Greenspan acertó en lo esencial .

 


Alan Greenspan, presidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos, advierte en septiembre de 1993, mientras examina las estadísticas económicas norteamericanas, una anomalía que se repite en los últimos meses.
Los informes sobre la actividad industrial (Current Industrial Reports, Manufacturs´ Shipments, Inventories, and Orders) indican que las nuevas ordenes de producción caen 2.1% en julio de ese año, en el mismo momento en que se manifiesta un extraordinario crecimiento de dos grandes números: las ventas de equipos de computación aumentan 21.6%, en tanto que las de equipos de comunicaciones y telecomunicaciones tienen un auge de 19.8%. Eso significa que en todo EEUU tenía lugar una gigantesca inversión de miles de millones de dólares en equipos de alta tecnología; y esto sucedía en el segundo año de expansión de la economía norteamericana, que ya estaba en pleno auge a partir de 1991.

En suma, tenía lugar un boom de inversión en el segundo año del ciclo expansivo, tras la leve y breve recesión de 1991, que le costó la reelección al presidente George Bush padre. Greenspan sabe que el auge de la inversión siempre tiene lugar al comienzo de una fase expansiva, pero no dos años después, cuando necesariamente comienza a decaer.

Mientras esa ola de inversión en alta tecnología tenía lugar, la productividad en vez de aumentar, disminuía. Las estadísticas del Departamento de Trabajo mostraban que la productividad -el aumento del producto por unidad horaria de trabajo-, retrocedía 1% en el segundo trimestre de 1993, una caída similar a la del primer trimestre de ese año. La inversión en alta tecnología, en síntesis, aumentaba, el producto crecía, la desocupación se desplomaba, pero había menos productividad. En algún lado, sospecha Greenspan, había un error, faltaba un dato central.

El Presidente de la Reserva Federal sospecha que ese dato eran los inventarios de las empresas estadounidenses que disminuían persistente y significativamente, acercándose a la frontera de la venta en tiempo real (just in time). En suma, se producía en EEUU un salto cualitativo, de calidad, que tenia lugar en la forma de producir, distribuir y vender; y que era el resultado de un fenomenal boom de inversión en bienes de equipo y de capital de alta tecnología. Aproximadamente el 40% del total de la inversión de las empresas estadounidenses se realizaba en el sector de la alta tecnología o “nueva economía de la información”, que representaba menos del 10% del PBI. Dos años después de este descubrimiento de Greenspan, la tasa de incremento de la productividad de EEUU se duplicaba: había permanecido estancada más de 20 años, desde 1973 (primer shock petrolero) a 1995, con una tasa de incremento anual promedio de poco más de 1% (1.4%). Y de pronto estallaba.

El presidente Bill Clinton, al nombrar a Greenspan para un nuevo mandato como titular de la Reserva Federal el 4 de enero del 2000, dijo: “Alan Greenspan fue uno de los primeros economistas en reconocer el poder y el impacto de las nuevas tecnologías en la nueva economía de la información; en advertir como habían cambiado todas la reglas y todas las posibilidades. De hecho, su devoción a las nuevas tecnologías ha sido tan significativa que he estado pensando llamarlo públicamente Alan.com.” Por eso, Greenspan mantuvo bajas las tasas de interés en la década del 90, mientras la economía crecía a la tasa más alta y durante el periodo más prolongado desde 1854; y así la desocupación cayó a 3.9%, mientras la inflación virtualmente desaparecía.

El sucesor de Alan Greenspan es Ben S. Bernanke, actual jefe de asesores de George Bush. Bernanke ha establecido el carácter estructural, de orden global, que tiene el déficit de cuenta corriente de EEUU, que asciende al 6% del PBI. Bernanke señala que el déficit de cuenta (635 billones de dólares en el 2004), no responde a causas internas (baja tasa de ahorro doméstico) sino a la magnitud y a la dirección de los flujos globales de capital que se orientan en la búsqueda de la más alta tasa de crecimiento y el mayor nivel de productividad.

EEUU importó en el 2004 bienes y servicios por 1.76 billones de dólares, y exportó sólo 1.15 billones, una diferencia de casi 50% (igual a 618 billones de dólares).

El déficit fiscal norteamericano fue superior a los 400 billones de dólares en el 2004. No parece ser esta la causa principal de su gigantesco déficit de cuenta corriente. Este último creció más de 300 billones de dólares entre 1996 y el 2000, cuando EEUU tenia un altísimo superávit fiscal de casi 4% del PBI. También Japón y Alemania tienen un amplio superávit de cuenta corriente, mientras despliegan un déficit fiscal de tamaño similar, como porcentaje del PBI, al de EEUU. En síntesis, no es el déficit fiscal la causa primordial del déficit de cuenta corriente estadounidense. La razón es otra, sostiene Bernanke: ha emergido en el mundo en los últimos 10 años un “global saving glut”, una superabundancia de ahorro mundiales.

Este gigantesco flujo de capitales que financia el déficit de EEUU surge fundamentalmente del mundo en desarrollo, en primer lugar del Asia-Pacífico. Los países emergentes han tenido, en total, un superávit de cuenta corriente que ascendió, entre 1996 y el 2003, a 293 billones de dólares; sólo en el 2004 su superávit aumentó en 60 billones; y es así como casi el 72% del déficit norteamericano es financiado por el mundo en desarrollo, en primer lugar, el Asia-Pacífico. En orden de importancia, Japón, China, Corea del Sur y Taiwán.

Greenspan comprendió el fenómeno central de la economía norteamericana en la década del 90, a pesar de las estadísticas y en contra de ellas. Era el salto estructural de productividad que adelantaba la conversión de los EEUU en la primera economía de la información del mundo actual.

Bernanke advierte que el principal “desequilibrio” de la economía estadounidense, un déficit de cuenta corriente de 6% del producto, no revela una debilidad interna, sino la nueva estructura del sistema financiero internacional. Es el salto de productividad norteamericana el que atrae los capitales del mundo entero, no el carácter exiguo de su ahorro doméstico.

En el mundo de hoy lo único que cuenta, es acertar sobre lo esencial

Referencias: “Understanding the Greenspan Standard”, por Alan S. Blinder and Ricardo Reis, Trabajo presentado en el Simposio The Greenspan Era: Lessons for the Future, organisado por la Reserva Federal de Kansas, Agosto 27, 2005.

Ben S. Bernanke, “The Global Saving Glut and the US Current Account Déficit”, Trabajo presentado en la Asociación de Economistas de Virginia, Abril 14, 2005.

Bob Woodward, Maestro: Greenspan´s Fed and the American Boom (New York: Simon & Schuster, 2000).
Jorge Castro , 05/10/1931

 

 

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