Tiro, donde está situado el puesto de comando y control de los misiles estratégicos de largo alcance de Hizbollah, que golpean Haifa, y aún más al sur, y que están en condiciones de alcanzar Tel Aviv.

Hizbollah ha sido duramente golpeada, y lo será aún más en las próximas horas y días; pero la organización político-militar chiíta aún mantiene su capacidad combativa. Israel cree que ha destruido más del 70% de los misiles de mediano y largo alcance del arsenal de Hizbollah, al igual que sus plataformas de lanzamiento. Entre ellas, las rampas de los misiles iraníes FAJR-5, con un alcance de 150/200km, uno de los cuales impactó en Afulla, al sur de Haifa y otros tres cayeron sobre Hadera, a 50 kilómetros de Tel Aviv.

La respuesta de Hizbollah a la ofensiva israelí fue un aumento sustancial del promedio de misiles de corto alcance (Katiusha) con los que golpea el norte de Israel, hasta alcanzar los 230 lanzamientos el miércoles 2 de agosto.

Dentro de los 10 kilómetros inmediatos a la frontera, en el sur del Líbano, Hizbollah ha experimentado perdidas significativas en sus fuerzas de combate, entre ellas estarían sus mejores unidades; un núcleo duro de 700 profesionales altamente entrenados y motivados, que constituyen el resorte central de su capacidad operativa y de sus 7000 combatientes.

La IDF ocupó Maroun Al-Ras, y se apresta a hacer lo mismo con Bint Jbail; en ambas localidades fronterizas, Hizbollah optó por enfrentar a los israelíes cara a cara, y asumió una condición operativa convencional alejada de su orientación guerrillera originaria. Un “modus operandi” que no parece sostenible frente a los blindados, la artillería y la fuerza aérea de la IDF.

Allí, en la frontera, Hizbollah intentó modificar operativamente la naturaleza asimétrica del conflicto, y logró, incluso, emboscar a la Brigada Golani en Bint Jbail, ocasionándole 8 muertos y decenas de heridos, un éxito táctico de envergadura, que se revierte ahora ante la ofensiva en gran escala de la IDF.

Esta guerra entre Israel y Hizbollah es de naturaleza asimétrica; se enfrentan en ella una de las fuerzas convencionales más efectivas y tecnológicamente sofisticadas del mundo, la IDF, con una milicia de un grupo político-militar que utiliza sistemáticamente el terror, tras posicionarse en áreas civiles densamente pobladas, desde donde lanza miles de misiles sobre Israel.

“En esta clase de guerras asimétricas es imposible alcanzar una victoria rápida de un día para el otro”, dice Chaim Herzog, el autor de The Arab-Israeli Wars. “No ha ocurrido en ninguna otra guerra asimétrica, y no va a ocurrir tampoco en el Líbano”; y es en esta guerra donde el tiempo se acaba para Israel.

“La guerra no es una polvareda de pequeños acontecimientos, sino acontecimientos singulares, grandes y decisivos, que deben ser tratados individualmente”, dice Raymond Aron en Penser la guerre, Clausewitz.

Esos “acontecimientos grandes y decisivos” son, por un lado, el arribo triunfante de las fuerzas israelíes al río Litani y, probablemente mas allá, y también al puerto de Tiro; y, por el otro, si Hizbollah se decide y con el acuerdo de Irán, y ante la perspectiva de los israelíes en el Litani/Tiro, lanza alguno de los misiles de largo alcance del tercio que le queda sobre Tel Aviv.

El arreglo político-diplomático del conflicto, probablemente dispuesto la semana que viene por el Consejo de Seguridad, que, metafóricamente, se denominará “La Paz”, surgirá en sus términos y condiciones de lo que suceda en el campo de batalla, el ámbito que hoy todo lo decide.

“El acto decisivo de la guerra es la batalla; y en ella la victoria no es la conquista del terreno de combate, sino la destrucción física y moral de la fuerza adversaria”, sostiene Clausewitz.

Luego vendrá el combate de la percepción; los medios y la opinión pública darán su dictamen sobre la victoria y la derrota. Pero lo decisivo en la guerra sigue siendo la batalla.

Publicado en el DIARIO PERFIL el 6/8/06
Jorge Castro , 06/08/2006

 

 

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