El escenario Latinoamericano se mueve sin la Argentina .

 

El acuerdo bilateral de libre comercio entre Chile y Estados Unidos, constituye un punto de inflexión en el proceso de reacomodamiento del escenario regional sudamericano y un importante factor de aceleración del ritmo de la integración económica continental .
El anuncio oficial sobre el acuerdo bilateral de libre comercio entre Chile y Estados Unidos, establecido entre el presidente socialista trasandino Ricardo Lagos y la administración republicana de Washington, constituye un punto de inflexión en el proceso de reacomodamiento del escenario regional sudamericano y un importante factor de aceleración del ritmo de la integración económica continental que habrá de culminar con la puesta en funcionamiento del ALCA.

Quien parece haber tomado rápido conocimiento de esta mutación estratégica es sin duda Luis Ignacio Da Silva (Lula) , cuya entrevista con George W: Bush desmiente en los hechos todos los pronósticos agoreros y catastrofistas acerca de que la asunción del nuevo mandatario brasileño habría de marcar un distanciamiento entre Brasil y los Estados Unidos, que en la actualidad ejercen precisamente la copresidencia del foro hemisférico de negociación del ALCA, en el inicio de la fase decisiva de las tratativas multilaterales.

Lo mismo podría decirse del también presidente electo de Ecuador, coronel Lucio Gutiérrez, quien a pesar de haber surgido de una coalición política entre los sectores nacionalistas del Ejército y las organizaciones indigenistas no ha cesado de proclamar su firme decisión de mantener, y aún de profundizar, la dolarización de la economía ecuatoriana como un piso estructural necesario para sus planes de reforma social.

Cabría afirmar que esta determinación adoptada Gutiérrez es exactamente la contraria al rumbo asumido en la Argentina por el actual gobierno de transición en enero pasado, cuando resolvió salir del régimen de convertibilidad, en lugar de profundizarlo como el punto de partida para afrontar la crisis y para implementar las múltiples reformas estructurales pendientes.

Lo cierto es que tres presidentes sudamericanos insospechables de norteamericanismo, como Lagos, Lula y Gutiérrez, emiten señales de su intención de adecuarse a las reglas de juego internacional, mientras que las autoridades argentinas podrían convertir esta semana a la Argentina en el primer país no africano que entra en "default" con los organismos multilaterales de crédito.

En política internacional existen simbolismos que, más allá de lo meramente protocolar, tienen una enorme significación política. Este año, que coincidió con el período más crítico de aislamiento externo que haya padecido la Argentina desde la guerra de Malvinas, todos los presidentes latinoamericanos estuvieron en la Casa Blanca para entrevistarse una vez, y en algunos casos dos, con Bush. Hubo solo cuatro mandatarios que no lo hicieron: Fidel Castro, Hugo Chávez, Luis González Macchi y Eduardo Duhalde.
En las actuales circunstancias, la prioridad absoluta de la Argentina es sin ninguna duda la reinserción internacional del país. Es más que evidente que este gobierno de transición ya no está en condiciones de avanzar en esa dirección. Esa tarea será entonces la primera que estará obligado a asumir el futuro presidente electo. De su capacidad para lograrlo depende las posibilidades que tenemos de salir de la crisis.
Pascual Albanese , 12/12/2002

 

 

Inicio Arriba