EEUU experimenta un boom de productividad.

 


Nota de Jorge Castro publicada en El Cronista el jueves 9 de septiembre. Estados Unidos experimenta hoy un boom de crecimiento de la productividad. Es el cuarto de su historia. En todos los casos estuvo y está a la vanguardia del sistema mundial en el indicador decisivo que revela la capacidad de producir más con menos: aumento de la productividad. Al menos en los tres primeros casos, el boom de productividad estadounidense coincidió con una onda larga de expansión de la economía mundial.
En consecuencia, es probable que el boom actual sea el comienzo de una nueva onda larga del capitalismo, que duran, se sabe, entre 40 y 60 años.

Desde el último trimestre del 2001 al cuarto trimestre del 2003 el aumento de la productividad en EEUU fue especialmente fuerte, con un crecimiento promedio anual de más de 4%. En el ultimo año (2003/2004) la productividad aumentó 5.5% anual. Es el más alto nivel de crecimiento de la productividad desde la Segunda Guerra Mundial.

El rasgo característico de este crecimiento extraordinario es que, en lo fundamental, tiene un carácter estructural, esto es irreversible, y no coyuntural. Es el resultado de cambios cualitativos en el mecanismo de acumulación, consecuencia de la fenomenal oleada de inversiones que recibió en la década del 90, sobre todo a partir de 1993, y de la incorporación masiva de las nuevas tecnologías del procesamiento de la información a la totalidad del sistema productivo y de servicios.

Desde 1995 hasta el 2003 el crecimiento promedio anual de la productividad norteamericana fue 3%, el doble del promedio que prevaleció entre 1973 y 1995 (1.5% anual).

Lo notable es que este nivel de aumento tuvo lugar, incluso, durante la recesión del 2001 (marzo a noviembre de ese año), y continuó en la etapa de bajo crecimiento económico posterior, que duró hasta el segundo semestre del 2003. Por eso, el consenso actual es que este aumento de la productividad tiene un carácter cualitativo/irreversible.

El primer boom de productividad tuvo lugar desde el fin de la Guerra Civil (1865) hasta 1890. Es el periodo de unificación del mercado norteamericano por los ferrocarriles transcontinentales, y del salto tecnológico provocado por la incorporación masiva del “poder del acero” y la comunicación por telégrafo. El resultado fue una disminución drástica del costo del transporte y de las comunicaciones, que favoreció las economías de escala en la producción y en la distribución, con nuevos tipos de financiamiento y el surgimiento en gran escala de las sociedades anónimas y los grandes holdings.

El segundo boom se produjo entre el fin de la Primera Guerra Mundial (noviembre de 1918) y la Gran Depresión de la década del 30, que comienza con el crack de octubre de 1929. Es la etapa del desarrollo de la electrificación en las plantas industriales y del surgimiento de la línea de montaje. La tercera ocurre desde 1950 hasta comienzos de la década del 70, cuando le pone fin el primero de los shocks petroleros (1973). Predomina la industria química, la automotriz y los plásticos, el surgimiento de la industria electrónica y la aparición en gran escala del transporte por jets. También es el momento en que las multinacionales se despliegan en gran número y escala. La cuarta es la actual. Es el resultado directo de la década del 90 y de su combinación característica de gigantesca inversión, la más elevada de toda la historia norteamericana, con su concentración fundamental en el sector de la alta tecnología del procesamiento de la información.

Schumpeter señala que la regla fundamental de la acumulación capitalista es la destrucción creativa, la capacidad del sistema para dejar atrás las estructuras económicas que no captan el aumento de la productividad y trasladar la inversión y la innovación tecnológica a las instituciones económicas que si pueden hacerlo. Por ello, el dinamismo económico es inseparable de la aptitud para la destrucción creativa, tanto empresarial como financiera. Aquí está el vigor fundamental del sistema norteamericano.

Angus Maddison advirtió que el producto estadounidense por hora de trabajo superó al británico desde el fin de la Guerra Civil y, desde entonces, se mantiene a la cabeza del mundo. Es la avanzada de la economía mundial.

Las fuentes de la ventaja competitiva estadounidense están intactas. Mas aún: el sistema en su conjunto se transformó en una “economía de la información”, que acompaña la inversión y el desarrollo tecnológico, y las constantes reestructuraciones empresarias, con un intenso proceso de descentralización que avanza por saltos.

Comenzó el cuarto boom de aumento de la productividad de EEUU. También, probablemente, es el inicio de una nueva onda larga del capitalismo mundial. EEUU no está a la vanguardia, es la vanguardia.

*Presidente. Instituto de Planeamiento Estratégico.
Jorge Castro , 13/09/2004

 

 

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