|
La vigencia del pensamiento estratégico de Perón . |
Texto de la exposición de Jorge Raventos en la reunión del centro de reflexión política Segundo Centenario de mes de Julio de 2003, llevada a cabo el día 1° de Julio de 2003, en el Hotel Rochester .
Viene de
|
A 29 años de la muerte de Perón, el peronismo está atravesando una etapa en la que brillan por su ausencia los tres valores que el fundador del movimiento reclamó para "vencer al tiempo": organización, unidad, solidaridad. La situación que vivimos, el gobierno que tenemos y el momento por el que atraviesa el justicialismo son una consecuencia de que el peronismo no haya sabido, podido o querido actuar con unidad, solidaridad y organización.
La unidad se vio quebrada por las maniobras que impidieron que el pueblo peronista eligiera en internas partidarias un candidato presidencial y un rumbo. Así, mientras las dos terceras partes del electorado argentino votaron postulantes de origen peronista en los últimos comicios, el peronismo, como tal, estuvo ausente en las elecciones, dividido en tres fragmentos.
Cuando Perón proponía unidad, tanto en el movimiento como en la Nación, no estaba inspirado en un ideal de monolitismo rígido. Por el contrario: su planteo partía de la base de que el pueblo y el movimiento extraen su vigor y su riqueza de la diversidad vital que los componen. Pero hacía un llamado a la conciencia de uno y otro para que esa diversidad no se esterilizara en la atomización y la impotencia, sino que fueran sabiamente capaces de articular la diversidad en unión y sistema. Que fueran capaces de organizar esa diversidad para tener poder.
Sin unidad y organización no hay poder: ésos son los instrumentos para que la comunidad realice su destino en el mundo y para que el movimiento pueda impulsar eficazmente sus objetivos: la grandeza de la patria y la felicidad del pueblo.
Cuando Perón decía que "sólo la organización vence al tiempo", no estaba tampoco postulando el reinado de los aparatos ni la utopía reaccionaria de una nación inmóvil, enyesada en petrificadas estructuras burocráticas. "Vencer al tiempo" para él era sinónimo de afrontar los desafíos de la evolución, constantemente acelerada por el desarrollo de la tecnología y por la búsqueda humana de niveles superiores de integración.
Organización, entonces, no es para Perón un concepto estático, sino el instrumento conceptual y social más adecuado para "cabalgar" el tiempo, la evolución, los cambios de época.
Los grandes conductores no se limitan a ver: prevén. Prever no es sinónimo de adivinar. Prever es tener la capacidad presente de detectar las líneas de fuerza principales de los procesos históricos, sus fuerzas motrices.
Y Perón supo prever que la evolución avanzaba en el sentido de la conformación de grandes unidades integradoras: el continentalismo y el universalismo. Preparó así conceptualmente al peronismo y a la Argentina para el formidable cambio de época que hoy atravesamos, la globalización y la tendencia a la constitución de una sociedad planetaria. Lo hizo con la visión de quien sabe que negar la realidad o afrontarla con esquemas ideológicos o con lamentos es inconducente. Como decía Maquiavelo: "Es más conveniente seguir la verdad efectiva de la cosa que su imaginación".
Para afrontar el desafío de ese formidable cambio de época sin que la vitalidad nacional se vea disuelta en ese proceso se requiere poder: y el poder es la confluencia de la comprensión y la organización.
Que la Argentina oficial de estos días proclame el "liderazgo natural" de Brasil poco tiene que ver con la solidaridad regional o con la búsqueda realista de una revitalización seria de la sociedad MERCOSUR, y bastante, en cambio, con la falta de comprensión y de organización nacional, es decir, de poder.
Este gobierno, como todos sabemos, llegó adonde está con el voto del 21 por ciento de quienes sufragaron el 27 de abril. Y, según nos explican los medios, ha venido tratando, durante su primer mes de gestión, de "ganar poder".
Sus movimientos se desplegaron en varios sentidos interrelacionados. Por un lado se ha lanzado a ocupar espacios en instituciones, politizándolas en el sentido de lo que Huntington llama "poder subjetivo", es decir desplazando por motivos de confiabilidad (o inconfiabilidad) personal/grupal de la cúpula gobernante y reemplazando con el mismo criterio. Por otro, ha buscado acumular fuerzas fuera del peronismo, en los sectores del llamado "arco progresista", no-peronista o antiperonista. Por último, ha desarrollado una estrategia de confrontación que no se dirige sólo a lo que parece ser "el Mal Absoluto", esto es, el menemismo, sino que incluye a otros sectores del justicialismo, imputados de ser más o menos próximos a aquel "mal" o, simplemente, porque "algo habrán hecho".
Aunque no puede verificarse en este mes de gobierno un abordaje más o menos significativo a los problemas reales de la sociedad argentina, los medios coinciden en asignarle al gobierno un hiperactivismo político. Esa hiperactividad se ha desplegado fundamentalmente en las ofensivas descriptas. El problema de las ofensivas reside en que, si no son seguidas de una rápida victoria, el tiempo juega en contra de ellas.
En cualquier caso, el cuerpo del peronismo, incluso dividido como hoy se encuentra, ha comenzado a dar muestras de reflejos defensivos. Los movimientos del gobierno, sus operaciones y sus alianzas extramuros parecen hoy despertar la conciencia aturdida de las viejas recomendaciones de Perón.
No se trata de oponer al confrontacionismo faccioso del oficialismo, una política de facción aparentemente opuesta, sino de reconstruir la política de integración nacional y de movimientismo ni sectario ni excluyente que Perón predicó. Tampoco se trata de diluir los perfiles políticos, las propuestas o las diferencias en una dialéctica envaselinada que niegue verbalmente los conflictos. Se trata de resolver esas diferencias apelando a la acción política y a la decisión democrática -del peronismo en las cuestiones del movimiento y del conjunto de la sociedad en la problemática general del país.
Unidad, solidaridad, organización. La herencia de Perón adquiere hoy más actualidad que nunca.
|
Agenda Estratégica , 17/07/2003 |
|
|