El Nuevo Papa y la Era de los Valores,

 


La elección de Benedicto XVI como nuevo papa marca el comienzo de una nueva era signada por el debate y el conflicto político en torno a valores de corte cultural y moral, en el contexto de un proceso de aceleración de la globalizacion económica mundial.
Junto con la reelección de George Bush en los Estados Unidos, la llegada al papado del Cardenal Ratzinger parece indicar un giro ideológico de signo conservador en el Occidente atlántico. Un giro que en términos políticos parece estar caracterizado fundamentalmente por la introducción de la discusión sobre los valores trascendentes en la vida política y cultural.

Esta tendencia también puede observarse en otros países occidentales. En la políticamente correcta Holanda, el asesinato del director de cine Teo Van Gogh el año pasado ha puesto en crisis la practica misma de uno de los ejes del relativismo cultural occidental moderno: el multiculturalismo. Liderado por una mujer diputado de origen somali, el sistema político se ha visto surcado por una ola que reclama la asimilación de los inmigrantes a los valores democráticos e culturales de la sociedad holandesa. En la Inglaterra de Tony Blair, el tema eje de las elecciones de mayo próximo es la inmigración; el debate gira en torno a la cuestión de fondo de como integrar lo foráneo a la cultura inglesa. Incluso en Francia, el problema de la identidad cultural resurge de la mano del crecimiento de un importante sector de la comunidad islámica que se niega a aceptar y participar de la vida social y política nacional. Rasgos de esta tendencia de fondo pueden también apreciarse en Alemania, donde el reciente debate sobre el régimen totalitario nazi parece marcar la aparición, por primera vez desde la posguerra, de la discusión sobre la identidad cultural alemana. En España, el debate en torno del aborto, el casamiento homosexual y el rol de la Iglesia han puesto a los valores en el centro del debate político.

Mas allá de occidente, la aparición del fenómeno de un terrorismo global que rechaza los valores de Occidente y busca reivindicar a través de la violencia algunos los valores de la religión islámica parece aportar un tinte ominoso a esta tendencia de fondo global.

Es en este marco que es crucial entender cuales son los ejes del pensamiento del ex-Cardenal Joseph Ratzinger, del nuevo Papa Benedicto XVI.

Verdadero ideólogo de la Iglesia Católica durante el papado de Juan Pablo II, formidable pensador y filosofo, su obra intelectual puede ser sintéticamente descripta como un intenso y sistemático intento de dialogo con el mundo moderno. Su libro paradigmático no es casualmente titulado "Dios y el Mundo".

El pensamiento de Benedicto XVI tiene tres ejes fundamentales.

El primero es el concepto de "apertura al todo". Para este papa, el lugar de la Iglesia Católica es dialogar y actuar siempre mas allá de sus propias filas hacia la totalidad de la historia, hacia la totalidad de la humanidad. Como prefecto de la Congregación de Doctrina de la Fe, y el obispo mas cercano a Juan Pablo II, el fue el cerebro detrás del acercamiento a otras religiones, y sobre todo al judaísmo realizado por la Iglesia en las ultimas dos décadas. La visión y la acción ecuménica de Juan Pablo II tiene en entonces en el Papa Ratzinger su verdadero heredero.

Su concepción de la "libertad" es la segunda categoría de su ideario. Enemigo declarado de todo totalitarismo, el nuevo Papa cree en la necesidad de proteger a las sociedades democráticas de sus propios excesos a través de la practica del "auto-gobierno" o "autocontrol" en la esfera de la vida privada. La discusión acerca de la sexualidad va para el Papa Ratzinger mas allá de los temas puntuales y se ubica en el terreno fundamental de las instituciones de la familia y la defensa de la vida humana. La esencia del pensamiento del papa Benedicto XVI esta en su rechazo total a lo que el llama la "dictadura del relativismo" moral y por lo tanto cultural de Occidente. La idea de fondo del relativismo es que no existe verdad objetiva y por lo tanto ningún valor moral o cultural es superior a otro. Su idea hermana es que el único criterio de la vida es el deseo y la vivencia personal e individual, entendida como racional, del hombre. Su origen se encuentra en el secularismo, la ideología que cree que el progreso de la humanidad esta acompañado por la desaparición de lo trascendente y en especial de lo religioso.

Creciendo durante el régimen nazi, el Papa Ratzinger vivió en forma directa las consecuencias destructivas de una religión política, donde el partido y el líder suplantaban a lo trascendente como centro organizador de la vida social. Ratzinger podría citar aquí a su compatriota Carl Schimitt: "cuando los hombres eliminan a Dios del centro de su vida suelen poner allí cualquier cosa". La historia del siglo XX con sus ominosas religiones políticas de corte totalitario como el nazismo y el comunismo y sus cultos a la personalidad, parecerían remarcar con trágica contundencia la verdad contenida en este dictum.

Surgido en los terrenos del relativismo moral de Weimar, el nazismo es para Ratzinger una advertencia terrible las posible consecuencias de la aplicación de un racionalismo tecnologico sin limites morales. Expuesto a los horrores de una ideología que justificaba el exterminio racial, los abortos y la manipulación genética en nombre de una supuesta "racionalidad científica", no cabe por ello esperar grises en el terreno de los valores morales de parte del nuevo papa.

Esta afirmación tajante de Benedicto XVI de la necesidad de objetividad en el campo moral, no implica en forma alguna un rechazo a la racionalidad tecnológica, sino por el contrario su reafirmacion desde una concepción hondamente humanista,y por ello religiosa. O como el mismo ha definido epigramáticamente: "la razón no se salvará sin la fe, pero la fe sin la razón no será humana".

En un contexto cultural signado por la profunda crisis de sentido de la sociedad global y el despliegue incesante de un sentimiento de profunda incertidumbre existencial de la mano del cambio tecnologico y la globalizacion mundial, tener un marco de sentido y un núcleo de referencia de valores se convierte en una verdadera necesidad espiritual para el hombre.

Si el eje vertebrador de la obra de Juan Pablo II en el Siglo XX fue la lucha contra los totalitarismos políticos de todo tipo, la cultura, y por lo tanto la discusión en torno a valores, sera el tema esencial del nuevo papado de Benedicto XVI en el nuevo milenio.

Con Benedicto XVI, la Iglesia Católica ingresa así al nuevo siglo con un mensaje y un líder que la ubican en el centro mismo del debate principal de nuestra era, la era de los valores.
Lucio Castro , 25/04/2005

 

 

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