Productividad, la clave que une las tres fases de la globalización .

 


Existe un cambio estructural en el orden económico mundial : el aumento de la productividad de Estados Unidos lleva a una importante suba de las importaciones industriales provenientes de China , y al auge de los commodities.

Artículo publicado en EL CRONISTA el 5 de enero de 2005 .
Por Jorge Castro*

En este momento de la historia de los EEUU, la variable decisiva en términos históricos estructurales de mediano y largo plazo, es la del incremento de la productividad. Lo que esta ocurriendo en EEUU, y por extensión en la economía mundial a través del proceso de globalización del sistema capitalista, es un cambio de orden estructural de carácter cualitativo que se revela fundamentalmente en la variable de aumento de productividad. Esto no significa que el ciclo haya desaparecido, ni tampoco que no haya posibilidad de crisis o de retroceso; implica, sí, que se ha consolidado un escalón histórico distinto; se ha establecido un nuevo punto de partida.

El empleo en la industria manufacturera norteamericana alcanzó su punto más elevado en 1978; allí había 19.3 millones de trabajadores industriales; con posterioridad, se produjo una declinación significativa en el empleo industrial que lo llevó en 1992 a sólo 16.8 millones. A partir de ese momento, creció levemente en los siguientes 5 años (1992-1998) hasta alcanzar un pico de 17.6 millones. Sin embargo, en el periodo posterior a 1998, el empleo industrial norteamericano colapsó. Entre 1998 y el 2003, el empleo en la industria cayó 19%: se perdieron 3.3 millones de puestos de trabajo.

En el 2004 el empleo manufacturero mostró leves ganancias en la primera parte del año, aunque en los 12 meses, el trabajo en el sector permaneció por abajo del pico de 1998, y fue incluso inferior a los niveles de 1950.

Mientras el empleo industrial caía, la productividad norteamericana aumentaba extraordinariamente. Las estadísticas del Departamento de Trabajo, que analiza la productividad del empleo industrial (relación entre el producto doméstico neto del sector manufacturero industrial y cantidad de horas trabajadas), indican que la productividad de la economía en su conjunto, y en especial la del sector industrial, creció sistemáticamente en todo este periodo. Este incremento fue particularmente notable desde 1988 hasta 1992 cuando aumentó más del 4% anual. En el periodo previo (1973 a 1988), la productividad laboral creció menos del 1% anual. A partir de allí se mantuvo relativamente estable los siguientes 4 años, hasta que dio un salto excepcional en el periodo 1997-2003, cuando pasó del 3.5% a más del 7% anual. Esto ocurrió en el mismo periodo en que el empleo industrial norteamericano se desplomó.

El extraordinario salto de productividad de la economía norteamericana fue acompañado por una creciente y acelerada transnacionalización productiva. El valor de las importaciones de la industria manufacturera se incrementó 212% en los últimos 15 años. Pasaron de 325.000 billones de dólares en 1997 a 1.02 trillones en el 2003. En igual periodo, el valor del producto bruto manufacturado domestico creció de 888.000 billones a 1.42 trillones de dólares, un incremento del 59%.

El resultado es que el total del valor de las importaciones en la industria manufacturera norteamericana pasó del 35% del producto industrial domestico neto en 1987 a más del 70% en el 2003. Es el nivel más alto de importaciones de toda la historia estadounidense y uno de los más elevados en cualquier otra etapa de la historia del capitalismo desde el surgimiento de la Revolución Industrial en 1780.

La inmensa mayoría de estas importaciones proviene del Asia-Pacífico, sobre todo de China. Por ello, las exportaciones chinas representan el 23% del déficit comercial norteamericano. A su vez, el auge de las importaciones chinas está acompañado por una caída del total de las exportaciones del resto de los países asiáticos. La razón por la cual crecen las exportaciones industriales chinas al mercado norteamericano, mientras caen las del resto de los países asiáticos, es que la industria de los países del Asia-Pacífico traslada su producción a China continental, y producen allí, en un gigantesco proceso de ensamblaje transnacional, sobre todo en los valles del Yang Tze y del Río Pearl, los productos industriales que luego exportan a los EEUU.

Lo que sucede con la producción industrial norteamericana es que el incremento de su productividad conduce a un aumento extraordinario de las importaciones industriales, mientras se multiplica su PBI industrial. Se muestra así el carácter estructural mutuamente necesario que vincula las tres fases del actual periodo de acumulación del capitalismo mundial: el aumento de la productividad norteamericana incrementa la participación en su producto bruto industrial de los componentes importados, básicamente provenientes de China/Asia-Pacífico. A su vez, esto acelera el crecimiento industrial chino-asiático, que orienta sus exportaciones fundamentalmente al mercado de EEUU. Finalmente, el crecimiento incesante de la producción industrial china incrementa estructuralmente, no sólo en términos cíclicos, la demanda mundial de commodities, de todos al mismo tiempo.

Hay un brutal determinismo que vincula los tres aspectos de la nueva fase de acumulación mundial. Lo decisivo, en términos históricos, es la productividad norteamericana, que se une al aumento de la demanda mundial de commodities a través de la mediación que ofrece el auge extraordinario del crecimiento industrial chino- asiático.

* Presidente. Instituto de Planeamiento Estratégico

Jorge Castro , 05/01/2005

 

 

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