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Significado estratégico del ingreso de China a la OMC. |
El Instituto de Planeamiento Estratégico - IPE - realizó este evento el jueves 29 de noviembre, en el Auditorio del Banco Itaú, en el que expusieron - ante empresarios, profesionales y miembros del Cuerpo Diplomático - el Embajador de la República Popular China Zhang Shaying, el ex Embajador Argentino en China Federico Barttfeld y el presidente del IPE Jorge Castro.
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Licenciado Sergio Cesarín (Moderador):
Tanto para el sistema económico internacional como, por supuesto, para la República Popular China en particular, y también para la Argentina y el MerCoSur, el ingreso de China a la OMC impone la definición de nuevas estrategias, la redefinición de la planificación en el campo de los negocios y de las opciones para las empresas. Impone también, a lo mejor, la creación de nuevas industrias, con mecanismos para la creación de nuevas ofertas, nuevos productos, nuevos bienes, nuevos servicios. El proceso de desregulación, de rebaja arancelaria, de progresiva apertura de la economía china vis a vis el ingreso a la OMC tiene una relevancia que todavía incluso no tenemos muy clara desde muchos puntos de vista. Y, de alguna forma, el panel de hoy quiere ser una muestra de esta reflexión, del análisis necesario sobre las nuevas oportunidades que, como dije, a nivel MerCoSur, para nuestros países, en América Latina en general, y la Argentina nos abre esta posibilidad de China. Por eso contamos hoy con la presencia del Señor Embajador de la República Popular China Zhang Shaying, el Señor Embajador Federico Carlos Barttfeld y el Dr. Jorge Castro. Cada uno de ellos hará una presentación sobre este trascendente tema que hoy nos reúne.
En primer término hará uso de la palabra el señor Embajador de la República Popular China, Embajador Zhang Shaying, quien estudió Relaciones Internacionales con especialización en América Latina, es miembro del Servicio Exterior de la República Popular China, ha sido Director General del Departamento de América Latina y el Caribe de la Cancillería de la República Popular China y ha sido también Embajador en México y Chile hasta fines del año 2000. Desde comienzos del presente año está aquí, en la República Argentina. El Embajador Federico Barttfeld, abogado, diplomático con 46 años de carrera, llegó incluso a ser edecán del Cuerpo Diplomático y ha sido Embajador en distintos países, Alemania, Yugoslavia, Rumania, Nigeria, Venezuela y, cuatro años, finalmente, en la República Popular China. El Dr. Jorge Castro fue Secretario de Planeamiento Estratégico, es Presidente del Instituto de Planeamiento Estratégico y es muy experto, no solamente en temas internacionales sino, fundamentalmente, en estrategias para el MerCoSur y en lo que atañe a diseño de estrategias en el sector agroalimentario.
Embajador Zhang Shaying:
Muy buenas tardes, amigos empresarios, Embajadores, funcionarios de la Cancillería argentina y otras instituciones gubernamentales, mis colegas de la embajada y los otros dos disertantes, expertos en la materia. Para mí es un gran honor poder participar en este foro sobre el significado estratégico del ingreso a China a la OMC. Como un dicho chino reza, saca primero la piedra para traer luego la piedra jade. Voy a comenzar primero, luego el Embajador Barttfeld y también el Dr. Jorge Castro van a disertar y seguramente van a enriquecer mucho todo el tema que compartimos.
No soy experto pero me gusta participar. Como todos saben, el día 11 de noviembre en Qatar China firmó el Protocolo de acceso a la OMC. De acuerdo con las estipulaciones, treinta días después de la aprobación legal del aviso oficial China será ya miembro titular de esa organización. A mí parecer, en los anales de la República Popular China, la programación de la República Popular, la restitución del legítimo derecho de China en las Naciones Unidas y el ingreso de China en la OMC son tres grandes acontecimientos que tienen una significación histórica sin precedentes para China. Como todos saben, el ingreso de China en la OMC es el resultado de una dirigencia durante quince años en China, después del inicio de la reforma y apertura.
Claro, también, ha sido una decisión estratégica muy importante para la modernización de China. El ingreso de China en la OMC testifica el consenso o aprobación de la comunidad internacional sobre la marcha de la economía de mercado con peculiaridades de China. Tiene una significación muy importante para el desarrollo equilibrado de la economía, comercio y política mundiales en el futuro. Estimamos que, seguramente, el ingreso de China va a acelerar todo el proceso de la reforma y apertura de China, promoviendo aún más el desarrollo económico de China y también del mundo. Va a fortalecer la participación más profunda de China en el proceso de globalización económica de acuerdo con el mecanismo de operación de la economía mundial. Desde luego, también, va a ser un papel positivo y constructivo para iniciar la nueva ronda de negociaciones multilaterales de comercio y establecer el nuevo orden económico internacional.
El ingreso de China en la OMC ofrece el mercado mayor del mundo para todos los otros países y, al mismo tiempo, facilita el acceso de China en los mercados de otros países. Seguramente, China necesita al mundo, mientras el mundo también necesita a China. Después del ingreso a la OMC, Taipei de China como una zona única aduanera también ingresó en la OMC. Este hecho va a estrechar aún más las relaciones económicas y comerciales entre las dos riberas del estrecho de Taiwán y promover aún más el proceso de la reunificación pacífica de la patria que es China.
Solamente voy a mencionar algunas cifras principales, porque seguramente el Dr. Jorge Castro va a detallar y profundizar todos esos análisis. Físicamente, China ocupa el primer lugar en cuanto a su población porque tiene 1.300 millones de habitantes, ocupa el séptimo lugar en cuanto a la producción nacional, ocupa un décimo lugar en cuanto a comercio exterior, séptimo lugar en cuanto a exportación, llegando ya en el año 2000 sobre un billón de dólares en cuanto a su PBI y llegando a 470 mil millones de dólares en materia de comercio exterior. Según el décimo plan quinquenal, el comercio exterior de China va a alcanzar 680 mil millones de dólares hacia el año 2005.
En los últimos veinte años, el total del stock acumulado de inversiones extranjeras sumó más de 300.000 millones de dólares. Por eso decimos que el ingreso de China como un miembro responsable, además de gozar de plenos derechos en ese organismo mundial, también va a aplicar severamente sus obligaciones y, respetando todas las reglas de ese organismo, seguramente va a hacer mayores contribuciones aún para el desarrollo de la economía internacional.
A continuación yo quiero presentar algunos datos sobre los esfuerzos hechos por China en los últimos veinte años, en el sentido de la apertura del mercado y el respeto de los árbitros internacionales comerciales; ese esfuerzo va a continuar. Primeramente en cuanto al nivel de arancel promedio. En el período del noveno plan quinquenal, el arancel promedio bajó de un 35,6 % a 16,7 % en 1995, o sea, un margen de reducción de 53 %. Hasta el 1° de enero de 2001 bajó hasta 15,3 % y se compromete bajar hasta el 10 % en el año 2005. El segundo punto es en cuanto a las medidas no arancelarias. China ya decidió reducir los 1.247 productos que exportaban con licencias o cuotas a 300 productos y promete eliminar todas esas cuotas o licencias hacia el año 2005. En tercer lugar, la apertura en la esfera del comercio de servicios. Como ustedes saben, en la década del 80 China empezó a abrir tanto restaurantes, así como hoteles, consultorías, anuncios comerciales y algunos renglones de servicios, y en la década del 90 empezó a hacer algunos experimentos en cuanto a seguros, bancos, agencias de turismo y contabilidad. Y después del ingreso a la OMC, China se compromete a abrir gradualmente y en mayor grado su mercado de servicios como bancos, seguros, turismo y telecomunicaciones. El desarrollo del comercio en servicios seguramente en los años venideros va a ser un nuevo punto importante para el continuo desarrollo y apertura de la economía china.
Además de eso, China se esfuerza por restablecer y perfeccionar la legalización y la aplicación legal del derecho a la propiedad intelectual. Ahora todas las leyes, reglamentos, políticas de comercio y la economía exterior se publican en gacetas indicadas. Además, también, ha alcanzado la canalización de las tasas de cambio de la moneda nacional en una sola. Y también se ha realizado la libre conversión de la moneda nacional en títulos de cuenta corriente. En la esfera de las inversiones extranjeras, en lo básico, se ha aplicado el trato nacional. Actualmente, para prepararse para el ingreso en la OMC, en todo el país se ha intensificado el ordenamiento y arreglos de las leyes y reglamentos vigentes hasta la fecha y haciendo modificaciones y perfeccionamientos sobre aquellas partes no correspondientes a las reglas de la OMC. Desde luego, también según el procedimiento legal de China y se han organizado múltiples cursillos de capacitación o entrenamiento utilizando los conocimientos de la OMC entre los funcionarios administrativos encargados de la economía de diversos niveles de China, así como los administradores de las grandes y medianas empresas. Frecuentemente invitan a los expertos de la Secretaría de la OMC a dictar clases en China.
A continuación quiero destacar las características de la coyuntura de la apertura al exterior después del ingreso de China a la OMC. Va a haber un cambio de apertura en el sentido de esfera y de escala. Antes, había un mercado limitado, en el que algunas esferas o terrenos estaban abiertos. Ahora va a ser un mercado de apertura plena y multifacética. Como ustedes saben, en el pasado principalmente se concentraba en el comercio de mercancías, pero ya he mencionado que después del ingreso se va a abrir gradualmente en materia de comercio de servicios. El segundo cambio reside en una apertura unilateral y por propia iniciativa en una apertura de doble vía, o sea, recíproca entre los miembros de la OMC. Y el tercer cambio reside en una apertura que está regulada por la orientación política, una apertura que se puede prevenir, que se puede prever bajo un marco de leyes y de acuerdo con las reglas que rigen la OMC. Esos cambios, seguramente, van a aumentar aún más el grado de apertura de China en el sentido del mercado y, también, en el sentido de las oportunidades de inversión.
Las experiencias históricas han demostrado que un país poderoso tiene que ser un país abierto. La apertura al exterior según las experiencias de los últimos veinte años es el camino inevitable para el desarrollo de la economía nacional. China va a continuar marchando por ese camino.
Una novedad reciente: en la reunión de diez más uno, o sea, los países de ASEAN más China, nuestro Primer Ministro Zhu Rongji por primera vez planteó un proyecto de establecer el libre comercio con los países de ASEAN en un plazo de diez años. O sea, a medida que se desarrolle cada día más la economía china, más el ingreso de China a la OMC, los pasos de la reforma y la apertura se van acelerar. Con el ingreso a la OMC, China seguramente va a ser más abierta y también más próspera, haciendo mayores aportes para la prosperidad y el desarrollo de la economía mundial.
Embajador Federico Barttfeld:
El Embajador Zhang ha explicado con mucha claridad lo que significa el ingreso de China a la OMC. Lo que mis palabras quieren explicar es lo que yo vi en China en esos cuatro años y el significado del ingreso de China a la Organización, que no es un ingreso más: prácticamente ahora podemos decir que la OMC está completa. La presencia del ingreso de China en el concierto internacional es cada vez más acentuada , y esta notoriedad es más importante cuando se analiza su desarrollo económico, y yo tengo mejores datos de los que dijo el Embajador Zhang.
China no es solo el país que ostenta el mayor grado de crecimiento en los últimos veinte años, sino que también con sus 1.300 millones de habitantes es el país con el mercado potencial más grande en la historia de la humanidad. Con mayor precisión: China es hoy la quinta potencia comercial, el tercer receptor de inversión extranjera directa y responsable del 10 % del producto final mundial.
El modelo chino de desarrollo económico se ha basado en la captación de inversión extranjera directa y en el desarrollo de su sector externo. En ambos aspectos ha sido exitoso al captar cerca de 40.000 millones de dólares anuales en inversiones extranjeras directas y al convertirse en tan solo veinte años en el noveno mayor exportador mundial. Los compromisos adquiridos por la República Popular China al ingresar en la OMC aumentarán su tendencia exportadora e incentivarán la llegada de más flujo de inversiones pero también abrirán su economía a importaciones que Argentina debe aprovechar con decisión e inteligencia.
Desde muchos puntos de vista China es realmente un continente, un territorio vasto, complejo, culturalmente diverso y de contrastes. Hay muchas zonas geográficas, etnias, lenguas y dialectos. Su población es, como ustedes ya saben, es de 1.300 millones de habitantes. China aplica un sistema de planificación familiar que le permite a la mujer tener un solo hijo. Con esta política la población crece a una tasa aproximada de 10 millones por año. Lo que es interesante recalcar es que el 30 % de la población tiene menos de 20 años. También un dato muy positivo es que se estima que para el año 2025 China cederá su puesto del país más poblado del planeta a la India. De sus 1.300 millones de habitantes, aproximadamente 900 millones viven en zonas rurales con un ingreso per capita de 200 dólares estadounidenses. El resto, es decir unos 400 millones, vive en la zona costera y en la cuenca del Río Yangtze, con un ingreso per capita de aproximadamente 800 dólares. Existe un fenómeno atípico que es Shanghai, con un ingreso per capita tremendamente superior de 4.000 dólares anuales.
La complejidad china también lo es en el idioma y las costumbres. Afortunadamente las barreras que imponen el idioma y las costumbres se han ido aminorando con el tiempo, debido principalmente a su mayor contacto con el mundo exterior. En ese sentido, el uso de las nuevas tecnologías está contribuyendo decisivamente a derribar esas barreras. China tiene actualmente 15 millones de navegantes en Internet, pero esta cifra llegará en los próximos 5 años a 300 millones. Para darse una idea, Estados Unidos, el país con mayor cantidad de navegantes del mundo, tendrá 200 millones en el año 2005. El ciberespacio ya provee de cientos de espacios que facilitan el comercio. La información sobre China parece inagotable así como todas las cifras que día a día proveen los medios de información.
A pesar de esto, la experiencia dice que la complejidad del mercado, la barrera idiomática y un desconocimiento más bien generalizado de esta gran potencia son elementos que ponen cautos y hasta desánimo en la clase empresaria occidental. Sin duda la realidad impone desafíos en todos los ámbitos, pero ha demostrado que las categorías empresariales occidentales muchas veces han resultado inaplicables para administrar su mercado. Hay infinidad de casos que demuestran que luego de su período de adaptación, los resultados de esa adaptación pueden ser óptimos. El problema radica, entonces, en saber cuánto dura el período de adaptación y cuál es la mejor manera de llevarlo. Un tema que dependerá de múltiples factores y donde los recursos humanos a disposición adquieren enorme importancia.
De ahí que he querido ilustrar sobre la realidad económica de China y pretendo ofrecer un panorama de su atractivo actual y su potencialidad futura. La panorámica sobre el modelo chino ayuda a comprender la exitosa interacción entre inversiones, apertura focalizada particularmente en las zonas económicas especiales y comercio exterior. Y, a la vez, sirve el propósito de explicar la construcción de las redes productivas internacionales. El análisis de las redes globales, por ejemplo de Europa y de China, sirven de modelo a seguir a la República Argentina. La evidencia dice que China es un actor principal en el comercio internacional y que esta posición, lejos de ser menoscabada en el futuro, se acrecentará y se consolidará a niveles insospechados. De allí la necesidad de responder, aprehender y originar respuestas nuevas, sobre la experiencia exitosa que otros países han logrado en su relación comercial con esta súper potencia.
Los últimos datos del comercio bilateral entre Argentina y China son de 2.000 millones de dólares, lo que entiendo es un punto a partir del cual puede desarrollarse una relación más sólida y fluida. Las expectativas y potencialidades del mercado chino ameritan repensar la estrategia de Argentina frente al mercado, en especial a la luz de la incorporación de China a la OMC y frente a las oportunidades que se abren. Considero que en esta actitud deberían unirse las sinergias del sector privado nacional y de los sectores públicos. La experiencia de otros países en China indica que la magnitud y complejidad de ese mercado requiere un esfuerzo conjunto y muchas veces coordinado.
El modelo chino tiene cifras que avalan su éxito como modelo de desarrollo y que ha dejado asombrado a toda la comunidad internacional. Desde lo que se conoce como "ground zero" en 1978 hasta el año 2000, la economía china creció cinco veces, los ingresos se cuadruplicaron y el nivel de vida de más de 270 millones de personas se ubicó por sobre los índices de pobreza absoluta. Sin embargo, las cifras que más sorprenden son las relativas al comercio y a las inversiones extranjeras directas. El comercio exterior creció desde cifras ínfimas en 1978 a 374.000 millones de dólares en el año 2000. Con una oferta exportadora amplia, China se ha posicionado como líder en juguetes, textiles , ropa de vestir, como también en electrodomésticos, semiconductores y hardware para ordenadores ya es el tercer productor más grande del mundo. Por su parte, la inversión externa de 350.000 millones de dólares colocan a este país como el tercer receptor mundial, después de Estados Unidos con 900.000 millones y el Reino Unido con 394.000 millones. El análisis combinado de las variables de inversión y comercio exterior demuestra que hay una relación directa entre ambos desde el momento en que la mayor parte de la inversión externa ha incrementado la base industrial y la base exportadora de China. Como resultado, más del 50 % de las exportaciones tienen su origen en empresas que pertenecen completa o parcialmente a inversionistas extranjeros, datos que muchas veces sorprenden.
Referido al ingreso de China a la OMC después de 15 años de negociaciones y que se consolidará 30 días después que la Organización reciba la adhesión que debe dar la Asamblea Nacional, Beijing debe aprobar una serie de obligaciones para la apertura de su sistema. Sólo así podrá contribuir al crecimiento de la economía global y propiciar un ambiente predecible para el comercio y la inversión externa. Sus obligaciones principales son:
- China tratará a cada miembro de la OMC sobre bases de igualdad.
- Todos los individuos y empresas involucrados en inversión exterior, incluidos aquellos que no han invertido o se han registrado en el país, disfrutarán de los mismos tratos que las empresas chinas en cuanto a derechos.
- China abolirá la dualidad de precios así como los tratos diferenciados para las mercaderías vendidas en el mercado local con respecto a la exportadas, el control de precios no apuntará a proteger a los comerciantes locales y a los dueños de servicios.
- China deberá modificar su actual legislación y elaborará nuevas leyes de manera unificada y efectiva, cumpliendo estrictamente con lo estipulado por la OMC según lo previsto por ese organismo.
- Pasados tres años de la entrada de China a la Organización y con la excepción de contados casos todas las empresas disfrutarán del derecho a importar y a exportar mercaderías y a llevar a cabo el comercio dentro de su vasto territorio.
- Los productos agrícolas no disfrutarán en forma alguna de subsidios para la exportación. Una vez que China cumpla con todos sus compromisos, el arancel promedio de sus productos agrícolas disminuirá hasta el 15 %, mientras que los aranceles de los productos industriales - que actualmente varían del 0 al 47 % - bajarán al 8 %.
- Algunas tarifas serán eliminadas y otras reducidas, la mayor parte en el 2004, pero nunca más tarde del 2010.
Señores: anticipar, reflexionar y actuar debe ser el desafío para los empresarios argentinos que intenten explorar con éxito el apasionante mercado chino, mucho más del dinamismo con que se suscitan las profundas transformaciones que afectan a un mundo globalizado. Muchas Gracias.
Dr. Jorge Castro:
La incorporación de China a la OMC resuelta en Qatar significa el ingreso al sistema institucional y a las reglas de juego del sistema capitalista internacional en su etapa de globalización de un extraordinario competidor, con un comercio internacional de importaciones y exportaciones que superó los 470.000 millones de dólares el año pasado y que además que atrae la masa de las inversiones extranjeras directas de los países en desarrollo y que en más largo plazo es lo que va a ocurrir con respecto con la inversión extranjera directa del mundo entero, que se orienta cada vez más hacia el Asia Pacifico y sobre todo a la República Popular China. Lo que significa es que la República Popular China comienza recién ahora a desplegar su extraordinario potencial en el que en los últimos 20 años de crecimiento continuado con una base de crecimiento anual del 8 % a lo largo de 20 años puede ser considerado, sin temor a la hipérbole, como un simple y modesto esbozo.
En este momento, China recibe, ella sola, el doble de la inversión extranjera directa de tipo industrial que recibe todo el Asia Pacífico combinada, salvo Japón. El resultado es que China es hoy el país del mundo que tiene el mayor superávit comercial con los Estados Unidos, que el año pasado superó los 60.000 millones de dólares dejando atrás a Japón. La cuestión no es sólo la magnitud del comercio exterior chino sino la magnitud de su crecimiento, y lo previsible es que se acelere aún más con la incorporación a la OMC en un contexto de la economía mundial. La celeridad del crecimiento del comercio exterior chino se muestra en estas cifras: en 1985 las importaciones norteamericanas provenientes de China eran menos del 1 % del total, mientras que el año pasado superaron 15,5% del total de las importaciones norteamericanas.
Lo decisivo es comprender que, no obstante el formidable dinamismo de su comercio exterior, la fuerza de China depende cada vez más de su crecimiento interno, incentivado por un gigantesco mercado de 1.300 millones de habitantes y una ventaja comparativa única ,en términos mundiales, que significa disponer de una fuerza de trabajo barata, crecientemente educada y prácticamente inagotable. Conviene señalar en este sentido, simplemente para establecer un parámetro de aproximación, que los costos laborales chinos son el 6 % de los costos laborales de Corea del Sur y de Taiwán, y aproximadamente un 3 % de los costos salariales de la industria japonesa. El resultado de fondo de la acelerada integración de la economía mundial de los últimos 10 años, y especialmente de los últimos 5 años, y de la plena integración de China a las reglas de juego a nivel mundial con su incorporación a la OMC, es que la tendencia central de los próximos 10, 15 años es que toda la actividad industrial donde quiera que se realice y donde exista una ventaja comparativa en la fuerza de trabajo abundante y barata va a volcarse o tender a volcarse cada vez más hacia el Asia Pacífico, y especialmente hacia China, que se convierte crecientemente en la fábrica mundial.
Corea del Sur, Taiwán, Singapur y Malasia se ven obligados a trasladar su estructura industrial a China continental, mientras se reconvierte en una estructura de servicios esa gigantesca fábrica global que es China no continental. Lo que está ocurriendo en el Asia Pacífico, y también en el mundo entero, es que la totalidad de la cadena de valor industrial puede fabricarse igual y más barato en China, desde el calzado deportivo hasta la más sofisticada tecnología de la tecnología de la información. Y puede hacerse, además, a una escala que tiene una magnitud que comienza a determinar incluso el nivel de los precios mundiales, como acaba de reconocer el Fondo Monetario Internacional.
No es la primera vez que esto ocurre en la historia del capitalismo. Un efecto similar, esto es, un efecto deflacionario en la estructura de precios de la economía mundial de su tiempo, tuvo la emergencia de los Estados Unidos como gran potencia industrial en la última década del siglo XIX, en la que empujó hacia abajo la estructura de precios de la totalidad de la producción industrial de su época. Lo mismo empieza a ocurrir con la República Popular China, sólo que en un contexto de globalización de la totalidad de la economía del mundo y con una población de 1300 millones de habitantes. El núcleo de lo que sucede en China, en síntesis, es que no obstante el extraordinario decrecimiento económico de los últimos veinte años, la fuerza de trabajo china, excepcionalmente súperavitaria, mantiene bajos los niveles salariales mientras crece el consumo interno. Y la razón por la que éste crece mientras los niveles salariales se mantienen relativamente bajos es que los precios caen precisamente por el crecimiento industrial fenomenal.
Ya se sabe que lo decisivo en el comercio internacional no es la ventaja absoluta sino la ventaja comparativa, porque esta es la que lleva a la especialización y por esa vía al aumento de productividad, que es la única fuente de crecimiento económico en condiciones de globalización. La pregunta es: ¿Dónde está la ventaja comparativa china? ¿En la producción de arroz, o en la producción de acero? La respuesta es suficientemente obvia para señalar que la producción de acero de China va a cumplir y a cubrir un papel mundial cada vez más importante en los próximos años, precisamente por que su especialización tiende cada vez más al campo industrial.
Por eso es que la primera hilera histórica de los pequeños dragones de Asia, esto es, Corea del Sur, Taiwán, Singapur que junto con Hong Kong se transformaron en los grandes protagonistas de la economía mundial a partir de la década del 60, está atrapada en una tijera. Por un lado, la superior capacidad industrial del bajo costo laboral de China y, por el otro, el nivel de los servicios del primer mundo, Estados Unidos, Japón, la Unión Europea, que se encuentran experimentando una revolución tecnológica de una envergadura hasta ahora nunca vista, y que precisamente por eso aumenta sus niveles de productividad y establecen de esa manera pisos superiores de competencia mundial. Y las consecuencias de esta tijera, por un lado la industria china y, por el otro, los servicios del primer mundo es el siguiente, con respecto a estos grandes protagonistas de la economía mundial que son los pequeños dragones del Asia, Hong Kong, Singapur, Corea del Sur y Taiwán. En 1990, hace sólo diez años, el producto combinado de los cuatro pequeños dragones de Asia era una vez y media superior al de la República Popular China. En este momento, ese producto combinado de los cuatro pequeños dragones es igual al de la República Popular China. En el 2010 este producto combinado va a ser el 50 % del de la República Popular China y en la estimación del Banco Mundial del 2020 va a ser sólo la décima parte del producto de la República Popular China. El caso de Taiwán, que también acaba de incorporarse en Qatar a la OMC, es probablemente uno de los más significativos. Porque ya en este momento la mitad de los equipos de información que produce la industria de Taiwán, en realidad, se fabrica en China continental. Y lo mismo ocurre con el 90 % de los scanners y del equipo más sofisticado de la tecnología de la información taiwanesa, que en realidad ya se está fabricando en la República Popular. Por eso lo que hay que lo que hay que prever, con la fuerza inexorable del más brutal de los determinismos, es que en 10 ó 15 años la totalidad de la industria taiwanesa va a estar radicada en China continental y la isla se va a transformar en la estructura de servicios de alto nivel tecnológico de la gran industria de la factoría mundial establecida en el continente.
No es esto una novedad histórica: lo mismo ocurrió con Hong Kong en la década del 80, cuando en 1979 con el liderazgo de Deng Xiao Ping la República Popular China se vuelca a la integración con la economía mundial y abre su economía y considera que tiene un significado estratégico la atracción de inversión extranjera directa. Lo que sucedió es que uno de los centros de la producción industrial del Asia Pacífico, que era hasta ese momento Hong Kong, en muy pocos años dejó de ser un centro industrial y se transformó en lo que es hoy, la gran estructura de servicios de alta tecnología de logística de la República Popular, por la que traspasa más del 40 % del comercio del conjunto del país. El caso más notable en términos históricos de lo que ya comienza a ocurrir es lo que sucede con Japón en relación a la conversión de China en una fábrica mundial. Todas las grandes empresas japonesas orientan ahora su producción industrial a China.
Matushita, Toshiba, Konica, Sony abandonan la producción industrial en el archipiélago y buscan la ventaja comparativa única del continente. Por eso comienza a modificarse incluso la visión geopolítica tradicional de Japón fundada en la rivalidad de las islas y el continente, para pasar rápidamente con una celeridad verdaderamente extraordinaria surgir un nuevo consenso en Tokio en los medios empresarios, incluso intelectuales japoneses, que recién comienza a esbozarse pero ya es suficientemente claro, y que ve en el crecimiento de China la respuesta de fondo de largo plazo a la depresión crónica que supone - que lleva ya diez años en Japón - y que en este momento hace que en sólo diez años de depresión continuada Japón esté en su cuarta recesión. En definitiva, la ventaja comparativa china comienza a modificar las bases estructurales del proteccionismo japonés, una empresa que hasta hace poco tenía el signo de lo verdaderamente imposible.
¿Qué hizo China en los últimos veinte años a partir del momento en que el Partido Comunista chino con el liderazgo de Deng Xiao Ping se volcó a la integración con la economía mundial, abrió las fronteras, atrajo la inversión extranjera directa y generó un extraordinario desarrollo en términos de capitalismo de mercado? Algunos de los logros fáciles de retener son los siguientes: China en estos veinte años ha multiplicado su producción por cinco. A cuadruplicado el nivel de ingreso per capita de su población de 1.300 millones de habitantes y logró, además, que 270 millones de chinos dejaran atrás la línea de absoluta pobreza. Esto es lo que explica una de las paradojas del mundo de hoy, y es que mientras aumenta en todas partes y, en primer lugar, en el plano mundial, la tendencia a la disparidad del ingreso y la polaridad social, al mismo tiempo, en los últimos diez años, ha disminuido significativamente el nivel de la pobreza del mundo. En diez años el nivel de pobreza absoluto, esto es, los pobladores y habitantes del mundo que viven con un solo dólar diario, en 1991 era el 29 % del total de la población mundial y en este momento es del 20 %. Esta caída de nueve puntos es el resultado directo del crecimiento de China, uno de los logros extraordinarios que 270 millones de chinos hayan dejado atrás la línea de absoluta pobreza. En definitiva, lo que ha demostrado la experiencia china de los últimos 20 años es que el camino de la inserción activa en la globalización, la búsqueda de la inversión extranjera directa, la apertura de mercado es el camino del crecimiento y, más importante que ello todavía, es el camino fundamental para enfrentar la disparidad, la pobreza y la marginalidad en el mundo.
Por eso es probable que, en los próximos 20 años, esto que en realidad ha ocurrido en las últimas dos décadas sea considerado sólo un modesto esbozo de lo que está en marcha. Porque, en definitiva, la incorporación de China a la OMC establece uno de los parámetros fundamentales de la globalización de los próximos 20 años. Es el dato fundamental de que el nivel salarial y la incorporación, la ventaja comparativa única de China en materia de una fuerza de trabajo abundante, barata y crecientemente educada establece cada vez más el nivel de precios mundiales en toda actividad industrial donde la fuerza de trabajo abundante y barata implique una ventaja comparativa. Si a esto se le suma el desarrollo extraordinario que ha tenido la industria de alta tecnología y la nueva economía de la información en los Estados Unidos en los últimos 10 años, lo que hay que prever es que terminada o concluida la actual fase recesiva de escala mundial el cruce de estos dos vectores que son , por un lado, la alta tecnología en los Estados Unidos y, por el otro, la conversión de China en una fábrica mundial, van a obligar a todos los países del mundo a un ejercicio sistemático de especialización en aquello que les permita establecer y encontrar un nicho en un mundo donde todo aquel país que no se especialice simplemente arriesga una creciente irrelevancia frente a la capacidad de crecimiento industrial y de producción industrial de China, por un lado, y la nueva economía de la información y la revolución tecnológica de los Estados Unidos, por el otro.
Por eso, la incorporación de China a la OMC es también un llamado y una advertencia a la Argentina sobre la necesidad de acelerar su especialización en aquella actividad productiva en que sea inmediatamente competitiva a escala mundial. Esto no es otra cosa más que una referencia a la capacidad de producción argentina de alimentos. Y con una referencia que hay que sumar un segundo elemento. No es sólo el caso argentino, es también el MerCoSur y, por lo tanto, el protagonista principal que es Brasil, en el sentido que las exportaciones brasileñas han crecido fundamentalmente a través del desarrollo de las exportaciones agroalimentarias y que en el "cerrado" brasileño se encuentra la última y gran posibilidad de un despliegue de producción de granos y de producción alimentaria que existe en el mundo de hoy. Por eso, en definitiva, el ingreso de China a la OMC es un llamado a la especialización de la Argentina en la búsqueda de sus nichos específicos en una economía mundial cada vez más competitiva, donde el efecto deflacionario que ya está produciendo la producción industrial china va a acelerarse y profundizarse en los próximos años hasta tornar irrelevante todo intento de competir en la producción industrial en la que se insista en mantener un ventaja comparativa en la fuerza del trabajo abundante y barata. Muchas gracias.
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Agenda Estratégica , 29/11/2001 |
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