ELECCIONES EN CHILE -
LA CLAVE ES LA CRISIS DE LA DC

 


Las elecciones del 15 de diciembre en Chile mostraron un triunfo notable de la Concertación Democrática (PS, DC, PPD, PRSD) en las elecciones legislativas. La Concertación obtuvo el 51,7% y, por primera vez en 16 años de transición democrática, supera a la oposición tanto en el Senado (20 a 17) como en la Cámara de Diputados (66 a 54).
Sin embargo, también por primera vez desde 1990, el candidato presidencial de la Concertación obtuvo menos votos que la coalición oficialista. Michele Bachelet logró 45.7%, 6 puntos menos que en las legislativas. Por último, también por primera vez, las fuerzas de derecha sumaron mayor cantidad de votos que la abanderada de la Concertación (45.76% vs 48.6% obtenidos por Sebastián Piñera y Joaquín Lavín).

Esto ocurrió mientras Chile experimenta una etapa de alto crecimiento económico (5.6%) y Ricardo Lagos tiene el más alto nivel de respaldo de un presidente de la transición al terminar su mandato (más del 70%).

Atrás de este doble hecho, hay un acontecimiento político crucial: el descalabro electoral de la Democracia Cristiana (DC). La fuerza política que ha dado dos de los tres presidentes de la Concertación (Aylwin y Frei Ruiz-Tagle), perdió 6 bancas de las 12 que tenía en el Senado y redujo a 21 los 24 escaños que tenía en Diputados previamente. El 15 de diciembre fueron las fuerzas de izquierda de la Concertación (PS-PPD-PRSD) las que crecieron notablemente. En el Senado, el Polo Progresista tiene ahora 14 senadores; y en Diputados, el PP dobló la cifra de la DC, y ahora tiene 42 bancas, 4 más de las que tenia anteriormente. Por último, figuras fundamentales de la DC fueron derrotadas: Andrés Zaldivar en Santiago, presidente de la DC, y Carmen Frei Ruiz-Tagle, en Valparaíso, perdieron sus senadurías.

El descalabro de la DC tuvo como correlato, en síntesis, un avance de la izquierda de la Concertación, con un fortalecimiento notable del PS, que pasó de 5 a 8 senadores y de 12 a 15 diputados.

La crisis de la DC es la crisis del centro político en Chile; es un proceso largo, de casi una década, pero que el 15 de diciembre experimentó una modificación cualitativa.

Este cuadro de situación es lo que abre la posibilidad de un triunfo de Sebastián Piñera en el ballotage del 15 de enero. Es la virtualidad que surge de las elecciones del 15 de diciembre.

El Congreso chileno aprobó en agosto de 1972 por una amplia mayoría, que incluía en primer lugar a la DC, una moción que declaraba “inconstitucional” el gobierno de Salvador Allende. Fue la expresión de un agudo proceso de polarización ideológica que llevó a un extremo la “competencia centrífuga” característica del sistema de partidos chileno en el periodo 1970-1973. Según Arturo Valenzuela, en su obra clásica El Quiebre de la Democracia en Chile (1978), el debilitamiento del centro, fundamentalmente de la DC, el clima crecientemente ideologizado, sumado al choque frontal entre el presidente Allende y el Congreso, todo ello en un contexto de movilización generalizada de la sociedad; provocaron en 1973 “la crisis política más grande de la historia chilena”. En esta crisis, la intervención militar fue el aspecto más trágico y definitivo, pero nada mas que uno.

Lo que sucedió en Chile el 15/12 tiene un antecedente en 1999. Entonces se produjo un punto de inflexión en la historia de la transición chilena. Ocurrió un auge extraordinario de la competencia política, de naturaleza distinta a la de etapas previas de la transición. Hasta entonces, la Concertación tuvo un respaldo ampliamente mayoritario, que se mantuvo hasta el final del mandato de Eduardo Frei Ruiz-Tagle. Pero, en las presidenciales de diciembre de 1999, en que se enfrentaron Ricardo Lagos (PS/PPD) y Joaquín Lavín (UDI), se disputó cada voto palmo a palmo, hasta concluir con un empate en la primera vuelta (48% a 47.5%); esto obligó, por primera vez, a habilitar la segunda ronda prevista en la Constitución del 88; Lagos obtuvo en ella 51.3% frente al 48.7% de Lavín.

La historia de la democracia chilena indica que la existencia de un centro político (Partido Liberal primero, luego el Radicalismo, finalmente la DC), es lo que torna viable la existencia de su sistema multipartidario. También muestra que, cuando el centro se debilita o desaparece, el sistema tiende a la polarización, y se acentúa el carácter ideológico de la pugna política, lo que socava las bases del compromiso democrático, muchas veces con sorprendente rapidez.

Voceros de la Concertación sostienen que un triunfo de Piñera desataría una “crisis de gobernabilidad”, por el enfrentamiento entre el Presidente y un Congreso dominado por la coalición oficial. La experiencia histórica chilena indica que las “crisis de gobernabilidad”, surgen como polarización extrema de carácter ideológico, que quiebra las bases del compromiso político; y eso sucede no por el enfrentamiento entre el Congreso y el Presidente, sino entre extremos polarizados que discuten valores.

Todo en Chile cambia, dentro de una permanencia.

Artículo Publicado en PERFIL el 18/12/05
Jorge Castro , 20/12/2005

 

 

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