LULA DEPENDE DE PALOCCI

 


La continuidad del Ministro de Hacienda Antonio Palocci enfrenta un momento decisivo. El ideólogo y ejecutor de la política económica brasileña enfrentó esta semana el fuego cruzado de sus opositores externos e internos en la audiencia del Senado de Brasilia.
Si este es un momento crucial para Palocci, es mucho más decisivo aún para el gobierno de Lula, debido al papel central que ocupa su Ministro de Hacienda en la debilitada base de poder político del presidente brasileño, tras la crisis desatada en los últimos 5 meses con motivo de la denuncia/confesión del diputado Roberto Jefferson, integrante de la coalición oficialista en el Congreso.
Todo esto cuando falta más de un año para la terminación del mandato de Luis Ignacio Lula da Silva.
Cuando Palocci asumió como Ministro de Hacienda en enero del 2003, la inflación era del 12% y llegó en los primeros meses de ese año al 17%, con un calculo anualizado que trepaba al 40%.
Asimismo, la deuda pública interna llegaba entonces a 800 billones de reales que, con una tasa de cambio de 3.05 reales por dólar, representaba 228 billones de dólares.
Esto ocurría mientras tenía lugar en gran escala la fuga de capitales del mercado brasileño; e imperaba en el país y en el mundo una honda crisis de confianza sobre la capacidad del gobierno del Partido de los Trabajadores (PT) para conducir la economía brasileña y mantener su estabilidad.
La inflación será este año del 5.5%, levemente por encima de la meta oficial de 5.1%, mientras que la tasa de crecimiento superará el 3%, con un superávit fiscal primario de 4.25% del PBI.

A casi tres años de asumir el gobierno de Lula, el superávit comercial ascenderá a 41.000 millones de dólares. Significa que, en los últimos tres años (2003-2005), el saldo comercial favorable de Brasil es de más de 100 billones de dólares. Es el resultado de exportaciones superiores a los 100.000 millones de dólares en el 2004, lo que implica que se han duplicado en sólo 5 años.
En enero del 2003, la deuda pública brasileña, la mayor del mundo emergente, era casi el 60% del PBI; en la actualidad se ha reducido al 52%. La deuda externa ascendía a 240.000 millones de dólares en el 2002; y al concluir el 2005 caerá a unos 185.000 millones de dólares.

Mientras que la inflación este año será 5.5%, en el 2006 se prevé un nivel de 3.5%. La tasa de interés nominal (SELIC) es 19% anual, una de las más altas del mundo contemporáneo, pero, en términos reales, asciende a 8.5%, con tendencia declinante.

Los logros de Palocci son destacables. Esto no significa que la economía este “blindada” respecto a la crisis política de los últimos cinco meses. En este período hay un menor crecimiento económico y una disminución de la inversión. Ocurre que el eje de los logros económicos de estos tres años es la restauración de la credibilidad, lo que significa, fundamentalmente, la tarea de Palocci, respaldada por Lula.

Tres son los componentes centrales del sistema de poder de Lula. En primer lugar, su legitimidad plebiscitaria. Lula triunfó en las elecciones del 2002 con el 54% de los votos. Más de 52 millones de brasileños lo respaldaron. El segundo componente es la coalición mayoritaria que logró establecer el PT en el congreso de Brasilia, a partir del liderazgo del entonces ministro de la Casa Civil, Jose Dirceu. Esa coalición, y con ella el control del resorte básico del poder en Brasil (el Congreso), estalló en los últimos cinco meses, tras quedar al descubierto su mecanismo de financiamiento a partir de la renuncia/confesión del ex diputado Roberto Jefferson. El tercer componente es la credibilidad de Palocci y su política, que continua y profundiza las líneas fundamentales del programa desarrollado por Fernando Henrique Cardoso en ocho años de gobierno.

La caída de Palocci sólo dejaría en pie la legitimidad plebiscitaria del presidente. No parece suficiente para controlar los acontecimientos en el año que falta para las elecciones generales del 2006.

Los éxitos del gobierno de Lula y de la gestión de Palocci se ubican dentro de un contexto histórico que es el estancamiento de la economía brasileña en los últimos 25 años.

El crecimiento del PBI per capita en Brasil fue 4.39% anual promedio entre 1950 y 1980, una de las tasas más elevadas del mundo. Pero entre 1980 y el 2004, fue 0.4% anual. Es una caída de más del 90% en cincuenta años. En las primeras siete décadas del siglo XX, Brasil fue uno de los países de más alto nivel de crecimiento económico. En los últimos 25 años, es uno de los de menor crecimiento. Entre 1980 y el 2001, la tasa de aumento del PBI fue 2.06% anual. Pero, en ese periodo, el gasto publico aumentó un promedio de 4.49% anual y la recaudación tributaria se incrementó 3.9% anual. Creció el Estado y su presión sobre la sociedad, mientras la economía se encogía.

Brasil es uno de los países más cerrados del mundo, aún después de la apertura de la década del 90. La participación del comercio internacional en el producto es 22%. En China, el espejo en que se proyecta la imagen del Brasil posible y hasta ahora nunca logrado, es 75%.

Los éxitos de Palocci no han modificado la tendencia de fondo del Brasil contemporáneo.

La clave del éxito chino está en su sistema político. La razón de la frustración brasileña también.

Publicado en Perfil 18 de noviembre 2005.
Jorge Castro , 05/11/2022

 

 

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