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Vigencia de la Visión Estratégica de Federico Pinedo |
Este trabajo está basado en dos conferencias sobre Federico Pinedo pronunciadas por el presidente del Instituto de Planeamiento Estratégico Dr. Jorge Castro en el Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires y en el Mercobank. Posteriormente, en marzo de 2001 fue publicado por la Editorial Nueva Mayoría de Buenos Aires, con una presentación de Rosendo Fraga, Director del Centro de Estudios Nueva Mayoría |
Es una personalidad rica y compleja la de Federico Pinedo. Se trata de una figura poco conocida entre la gente, ya que para la gran mayoría de los argentinos su imagen ha quedado diluida en el contexto del cuestionamiento generalizado a la llamada "década infame", surgido de la mayoría de los trabajos históricos sobre el período como así también de las expresiones del arte como la literatura, el cine y el teatro.
Uno de los pocos reconocimientos fue la biografía escrita por el político conservador Roberto Azaretto, publicada en 1998 y prologada por Domingo Cavallo, en la que dice que Pinedo "perteneció a una época en que los mejores exponentes de la sociedad se involucraban desde temprano en la actividad política".
Jorge Castro analiza con objetividad y profundidad un aspecto de Pinedo, como es su visión estratégica y en particular su capacidad de anticipación, al proponer a los Estados Unidos como eje de las relaciones exteriores de la Argentina, hace más de sesenta años.
Introducción
Sin un conocimiento acabado de los trazos fundamentales de la vida pública de Federico Pinedo, nacido en 1895 y fallecido en 1971, es imposible comprender la Argentina del siglo XX. La clave de la trascendencia del pensamiento de Federico Pinedo es que, como político y hombre de Estado unió siempre en un mismo movimiento la preocupación por la estrategia de crecimiento económico, la inserción internacional de la Argentina y la creación de las condiciones políticas internas que hicieran posibles una y otra.
Pinedo piensa que el crecimiento económico de la Argentina es inseparable de un determinado tipo de inserción internacional. Su formación está profundamente impregnada por la cultura y la experiencia de la generación del ochenta y, esencialmente, por las enseñanzas de su maestro Juan B. Justo, quien tempranamente comprende que no había alternativa autárquica al crecimiento de la economía capitalista, que ante todo tenía un signo mundial.(1)
Para Pinedo la posibilidad de crecimiento económico está determinada por el tipo de inserción internacional que adopta un país. La experiencia de la década del treinta le advierte que para sustentar un proceso de crecimiento económico a través de una determinada inserción internacional, es preciso crear las condiciones políticas internas que eviten el colapso económico y que impulsen un tipo específico de inserción en el mundo.(2)
Pinedo se convierte en un hombre de Estado porque actúa frente a la crisis. Es Ministro de Hacienda por primera vez en el medio de la mayor crisis mundial que vive el mundo moderno la cual afecta profundamente a la Argentina. Por este motivo, el punto de partida para comprender el pensamiento y la acción de Pinedo es analizar la naturaleza de la crisis del treinta.
La respuesta de Pinedo a la crisis del 30
En 1932, tres años después de comienzos de la crisis financiera internacional que se desata por el derrumbe de Wall Street en octubre de 1929, la producción industrial del mundo, excluida Rusia, se había reducido un 37% con respecto a la de 1929, el número de desocupados se había triplicado y las importaciones de todos los países habían bajado de 36.000 mil millones dólares oro de aquel entonces, a menos de 14.000 mil millones, es decir, en un lapso de tres años el nivel de importaciones en la economía mundial se había reducido un 60%.(3)
Por otra parte, el flujo internacional de capitales, que era prácticamente libre hasta el año 1929 se había interrumpido. Entre 1927 y 1933 el volumen de los préstamos internacionales cayó en más de un 90%.(4) El precio del café, el algodón y el caucho cayeron más del 50%, entre septiembre de 1929 y diciembre de 1930. El precio del trigo incluso sufrió un golpe mayor, cayó dos tercios en el mismo período. Asimismo los niveles de desempleo crecieron en forma alarmante; Gran Bretaña y Bélgica: 23%; Suecia: 24%; Estados Unidos: 27%; Austria: 29%; Noruega: 31%; Dinamarca: 32%; Alemania: 44%.(5)
Uno de los países más afectados por la crisis internacional es la Argentina, debido a su perfil netamente exportador de productos agroalimentarios. El resultado principal de la drástica disminución de las exportaciones fue una desarticulación de las finanzas nacionales que en ese momento se fundaban esencialmente en los derechos de aduana.(6) Los ingresos por exportaciones cayeron 34% en sólo dos años, las importaciones cayeron un 40%, la producción cayó 14% en un sólo año y los niveles de inmigración se reducen a cifras insignificantes.(7)
La forma en que los Estados Unidos reacciona frente a la crisis transforma la recesión provocada por el colapso bursátil de 1929 en una depresión que se prolonga a lo largo de la década del treinta. Entre 1929 y 1931, la producción industrial norteamericana disminuyó un tercio, las importaciones descendieron 70% y las exportaciones cayeron un 50%.(8)
En éste contexto, actúa Pinedo como Ministro de Hacienda del General Agustín P. Justo, el segundo ministro de esa cartera después de Alberto Hueyo. Este último enfrenta la crisis controlando las cuentas fiscales a través de una reducción de los gastos y de un aumento de los ingresos. Estas medidas son apoyadas por Pinedo como lo demuestra el siguiente comentario:
"No obstante el auge que adquirió la teoría de las finanzas compensatorias, conforme a la cual es aconsejable que en tiempo de depresión el estado gaste más de lo que percibe, ante la prueba de los hechos, no parece dudoso que lo realizado para sanear las finanzas en 1931-1934 haya sido conveniente. Ante la prueba de los hechos de entonces y la experiencia que se ha adquirido después en escala nacional y mundial, parece que fue razonable no limitarse a esa acción sin embargo en el campo financiero y actuar, como se hizo en otros campos."(9)
Pinedo no sólo mantiene la política de control de las cuentas fiscales adoptada por Hueyo, sino que, además, la complementa con otras tres medidas: 1) estabiliza la producción creando las juntas reguladoras como respuesta a la brutal caída de la demanda nacional e internacional que prácticamente colocaba a empresas competitivas nacionales en una situación de colapso; 2) crea el Banco Central que pasa a centralizar el crédito sin depender de la voluntad del gobierno; y 3) reforma el sistema financiero.(10) Sin embargo, el punto más significativo y novedoso de las medidas implementadas por Pinedo se encuentra en la ejecución de lo que ha aprendido de su maestro Juan B. Justo, quien ya había advertido el significado decisivo que tiene en el proceso de acumulación capitalista el sistema financiero. Pinedo comprende que el aspecto decisivo en el sistema capitalista avanzado está en el plano financiero y en ese momento histórico ese plano se expresa esencialmente en el tipo de sistema bancario. La banca, como instrumento institucional de la expresión del crédito, es el factor decisivo del desarrollo capitalista. Dice Pinedo, en su conferencia sobre algunas ideas económicas de Juan B. Justo:
"No creo que puedan las obras de Justo tomarse como exposiciones suficientes de la teoría monetaria, las que forzosamente tiene que considerar la posición y la actividad de los bancos, lo que Justo no conocía y a veces desdeñó. Dentro de su campo, Marx, en tomos que Justo no tradujo, y algunos discípulos de aquél, como Hilferding (cuya obra "El capital financiero", Daz Finanze Kapital, va a ser Pinedo uno de los pocos que conoció acabadamente en la Argentina) fueron más adelante en el análisis de los fenómenos monetarios. No es lógico por lo tanto, para quien quiere informarse en esas materias, quedarse en la etapa alcanzada por Justo ni creo que pueda ser útil en materia bancaria - por ejemplo - tomar algunas de sus recomendaciones, que no siempre fueron acertadas, pero será muy conveniente que los que gobiernan o influyen en los gobiernos o influyan en los gobiernos, sean oligarcas o no; estén favorecidos o no por la sensibilidad o sensiblería social recuerden las lecciones fundamentales en materia monetaria del gran maestro (Juan B. Justo), que pueden resumirse diciendo que a fuerza de creación de creación de moneda no se construye nada serio; que hay que ser muy escéptico en cuanto a las ventajas que puede traer a la colectividad, como conjunto, el aumento muy considerable de la cantidad de moneda y cuasi moneda, cualquiera sean los argumentos en que se fundan y que la clase que trabaja y vive de salario o de sueldo, en el momento en que vivimos, lo mismo que cuando Justo estaba entre nosotros, puede tener la certeza de que el aumento desmesurado de moneda o de lo que haga las veces de moneda va a ocasionarle dificultades y perjuicios, cualesquiera sea la sensibilidad social de los que la propugnen".(11)
El diagnóstico que hace el nuevo ministro es que el sistema financiero está prácticamente inmovilizado. Gran parte de los acreedores que han dado como garantía bienes inmuebles o activos han tenido que transferir su propiedad al sistema bancario. De modo que este sistema tiene una enorme cantidad de activos que no participan del circuito económico, y al mismo tiempo, el número de bancos que se encuentran en una situación de vulnerabilidad debido al número de créditos incobrables, es cada vez mayor.
Por esta razón, una de las primeras medidas que toma Pinedo apunta a revitalizar el sistema financiero. En este sentido, impulsa la creación del Banco Central, no para sustituir la convertibilidad, sino para generar condiciones que permitan regular el sistema financiero independientemente de la voluntad del gobierno de turno. Otra medida decisiva implementada por Pinedo es la revaluación del oro de la caja de conversión. La suma que consigue con la revaluación del oro existente - unos 700 millones de pesos de aquella época- le permite financiar la reforma del sistema financiero. Además, crea el Instituto Movilizador de Activos Bancarios, con el que va a sanear el sistema financiero. Finalmente, crea una estructura de defensa de la producción, que son las juntas reguladoras.
La clave de estas medidas está en la revitalización del sistema financiero. Porque las medidas destinadas a la defensa de la producción no son un elemento que pueda reactivar la economía. Esto depende de la recuperación de la demanda y ésta es esencialmente mundial. Sin embargo, la estructura defensiva de salvaguarda de la estructura productiva permitió mantenerla en pie hasta que la crisis se revirtiera.
El resultado de esta política, que iba mas allá de lo fiscal y que tiene como objetivo estratégico la revitalización del sistema financiero, es que cuando comienza la recuperación de la demanda, aproximadamente en 1937, la Argentina tiene un sistema financiero saneado. Sólo cuatro bancos han sido absorbidos por el proceso de reconversión, la estructura productiva del país ha sido resguardada a través de las juntas reguladoras. Por este motivo, cuando comienza la recuperación de la economía mundial, la Argentina tiene un sistema financiero capaz de financiar la recuperación.
El resultado de las políticas implementadas por Pinedo es que la Argentina, uno de los países más golpeados por la depresión mundial, es el primero que sale de la crisis en América Latina y el que lo hace de manera más rápida y acabada.(12) La fuerza que adquiere el movimiento sindical en la Argentina en los últimos dos años de la década del treinta, y que va a ser una de las razones que van a otorgarle un papel protagónico entre los años 1940 y 1945, radica, precisamente, en que, a partir del año 1938, prácticamente desaparece la desocupación.(13)
Los cuatro primeros años de la crisis mundial mostraron la aparición en gran escala de la desocupación en la Argentina. En el año 1938 la desocupación ha terminado y la reconversión extraordinaria del sistema financiero se logra sin ningún incentivo de monetización del déficit y sin ningún instrumento que genere inflación. Por esta razón, la clave del programa de Pinedo en los años 1933-1935 está en la comprensión del carácter estratégico que el sector financiero tiene en un país capitalista moderno, integrante de la economía mundial, como era la Argentina de esa época.
Diferencias entre el pensamiento de Pinedo y el New Deal
Es extremadamente revelador ver las diferencias que tiene la política implementada por Federico Pinedo en comparación con el New Deal en los Estados Unidos. Franklin Delano Roosevelt asume la presidencia norteamericana en enero de 1933. Ha llegado al gobierno con un programa que sostiene la prioridad de lo fiscal y, por lo tanto, la necesidad de reducir el gasto público y de aumentar los ingresos del Estado. Sin embargo, no advierte el significado estratégico que en una economía capitalista avanzada tiene el sistema financiero y, llevado por el extraordinario auge de la desocupación, intenta una serie de medidas destinadas a calmar este aspecto de la crisis. No obstante el único resultado visible de estas políticas es postergar la capacidad del sistema capitalista para resolver estos procesos de recesión. El capitalismo ha mostrado, en las diversas crisis que atravesó, una tendencia permanente a acelerar la caída de lo antiguo y generar condiciones para el surgimiento de lo nuevo. Este círculo de "destrucción creadora", en palabras de Schumpeter, es la característica definitoria de la lógica de la acumulación capitalista.
En la Argentina, la recuperación comienza plenamente a partir del año 1938, gracias a que el Estado fue capaz de salvaguardar la estructura productiva a través de las juntas reguladoras y de revitalizar el sistema financiero. En cambio, en los Estados Unidos cae el sistema financiero y junto a él seis mil bancos. La recesión se transforma en depresión y, cuando aparecen los primeros indicios de recuperación de la demanda mundial, no hay posibilidad de que esa recuperación se manifieste en un crecimiento económico inmediato, porque la estructura de New Deal, que ha intentado salvaguardar los aspectos más dolorosos del proceso recesivo norteamericano, se constituye en un fuerte impedimento para la recuperación.
Este es el primer momento en el que Pinedo se revela como un estadista. Usualmente los líderes políticos se desempeñan en circunstancias normales, pero sólo se sabe si un político es un estadista si enfrenta una crisis y la resuelve.
El Plan Pinedo y la Segunda Guerra Mundial
Pinedo enfrenta una segunda crisis que es la desatada por el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Para la Argentina, esto significa que la posibilidad de exportar su producción está cerrada, los mares se convierten en campos de batalla entre los países. En este contexto, la industrialización deja de ser una opción entre otras y es impuesta por los acontecimientos.
El estallido del conflicto pone al descubierto el triángulo forzoso al que está sometida la Argentina desde la década del treinta. Por un lado, depende de Gran Bretaña como principal mercado exportador agroalimentario y, por el otro, de los Estados Unidos en cuanto a capitales, tecnología y de bienes de capital.
Nuevamente la crisis obliga a innovar y Pinedo, Ministro de Hacienda por segunda vez, es el gran protagonista e impulsor de la innovación. En 1940 lanza uno de los planes más innovadores y más avanzados de toda la historia argentina, además de representar uno de los esfuerzos de política económica más racional a partir de una acabada compresión de lo que estaba en juego en el mundo, de las posibilidades argentinas, de las restricciones ineludibles y de la necesidad de que el crecimiento económico estuviera unido a una drástica readecuación de su inserción internacional.(14)
Pinedo plantea en 1940 una estrategia de crecimiento económico cuyo eje es una industrialización especializada, capaz de competir internacionalmente, utilizando sistemáticamente e intensivamente las materias primas nacionales.(15) Por lo tanto, con una intensa presencia de la industria agroalimentaria, lo que implicaba una doble reinserción internacional, hacia los Estados Unidos y hacia Brasil.
La estrategia de crecimiento económico propuesta por Pinedo, donde el componente industrial es fundamental y complementario al desarrollo agrícola, es al mismo tiempo una nueva forma de inserción internacional. Dice Pinedo en su mensaje al Poder Ejecutivo(16):
"Busca crear las condiciones necesarias para reactivar la economía nacional, acudiendo en ayuda de los productores mas duramente castigados por las circunstancias, para evitar la paralización de las actividades de la campaña y su propagación a otros sectores y ofreciendo estímulos a la iniciativa privada en la industria y en la construcción."(17)
La experiencia norteamericana mostró que la clave para una industrialización competitiva en términos internacionales radicaba en la ampliación del mercado, donde la industria pueda desplegar todo su potencial. Por este motivo es imprescindible la unión con Brasil:
"Todos los artículos que no se producen actualmente en ninguno de los dos países y los que se producen en uno de los dos y en el otro no, o en escasa cuantía, circularan en ambos países como en un solo territorio económico, sin abonar derecho aduanero alguno, agrega más adelante, si bien las circunstancias o las conveniencias van llevando a estos países nuevos hacia el camino de una progresiva industrialización se ha dicho, no sin razón, que para que el Brasil y la Argentina alcancen en ello, el grado de desarrollo que les permitan su recursos naturales sería necesario un gran acrecentamiento de su población y su mercado. La Argentina tendría que duplicar, por lo menos, el número de sus habitantes y el Brasil elevar la capacidad de consumo de los que tiene. Ello será obra de muchos años. Mientras tanto, las nuevas industrias que aquí y allá se vayan estableciendo se verán comprimidas por la relativa estrechez del mercado de consumo. Por qué esperar el tiempo lo que podría conseguirse de inmediato por un acuerdo económico entre varios países, que permita a esas nuevas industrias contar desde ahora con un amplio mercado equivalente a varias decenas de consumidores argentinos. Se produciría a más bajo costo en beneficio de ello y se habría realizado una más acertada distribución de la actividad industria.(18)
En otro discurso Pinedo sostiene que: "El Brasil como la Argentina no están en condiciones de inferioridad con respecto a ningún país de la tierra. No necesitamos que se nos aseguren condiciones artificiales de privilegio para que podamos colocar en el mercado universal cereales o café, lino y caucho, carne o algodón, cuero y lana. Todo eso y mucho más podemos producirlo y venderlo en condiciones que desafían toda competencia, procurándonos en cambio, en condiciones óptimas otros productos del trabajo humano."(19)
El papel de los Estados Unidos en el Plan Pinedo
Otro elemento central del plan de Pinedo de 1940 es su reconocimiento del significado de la civilización norteamericana. Pinedo retoma la tradición de los grandes viajeros argentinos a los Estados Unidos. Cuando Sarmiento recorre el país del Norte en 1847 reconoce al sistema político americano en los siguientes términos: "vi la democracia local norteamericana, esa cosa loca, anárquica pero llena de vida". También Carlos Pellegrini en 1902 afirma que si hubiera ido a Estados Unidos diez años antes, veinte años antes, hubiera comprendido de antemano la necesidad de abrir el sistema político, "porque la fuerza de los Estados Unidos, está en sus instituciones".
El maestro de Pinedo, Juan B. Justo, también había comprendido, al reconocer que los Estados Unidos no era un gran país entre otros, sino una civilización distinta. Pinedo viaja extensamente por Norteamérica y advierte, al igual que lo habían hecho Sarmiento, Pellegrini y Justo, que su fuerza estaba en sus instituciones y en su cultura antes que en su economía o en su poder militar. Dice Pinedo:
"La naturaleza ha dotado a los Estados Unidos en forma privilegiada, pero es el trabajo del hombre, es el empuje, la audacia, la tenacidad norteamericana, lo que ha puesto en valor toda la inmensa riqueza del país, sacando provecho de recursos que en otras partes del mundo, no se han explotado o explotado a medias, es la organización norteamericana, es su régimen político y social lo que ha hecho que la riqueza del país sean traducidos en el bienestar material de masas enormes de seres humanos".(20)
En junio de 1941, Pinedo pronuncia un discurso en Nueva York que revela su visión sobre los Estados Unidos:
"Nosotros los argentinos figuramos entre aquéllos que con más frecuencia han incurrido en el grave error de mirar a Europa como el modelo principal y casi exclusivo sin fijar nuestra mirada más que en forma esporádica en esta enorme nación, los Estados Unidos, que hasta hace poco parecía tan lejana de la nuestra y tan extraña a nuestro futuro destino. No hemos reparado en nuestro propio continente, un pueblo despejado y enérgico desarrollaba y organizaba una nueva forma de existencia."(21)
"Cuando se encuentra en nuestro continente la industria más avanzada de la tierra, cuando la producción fabril de América sobrepasa en importantísimas ramas a las de todos los demás continentes reunidos, cuando para muchos países de nuestro hemisferio el comercio interamericano es de lejos el más cuantioso, cuando sólo puede pensarse en Estados Unidos como proveedor de los capitales necesarios para la utilización de las grandes fuentes de riquezas que duermen inexplotadas en nuestros países, y cuando sólo mercados americanos pueden absorber grandes y crecientes cantidades de nuestra producción, puede decirse con exactitud que muy poco subsiste de las condiciones económicas patentes hasta el comienzo de este siglo, que explicaba nuestro pertinaz empeño en mirar con mas interés a los países de Europa que a los pueblos de América."(22)
Para Pinedo, la búsqueda de la inserción internacional de la Argentina con los Estados Unidos está pensada en términos del propio interés nacional y del contexto histórico. En ningún momento rechaza la posición de Roque Sáenz Peña, en la Primera Conferencia Panamericana de 1890, en la que rechazó la propuesta del gobierno norteamericano de creación de una zona de libre comercio hemisférica bajo el nombre Unión Aduanera, con el argumento de que la inserción de la Argentina en términos económicos estaba en Europa y no en Estados Unidos. La postura de Pinedo obedece a que considera que las decisiones de los líderes políticos dependen del momento histórico, y en ese período (1890) la opción por Europa era la más adecuada. Sin embargo, el mundo de principio de siglo no existía más y en el nuevo escenario internacional que surgía el papel de los Estados Unidos era absolutamente crucial. Por este motivo, el crecimiento económico, basado en una industria especializada en nuestros propios recursos naturales, depende de la construcción de un triángulo entre los Estados Unidos, Brasil y la Argentina. Al respecto, sostiene:
"Después de una gira por los Estados Unidos vuelvo a la Argentina profundamente convencido (dice al diario La Nación) de la necesidad de promover en toda las formas posibles, nuestro acercamiento hacia esa nación maravillosa. Los Estados Unidos no son un país: forman un mundo, rico, próspero, culto, progresista y emprendedor para el cual esta abierto el camino al futuro."(23)
El Plan Pinedo es un programa de industrialización, de creación de un segundo motor que complemente a la producción agrícola. Pinedo se negó siempre a descalificar el agro en favor de la industria. La industrialización que propone se construye sobre la base de las ventajas comparativas y se apoya en el uso intensivo de materias primas. Esta vinculación entre agro e industria da origen a las "industrias naturales", que son aquellas orientadas a la exportación, y especializadas en las materias primas nacionales.
El carácter estratégico de las condiciones políticas internas.
En esta visión es esencial el vínculo con los Estados Unidos y el acuerdo estratégico con Brasil. Sin embargo, Pinedo comprende que la mejor política económica, la más racional, la más comprensiva de las condiciones mundiales, poco puede si carece de legitimidad política.
Pinedo ha sido testigo directo de las dificultades que experimenta un gobierno con una legitimidad cuestionada. Su experiencia durante el gobierno del General Agustín P. Justo es su principal guía al respecto. Por esta razón, Pinedo se reúne con el líder radical Marcelo T. de Alvear en enero de 1941 en Mar del Plata y le propone un gran acuerdo nacional, cuyos puntos principales contemplaban la eliminación del fraude, la incorporación del radicalismo al sistema político y la creación de un gobierno de unidad nacional capaz de sustentar la estrategia de industrialización y la nueva inserción internacional.
Esta no es la última vez en que Pinedo advierte el carácter decisivo del logro de ciertas condiciones políticas que permitan el crecimiento económico del país y su inserción internacional. En junio de 1953, mientras está preso en la cárcel de Las Heras,(24) Pinedo le escribe una carta al Ministro de Interior, Angel Borlenghi, que ha ordenado su detención, en la que sostiene:
"Los hombres políticos que solo pueden ser hombres de estado, deben indicar lo que pueda hacerse en bien de la República en asuntos de capital importancia actual, sea partidario o adversario quien conduce el país." ¿Para qué el dialogo?, le dice a Borlenghi, para enfrentar y resolver los siguientes problemas que enfrenta el país, hay que mejorar -dice- la posición de la República Argentina en el comercio mundial, hay que resolver la falta, esto es la escasez, de divisas extranjeras, la moneda mundial, hay que aumentar la producción del agro, hay que rehacer los equipos de la industria y su financiamiento, hay que crear un mercado financiero y monetarios modernos."
Esta carta es enviada cuando Europa comienza a construir las bases de lo que sería conocido posteriormente como "el milagro europeo". En 1949 se implementa el Plan Marshall, a través de cual Estados Unidos reconstruye Europa con un total de 17.000 mil millones de dólares - sin contar la ayuda militar -. Gracias a estas divisas, los países de Europa occidental recuperan su capacidad de demanda y se incorporen al circuito de la economía mundial, que hasta ese momento estaba prácticamente limitado a los Estados Unidos.
Pinedo, que tiene el instinto conservador para el cual lo pragmático no es una condición más entre otras sino el punto de partida de un auténtico dirigente político, advierte que el régimen del General Perón ha comenzado el difícil cambio de su mecanismo. En 1948 se agota el crecimiento industrial basado en la expansión de la demanda interna a través del aumento de los salarios y de las pensiones. Ese crecimiento industrial extraordinario que el país experimenta entre 1946 y 1949 pierde impulso, al agotarse las reservas y las divisas disponibles en el Banco Central. Es entonces que Perón comienza la búsqueda y la construcción de un nuevo sistema que respete e incentive la lógica de la acumulación capitalista. Esto lleva al establecimiento de un nuevo equipo económico, encabezado por Alfredo Gómez Morales, quien comienza la búsqueda de nuevos incentivos para el agro, la firma del acuerdo con la Standard Oil y la realización del Congreso de la Productividad, donde Perón manifiesta por primera vez que "la estrella polar" de su pensamiento en el terreno económico es el aumento sistemático de la productividad.
La reconstrucción de la Europa de la segunda posguerra sobre la base del aumento incesante de la productividad que desata el Plan Marshall (1948) y el agotamiento en la Argentina del proceso de industrialización basado en la sustitución de importaciones son factores que Perón observa con un sentido estratégico, y que lo impulsan a proponer la realización de un congreso cuyo principal objetivo es instalar un nuevo consenso alrededor de la idea del aumento de la productividad como la estrella polar que oriente toda la acción de la economía y la sociedad. El Congreso de la Productividad es una respuesta a la línea principal del desarrollo de la evolución, aquella que mostraba que las naciones que más crecían eran las que aumentaban sostenidamente la productividad. (25)
Vigencia de la visión estratégica de Federico Pinedo
¿Qué queda de la visión estratégica de Pinedo en la actualidad? Lo primero que advertiría Pinedo es que nuevamente el valor decisivo en la lógica de la acumulación capitalista está en el campo financiero a través de la movilidad internacional de capitales. Sin embargo, diría que el sistema financiero ya no es primordialmente una estructura bancaria. Lo que está enfrente, como sistema financiero internacional, no es un conjunto de grandes bancos mundiales. Eso fue hasta la década del ochenta. Lo que se está produciendo ahora es un proceso extraordinario de descentralización cuyos protagonistas son fondos mutuales, fondos de pensión y compañías de seguro que crecen permanentemente y que no responden a ninguna visión de orden geopolítico, sino exclusivamente a una lógica de rentabilidad. Esta vez no son los grandes bancos los que controlan el sistema financiero, sino que es el sistema financiero descentralizado quien controla a los bancos.
El sistema financiero internacional absolutamente descentralizado, no regulado ni controlado por ningún banco central o grupo de bancos centrales, actúa de la siguiente manera: le presta o invierte a todo aquel que le ofrece la mayor tasa de retorno posible, o la mayor tasa de interés y aumenta la tasa de interés que cobra en relación a la inseguridad que percibe de su inversión o préstamo.
Esto significa que en la medida en que aumente la incertidumbre y el riesgo, también aumenta la tasa de interés o de rentabilidad que exige. Sin embargo, cuando la inseguridad adquiere un determinado nivel, la tasa de interés que se ofrece pierde significado y el capital financiero se retira. Es lo que ocurrió en México, entre octubre y diciembre de 1994, cuando más de US$ 30.000 mil millones se retiraron de un mercado que ofrecía las mayores tasas de interés en el mundo. No hubo forma de recuperar la inversión del sistema financiero internacional en México, hasta que su último pagador dejó de ser el Banco Central de México y pasó a ser la Reserva Federal Norteamericana.
Por este motivo, disminuir sistemáticamente el riesgo que se ofrece como país, como región o como actividad productiva es esencial ante las nuevas condiciones que impone el sistema financiero internacional como núcleo del proceso de globalización. No existe posibilidad de responder a estas nuevas condiciones sin una drástica disminución de la tasa de riesgo país.(26)
Por lo tanto, en un país estructuralmente dependiente de sus mercados financieros, la tasa de riesgo país es el vínculo estratégico entre lo interno y lo externo, porque sin financiamiento externo no pueden mantener en pie ni su estructura privada, ni su estructura pública.
Un segundo aspecto que le otorga vigencia al pensamiento de Pinedo se relaciona con la visión acerca de cual es el eje de la acumulación mundial en el momento actual. A esta altura, la respuesta se ha transformado en una demostración de sentido común: el núcleo de la acumulación mundial está indiscutiblemente unido a la innovación tecnológica liderada por los Estados Unidos. Este país es responsable del 23% de la producción mundial. Sin embargo, en la lista de empresas de tecnológica avanzada que integran el NASDAQ, las empresas norteamericanas representan el 66%. Es allí donde está la fuente de la acumulación y de la innovación tecnológica de nuestra época.
Un tercer aspecto tiene que ver con la creación de condiciones políticas internas. Este aspecto no puede aislarse de lo que sucede actualmente en el mundo. Este año, el Fondo Monetario Internacional ha revisado sus previsiones de crecimiento. Empezó con 4% de expansión de la economía mundial a comienzos del año, pasó al 4,5% poco tiempo después. Actualmente ubica tal crecimiento en el 4,7% y es muy posible que llegue a 5%. Incluso, estimaciones de consultoras significativas estiman que la economía mundial ya está sobrepasando el 5% de expansión en el año.
Los primeros dos trimestres de este año fueron los de mayor crecimiento de la economía mundial de los últimos 17 años. Estados Unidos, que tiene una economía de nueve trillones de dólares, la mayor del mundo, ha crecido dos trillones de dólares en la década del noventa, crece al 5% anual.
Asia-Pacífico, donde nace la crisis financiera internacional de julio de 1997, está creciendo al 8% anual. Los primeros seis meses de este año la República Popular China, con sus 1.260 millones de habitantes, crece también al 8% anual. Parece haber terminado el ciclo de declinación de los últimos siete años, donde tendía a crecer 7%.
En América Latina, México está creciendo al 8% anual. Brasil lo está haciendo al 4%. Chile va a crecer este año entre 6 y 7% del producto. Detrás de este proceso se produce lo que el presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, ha denominado "impulso secular"; es decir, que, no se trata de una simple recuperación de la demanda mundial, sino de un fenómeno que aparece una vez cada cien años en la historia del capitalismo y que se funda esencialmente en la revolución tecnológica que experimentan los Estados Unidos.
Los Estados Unidos están atravesando, sobre todo a partir de 1995, una explosión de productividad; los niveles de productividad y la tasa de empleo se han duplicado entre 1995 y el 2000 y si se mide el aumento de la productividad por la totalidad de los factores, no sólo del trabajo sino también del capital, es probable que esté cerca de haberse triplicado. Los Estados Unidos están en su décimo año de crecimiento consecutivo, tienen el nivel de desocupación más bajo de los últimos veinticinco años. Hay, en definitiva, un nuevo mecanismo de acumulación fundado en un nivel de productividad históricamente superior hasta lo ahora conocido.
Pinedo había comprendido tempranamente que el hilo conductor de la acumulación capitalista era la productividad. Por ese motivo, lo que sucede actualmente en los Estados Unidos le hubiera parecido el punto de partida para elegir la inserción internacional de la Argentina.
Paradójicamente, la Argentina del 2000 no está participando del proceso de expansión de la economía mundial. La economía argentina se estancó durante los primeros seis meses de este año y los datos más recientes muestran las mismas tendencias convergentes de contracción industrial. Esto significa que en el conjunto del año el nivel de crecimiento va a estar en el orden de 0,5%.
El desafío estratégico que enfrenta la Argentina es cómo evitar nuevamente la marginación en un momento de expansión de la economía mundial. Hasta ahora pareciera haber una regla común para la Argentina en las etapas de expansión de la economía mundial. Cuando se produce un proceso de crecimiento de la demanda mundial, y el país logra integrarse a ese proceso, crece al doble del promedio de la economía mundial. Por ejemplo, entre 1870 y 1913, la economía mundial creció el 2.5% en forma acumulativa, mientras que la economía argentina lo hizo un 5%.(27) Entre 1895 y 1913 la economía argentina creció al 8% anual acumulativo.(28) En la década de los 90 la Argentina experimentó el mayor crecimiento de los últimos sesenta años, a pesar de atravesar dos crisis financieras (Tequila y sudeste asiático).
Este año no hay crecimiento económico en la Argentina, mientras el mundo se expande extraordinariamente. La pregunta, por lo tanto, no es por qué en la Argentina hay recesión. El interrogante es por qué no hay un boom de crecimiento cuando la economía mundial está en pleno proceso de expansión. En definitiva, parece estar en juego nuevamente el tercer componente de la visión estratégica de Pinedo: aquel que afirmaba que la creación de condiciones políticas internas es un elemento fundamental para aprovechar las oportunidades que ofrece la economía mundial dentro de una inserción internacional determinada.
Por esta razón, es razonable afirmar que la visión estratégica de Federico Pinedo, en sus tres componentes fundamentales, sigue en pie, y es un instrumento valioso para que los argentinos puedan advertir cómo funciona el mundo y cuáles son sus posibilidades e imposibilidades, y centren su atención en la creación de las condiciones políticas internas, de las que en última instancia, todo depende.
Notas
1 Federico Pinedo, "Algunas ideas económicas de Juan B. Justo y la realidad contemporánea", Academia Nacional de Ciencias Económicas, Buenos Aires, pág. 26.
2 Juan José Llach, "El Plan Pinedo de 1940, su significado histórico y los orígenes de la economía política del peronismo", Desarrollo Económico 23:92 (enero-marzo 1984), Buenos Aires, pág. 531.
3 Eric. J. Hobsbawm, "Historia del Siglo XX", Critica, Buenos Aires, 1998; Charles P. Kindleberger, "Historia Económica Mundial del Siglo XX" Crítica, Madrid, 1986; Alan S. Milward, "La Segunda Guerra Mundial", Critica, Madrid, 1986.
4 Ibid.
5 Ibid.
6 Federico Pinedo, "Siglo y medio de economía argentina", CEMLA, Buenos Aires, 1961.
7 David Rock, "Argentina 1516-1987", Alianza Singular, Buenos Aires, 1991.
8 Eric. J. Hobsbawm, "Historia del Siglo XX", op.cit; Charles P. Kindleberger, "Historia Económica Mundial del Siglo XX", op.cit; Alan S. Milward, "La Segunda Guerra Mundial", op.cit.
9 Federico Pinedo, "Siglo y medio de economía argentina", op.cit., pág. 114.
10 David Rock, op.cit.
11 Federico Pinedo, "Algunas ideas económicas de Juan B. Justo y la realidad contemporánea", op.cit., pág. 26.
12 David Rock, op.cit.
13 Ibid.
14 Juan José Llach, "El Plan Pinedo de 1940, su significado histórico y los orígenes de la economía política del peronismo", op.cit.
15 Ibid.
16 El equipo que acompañaba a Pinedo estaba constituido por nombres que luego alcanzarían mucha notoriedad: Máximo Alemann, Raúl Prebisch, el joven Adalbert Krieguer Vasena, Felix Weil.
17 Federico Pinedo, "Mensaje al Poder Ejecutivo Nacional", Buenos Aires, 1940, pág. 147.
18 Informe Pinedo, pág. 152.
19 Federico Pinedo, "Discurso como Ministro de Hacienda en la Conferencia Económica Argentino-Brasileña", 1940, pág. 110.
20 Entrevista con el diario La Nación al volver de su viaje de tres meses y medio por los Estados Unidos, en septiembre de 1941, después de haber dejado el Ministerio de Hacienda.
21 Federico Pinedo, "Hablando de Argentina a los norteamericanos", Discurso en el National Foreign Trade Council, 19 de junio de 1941, pág. 46.
22 Idem, pág. 48.
23 Entrevista con el diario La Nación al volver de su viaje de tres meses y medio por los Estados Unidos, en septiembre de 1941, después de haber dejado el Ministerio de Hacienda.
24 Por decisión del gobierno del General Juan Domingo Perón, como resultado de la detención de todas las personalidades conocidas de la oposición debido al ataque terrorista que había sufrido un acto del partido gobernante en Plaza de Mayo.
25 Jorge Castro, "Perón y la Globalización", Catálogos, Buenos Aires, 1999.
26 Jorge Avila, "Riesgo Argentino y performance macroeconómica", Universidad del CEMA, Buenos Aires, 2000.
27 Carlos Díaz Alejandro, "Ensayos sobre la historia económica argentina", Amorrortu, Buenos Aires, 1983.
28 Ibid.
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Jorge Castro , 01/03/2001 |
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