Retirada de Gaza y Cisjordania .
La demografía impone el rumbo en Israel .

 


El martes 28 de marzo, Kadima (Adelante), el partido fundado por Ariel Sharon hace cuatro meses, obtuvo la victoria en las elecciones generales de Israel y logró 28 escaños sobre 120; segundo resultó el Partido Laborista de Amir Peretz, con 20 representantes en la Knesset.Es la primera en la historia del Estado, desde la independencia el 14 de mayo de 1948, que una elección general no implica el triunfo de una de las dos corrientes fundamentales del sionismo fundador del Estado, el laborismo, antiguo MAPAI, creado por David Ben Gurion o el Likud, heredero del Herut, continuador del Irgun, la organización militar nacional que enfrentó con las armas el mandato británico.


El Likud, con el liderazgo de Benjamín Netanyahu, obtuvo 12 escaños y se convirtió en la quinta fuerza electoral, tras haber sido la primera cuatro meses atrás. Dijo el primer ministro Ehud Olmert, tras el triunfo del martes 28 y después de homenajear a Ariel Sharon: “esta es una gran victoria sobre aquellos que buscaron un rechazo a la evacuación de Gaza; estoy satisfecho, aunque podríamos haber conseguido más”.

La retirada unilateral dispuesta por el Estado de Israel de la Franja de Gaza en agosto del año pasado, que ocupaban, junto con Cisjordania, desde la Guerra de los Seis Días en 1967, provocó una profunda fractura en el Likud, que concluyó con el abandono de sus filas de Ariel Sharon y 13 integrantes de la Knesset, que fundaron Kadima. Se quebró así el partido hegemónico de Israel desde las elecciones de 1977, en que Menahen Begin, fundador del Irgun, con el respaldo de los más pobres y de las comunidades sefardíes, se impuso por primera vez, desde 1948, al laborismo-MAPAI.

Las elecciones del 28 produjeron el realineamiento de fuerzas más drástico e irreversible del sistema político israelí desde la independencia. Es el resultado de convalidar el giro de 180 grados que realizó en agosto del año pasado el entonces premier Ariel Sharon, cuando impulsó el retiro unilateral de Gaza.

Esta retirada unilateral de Gaza y, en los próximos cuatro años, del 70/80% de Cisjordania, se ha transformado en el nuevo consenso nacional, del que participa el Laborismo, el segundo partido en orden de importancia. La razón de esta decisión estratégica, una de las más importantes en la historia del Estado, no es geográfica sino demográfica.

La tasa de crecimiento de la población judía-israelí no ortodoxa es 1%; la tasa de crecimiento de la comunidad árabe-israelí (16% de los 6.800.000 israelíes) es 3.5%, similar a las más altas de Medio Oriente, a su vez, una de las dos regiones de más elevado crecimiento poblacional del mundo junto con el África Subsahariana. Arabia Saudita crece 3.5% anual; Irak 3.3% y Jordania 2.8%. La población de Gaza (1.400.000 habitantes) tiene el nivel de crecimiento más elevado del mundo (3.9% anual) y la mayor densidad demográfica del planeta.

Los tres principales países de Medio Oriente (75% de la población), tienen tasas relativamente bajas de crecimiento poblacional: Turquía, 68 millones, 1.2% anual; Irán, 68 millones, 1.1% y Egipto, 65 millones, 1,9%. Pero Europa, enfrente, tiene una de las tasas más bajas del mundo: Alemania, 0.4%; Italia 1%; e Israel una tasa semejante a la europea, aunque con agudas diferencias internas. Si la población judía-israelí crece 1% en el año, la ultraortodoxa, que representa el 15% de ella, crece 3.5% anual, casi similar a la de Gaza. A su vez, los árabes-israelíes cristianos crecen a un nivel cercano al judío-israelí: 1.4%.

Con estas tasas, la población árabe de Israel, más la Palestina de Cisjordania y Gaza, superará a la israelí-judía hacia el 2020.

Sin la retirada de Gaza, que tuvo lugar en noviembre del año pasado, más el repliegue del 80% de Cisjordania previsto para los próximos cuatro años, habría en el 2020 en Israel, Gaza y Cisjordania 8.740.000 árabes-palestinos y 6.300.000 judíos. La población judía, luego, ascendería a 42% del total.

Así, la existencia de Israel como entidad judía no está garantizada; al contrario, la tendencia demográfica principal lleva a la imposibilidad de mantener el carácter judío del Estado hebreo (ver Arnold Soffer, “Israel Demography 2000-2020: Danger and Opportunities”, National Security Studies, University of Haifa, 2001.)

Además de esta amenaza estratégica de naturaleza demográfica, Israel enfrenta otro desafío demográfico de raíz económica. Surge de su condición de país desarrollado, uno de los tres centros de la industria de alta tecnología del mundo actual, con un nivel de ingreso per capita de U$S 17.400 anuales, rodeado del subdesarrollo y la explosión demográfica del Medio Oriente.

Hay unos 100.000 palestinos ilegales dentro de Israel. También 10.000, o mas, obreros egipcios clandestinos. Estos trabajadores ganan en Israel entre 7 y 8 veces más que en sus lugares de origen.

La política de retirada unilateral o “desconexión” de Gaza y gran parte de Cisjordania, lanzada por Sharon y continuada por Olmert, que ha sido ratificada en los comicios del 28 de marzo, responde a imperativos de orden estratégico, de raíz demográfica, esencialmente irreversibles.

Publicado en el diario PERFIL el 2/4/2006
Jorge Castro , 04/03/2006

 

 

Inicio Arriba