Porqué estamos donde estamos?: la moratoria de la Unión Europea sobre transgénicos y la posición argentina .

 


Una nota del embajador Eduardo Ablin publicada en CLARÍN RURAL el 30 de agosto.
Eduardo R. Ablin (*)

El régimen adoptado para la introducción de organismos genéticamente modificados (OGMs) en la agricultura argentina mostró gran sabiduría, al inclinarse por la teoría del espejo, es decir considerar exclusivamente la aprobación -sujeta a un riguroso procedimiento de análisis de riesgo- de aquellos eventos vegetales que hubieran sido previamente autorizados por la Unión Europea (UE), nuestro principal mercado.

Sin embargo, a partir de 1998 la incorporación de tecnología vegetal genéticamente modificada (GM) se ha visto limitada por la falta de aprobación de nuevos eventos por parte de la UE (la denominada “moratoria”), así como la decisión unilateral de algunos Estados Miembros de la UE de prohibir la comercialización de diversos eventos transgénicos previamente autorizados a nivel comunitario (ciertos maíces en Italia, Austria, Alemania y Luxemburgo).

En la práctica ello significó congelar el estadio de desarrollo tecnológico de los OGMs en nuestro país, en la medida en que la aprobación, liberación al medio y autorización comercial de cualquier evento no aprobado por la UE podría poner en peligro el acceso de la mercancía argentina a su principal mercado. De esta forma, el desarrollo agrícola argentino se convirtió en rehén de las imprevisibles decisiones comunitarias, ya que al no poder avanzarse en el progresivo mejoramiento y adaptación de la tecnología GM a las condiciones agronómico-productivas en las diversas regiones del país, la productividad potencial de los cultivos se ve restringida, y con ello nuestra competitividad en el marco internacional podría deteriorarse. Dicho de otra forma, la agricultura argentina se ve menoscabada en sus expectativas potenciales de competir más eficientemente en el mercado mundial de diversos cultivos -principalmente soja y maíz- ante la imposibilidad de mejorar su tecnología incorporada en los nuevos cultivos GMs.

Este razonamiento, plenamente convalidado por la filosofía y la normativa de la OMC, constituye el núcleo del reclamo argentino. Sin embargo, cuando en mayo de 2003 nuestro país decidió adherir a las consultas convocadas por los EE.UU. en relación con la “moratoria”, diversos sectores no alcanzaron a visualizar la significativa relevancia de recurrir al esquema de solución de diferencias de la OMC para dilucidar este caso testigo. La propia UE manifestó su incomprensión respecto del paso argentino, ya que según su visión nuestro país se había “beneficiado” de la moratoria, al ubicarse en mejores condiciones que los EE.UU. para proveer maíz en el marco de la cuota ibérica, en tanto nuestras variedades GMs coinciden con aquellas aprobadas por la UE mientras que aquellas más usuales en los EE.UU. difieren de las europeas.

En esta interpretación radica gran parte del malentendido. Efectivamente, en el corto plazo Argentina se vió beneficiada desde 1998 por el desplazamiento de los maíces americanos de la cuota ibérica, que llegó a dominar hasta 2000. Pero una visión estratégica del interés nacional requiere extender el horizonte hacia el mediano plazo, a partir de un análisis de ventajas comparativas dinámicas y no estáticas. La ventaja alcanzada imprevistamente en la cuota ibérica -relativizada en 2001/2002 por la fuerte irrupción de Brasil- es de naturaleza estática. Por el contrario, la moratoria limita las ventajas dinámicas de la introducción de nuevos eventos de cultivos GM, su mejor adaptación a las condiciones agronómicas y edafológicas de nuestro territorio, y por ende la expansión de nuestra frontera agrícola hacia zonas donde los OGMs pueden desarrollarse competitivamente, contribuyendo a incrementar los rindes respectivos, así como reducir las pérdidas en las etapas de cosecha y postcosecha. En resumen, la progresiva y permanente incorporación de nuevas tecnologías GMs conllevan una dinámica productiva que la moratoria precluye.

Precisamente por ello nos confrontamos con un típico caso de anulación y menoscabo de las expectativas de competencia que las partes del Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio consideran protegidas a partir de su participación en el sistema multilateral de comercio. En este sentido estamos reclamando respecto de las expectativas de los productores argentinos de ganar mayor acceso a los mercados mundiales, en este caso el de la UE, para sus cultivos GMs, en la medida en que los mismos cumplan con los requisitos previstos en el Acuerdo sobre Medidas Sanitarias y Fitosanitarias para su aprobación. Por el contrario, la decisión infundamentada y arbitraria de la UE de mantener congelada la aprobación de nuevos eventos, cuyos rigurosos análisis de riesgo en muchos casos han sido completados favorablemente, priva a sus contrapartes comerciales de derechos consagrados en los acuerdos que integran la OMC, disminuyendo así el valor de las concesiones negociadas en la Ronda Uruguay.

Por ello, no cabe sorprenderse por el éxito ya alcanzado por las consultas sostenidas en la materia con la UE, en sintonía con los EE.UU. y Canadá. En efecto, el mero efecto de demostración generado por el desarrollo de las consultas ha contribuido a impulsar una rauda aprobación de los regímenes europeos de trazabilidad y etiquetado para OGMs, a cuya introducción subordinaban los Estados Miembros el presunto levantamiento de la “moratoria”. Independientemente de que la introducción de tal normativa pudiera también ser objeto de análisis a la luz de las disposiciones de la OMC, cabe destacar que apenas transcurrida semanas de las consultas la UE no sólo aprobó las normas sobre trazabilidad y etiquetado, sino también inició el debate sobre los regímenes de coexistencia de los cultivos convencionales y GMs en el ámbito europeo, evidenciando así su disposición a dar por concluida la moratoria.

Aún cuando cabe reconocer que todavía no se ha producido una puesta al día masiva en la aprobación de eventos pendientes, puede observarse una tendencia en dicha dirección, la cual se verá reforzada por el inicio del procedimiento formal de solución de diferencias, mecanismo al que recurren rutinariamente los Miembros de la OMC para zanjar sus controversias. A tal efecto, los tres co-demandantes ya citados (Argentina, los EE.UU. y Canadá) solicitaron recientemente la constitución de un Grupo Especial (“panel” en la terminología OMC) para analizar la compatibilidad de la moratoria UE con la normativa OMC. A pocas semanas de la reunión Ministerial de Cancún, destinada a evaluar las negociaciones de la Ronda Doha a mitad de período, tal decisión evidencia gran firmeza respecto de la validación del sistema multilateral de comercio, ya que se apunta a verificar el efectivo funcionamiento del acervo ya disponible en la OMC. Confrontamos así un caso testigo, en tanto del mismo debería surgir claramente que el sistema multilateral de comercio se sustenta en una filosofía de liberalización del comercio sobre bases competitivas dinámicas, donde las normas sanitarias no pueden ser utilizadas para limitar el dinamismo científico, en tanto el mismo cumplimente un estricto análisis de riesgo sustentado en la frontera del conocimiento científico disponible.

Por eso estamos donde estamos, es decir defendiendo el derecho de los productores argentinos a cultivar 98% de soja transgénica y casi 40% de maíz GM, en tanto con dicha tecnología mejoramos nuestra eficiencia productiva, y por ende nuestra competitividad internacional sobre la base de desarrollos sólidos, cuya inocuidad alimenticia ha resultado fehacientemente comprobada. Por ello tenemos la convicción que la UE, en tanto uno de los principales actores de la OMC, procederá prontamente a levantar todas las medidas nacionales y comunitarias que impiden la aprobación de nuevos eventos GMs, ya que ello se corresponde con la normativa multilateral.

(*) Embajador

Las opiniones vertidas son de exclusiva responsabilidad del autor y no comprometen a la institución en la cual se desempeña
Eduardo R. Ablin , 08/09/2003

 

 

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