Los mercados no creen que el déficit norteamericano sea insustentable.

 


El déficit comercial de los EEUU ascendió a U$S 726 billones en el 2005. En ese periodo, las importaciones fueron casi 60% mayores que las exportaciones, a pesar de que estas últimas continúan creciendo. En diciembre del 2005, las exportaciones norteamericanas crecieron 2.1%, mientras que las importaciones sólo 1.9%. En estas condiciones, el déficit comercial totalizó 5.8% del PBI y, si se le suma el ingreso de flujo de capitales (déficit de cuenta corriente), aumenta al 6.5% del ingreso nacional.
A pesar del auge del déficit comercial y de cuenta corriente, el valor del dólar continúa aumentando. En 2005, el dólar estadounidense se apreció 3.5%, comparado con las monedas de sus principales competidores comerciales. La estimación generalizada es que, en 2006, el déficit comercial ascenderá a 810 billones de dólares o más.
En la semana en que se conoció la cifra record de la brecha comercial estadounidense, el Tesoro volvió a colocar bonos a 30 años por un total de 14.000 millones de dólares; y pagó por ellos sólo 4.3% anual, debido a la extraordinaria demanda extranjera (la oferta fue 2 veces y media superior a lo licitado). Esta es la tasa más baja en la historia de este tipo de títulos. Toda la serie de los Treasuries cayó análogamente. La tasa de títulos a 10 años bajó 4 puntos y cerró a 4.5% anual; la de 20 años, con una baja de 2 puntos, se ubicó en 4.65%.

En suma, la brecha comercial norteamericana crece, el dólar se aprecia y la tasa de los títulos del Tesoro a largo plazo son las más bajas de la historia del país. Tras esta paradoja, núcleo y clave de la nueva fase de la globalización, están en juego fuerzas mundiales vinculadas, fundamentalmente, con la magnitud y orientación de los flujos globales de capital. En los últimos 20 años, hubo una caída generalizada de la inflación en la economía mundial que, en términos estrictos, implica prácticamente su desaparición como fenómeno económico. Esta tendencia global adquiere en los EEUU característica de estabilidad de precios, situación que los mercados de futuro estiman que perdurará 20 o 30 años.

El boom de productividad de los EEUU de la última década es la más importante de las fuerzas globales que transforman las condiciones estructurales del proceso de globalización. En ese periodo (1995-2005), la productividad estadounidense creció 3.1% anual; es la primera vez en 25 años en que excede el 3% anual por un periodo de más de 8 años. El dato central respecto a este fenómeno de la época es que no se ha generalizado a las otras economías avanzadas, que, por el contrario, en el mismo periodo, han visto su productividad.

El boom de productividad sigue siendo un suceso histórico excepcional, característico y exclusivo, hasta ahora, de los Estados Unidos. Este boom sustenta la expansión norteamericana de los últimos 10 años, y ésta impulsa y fortalece la actividad económica global.

El rasgo central de esta nueva fase de la globalización es un crecimiento sustancial, cualitativamente superior al anterior, del gasto en la inversión privada, en EEUU y en el mundo.

La incorporación de China, India y el resto de los países asiáticos a la economía mundial implica el comienzo de una etapa histórica de alto crecimiento de la tasa de inversión. Esto se debe a que las empresas transnacionales se movilizan globalmente para obtener altas tasas de retorno, que logran al agregar capital a una fuerza de trabajo que se ha duplicado, con salarios que son la décima parte de los del mundo avanzado. Con ello, obtienen tasas de retorno significativamente superiores a las de sus países de origen.

Por eso es que la opinión mayoritaria en el mundo académico sobre la insustentabilidad del déficit de cuenta corriente estadounidense, no está acompañada por los mercados financieros internacionales. Estos, curiosamente, no reclaman tasas de riesgo mayores como muestra de preocupación por la insustentabilidiad de esta tendencia. La pregunta que cabría formular es por qué, si estos desequilibrios son insustentables, no aumenta la prima de riesgo. Al contrario, está cayendo, sobre todo en el largo plazo (10/20/30 años).

En síntesis, en los últimos 15 años ha emergido un nuevo sistema global, cuyo eje son los Estados Unidos; y la característica primordial de la economía norteamericana es que posee un nivel de productividad cuantitativa y cualitativamente superior al del conjunto. El resultado de esta diferencia, es que EEUU atrae el flujo central de capitales del mundo entero, lo que provoca, en una relación causa-efecto, un déficit comercial y de cuenta corriente de 800 billones de dólares (6.5% del PBI).

Por eso es que el actual sistema mundial capitalista constituye ante todo una gigantesca área unificada del dólar, con un mundo divido por mitades casi iguales, entre “el déficit comercial y de cuenta corriente de EEUU”, por un lado, y el “superávit comercial y de cuenta corriente del planeta entero”, por el otro.

Este parece ser, eventualmente, el mecanismo y la lógica de funcionamiento de la actual economía global.

Publicado en El CRONISTA el 17/2/06
Jorge Castro , 20/02/2006

 

 

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