Nueva fase de la acumulación capitalista
El boom global chino

 


Entre 1978 y 2005, el producto chino se multiplicó por cinco y su comercio internacional por 70 .
El porcentaje chino de las importaciones mundiales (“global market share”) era menos del 1% en 1978 y en el 2005 fué 7.3%; se estima que será 10% en el 2010. Luego, en ese período, el volumen de las exportaciones chinas ha crecido 17% anual promedio.
China es ya la tercera potencia comercial mundial, detrás de Estados Unidos y la Republica Federal Alemana y, según la OCDE, será la primera en cuatro años: 2010.
El boom exportador chino no surge de vender más los mismos productos a lo largo del tiempo, sino de colocar nuevos y más avanzados.

Así, más de la mitad del incremento del valor de sus exportaciones a partir de 1992 surge de exportar nuevos productos, más avanzados en la cadena de valor y de complejidad tecnológica.

“El conjunto de las exportaciones chinas corresponde a un país que tiene un ingreso per capita de 3 a 6 veces superior al chino”, dice Dani Rodrik (“What so special about China exports”, NBER Working Paper 11947, January 2006).

Lo decisivo de su boom exportador no es cuanto exporta, sino que exporta. El 30% de las exportaciones fueron productos nuevos de alta tecnología en el 2005, sobre todo de la tecnología de la información (IT), de lejos, el sector de más rápido crecimiento.

El 58% del total de las exportaciones chinas es obra de las empresas transnacionales, pero si se toma los “productos nuevos de alta tecnología”, esa participación se eleva al 80 o 90% del total, o más.

Las dos características centrales del boom exportador chino –alta tecnología/transnacionalización- se han acentuado en los últimos dos años. Los bienes industriales de tecnología tradicional (relojes, despertadores, juguetes mecánicos, bicicletas) han disminuido más de 30%, mientras que los de alta tecnología crecieron 260% (notebooks, celulares de última generación, pantallas liquidas).

La transnacionalización ha mutado de naturaleza; ya no se trata de inversión extranjera directa en gran escala, sino del traslado masivo de las empresas transnacionales de alta tecnología a China continental (taiwanesas, coreanas, japonesas y, crecientemente, norteamericanas y europeas).

También en los últimos dos años, las transnacionales han instalado más de 700 laboratorios de alta tecnología en Asia-Pacífico, sobre todo en China e India. Es la única región del mundo emergente en que esta transferencia de alta tecnología está ocurriendo.

Más del 50% del volumen del comercio internacional chino son partes y componentes (“processing trade”). Ese porcentaje era 5.7% en 1981.

El comercio internacional chino, en síntesis, es sólo la mediación de una gigantesca estructura transnacional de producción, de alcance global, la segunda en orden de importancia después de la norteamericana. Pero ambas, china y norteamericana, no son sino los polos de una misma red global de producción.

No hay tres capitalismos –norteamericano, renano y asiático- sino uno solo. Es esta red global de producción, cuyos actores son las 66.000 empresas transnacionales y sus 800.000 afiliadas en el mundo entero. “En el capitalismo, sistema orientado al mercado mundial, en cada época histórica hay siempre un vector fundamental”, dice Marx en los Grundrisse. Ese vector hoy es esta red global de producción, con sus polos chino y norteamericano.

El boom de productividad de EEUU (+3.5 anual desde 2000 en adelante), y el salto exportador chino no son fenómenos chino/norteamericanos, sino modificaciones estructurales e irreversibles que experimenta la oferta productiva global; y lo hace por sus dos extremos al mismo tiempo, y en el mismo y convergente sentido: producción de bienes y servicios de alta tecnología.

Estados Unidos y el boom exportador chino constituyen así, strictu sensu, la nueva dimensión productiva-estructural de la fase actual de la globalización.

Esta nueva dimensión (“el nivel de los tiempos”, en el sentido de Dionisio Ridruejo) es una infraestructura fundamentalmente simbólica (instantánea), autoinducida, cibernética, de alcance global.

“La característica de la globalización es que nadie la controla ni dirige”, dice Manuel Castells.

The Economist Intelligence Unit (EIU) prevé que, en 15 años (2020), la economía global será dos tercios mayor que la actual. China será responsable del 27% de este crecimiento, y se transformará, junto con EEUU, en el mayor consumidor mundial, en términos de paridad de poder de compra (PPC). De acá a entonces, más del 50% del crecimiento de la economía mundial será obra de tres países: EEUU, China y la India.

Participar de la globalización no es hoy sólo vender más productos al exterior; la cuestión es qué productos y con qué componentes tecnológicos. Y esto significa inversión extranjera directa de las empresas transnacionales.

Sin este componente, aún con altas tasas de crecimiento económico, los países ingresan en la forma actualizada de la marginación.

“Hay una sola cosa peor que ser explotado por el capitalismo, y es no ser explotado en absoluto”, decía Joan Robinson.

Publicado en el diario PERFIL el 2/7/2006 Jorge Castro
Jorge Castro , 07/03/2006

 

 

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