Hay varias alternativas para superar la crisis energética argentina
Proyectar el gasoducto Sudamericano implica un pésimo negocio.

 


Argentina necesita de políticas quee alienten la exploración lo que permitiría el autoabastecimiento

Los presidentes de Argentina, Brasil y Venezuela acordaron la construcción de un gasoducto de más de 8.000 kilómetros que pasará por Brasil y llegará hasta la Argentina con un costo de entre 17.000 millones de dólares y 20.000 millones. En marzo se realizará una reunión ministerial para estudiar las formas de negociación para llevar a cabo la faraónica obra.
Mientras que a mediados de año deberán definirse los aspectos técnicos y económicos de la iniciativa, cuya construcción demandará entre cinco y siete años. Los poco más de 100 millones de dólares anuales que Argentina gasta en importar gas no alcanzan para amortizar ni una pequeña parte de esta gigantesca obra que, de poder realizarse, deberá ser afrontado básicamente por Brasil, que invierte más de 1.000 millones de dólares anuales en este rubro.

Es imprescindible que previo a seguir avanzando en el tema se evalúen todas las posibilidades de provisión que tiene nuestro país y se elija la que resulte más conveniente.

Aumentar la producción

Para Argentina existen alternativas mucho más económicas de abastecimiento. La primera es incrementar la producción local. Existe la restricción de tener una estimación de reservas de 13,50 años que no permitiría realizar grandes aumentos de producción. El consumo de gas ha crecido significativamente cuadruplicándose en los últimos 25 años mientras que el horizonte de reservas ha disminuido drásticamente en los últimos 15 reduciéndose desde más de 30 años a 13,50 años.

Reservas de hidrocarburos son las cantidades de petróleo y gas que se estima serán comercialmente recuperables de los reservorios conocidos, bajo las condiciones económicas y técnicas actuales.

Como la estimación actual fue realizada considerando un precio inferior a 80 dólares por mil metros cúbicos es necesario reevaluar las reservas teniendo en cuenta los actuales precios internacionales.

Reservas

La caída de las reservas es consecuencia de la falta de una fuerte actividad sistemática de exploración; en el año 2004 se perforaron solo 29 pozos de exploración, muy lejos de la cifra de 98 pozos de ese carácter realizados en el año 1990. En 21 de estos pozos se encontraron hidrocarburos, 12 petróleo y 9 gas.

En la actualidad Argentina produce más del 95 % del gas que consume y con una mínima fracción de la gigantesca inversión que requiere un gasoducto de 8.000 Km podemos recuperar el autoabastecimiento y cumplir con los contratos de exportación vigentes.

Comprarle más a Bolivia

La segunda alternativa es importar gas de Bolivia, más específicamente del yacimiento Margarita, el mayor yacimiento hidrocarburífero de ese país, ubicado a pocos kilómetros de la frontera Argentina en una de las zonas más ricas de reservas de gas del país andino. El mismo está operado por Repsol YPF y contiene gas con muy pocas impurezas. Actualmente de ese país recibimos el fluido a través de un gasoducto existente que tiene capacidad para incrementar significativamente su caudal.

Otras alternativas

La tercera alternativa es importar gas de los yacimientos San Martín y Cashiriari, en Perú que poseen una de las más importantes reservas de gas natural la región. En febrero de 2000 se adjudicó la licencia para la explotación al consorcio liderado por Pluspetrol Perú Corporation S.A., con la participación de Hunt Oil Company of Peru, SK Corporation y Tecpetrol del Perú S.A.C, empresa que es propiedad del Grupo Techint.

En 2005 se presentó al gobierno chileno un plan para construir un gasoducto de 1.150 kilómetros, entre la localidad peruana de Pisco y 1a chilena Tocopilla, para abastecer con unos 5,5 millones de m3/d a clientes industriales del norte chileno. Precisamente por Tocopilla pasa el gasoducto Norandino que es uno de los que conecta la red de gasoductos Argentina con Chile.

Sobre esta base, Chile montó un plan más ambicioso, buscando importar unos 30 millones de m3 diarios, para abastecer no sólo al norte trasandino, sino también a la Argentina y al centro y sur de nuestro vecino país a través del sistema de gasoductos argentinos a cambio del pago de un peaje razonable.

También se podría importar gas natural licuado (LNG) condensando a líquido y reducido su volumen 600 veces, lo que permite su transporte en embarcaciones marítimas especiales, resultando más económico que un gasoducto en distancias superiores a 4.000 km En el mundo hay operativas 15 terminales de exportación, 43 terminales de importación y 154 buques tanques de LNG.

Se están construyendo 8 terminales y 30 tanqueros. En América del Sur se aprobó recientemente la construcción de la terminal de exportación Camisea II en Perú mientras que se encuentra demorada la terminal propuesta por el consorcio Pacific LNG para exportar gas de Bolivia a EE.UU. Estas alternativas, sobre todo las 3 primeras, son significativamente más económicas que construir un gasoducto de 8.000 Km de longitud que una Argentina con Venezuela.

Publicado en EL TRIBUNO de Salta el 12/2/2006
Alejandro Albanese , 02/12/2006

 

 

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