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El fuego y la furia no son accidentales en Francia |
En doce días, más de 6000 vehículos fueron incendiados en 300 ciudades francesas, a pesar del despliegue de 10.200 policías y gendarmes en todo el país. Seis días después del comienzo de los disturbios, el Secretario General del Sindicato Policial de Francia le envió una carta publica al Ministro del Interior, Nicolás Sarkozy, en nombre de sus 10.200 colegas: "una guerra civil se está desplegando en Cliché Sous-Bois (suburbio de Paris) y en toda Francia. No podemos manejar este desafío más tiempo. Sólo el ejército, entrenado y equipado para este tipo de misión, puede intervenir para estabilizar la situación."
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"La crisis no es un rayo en un día de verano, sino el resultado del mal tiempo persistente", dice Thomas Hobbes.
En los 15 años previos a estos doce días de fuego e insurrección, una ola de criminalidad se desató en las grandes y medianas ciudades francesas. Según la división de inteligencia de la Policía ("Renseignements Generaux"), 70.000 crímenes violentos tuvieron lugar desde comienzos de este año en los centros urbanos de Francia. Incluyen el incendio de más de 28.000 automotores y de 17.500 camiones recolectores de basura. Según el Ministerio del Interior, en los nueve primeros meses del año 2005, unos 9000 móviles policiales fueron atacados por grupos juveniles en la "Banliu" parisiense y en el resto de Francia. Amplias zonas de los suburbios de París escaparon del control del Estado en los últimos tres lustros. En un informe sociológico requerido por el Ministerio del Interior, se dijo en 1998: "los policías que trabajan en estos difíciles vecindarios se sienten y son vistos como fuerzas de ocupación en territorio enemigo".
El producto bruto francés creció 2.1% entre el 2000 y el 2003, pero cayó a menos de 1.5% este año; y se estima un crecimiento aún menor en el 2006. En todo este periodo, la tasa de desocupación permanece tercamente alta, con un nivel promedio del 10% de la población económicamente activa (PEA). El rasgo característico del desempleo francés no es, sin embargo, su alto nivel actual, sino el hecho de que nunca ha estado por abajo del 8% en los últimos 20 años; y esto, inclusive, en el momento de auge del ciclo expansivo de finales de la década del 90. Lo notable es que la productividad del trabajo es alta en Francia. Incluso es probable que, en el sector industrial exportador, se acerque al promedio norteamericano. Esta paradoja de alto nivel de productividad/alta tasa de desocupación es el resultado de que el mercado laboral expulsa a los trabajadores escasamente calificados, a los que empuja al rincón excluyente de la desocupación.
Pero la tasa promedio de desocupación no es suficientemente reveladora: si en el conjunto del país es 9.8% de la PEA, entre los inmigrantes, que según el censo de 1999 son 4.310.000, el nivel efectivo de desempleo es 17.4%, según cifras del 2004. La situación es aún más grave entre los jóvenes franceses o inmigrantes de 19 a 29 años; allí la tasa de paro es 20, 30 o 40%. Entre los jóvenes franceses nacidos y criados en Francia de padres magrebies la tasa es más del 40%.
El hecho es que la desocupación en Francia, en vez de disminuir, aumenta. Era 8.3% en el 2001, y llegó al 10.1% en enero de este año. Significa que está ampliamente por encima de la tasa europea, previa a la ampliación de mayo del 2004, que fue de 8.1%. Es también el doble que la británica, que asciende a 4.8%.
El crecimiento económico en Francia es estructuralmente pobre en creación de empleo. Todos los sectores trabajo intensivos se han tornado altamente automatizados, y los trabajos que todavía persisten son temporarios. Las estadísticas oficiales indican que, un tercio o más de los empleos que se crearán en el 2005 y años sucesivos, son temporarios y de corto plazo. Esto significa que el sistema laboral galo es cada vez más flexible, sólo que al mismo tiempo crecientemente dualista.
La economía francesa es excepcionalmente diversificada. Las exportaciones representan el 27% del PBI, y tres cuartos del total de las exportaciones de bienes y servicios son productos manufacturados. El sector de servicios es uno de los más amplios de Europa y del G-8, con una participación en el producto bruto del 72% del total. La agricultura y la agroindustria emplean 5% de la fuerza de trabajo y contribuyen con poco más del 3% del PBI.
La economía francesa es profundamente proteccionista y regulada. Pero no ocurre lo mismo, sino todo lo contrario, con sus grandes empresas industriales y de servicios, que son protagonistas de primera línea del proceso de globalización de la economía mundial. Francia es la quinta economía del mundo, y también la quinta exportadora mundial. El año pasado exportó 450 billones de euros de mercancías, que son 560.000 millones de dólares. Su sector privado es protagonista de primera línea del comercio internacional (World Class) en rubros como automotores (Renault, Peugeot, Citroen), cosméticos (L´Oreal), petróleo (Total).
Lo asombroso no son estos doce días de fuego y violencia en más de 300 ciudades francesas. Lo notable es que sólo haya ocurrido ahora, y con relativa baja intensidad.
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Jorge Castro , 14/11/2005 |
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