China acelera la privatización de las empresas estatales y la transnacionalización de su banca .

 


China resolvió privatizar sus 42 principales empresas estatales colocando en el mercado bursátil la totalidad de sus acciones convertidas en negociables. Es una operación que se estima ascenderá a 200.000 millones de dólares, una de las más grandes en la historia de los mercados bursátiles del mundo entero.
Hasta ahora, estas empresas estatales cotizaban en las dos grandes bolsas con que cuenta el país (Shenzhen y Shanghai), pero sólo podían hacerlo por acciones que representan un tercio de su capital. Los otros dos tercios eran considerados títulos no negociables que quedaban en manos del Estado; ahora, en adelante, el 100% de las acciones pasarán a manos de accionistas privados.

Al mismo tiempo, el gobierno de Beijing aceleró la reforma del sistema de bancos estatales. Anunció que los cuatros principales bancos del Estado (Banco de China, Banco de la Construcción, Banco Agrícola de China y el Banco Industrial y Comercial de China), que, en conjunto, tienen el 67% del total de los activos financieros del país, cotizarán en adelante en el extranjero, es decir, en las bolsas de Hong Kong, Franckfurt y Wall Street.

Además, el principal banco estatal del país, el Banco de China, anunció que ha contratado un experto estadounidense, perteneciente, hasta ahora, al mayor banco del mundo con capitales de los Estados Unidos y Gran Bretaña (HSBC), como gerente de crédito y responsable de todas las operaciones crediticias de riesgo nacional e internacional. En suma, el gobierno de la República Popular entrega el control cuantitativo y cualitativo de los activos financieros de su principal banco a una figura central del management internacional la gran banca transnacional estadounidense/europea.

En el mismo sentido, el Banco de China anunció el lanzamiento de un proceso mundial de contratación de 12 directores y subdirectores administrativos de los departamentos de la casa matriz, 2 directores de filiales de primera categoría dentro del país y otros 11 cargos especializados, un total de 25 puestos gerenciales de importancia estratégica. La presunción es que estos managers estratégicos serán fundamentalmente integrantes de la alta gerencia de la banca norteamericana y londinense.

Todo esto ocurre mientras el Bank of America Corp., anuncia la compra del 9% del total de las acciones del Banco de la Construcción de China por una suma de 2500 millones de dólares; hasta la fecha, esta es la mayor inversión realizada por una entidad extranjera en el sistema bancario estatal chino.

En diciembre del 2006 concluye el período de transición para abrir en forma irrestricta el mercado financiero chino, de acuerdo a lo pactado al ingresar la Republica Popular a la OMC en diciembre del 2001. A fines del 2006, la totalidad del sistema financiero estará abierto a la banca extranjera. Este es el plazo, también, para completar la reforma integral de la banca estatal. Esa reforma tiene tres pasos fundamentales. Primero, la instauración de un directorio independiente, con integrantes extranjeros representantes de la banca trasnacional asociada. Segundo, el control cualitativo y cuantitativo de la totalidad de los activos de los bancos, en especial, los créditos de mediano y largo plazo, por parte de gerentes extranjeros de nivel internacional. Tercero, este año, los dos principales bancos del país, el Banco de China y el Banco de la Construcción, comienzan a aplicar normas universales para el otorgamiento de créditos, esto es, estándares internacionales de rentabilidad, cobrabilidad y riesgo.

También se prevé que, al finalizar el 2006, y concluir el periodo de transición pactado con la OMC, el 80% de la banca estatal completará el requerimiento de un encaje mínimo de un 8% del total de los activos, que es el porcentaje establecido por el Acuerdo de Basilea.

China, en síntesis, en el problema decisivo de la reforma del sistema bancario estatal pone en ejecución, en forma monográfica, la estrategia fundamental de reformas que ha caracterizado el vuelco sistemático de la economía del país al capitalismo en los últimos 25 años. Esa estrategia se despliega en tres pasos. El primero es el carácter exploratorio y tentativo de toda iniciativa, tanto en términos de actividad como regionales. El segundo, es la radicalidad y claridad de las soluciones adoptadas a través de la transnacionalización, la globalización y la alianza con las empresas transnacionales. El tercero, el carácter ofensivo de la estrategia, que consiste en identificar los problemas y, una vez hecho, confrontarlos radicalmente.

Esta estrategia de reformas no tiene un carácter meramente “pragmático”. Surge de una visión global y de un diagnostico de la época. La característica principal, de una y otra, es la idea de que el juicio histórico para determinar el carácter progresivo o retardatario de una política consiste en si la misma amplia o frena el “crecimiento de las fuerzas productivas”, sustentadas en el aumento sistemático de la productividad. Una política económica que amplia o profundiza el crecimiento de las fuerzas productivas y aumenta la productividad es la que responde al momento histórico y satisface su necesidad.

La conducción política china constata que el núcleo de la economía mundial en esta etapa histórica de desarrollo capitalista es el fenómeno de la globalización. El juicio hecho por la conducción del partido y del Estado frente a la crisis del sudeste asiático de junio/agosto de 1997, fue que mostraba el carácter irreversible del proceso de globalización, revelado en que la crisis financiera regional desató una crisis sistémica de orden global. El siguiente paso fue acelerar el ingreso en la OMC y, en la negociación de esta incorporación, asumir compromisos de apertura de la economía, desregulación, transnacionalización y búsqueda sistemática de la inversión extranjera que iban por encima, incluso, de los requerimientos de la propia comunidad internacional.

Se podría afirmar, en síntesis, y sin espíritu peyorativo, sino descriptivo, que la estrategia de reformas china consiste en “huir hacia delante” de manera sistemática y deliberada, explorando, experimentando, resolviendo, radicalizando, siempre en un sentido de mayor globalización, mayor transnacionalización, y creciente vinculación del país, su economía y sus distintos subsistemas, con el sistema mundial.

En China no hay “pragmatismo”, sino visión estratégica.

Artículo Publicado en El Cronista el 7/7/05
Jorge Castro , 07/07/2005

 

 

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