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Los primeros cien días: el fin del principio |
Texto de la exposición de Jorge Raventos en la reunión del centro de reflexión política Segundo Centenario, llevada a cabo el día 2 de Septiembre de 2003, en el Hotel Rochester .
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Jorge Castro señalaba que hay un hecho decisivo en el panorama político, que es la falta de oposición con la que se encuentra el gobierno de Kirchner y su intención de reemplazar la debilidad electoral con la que surge con el apoyo de la opinión pública sobre todo de la clase media de los centros urbanos.
Esta apoyatura que busca Kirchner en los sectores medios urbanos quedó bien reflejada tanto por los votos recibidos por su candidato en la ciudad de Buenos Aires, la ubicación geográfica de ese voto, que lo coloca en misma ubicación geográfica que el voto de la Alianza en las elecciones anteriores, como en la negativa de amplios sectores de la ciudad de Buenos Aires y pese al apoyo que reflejan las encuestas de opinión pública, no en una encuesta sino en una elección, 4 de cada 10 porteños eligieron no acompañar al candidato del Presidente Kirchner, sino al candidato a quien el candidato Kirchner demonizaba como su principal adversario.
Así que tenemos una confrontación entre las encuestas de opinión pública y las dificultades de trasladar los apoyos de la opinión pública a los apoyos políticos concretos, sobre todo cuando se quiere endosar el respaldo de una figura a la otra. Pero me parece que el tema central que señalaba Jorge es el propio peronismo. Es decir, el hecho de que el peronismo, al mismo tiempo que se extiende por todo el sistema político argentino, se encuentra en una situación de fragmentación que no es nueva y que en realidad fue generada por el ex presidente Eduardo Duhalde, al evitar los mecanismos democráticos que podían permitir la generación de un liderazgo legítimo y unificado del peronismo y una candidatura unificada del peronismo en las últimas elecciones presidenciales.
El resultado de esto es que el peronismo, extendido a los liderazgos provinciales, incluyendo el liderazgo de Duhalde , observa con sorpresa y cierta desconfianza y sospecha, el intento de acumulación política que intenta desarrollar Kirchner con sectores de la izquierda territorial y sectores de origen netamente antiperonista. Y el peronismo, por el momento , no tiene una manera de reaccionar frente a eso que no sea que no sea la reacción del propio generador de la criatura que es Duhalde, que tiene que salir ahora a corregir los efectos de su propia invención . La fragmentación creada por Duhalde, en cierto sentido, beneficia este liderazgo virtual del ex presidente , porque al dejar al peronismo en jefaturas provinciales, y en un sistema de poder que no está unificado por el liderazgo y el debate político y la legitimación democrática , sino por los poderes sectoriales regionales , esta fragmentación termina favoreciendo a los sectores más importantes, como la provincia de Buenos Aires, que aspira a controlar esta especie de federación justicialista de liderazgo provinciales con el peso indudable de su aparato y con el peso que este aparato va a generar en el próximo Congreso Nacional.
La pregunta es si el peronismo en estas condiciones , con un primus inter. pares bonaerense, está en condiciones de afrontar los desafíos que la Argentina tiene hoy, con un presidente que intenta conducir al margen de ese poder que el peronismo tiene en todo el país, que provoca daños al peronismo, como en la provincia de Río Negro, donde las candidatura sostenida en principio desde la Casa Rosada no solo fracasa, intrínsicamente, porque sale cuarta y no consigue ni una intendencia en la provincia , sino que determina la derrota del candidato oficial del Partido Justicialista , situación que podría repetirse por las ambigüedades del gobierno nada menos que en la provincia de Santa Fe.
Sin la apelación al electorado peronista, sin la apelación al pueblo peronista y sin la decisión política expresada políticamente por el electorado peronista, cualquier intención de generar clubes de gobernadores puede ser un freno a esta política que está llevando Kirchner pero es un freno imperfecto, y es un freno que puede, a lo sumo, evitar una declinación rápida, pero no un dispositivo en condiciones de tomar los desafíos que la Argentina tiene y que están enmarcados en ese panorama que pintaba Jorge Castro en un principio y que hablaba de un mundo en constante integración, en el que la Argentina no tiene un proyecto propio de integración, en el que no estamos en esta polarización entre un capitalismo de alta tecnología con creciente productividad expresado por Estados Unidos y un crecimiento basado en la vinculación con el mercado mundial y en el desarrollo de producción con salarios bajos, que se expresa por China de una manera formidable.
En estas opciones, la Argentina no tiene una opción propia, no está desarrollando una opción propia , para generar capacidad competitiva y para establecer su papel en la región y en el mundo.
Tenemos por delante , a partir de estos cien días, en principio las elecciones en la provincia de Buenos Aires, y sobre todo en la Capital el día 14 en la que el Presidente Kirchner insiste en apoyar al candidato perdedor de la primera vuelta. Esa debilidad refleja la incapacidad de plantearse con seriedad los temas centrales que han sido abandonados en función de la agenda de un sector político de la clase media, que es una agenda de confrontación y no una agenda que el país necesita para salir adelante. De modo que la pared que preveía Jorge Castro es probablemente una pared bastante cercana.
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Jorge Raventos , 25/09/2003 |
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