CHINA ANTE UN CAMBIO HISTÓRICO

 

George Kennan, uno de los intelectuales norteamericanos que más influyó en la estrategia de los Estados Unidos en la era de la "guerra fría", decía que "en Asia todo es distinto, incluso el comunismo".Tenía razón: el XVI Congreso del Partido Comunista Chino acaba de protagonizar un cambio político de dimensiones históricas.
El país más extenso del planeta, con una superficie de 9,6 millones de kilómetros cuadrados, que alberga en su territorio a más de una quinta parte de la población mundial, que ha conseguido en los últimos veintitrés años cuadruplicar su producto bruto interno y triplicar en ese mismo lapso el ingreso "per cápita" de sus 1.300 millones de habitantes (una verdadera epopeya que no encuentra antecedentes en ninguna otra nación ni en ninguna época de la historia universal), acaba de protagonizar, de un modo absolutamente pacífico, un cambio político de extraordinarias dimensiones, que habrá de signar su destino nacional durante las próximas décadas.

George Kennan, el intelectual norteamericano que más influyó en la elaboración de la estrategia de los Estados Unidos en la era de la "guerra fría", decía entonces: "en Asia, todo es distinto, también el comunismo". Tenía razón: los 2.114 delegados al XVI Congreso del Partido Comunista Chino, surgidos de un proceso electoral que duró ocho meses, no sólo ratificaron el giro estratégico hacia la economía de mercado, impulsado desde 1979 por Deng Xiaoping y seguido en los últimos trece años por Jiang Zemin, sino que avanzaron decididamente en la adecuación política de su poderosa estructura partidaria a esos formidables cambios estructurales registrados en esas dos décadas.

Tal vez la novedad más importante aportada por este Congreso sea la incorporación al estatuto partidario de la denominada "teoría de las tres representaciones", elaborada por Jiang Zemin, que implica la ampliación de la base de representación social del PC chino, hasta ahora centrada básicamente en los sectores obreros y campesinos, para abrir sus filas al nuevo, pujante y dinámico empresariado surgido de las reformas económicas realizadas en los últimos años.

Esta profunda innovación ideológica y política determinó también que el estatuto partidario modificara la fórmula tradicional según la cual "el Partido Comunista constituye la vanguardia de la clase obrera", para sustituirla por una nueva definición, la que señala que "el Partido Comunista es la vanguardia de la clase obrera, del pueblo chino y de la nación china".

En línea con esta nueva concepción, el Congreso del PC chino, primero posterior al ingreso del país a la Organización Mundial de Comercio (OMC), oficializada hace exactamente doce meses, decidió renovar de un plumazo a la mitad de los 198 miembros titulares de su Comité Central y a seis de los siete integrantes de su máximo organismo de conducción : el Politburo. Solamente el actual vicepresidente Hu Jintau, quien en marzo próximo sucederá a Jiang Zemin como Jefe de Estado, conservó su puesto en el Politburo, ampliado ahora a nueve miembros.

Este relevo tiene un claro sentido generacional. La edad promedio del nuevo Politburó es de 55 años, entre quince y veinte años menos que el anterior. En términos chinos, es el ascenso de la "cuarta generación", encabezada por Hu Jintau, de 59 años, que toma la posta dejada por la "tercera generación", expresada por Jiang Zemin, de 76 años, la que a su vez había sucedido a la "segunda generación", liderada por Deng Xiaoping, tras la desaparición de la "primera generación", que fue la de Mao Tse Tung.

Sin embargo, como ocurriera con Jiang Zemin en relación a Deng Xiaoping, este recambio generacional está fundado en la continuidad de las líneas fundamentales vinculadas con la "economía socialista de mercado" y la profundización de la inserción internacional del país en el escenario mundial de la globalización. Hu Hintau fue precisamente uno de los discípulos predilectos de Deng Xiao Ping, quien en su momento promovió su ingreso en el Comité Central. Jiang Zemin retiene asimismo el control de la Comisión Militar, que ejerce el control político de las Fuerzas Armadas. Además, seis de los nueve nuevos miembros del Politburo están considerados como dirigentes muy cercanos al líder saliente.

Tanto la implantación de la "teoría de las tres representaciones" como el ascenso político de la "cuarta generación" son el resultado de un amplio y prolongado debate interno en un partido que tiene hoy 65 millones de afiliados. Los comunistas chinos han estudiado en profundidad otras experiencias de países en los que distintas fuerzas políticas, ampliamente hegemónicas durante un largo período histórico, alentaron reformas económicas exitosas, pero perdieron el poder en el curso de esa transformación.

En particular, los dirigentes chinos prestaron atención a los casos del Partido del Congreso en la India, el movimiento que fundara Mahatma Ghandi y continuara el Pandit Nerhu, y del Partido Revolucionario Institucional en México. La conclusión, que a algunos puede resultar paradójica, fue que esos movimientos revolucionarios habían perdido el poder porque se habían ido divorciando paulatinamente de la sociedad, ya que no habían sido capaces de integrar en su seno a los nuevos actores económicos y sociales aparecidos justamente a raíz del éxito de esas mismas reformas estructurales que habían protagonizado políticamente.

En China existen actualmente alrededor de 26 millones de empresas privadas, urbanas y rurales, que generan aproximadamente dos tercios del producto bruto interno. Este análisis comparativo determinó la necesidad de iniciar a tiempo una apertura política, que permitiera que esos nuevos actores, que no son por supuesto únicamente los empresarios sino también la nueva clase media emergente en las ciudades de la costa (unos 130 millones de personas) y, en particular, lo que los chinos denominan las "fuerzas intelectuales avanzadas", equivalente terminológico de los trabajadores del conocimiento, tuvieran su propio espacio de representación dentro del sistema de poder del Partido Comunista, incluido su Comité Central, erigido ahora en vanguardia no solo de la "clase obrera" sino del "pueblo y la nación china". Zhang Ruimin, de 53 años, mencionado en 1999 por el "Financial Times" en su listado de "los grandes emprendedores del mundo", resultó así el primer empresario chino elegido para formar parte del Comité Central partidario.

Cabe afirmar que la institucionalización de las "tres representaciones", acompañada por el advenimiento político de la "cuarta generación", configura el camino propio y original escogido por el comunismo chino para avanzar en la senda de una apertura política históricamente inevitable y que, al mismo tiempo, preserve la gobernabilidad de la nación más populosa de la Tierra.

Puede decirse que el "socialismo con características chinas", hoy irreversiblemente volcado hacia la economía de mercado y la apertura internacional, tiene como condición fundamental, virtualmente excluyente, el mantenimiento de la hegemonía política del Partido Comunista Chino, que en esta nueva etapa de su larga historia busca ahora, en un experimento que habrá de seguir bien de cerca, expresar al conjunto de la sociedad. En relación a la cuestión de la relación existente entre modernización económica, pluralismo político y democracia, es altamente probable que estemos ante un nuevo enigma para los sinólogos occidentales, siempre tan tentados a universalizar sus propios modelos teóricos y categorías de pensamiento y a equivocarse por no tomar suficientemente en cuenta las intransferibles singularidades históricas y culturales que distinguen a cada pueblo.

Jorge Castro , 18/11/2002

 

 

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