Crecimiento e irrelevancia en la economía mundial.
Una nueva marginación acecha a América Latina

 


El mundo del 2005 creció 4.5%, tras un excepcional 5.1% en 2004. Son los dos años de mayor crecimiento de la economía mundial en 30 años. Coincide con el hecho de que todas las regiones y países crecen simultáneamente. De los 184 miembros del FMI, sólo tres no crecieron en 2005. África subsahariana, excluida de la globalización las últimas tres décadas, creció casi 5% el año pasado. Esta extraordinaria fase de expansión responde a un doble impulso. Lo central es el auge de la economía norteamericana, que representa la mitad de la demanda mundial. Luego lo decisivo es la irrupción de China en el comercio internacional, convertida hoy en la tercera potencia comercial del mundo, tras Alemania y EEUU.
Las perspectivas de la economía estadounidense surgen de la intensificación provocada por los formidables cambios tecnológicos operados en los últimos 15 años, que fuerzan un constante y estructural incremento de la productividad. Todo indica que EEUU acentuará su impresionante ventaja competitiva, por ser el primero de los grandes países del mundo que ha completado la transición desde la vieja economía industrial a la nueva economía de la información. El resultado de esta mutación histórica es un salto estructural, en lo esencial irreversible, de sus niveles de productividad.

China continúa a ritmo forzado su nueva “larga marcha”, orientada a convertirse en la primera potencia económica mundial hacia el 2040. Pero antes, probablemente en el 2010, la Republica Popular sería la primera potencia comercial del mundo.

La clave de esta nueva fase de la globalización no es el alto y homogéneo nivel de crecimiento mundial, sino la modificación estructural del comercio internacional y su relación con la inversión extranjera directa (IED) de las empresas transnacionales (ETNs). Más de 2/3 del comercio internacional es hoy obra de ETNs, ya sea a través del comercio entre ellas o el que llevan a cabo con sus asociadas y afiliadas.

El comercio internacional, que crece 2 y 3 veces por encima del PBI mundial en los últimos 15 años, es el resultado directo, en relación causa-efecto, de la IED de las ETNs en el mundo entero, y en primer lugar en el emergente, sobre todo China.

La clave estratégica de la globalización en su fase actual norteamericano/china, no es la tasa de crecimiento que alcancen países o regiones, porque esto ocurre prácticamente sin excepciones en un mundo en expansión. Lo decisivo es si tienen capacidad para atraer IED de las transnacionales y, de esa manera, integran las corrientes del comercio internacional. Sin una participación cada vez mayor en el comercio mundial, el posicionamiento de los distintos países tiende a descender y debilitarse. Hay una nueva forma de marginación, aún con altas tasas de crecimiento. Se puede crecer 9% anual y ser cada vez más irrelevante.

América Latina creció 4.2% en el 2005, tras el auge excepcional del 5.8% en 2004, el mejor año de los últimos 30. Todos los países crecieron sin excepción, incluso algunos que atraviesan crisis de desintegración político-estatal (Haití, Ecuador y Bolivia). Sin embargo, la capacidad de Latinoamérica para atraer IED de las transnacionales es cada vez menor y por ello su participación en el comercio internacional disminuye en términos relativos.

La región atrajo 72.000 millones de dólares de IED en 2005, sólo 20% del total de los emergentes. China, sola, recibió en ese año 66.000 millones, y superó la cifra del 2004: 61.000 millones. De esta forma, acumula un stock de IED de 585.000 millones, 50% del PBI.

Lo más grave es la tendencia. La región obtuvo un máximo de 108.600 millones de dólares de IED en 1999, y sólo 72.000 millones en 2005; además, tres de los cinco principales receptores (Brasil, Chile y la Argentina) tuvieron menores niveles de absorción de IED en el 2005 que el año previo. Brasil, la segunda economía después de México, atrajo 15.600 millones de dólares en 2005, y México 17.200 millones. Chile logró 7.100 millones, más del doble que la Argentina (3.200 millones). El año pasado la Argentina fue uno de los tres países de mayor crecimiento en el mundo (9.1%), pero uno de lo que captó menos IED, al punto que dejo atrás sólo a Eslovaquia, Croacia y Chipre.

La participación de la Argentina en el comercio mundial (0.4%) es levemente inferior a la que tenía en 1998, antes de comenzar la gigantesca expansión de los últimos tres años. Su contribución en América Latina es hoy inferior a la que tenía hace 15 años: 7% del total vs 9% entonces.

El flujo de IED que se dirige al mundo emergente lo hace fundamentalmente al Asia, y en primer lugar a China. América Latina pierde posiciones en el nuevo contexto mundial. Asia recibió 44.7% del total de la IED de los emergentes en el 2005 y ha mantenido ese nivel en los últimos 6 años. El porcentaje de China es aún mayor a lo que indican las estadísticas, porque el segundo mayor receptor de IED en Asia es Hong Kong.

América Latina arriesga convertirse, con el mayor nivel de crecimiento de los últimos 30 años, en la periferia de la periferia.

Publicado en el Diario PERFIL el 5/3/06
Jorge Castro , 03/05/2006

 

 

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