Hay otra Argentina posible.

 

En este contexto mundial es necesario afirmar las grandes prioridades estratégicas de la Argentina y traducirlas en un programa de acción que nos permita remontar la difícil cuesta de la recesión. Ninguna de las propuestas sintetizadas en estos veinte puntos pertenece al reino de la fantasía. Son hechos, experiencias en marcha y propuestas concretas de cosas visibles y viables aquí y ahora. Esta otra "Argentina posible" no es este país estancado del año 2000 y tiene por delante una nueva década de reformas estructurales, orientadas a garantizar que los beneficios del crecimiento económico alcancen equitativamente a todos los sectores de la sociedad. Es una oportunidad gigantesca, que es necesario aprovechar con lucidez y decisión política. Porque, como bien decía Juan Bautista Alberdi, "la edad de oro de la Argentina no está en el pasado, se encuentra en el porvenir". Exposición de Pascual Albanese en el Foro Segundo Centenario, el martes 5 de diciembre de 2000.
Hay sin duda un dejo irónico en el título escogido para esta exposición. "Hay otra Argentina posible" fue una de las principales consignas políticas de la Alianza en las elecciones presidenciales de 1999. Hoy, en vísperas de cumplirse el primer aniversario del gobierno de Fernando De la Rúa, cuando la desesperanza colectiva ha vuelto a instalarse con inusitado vigor en el ánimo de los argentinos, en primer lugar de quienes lo votaron, cuando las puertas de los consulados comienzan a atestarse de jóvenes argentinos que buscan probar suerte en el exterior, cuando un vendaval de expectativas negativas paralizan la inversión y hasta el consumo de los pudientes, resulta indispensable reivindicar, en voz bien alta, que por supuesto que "Hay otra Argentina posible", la que por cierto no tiene absolutamente nada que ver con esta Argentina de cero por ciento de crecimiento económico, de más desempleo y de creciente conflictividad social que nos depara este políticamente olvidable mes de diciembre del año 2000.

Ante todo, una constatación de carácter contrafáctico: el actual gobierno proclamó desde el principio que asumía la conducción de un país que estaba al borde del abismo. Hoy puede afirmarse que, si no fuera por la tan mentada y denostada "herencia recibida", de no mediar la solidez estructural derivada de los más de 26.000 millones de dólares de reservas que existían en el Banco Central y los 80.000 millones de pesos y dólares depositados en el sistema financiero en diciembre de 1999, el país viviría hoy una situación de colapso económico de características similares a las que atravesó con el estallido hiperinflacionario de 1989.

La Argentina del 99 sufrió una fuerte crisis recesiva derivada de la propagación de la crisis financiera internacional desatada en 1997 en el sudeste asiático y que en enero de 1999 provocó la devaluación del real. La Argentina del año 2000, con cero por ciento de crecimiento, se desenvuelve en un escenario signado por la expansión de la economía internacional, que este año crece a un ritmo del 4,7%, la cifra de crecimiento económico mundial más elevada de los últimos diecisiete años. Esta vez cabe decir que el mundo no tiene la culpa.

En este contexto de crisis, cuando el gobierno recurre a un blindaje financiero internacional, que más que a un blindaje se asemeja a un salvataje de emergencia, a un salvavidas para sobrevivir en medio del naufragio, es más importante que nunca realizar un casi sobrehumano esfuerzo de lucidez y de objetividad para encontrar un camino superador que vuelva a recrear la confianza de los argentinos.

Lo que el país ha podido constatar en estos doce meses es la absoluta imposibilidad del gobierno de la Alianza para hacer lo que tenía que hacer. Frente a esta comprobación, es imprescindible formular una alternativa de poder capaz de revertir la crisis. Por aquello de que pensar lo nuevo significa pensar de nuevo, lo primero que corresponde es señalar que lo que la Argentina tiene por delante no puede nunca consistir en una reiteración de la década del 90. Tiene que ir mucho más allá de lo realizado en esos diez años.

Definir el rumbo estratégico de la Argentina para la década que se inicia implica, ante todo, referirse al escenario mundial, signado por la aceleración del ritmo de la globalización del sistema productivo, que ha ingresado en una fase de globalización monetaria, signada por la aparición de monedas mundiales. Esta aceleración, que está sustentada en la incesante revolución tecnológica de nuestra época, liderada hoy por los Estados Unidos, genera las bases materiales para el surgimiento, por primera vez en la historia del hombre, de una verdadera sociedad mundial, cuya irrupción Perón había vaticinado hace más de treinta años, cuando profetizaba el advenimiento de la era del universalismo.

Esta realidad incontrastable obliga a definir siempre la política nacional en función de los cambios mundiales. En su libro "La Hora de los Pueblos", Perón decía que "la política puramente nacional es ya una cosa casi de provincias. Hoy todo es política internacional, que se juega adentro y afuera de los países".

Por eso, y por aquel apotegma de que "la única verdad es la realidad", cuando los Estados Unidos y Chile anuncian el comienzo de las negociaciones bilaterales para la suscripción de un tratado de libre comercio, cuando países latinoamericanos como Ecuador y El Salvador se internan este año por la senda de la dolarización de sus economías, cabe decir que está en marcha, con una fuerza incontenible, comparable a la de la naturaleza, la fase final de la conformación de una amplia zona de libre comercio del continente americano. La Argentina, junto a sus países hermanos del MerCoSur, tiene que prepararse para ocupar su lugar dentro de esa "América desde el Ártico al Antártico" a la que ya se refería Perón en 1953.

No se trata por supuesto de una opción ideológica. El presidente chileno es el socialista Ricardo Lagos, una de las personalidades latinoamericanas más importantes de la Internacional Socialista. La canciller de Chile, responsable de llevar adelante las negociaciones es Soledad Alvear, una destacada dirigente demócrata cristiana, esposa de Gutenberg Martínez, el actual presidente de la Organización Demócrata Cristiana de América - OCDA. Ambos son insospechables de pro-norteamericanismo. Pertenecen a dos grandes centrales políticas internacionales de inocultable matriz europea, como son la democracia cristiana y la socialdemocracia.

Así como en la década del 90 la Argentina centró su anclaje económico en la convertibilidad y en la construcción del MERCOSUR, en esta nueva etapa que se inicia la alternativa que tenemos por delante es la de profundizar el camino iniciado con la convertibilidad a través de un acuerdo de unión monetaria para la creación de una moneda única americana, edificada sobre la base del dólar estadounidense, y la de avanzar desde el MERCOSUR en una negociación con los Estados Unidos hacia la configuración definitiva del ALCA, prevista para el año 2005.

En el corto plazo, la asunción de esta opción estratégica está llamada a producir un shock de confianza en el futuro de la economía argentina similar al logrado en su momento con la adopción de la convertibilidad. Ello redunda en una drástica reducción de la tasa riesgo país, con la consiguiente disminución de los intereses de la deuda externa, y de las tasas de interés interno, que hoy asfixian a las pequeñas y medianas empresas argentinas, las que (a diferencia de las grandes empresas locales y de las compañías transnacionales) tienen absolutamente vedada la posibilidad de acceder a la financiación internacional.

Estas consecuencias inmediatas, sumadas a la atracción de una nueva oleada de inversiones nacionales y extranjeras, impactarían fuertemente en el nivel de actividad económica. En ese escenario, la Argentina está en condiciones de alcanzar muy rápidamente altas tasas de crecimiento económico, reducir los actuales índices de desempleo y elevar paulatinamente el nivel de vida de su población.

En este contexto mundial y a partir de esa opción estratégica, es necesario entonces afirmar las grandes prioridades estratégicas de la Argentina y traducirlas en un programa de acción que nos permita remontar la difícil cuesta de este año 2000. Hemos sintetizado ese esbozo programático en veinte puntos fundamentales, que desarrollaremos a continuación, sin pretender que todos estos puntos agoten la cuestión, ni que tengan una importancia equivalente, ni que el orden de aparición implique necesariamente un orden de prioridad.


Veinte Puntos

1) El MerCoSur agroalimentario

El MerCoSur constituye el mayor éxito de la política exterior argentina del siglo XX. La configuración de un espacio económico regional de esas dimensiones representó un hito fundamental en la inserción internacional de la Argentina. El bloque regional no fue concebido como la edificación de una muralla proteccionista frente al avance de la globalización. Muy por el contrario, fue pensado como una plataforma de lanzamiento compartida, una vía nacional propia para la inserción de las economías de los países de la región en el mundo globalizado.

En estas nuevas circunstancias internacionales, esa inserción afronta nuevos desafíos, que exigen una reformulación del MERCOSUR, que le posibilite avanzar desde la actual óptica de un espacio económico común hacia una alianza política, que permita la aparición de un nuevo polo de poder en el Cono Sur de América y que sea capaz de negociar en mejores condiciones la integración de la región en la futura área americana de libre comercio.

Pero la Argentina y Brasil, junto por supuesto a Uruguay y Paraguay, no sólo tienen avanzar hacia una alianza política. Están también obligados a redefinir su inserción, individualmente y como bloque, en una economía mundial cada vez más brutalmente competitiva. Los cuatro países comparten una fuerte ventaja comparativa en la producción de alimentos, un rubro de creciente demanda mundial, constantemente tonificada por el continuo incremento del consumo de alimentos de los países del Asia Pacífico.

La perspectiva estratégica de un MERCOSUR agroalimentario, capaz de competir como gran exportador de alimentos con cualquier otra potencia agroalimentaria del mundo, incluso con los Estados Unidos, puede transformarse en un horizonte compartido que exige acciones concretas en el marco de un esfuerzo conjunto de asociación para penetrar con mayor fuerza en el mercado mundial.


2) Boom exportador de carne

El mundo globalizado no sólo genera desafíos. También promueve oportunidades. La cuestión reside siempre en estar en aptitud para aprovecharlas. La Argentina está hoy en situación de poder avanzar hacia convertirse en uno de los principales exportadores mundiales de carne vacuna. A pesar del susto y de los fuertes perjuicios que generó el rebrote de la enfermedad ocurrido meses atrás, el hecho de haber logrado la certificación internacional de país libre de aftosa sin vacunación, un logro fundamental de la política agropecuaria de la década del 90, elimina una restricción que durante sesenta años resintió la capacidad exportadora de la Argentina. Hoy estamos nuevamente en condiciones de competir.

Pero la erradicación de la aftosa no fue el único gran logro de la Argentina de la década del 90 en materia de sanidad animal. Un artículo extremadamente interesante de Gonzalo Estefanell, director para la Argentina del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura - IICA -, publicado el sábado 2 de diciembre pasado en "Clarín Rural", explica pormenorizadamente cómo hizo la Argentina, desde 1989, para llevar adelante un programa de investigación y prevención en relación a la enfermedad de la "vaca loca", recién apenas conocida.

El resultado es que el Comité Científico creado al efecto por la Unión Europea, que en 1998 lanzó un programa de análisis de "riesgo geográfico" sobre la enfermedad, clasificando a los países en cuatro categorías, acaba de establecer que la Argentina es uno de los cuatro países exportadores que figura en la primera categoría de esa clasificación, o sea que ostenta las mejores condiciones de seguridad. Para calibrar la dimensión de este logro, importa señalar que en esta primera categoría no figuran por ejemplo los Estados Unidos.

De allí que a las nuevas perspectivas que abre la eliminación de la aftosa se suma ahora una segunda oportunidad, de carácter inmediato: el impacto que la denominada enfermedad de la "vaca loca" tiene hoy entre los consumidores europeos. La decisión de una de las grandes cadenas comercializadoras internacionales como Carrefour de vender únicamente carnes argentinas en los locales que tiene instalados en veintiocho países del mundo no constituye un hecho aislado. Muy por el contrario, comienza a avizorarse el fuerte interés que despiertan ahora las carnes argentinas en todos los países de Europa Occidental.

Transformar esta oportunidad en negocio es una responsabilidad conjunta del poder político y del sector privado. Por de pronto, exige concretar ya mismo la demorada puesta en funcionamiento del instituto mixto encargado de incentivar la promoción internacional de las carnes argentinas.


3) Cadenas de valor

La cuestión fundamental para garantizar la expansión acelerada del sector agroalimentario argentino es la creación de cadenas de valor que posibiliten la constante incorporación de valor agregado a nuestra producción primaria. El país tiene hoy al alcance de la mano dos grandes posibilidades, que resulta necesario aprovechar sin pérdida de tiempo.

En primer lugar, el alza internacional del precio del petróleo y su impacto sobre el precio de la nafta permite hoy poner sobre el tapete la viabilidad económica del proyecto del biodiesel, que consiste en la utilización de combustible de origen vegetal, derivado del aceite de soja y del aceite de girasol, una alternativa que ya tiene desarrollo experimental en otros países, que prefieren este tipo de combustibles por su carácter no contaminante.

En la Argentina, esta cuestión tiene hoy un principio de desarrollo en dos lugares: en la provincia de Santa Fe y en la provincia de Buenos Aires. En Santa Fe, principal centro productor de soja de la Argentina, la iniciativa cuenta con el impulso del vicegobernador Marcelo Muniagurria, ex-presidente de Confederaciones Rurales Argentinas - CRA. En la provincia de Buenos Aires, el emprendimiento está patrocinado por un consorcio integrado por cuatro municipios (Tres Arroyos, Benito Juárez, Gonzáles Cháves y San Cayetano), que abarcan en su conjunto la superficie que produce el diez por ciento del girasol que se cosecha en la Argentina.

Importa señalar lo siguiente: la Argentina es hoy el principal exportador mundial de aceite. Compite ventajosamente con los Estados Unidos, con igualdad de tecnologías y menores costos de producción. El uso progresivo del biodiesel puede valorizar esa condición hasta el punto de convertirnos en uno de los principales exportadores mundiales de un combustible no contaminante en una etapa histórica en que la preservación del medio ambiente empieza a colocarse en los primeros lugares de la agenda pública en todo el planeta.

En segundo término, al mismo tiempo que el biodiesel, la Argentina experimenta hoy una tecnología propia relativa a la liofilización de alimentos, cuya utilización permite ahorrar la cadena de frío, con la consiguiente reducción de costos y paralelo incremento de la competitividad. Este desarrollo tecnológico fue impulsado por una pequeña empresa de tecnología alimentaria de capital nacional. Contó también con la activa participación de los científicos del INVAP, una empresa de ingeniería de la Comisión Nacional de Energía Atómica.

Ya funciona una planta liofilizadora en la localidad de Gaiman, Chubut, construida con el respaldo del gobierno provincial durante la gestión de Carlos Maestro, orientada hacia la elaboración de alimentos preparados a partir de los productos locales.

La generalización de esta experiencia, a través de la creación de una amplia red de plantas industriales de estas características en todas las provincias argentinas, con la participación de empresas locales y de las asociaciones de productores de cada zona, constituye ya una alternativa concreta para la expansión del sector agroalimentario y para el desarrollo de las economías regionales de todo el país.

Alternativas como el biodiesel y la liofilización de alimentos demuestran hasta qué punto la estrategia de la especialización agroalimentaria, enderezada al aprovechamiento intensivo de las ventajas comparativas de la Argentina y su conversión en ventajas competitivas, lejos de constituir una reprimarización de la economía nacional, abre un amplio abanico de nuevas actividades económicas que impulsan la diversificación productiva y el desarrollo regional.


4) "Maquila"

La cada vez más extremada competitividad de la economía internacional, que obliga a un permanente esfuerzo de mayor productividad, la perentoria necesidad de la Argentina de profundizar su apertura económica, a través de un nuevo salto en su nivel de exportaciones, y las posibilidades abiertas por la próxima configuración del ALCA exigen poner en funcionamiento un equivalente argentino al régimen de la maquila mexicana, que ha sido la base del "boom" exportador industrial del país azteca.

Ello demanda la sanción de una legislación especial que permita el ncionamiento de este sistema en las provincias del Norte Grande, que constituyen la región del país con menores índices de ingreso "per cápita" y mayores índices de pobreza, de manera de impulsar la radicación de inversiones nacionales y extranjeras orientadas a la exportación, favorecidas por incentivos en materia de franquicia para la importación de bienes de capital, flexibilización de las condiciones laborales y exenciones fiscales transitorias.

Actualmente, está en vigencia una Ley de Maquila sancionada en 1995, cuyas disposiciones requieren adecuarse en función de estas nuevas perspectivas abiertas por el futuro acceso al mercado norteamericano. El desarrollo del régimen de maquila puede constituirse en una herramienta fundamental para fomentar el empleo y elevar los niveles de vida de las poblaciones de las provincias más pobres del país.


5) Acuerdo con China

En el mundo hay más de 150 países, pero hay dos especialmente relevantes. Uno es Estados Unidos, que contabiliza el 23% del producto bruto mundial y que por su poder de compra es el mercado más importante del planeta. El segundo es la República Popular China, que con sus 1.250 millones de habitantes alberga en su territorio al 20% de la población mundial. Este segundo país viene creciendo a un ritmo superior al 8% anual desde hace más de veinte años.

La próxima incorporación de China a la Organización Mundial del Comercio - OMC -, que simboliza la culminación del proceso de apertura internacional iniciado en 1978 por Deng Xiao Ping, abre la posibilidad concreta de un salto cualitativo en sus relaciones con la Argentina, a través de la suscripción de un tratado de cooperación económica binacional que favorezca el acceso de las exportaciones argentinas a ese gigantesco mercado, en permanente expansión, en particular en los rubros vinculados con la cadena agroalimentaria.

Como consecuencia de las reformas estructurales realizadas en la década del 90, la Argentina ha vuelto a convertirse en uno de los principales productores mundiales de alimentos. Y de esos principales productores mundiales es el que tiene todavía por delante mayores posibilidades de expansión. Su población relativamente escasa le permite, además, contar con fuertes saldos exportables. China, como resultado de su continuado crecimiento económico, experimenta una constante elevación del nivel de vida de su población, que se vuelca a un mayor consumo de alimentos, que excede su capacidad de producción.

Por razones políticas, el Partido Comunista chino conserva una particular prevención hacia una eventual dependencia del abastecimiento alimentario de los Estados Unidos, que es el primer productor mundial. China es ya uno de los principales compradores de la Argentina. Ese volumen de compras puede incrementarse sustancialmente en el corto plazo. Puede afirmarse que la carta china constituye una alternativa estratégica de primordial importancia para el crecimiento de la economía argentina.


6) Infraestructura regional

Entre la Argentina y China, así como los demás mercados emergentes del Asia Pacífico, está Chile. La terminación de los nueve pasos asfaltados sobre la Cordillera de los Andes, que fueron acordados en el Tratado de Integración Física entre la Argentina y Chile, suscripto en 1997, posibilitará que las producciones de las economías regionales argentinas encuentren vías rápida de salida a los puertos chilenos sobre el Océano Pacífico, que nos vinculan con esos mercados, que son los de mayor dinamismo de la economía mundial.

La finalización de estas obras, que están mucho más avanzadas del lado chileno que en la parte argentina, se empalma con la concreción del proyecto del Corredor Bioceánico, destinado a unir los dos puertos de agudas profundas más importantes de la región, ubicados frente a ambos océanos: el puerto de Sepetiba, en las proximidades de Río de Janeiro y el puerto de Mejillones, en el norte de Chile. Las provincias del Norte argentino verán así potenciada enormemente su capacidad de desarrollo. Por sus rutas circularán las crecientes exportaciones brasileñas hacia los países del Asia Pacífico.

De la misma forma, adquirirá viabilidad económica el proyecto de construcción del Ferrocarril Transpatagónico, una iniciativa de los gobiernos provinciales de la región, que cuenta con el respaldo de un grupo de empresas canadienses, que contempla dos conexiones interoceánicas que facilitarán la comercialización de las exportaciones patagónicas por el Pacífico y de las exportaciones del sur chileno por el Océano Atlántico.


7) Red Federal de Autopistas

La construcción de una red federal de autopistas orientada a unir las capitales de provincia, más de un millar de ciudades y cerca del 80% de la población total del país, constituye una prioridad absoluta en materia de infraestructura. Un proyecto semejante, implementado en Estados Unidos a partir de 1956, por iniciativa del presidente Eisenhower, generó una transformación decisiva en la economía y en la sociedad norteamericana.

Se trata de adecuar a las actuales circunstancias el contenido de un proyecto de ley enviado al Congreso Nacional en 1998, que recoge una iniciativa elaborada por un equipo de técnicos coordinado por el arquitecto Guillermo Laura. La propuesta implica la construcción de diez mil kilómetros de autopistas, con una inversión de diez mil millones de dólares, financiada con un gravamen de diez centavos sobre el precio del litro de nafta, que empezaría a cobrarse proporcionalmente a medida en que sean habilitados los tramos de las obras proyectadas, a un centavo por cada mil kilómetros de autopistas construidas.

El impacto que tendrá la concreción de este plan de autopistas en la totalidad del sistema productivo modificará para siempre la geografía económica argentina.


8) La Cuenca del Bermejo

La puesta en marcha de las obras vinculadas con la cuenca del Bermejo constituye una extraordinaria oportunidad que tiene la Argentina para transformar su geografía económica, ensanchando su frontera agropecuaria con la incorporación a la actividad económica de otras diez millones de hectáreas, cuya explotación contribuirá fuertemente a la expansión del sector agroalimentario, un pilar indispensable para nuestra inserción en la economía mundial.

La realización del proyecto del Bermejo posibilita la instalación de nuevas colonias agrícolas y la fundación de nuevas ciudades en zonas despobladas del interior argentino, como ocurrió en la Pampa Húmeda argentina entre 1880 y 1910. Cuesta creer que en un país de 2.778.000 kilómetros cuadrados de superficie, sin contar la superficie Antártica, la última ciudad fundada haya sido la ciudad de La Plata, en 1882.

La nueva coyuntura económica internacional, caracterizada por la corriente expansiva de la economía mundial, la abundancia de capitales disponibles para proyectos productivos rentables y la multiplicación de los fondos de inversión, convierten ahora en viable la financiación internacional de las inversiones necesarias para concretar este proyecto demorado desde hace muchísimos años.


9) Nuevos puertos para el interior mediterráneo

Desde 1810, la historia argentina se ve recorrida por el conflicto de intereses entre las provincias del interior mediterráneo y el puerto de Buenos Aires. El gobernador de Santa Fe, Carlos Reutemann, acaba de lanzar una propuesta, aceptada por el gobernador de Córdoba, José Manuel De la Sota, de establecer un régimen de coadministración de ambas provincias sobre las estaciones portuarias en las ciudades de Santa Fe y Rosario.

La iniciativa en marcha hizo que el gobierno de Córdoba ya empezara a interesar a las empresas de la provincia en la utilización los puertos santafecinos para el transporte de su producción. Los gobiernos de Salta, Catamarca y Santiago del Estero demostraron ya su predisposición para sumarse a este proyecto, al que pretenden vincular con otra iniciativa, que elaboran las universidades tecnológicas de Santa Fe, San Francisco y Rafaela, relacionada con la rehabilitación de los ramales ferroviarios que unen al Norte argentino con el litoral para el transporte de sus cosechas de trigo, sorgo y algodón.

El acuerdo para la conformación de la Región Centro, firmado el año pasado entre Córdoba, que es la provincia más importante del interior mediterráneo, y Santa Fe, que es la provincia más importante del Litoral argentino, comienza a convertirse así en un espacio de convergencia entre las provincias de la Argentina mediterránea y las provincias del Litoral, un encuentro que prefigura una alternativa de equilibrio geoeconómico y geopolítico absolutamente inédita en la historia argentina. Avanzar en esa dirección implica otorgar partida de nacimiento a una nueva geografía económica argentina.


10) Software en español

La instalación en Córdoba de una planta de alta tecnología de una empresa transnacional de las dimensiones de Motorola pone de relieve la posibilidad concreta de alentar una oleada de inversiones destinada a colocar a la Argentina, en un espacio singularmente atractivo del negocio de las comunicaciones como es la producción de software en español.

La radicación de Motorola no es un caso aislado. Existe interés de otras grandes empresas transnacionales del sector en las posibilidades que tiene la Argentina como centro de producción de contenidos españoles para la Red. No es una casualidad. Los inversores aprecian que, junto a España y México, la Argentina es uno de los de mayor nivel educativo y cultural entre los países de habla hispana. Tampoco pasa desapercibida la circunstancia de que aproximadamente la mitad de los sitios comerciales en idioma español actualmente existentes en Internet hayan sido originados por argentinos.

Conviene tener en cuenta que la India e Irlanda, dos de las naciones de más alto crecimiento de la década del 90, basan una parte no poco significativa de su fuerte despegue económico de los últimos años en el hecho de haberse transformado en el segundo y tercer exportador mundial de software, por albergar poblaciones de habla inglesa con una elevada cantidad de técnicos y profesionales de alta calificación, que cobran sueldos notoriamente más bajos que sus colegas estadounidenses. Esas razones que motivaron a las grandes empresas a orientar hacia esos dos países, y no hacia adentro de los Estados Unidos, sus inversiones para la producción de software en inglés.

El español es el idioma que tiene en la actualidad mayor ritmo de expansión dentro de Internet. La Argentina tiene aquí una inmejorable oportunidad para participar activamente en un lugar destacado de la "nueva economía" que surge como consecuencia del ingreso de la Humanidad en la era del conocimiento.


11) Turismo y "cielos abiertos"

Cuando se plantea que la Argentina tiene una manifiesta ventaja comparativa en materia de recursos naturales, suele hacerse referencia, y con toda razón, a la producción agropecuaria, a los recursos energéticos (principalmente el gas), la minería, los recursos forestales y la pesca, pero no se menciona el turismo, una de las actividades más dinámicas de la economía contemporánea. Sin embargo, a lo largo de la década del 90, la Argentina desplazó a Brasil de su lugar tradicional como principal plaza sudamericana de turismo internacional. Pero ese salto es solo un punto de partida. Tiene que ser solo el comienzo de una expansión acelerada de la actividad turística. Porque el potencial turístico de la Argentina encierra todavía enormes posibilidades de crecimiento.

El desarrollo de una infraestructura adecuada, de la que también forma parte la red federal de autopistas, demanda combinarse con una apertura internacional en materia de tráfico aéreo, que incentive las corrientes turísticas, no sólo desde los países vecinos, sino también y básicamente de las provenientes de los países del Hemisferio Norte, en particular de los Estados Unidos. El avance hacia la implementación de una política de "cielos abiertos", suspendida por el actual gobierno, es una herramienta fundamental para el desarrollo de una actividad de servicios que es a la vez una importante proveedora de divisas y una fuerte proveedora de empleo.


12) Vivienda social

Existe un consenso generalizado acerca de que la vivienda propia constituye un signo importante de inclusión social. En la Argentina, las estadísticas oficiales indican que las carencias habitacionales afectan a tres millones de familias que habitan unidades de vivienda deficitarias. Dos tercios de esas carencias habitacionales pueden solucionarse mediante el mejoramiento, completamiento o ampliación de esas viviendas insuficientes o deterioradas.

Carlos Funes, un ex-diputado nacional justicialista por Santa Fe, realizó un estudio que establece que en la Argentina de hoy existen cerca de un millón de inquilinos que pagan anualmente alquileres que en total ascienden a más de dos mil millones de dólares por año, pero que no están en condiciones de adquirir la vivienda propia por dificultades en el acceso a la financiación bancaria. Este cálculo permite inferir que, en las condiciones actuales de mercado, en que los créditos hipotecario se suelen otorgar por plazos de quince o veinte años, existe una masa de capitales potencialmente disponibles de más de 30.000 millones de dólares para la construcción de un millón de viviendas populares de bajo costo.

Desde 1994, existen también en distintos lugares del país múltiples experiencias en las que los fondos correspondientes a los planes oficiales de vivienda son canalizados en proyectos de autoconstrucción comunitaria, protagonizados por los sectores sociales más particularmente carenciados (población rural extremadamente pobre, aborígenes, inundados, etc.), con la participación de los propios beneficiarios, de los municipios y de las organizaciones no gubernamentales. En esas condiciones, los costos por unidad son drásticamente más bajos que los costos de las viviendas entregadas "llave en mano". Caritas está ejecutando hoy un proyecto de esas características que beneficia a 1.300 familias.

La articulación entre una adecuada canalización de la masa de capitales empleada en alquileres por un millón de familias que no se encuentran en aptitud financiera para adquirir una vivienda propia y la utilización de esos mecanismos de autoconstrucción comunitaria focalizados en los sectores socialmente más vulnerables abre la posibilidad de resolver en un plazo históricamente breve, de entre cinco y diez años, la casi totalidad del problema de la vivienda en la Argentina.


13) Escuelas autogestionadas

La provincia de San Luis se ha convertido este año en la vanguardia de la experimentación educativa argentina. La puesta en funcionamiento de una experiencia piloto de cinco escuelas públicas autogestionadas constituye un hecho revolucionario, que está llamado a tener un fuerte impacto en el conjunto del sistema educativo argentino.

Los cinco establecimientos educativos puntanos incluidos dentro de esta nueva modalidad están administrados por asociaciones civiles sin fines de lucro, elegidas a través de un concurso, en el que las entidades intervinientes presentaron sus antecedentes y sus propuestas, tanto de carácter educativo como las relacionadas con la gestión administrativa y financiera de la escuela.

Las primeras evaluaciones realizadas por los organismos de control indican el éxito de la iniciativa: un elevadísimo grado de inscripción de alumnos, un bajísimo ausentismo de los docentes y una alta conformidad de los padres con un mecanismo que permite una extremada flexibilización en los sistemas de organización y de enseñanza.

La experiencia de San Luis se inscribe en una nueva tendencia mundial en materia de gestión educativa. Recoge el antecedente de las 1.700 "escuelas charter" existentes hoy en cuarenta de los cincuenta estados norteamericanos, que forman parte de un movimiento altamente dinámico y en acelerada expansión surgido en la década del 90, y de otras experiencias similares en curso en países como Holanda, Australia y Chile.

Las escuelas públicas autogestionadas de la provincia de San Luis marcan el rumbo de una transformación sustancial en el sistema educativo argentino, que tendrá que contemplar también la modificación de un sistema basado exclusivamente en la financiación de la oferta educativa, a través de la incorporación de mecanismos de financiación directa de la demanda educativa, al estilo del denominado "bono educativo" o "voucher", tanto en la enseñanza primaria como en el polimodal.

Hay un proyecto de ley, elaborado por Marcelo Elizondo, para inducir la implementación del sistema de escuelas autogestionadas en la ciudad de Buenos Aires.


14) Segunda Reforma Universitaria

La Argentina requiere una transformación profunda de su sistema universitario, un cambio estructural que, por sus dimensiones revolucionarias, es comparable a la reforma universitaria de 1918. Porque esta segunda reforma universitaria también demanda terminar con una estructura anquilosada y obsoleta.

La flexibilización de las carreras universitarias, la sustitución del actual régimen de organización por facultades por el sistema de departamentos y la articulación del funcionamiento en redes de la totalidad sistema universitario son tres instrumentos indispensables para encarar esta vasta transformación pendiente. Un reciente trabajo de Luis Jalfen expone una aproximación general a los lineamientos básicos de esa transformación.

Pero esta segunda reforma universitaria requiere también encarar la provincialización de las universidades públicas, una opción coherente con la estrategia global de descentralización del Estado que demanda la Argentina de hoy. Importa subrayar que ese traspaso de las universidades públicas a las provincias fue planteado por Juan José Llach en su libro "Educación para todos", aunque esa iniciativa, ni ninguna otra de las allí contenidas, haya podido luego ni ser mencionada por el autor durante su efímero paso por el Ministerio de Educación del actual gobierno.

Lo mismo ocurre con la búsqueda de mecanismos complementarios de financiación del presupuesto universitario, que necesita incrementarse con los aportes que pueden derivarse de un arancel diferencial a cargo de las decenas de miles de alumnos de familias pudientes que cursan sus estudios en las universidades públicas y de un pequeño gravamen de los profesionales egresados de sus aulas, afectados ambos a la financiación de becas para estudiantes de familias pobres, excluidos hoy de la posibilidad de acceso a una universidad falsamente gratuita, en la que los sectores socialmente más desprotegidos contribuyen a pagar los estudios universitarios de los jóvenes de la clase media argentina.


15) Alfabetización informática

Benito Juárez, un municipio bonaerense de alrededor de veinte mil habitantes, es protagonista en la actualidad de una experiencia educativa y social absolutamente inédita. A partir de una iniciativa lanzada en 1998 por la Secretaría de Planeamiento Estratégico, el municipio local, cuyo titular es Rafael Magnanini, y la Fundación Argentina en la Era de la Información, presidida por Juan José Marc, se puso en marcha un vasto proceso de alfabetización informática, protagonizado por la propia comunidad, a través de sus organizaciones no gubernamentales, cuyo objetivo es la capacitación masiva del conjunto de la población en el empleo de las nuevas tecnologías de la información.

El éxito del emprendimiento de Benito Juárez, al que se sumó posteriormente el municipio vecino de Laprida, constituye una respuesta concreta al principal desafío social de la época, que reside en la posibilidad de impulsar el acceso del conjunto de la sociedad, y no de una reducida minoría de privilegiados, a los beneficios de la revolución tecnológica de la informática y las telecomunicaciones que avanza a un ritmo formidable en la totalidad del planeta.

En un mundo en que la diferencia entre la inclusión y la exclusión social tienden a depender de la capacidad de acceso a las nuevas tecnologías de la información que tengan los países, las regiones, los grupos sociales y los individuos, la experiencia piloto que se desarrolla en Benito Juárez sienta las bases de un modelo original para poner en marcha una verdadera revolución educativa y laboral, de carácter participativo, orientada hacia la formación profesional y la capacitación laboral del conjunto de la población económicamente activa, en una época en que los vertiginosos cambios tecnológicos propios de la aparición de la sociedad del conocimiento hacen que la educación ya no pueda concebirse como una edad de la vida, sino como una dimensión permanente de la existencia humana y en la principal herramienta estratégica para la justicia social.

La Argentina está en excelentes condiciones para asumir este desafío. Tiene hoy una de las infraestructura de comunicaciones que está entre las tecnológicamente más avanzadas del mundo. Cuenta con una red de un millar de centros tecnológicos comunitarios, instalados entre 1998 y 1999 en otras tantas organizaciones no gubernamentales, por iniciativa de la Secretaría de Comunicaciones, centros que se han agrupado ahora en una federación de carácter nacional, absolutamente autónoma del Estado. Cuenta también con una red de más de ochenta mil organizaciones no gubernamentales, que constituyen el "stock" de capital social más desarrollado de toda América Latina. Cuenta, por último, con organizaciones sindicales de primer nivel, cada vez más volcadas a promover la educación y la formación laboral de sus trabajadores.

Sobre esas bases estructurales, es perfectamente posible avanzar en la implementación de un Plan Nacional de Alfabetización Informática, capaz impulsar un salto cualitativo en los actuales niveles de capacitación laboral de nuestra fuerza de trabajo, de modo de poder enfrentar y resolver el principal desafío social de nuestra época y de facilitar la incorporación de la Argentina como Nación, es decir como comunidad de destino histórico, a esta sociedad del conocimiento que comienza a emerger a escala planetaria.


16) Municipios y descentralización política

El municipio es el eslabón de la organización del Estado más vinculado directamente con la sociedad. Esta particularidad convierte a los municipios argentinos en actores primordiales para la ejecución de las reformas de segunda generación. Porque las reformas de segunda generación, que abarcan las áreas de la educación, la justicia, la seguridad, la salud pública y la acción social, reclaman ante todo una reformulación integral del sistema de instituciones públicas de la Argentina, basada en el principio y en la práctica de la descentralización política. Sin descentralización política, no existe un sistema institucional adecuado para tornar viables esas reformas, destinadas a dar respuesta al más importante y perentorio desafío de la época, que es el desafío social, que exige avanzar en la construcción de la comunidad organizada del siglo XXI.

En la década del 90, la Argentina protagonizó un fuerte proceso de descentralización política, que residió básicamente en una progresiva transferencia de poder, es decir de responsabilidades acompañadas de los correspondientes recursos, desde el Estado Nacional hacia las provincias. La provincialización de los sistemas de salud pública y de educación primaria y secundaria, el incremento de los fondos girados en función del régimen de coparticipación federal, los avances en materia de regionalización y la autonomía concedida a las provincias por la reforma constitucional de 1994 en materia de relaciones económicas internacionales son ejemplos elocuentes de esa tendencia.

Pero todo eso es apenas un punto de partida. Toca ahora profundizar esa dirección en todos los planos y avanzar en un nuevo salto cualitativo hacia una municipalización de los servicios y un creciente protagonismo de la sociedad civil, expresada en el inmenso tejido solidario de las organizaciones sociales argentinas.

El creciente protagonismo político de los municipios, su notoria ampliación y diversificación de funciones, su asociación en redes y consorcios intermunicipales, sus progresos en relación al planeamiento estratégico de las comunidades locales y su organización nacional a través de la consolidación de la Federación Argentina de Municipios - FAM - conforman las bases estructurales que permiten encarar una reinvención del Estado centrada en la descentralización política y la mayor participación de la sociedad.


17) Profundización de la democracia

La ciudad de La Plata protagonizó el pasado domingo 26 de noviembre un hecho inédito en la historia institucional argentina: la elección por el voto directo de los vecinos de los titulares de las dieciséis delegaciones municipales en los diferentes barrios de la capital bonaerense.

De esta forma, la comuna platense completa exitosamente un vasto proceso de descentralización municipal, liderado por el intendente Julio Alak, que comenzó con la constitución de Juntas Comunales en todos los barrios, cuyos integrantes son elegidos en asambleas de vecinos, y la vigencia del mecanismo del "presupuesto participativo", un instrumento que permite que cada uno de esos barrios de la ciudad de La Plata tenga participación en la asignación del destino de las partidas para obras públicas que les son asignadas en el presupuesto comunal. La Plata demuestra así que la descentralización política tampoco termina en el municipio, sino que se proyecta hacia una relación cada vez más directa entre el Estado y la sociedad.

Esta original experiencia de descentralización política en una ciudad de más de medio millón de habitantes señala un camino que ha generado ya interés en otros municipios, entre ellos el de la ciudad de Córdoba. Cabe decir que la casi totalidad de los municipios correspondientes a las capitales de provincia, de las comunas pertenecientes al conurbano bonaerense y ciudades como Mar del Plata y Bahía Blanca demandan imperiosamente la implementación de mecanismos de similares características que apunten a acortar las distancias entre la estructura del Estado y cada comunidad local.

Ni hablar de la urgencia que esto reviste en la ciudad de Buenos Aires, que reviste el carácter de un gigantesco "megamunicipio" cuyo estatuto fundacional prevé, desde hace ya cuatro años, la existencia de alcaldías barriales, cuya puesta en funcionamiento aguarda todavía la reglamentación pertinente por parte de la Legislatura porteña.

Nadie discute hoy en la Argentina la necesidad de una amplia reforma política, que contemple los mecanismos de financiación de la actividad partidaria, la obligatoriedad de las elecciones internas abiertas para la nominación de candidatos a cargos electivos y la modificación del actual sistema de las "listas sábana". Pero la experiencia institucional de La Plata va todavía más allá. Implica en la práctica el esbozo una verdadera "revolución política", basada en la profundización de la democracia reconquistada para siempre en la Argentina desde 1983.

De esta manera, La Plata se erige en pionera de esa "revolución política", que busca superar la crisis de representación que afecta a la casi totalidad de los sistemas políticos contemporáneos, a través de una línea de acción fundada en el principio de que "los males de la democracia se corrigen con más democracia", lo que exige colocar siempre lo más cerca posible de la base el poder de decisión sobre los asuntos concernientes a cada comunidad local.


18) Descentralización tributaria

No puede existir una descentralización política en profundidad sin una paralela descentralización tributaria. La reforma integral del sistema tributario argentino demanda una asunción creciente de responsabilidades por parte de las provincias y los municipios en la recaudación de impuestos y la fijación de las alícuotas impositivas. Esa transferencia de responsabilidades hacia las provincias y los municipios hará que las distintas jurisdicciones locales, ceñidas al cumplimiento estricto del principio de sustentabilidad fiscal, cuenten además con los incentivos concretos necesarios para profundizar la racionalización del gasto público.

Al mismo tiempo, la existencia de una relación más directa entre los contribuyentes y el gasto a nivel local crea las bases para un Nuevo Pacto Tributario, única forma efectiva y contundente de comprometer a las autoridades locales y al conjunto de la sociedad en la tarea de encarar la lucha contra la evasión impositiva, que asciende actualmente a más de 20.000 millones de dólares al año y constituye por lo tanto un factor fundamental de la difícil situación fiscal de la Argentina.

Existe una propuesta concreta sobre esta cuestión, elaborada por un equipo de especialistas, coordinado por Jorge Ávila - realizada a pedido del Consejo Empresario Argentino -, que plantea las bases de un nuevo sistema tributario, absolutamente descentralizado, con una reformulación de los impuestos nacionales, provinciales y municipales. La iniciativa contempla también la existencia de un Fondo Federal de Redistribución, para que las provincias de mayor desarrollo económico transfieran a las provincias más pobres una parte de su recaudación fiscal, sin intervención en ningún caso del gobierno central.

A partir de un debate en profundidad alrededor de esa propuesta, con seguridad perfectible, cuya implementación tiene que articularse con la puesta en funcionamiento de mecanismos de tercerización de la recaudación fiscal en todos los niveles del Estado, la Argentina está en condiciones de otorgar sustentabilidad fiscal a la descentralización política y, al mismo tiempo, remodelar su sistema impositivo en beneficio del crecimiento económico del país.


19) Reinvención del Estado

La ejecución de la descentralización del Estado es incompatible con el mantenimiento de las estructuras estatales preexistentes a su implementación. De allí la extremada procedencia del debate instalado, entre otros, por el gobernador de Buenos Aires, Carlos Ruckauf, y el gobernador de Córdoba, De la Sota, acerca del sentido de conservar la estructura de un Ministerio de Educación sin escuelas, de un Ministerio de Salud Pública sin hospitales o de un Ministerio de Desarrollo Social cuyos programas asistenciales son traspasados a las provincias y municipios para su ejecución. Habría que preguntarse seriamente si no es preferible la supresión lisa y llana de esos ministerios y la transferencia de sus funciones indelegables, en materia de planeamiento y de control, a los Consejos Federales de Educación, de Salud Pública y de Acción Social, en los que están representados el Estado Nacional y las provincias argentinas.

Hoy más que nunca adquiere sentido en el nivel del Estado Nacional la puesta en práctica del principio del llamado "presupuesto base cero", aplicado en Nueva Zelanda por Ruth Richardson, para impulsar una drástica reducción del aparato burocrático del gobierno central, acorde con una acelerada transferencia de responsabilidades de gestión a las provincias y a los municipios.

Esa reducción de responsabilidades administrativas permite además al Estado Nacional concentrarse en sus responsabilidades primordiales e intransferibles , entre las que sobresale el planeamiento estratégico, es decir la capacidad de prever, la aptitud para identificar las tendencias predominantes en cada momento, para adelantarse a los acontecimientos, de manera de estar en condiciones adecuadas ante cada cambio en las circunstancias de poder, como solía decir Perón, "fabricar la montura propia para cabalgar la evolución".


20) Protagonismo internacional

En el mundo que viene, el protagonismo internacional es condición para la existencia de la Nación. La Argentina de la década del 90 tuvo una activa presencia en el escenario mundial. La participación en la guerra del Golfo, la construcción del MerCoSur, la superación de los diferendos limítrofes con Chile, el alineamiento estratégico con Estados Unidos, que derivó en su conversión en aliado extra-OTAN, la reanudación del diálogo diplomático con Gran Bretaña, la solidaridad activa con la posición de la Iglesia Católica en defensa de la vida, asumida militantemente en todos los foros mundiales, y la iniciativa de constitución de los "Cascos Blancos", oficializados por las Naciones Unidas como un cuerpo oficial de la organización, son ejemplos contundentes de una vocación protagónica súbitamente abandonada en estos últimos doce meses de gris monotonía internacional.

Revertir esa tendencia implica retomar la iniciativa en relación al diálogo con Brasil, para promover la necesaria reformulación del MERCOSUR, fortalecer la asociación estratégica con Chile y acelerar las negociaciones orientadas a la configuración del ALCA son tres prioridades insoslayables y perentorias.

La creciente inserción internacional de las regiones, provincias y municipios argentinos, cada vez más relacionadas directamente con el mundo, hace necesaria la constitución de un Consejo Federal de Relaciones Exteriores, que contribuya a cimentar el nuevo carácter federal de la política exterior argentina.

La Argentina, por historia y por vocación, fue y es una nación que siente tener un mensaje propio que trasmitir en este mundo globalizado. Hacerlo sin tapujos es su responsabilidad intransferible e indelegable.


De cara al futuro

Ninguna de las propuestas apretadamente sintetizadas en estos veinte puntos pertenece al reino de la fantasía. No se trata de "qué lindo sería que..." , ni de un cuento de "Las mil y una noches" o de "Alicia en el país de las maravillas". Hablamos de hechos, de experiencias en marcha, de propuestas concretas, de cosas visibles y viables aquí y ahora. Estamos persuadidos de que aquí están planteadas para su discusión, ampliación y enriquecimiento las bases fundamentales de una propuesta de gobierno para salir de la crisis, para sacar a la Argentina de este limbo en que quedó confinada durante el año 2000.

Existen hoy condiciones estructurales, tanto de naturaleza internacional (un ciclo de expansión de la economía mundial) como de orden interno (las profundas transformaciones realizadas en los últimos años), como para que la Argentina vuelva a crecer a un ritmo del seis o siete por ciento anual acumulativo, como ocurrió en los primeros años de la década del 90. Sólo hace falta una visión estratégica y un sistema de poder político acorde con ese objetivo.

Por todo esto es que estamos convencidos de que, como decía en 1999 la propaganda electoral de la Alianza, "Hay otra Argentina posible". También estamos absolutamente seguros de que ésa Argentina no es este país estancado del año 2000. Porque esa "otra Argentina posible" tiene por delante una nueva década de reformas estructurales, orientadas a garantizar que los beneficios del crecimiento económico alcancen equitativamente a todos los sectores de la sociedad argentina. Porque, como bien decía Juan Bautista Alberdi, "la edad de oro de la Argentina no está en el pasado, se encuentra en el porvenir".

Si es cierto aquello de que la crisis es también oportunidad, lo que tiene por delante la Argentina en el año que se inicia es una oportunidad gigantesca, que es necesario aprovechar, con lucidez y decisión política. Por eso es que, desde este de centro reflexión para la acción política que es Segundo Centenario, al cumplirse cinco años de nuestra primera aparición pública, registrada en diciembre de 1995, comprometemos nuestro esfuerzo para profundizar todas y cada una de estas iniciativas en el curso de los encuentros mensuales del año próximo, un año crucial para el destino de la Argentina.

Pascual Albanese , 05/12/2000

 

 

Inicio Arriba