¿500 millones de estadounidenses?

 

Las fuerzas demográficas están separando a Estados Unidos y Europa. Si la tendencia continúa, cambiará fundamentalmente la posición de Estados Unidos en el mundo.
La demografía es el destino, dijo Auguste Comte, un filósofo francés del siglo XIX. Bueno, no exactamente, es la réplica correcta, porque también importan otras cosas, y hasta las tendencias demográficas pueden cambiar a través de las décadas. Pero es ciertamente importante y sus efectos perduran por más tiempo, y tienen un impacto más amplio, que la mayoría de las otras fuerzas sociales o económicas. Deberían prestar más atención a las tendencias en la población la mayoría de los políticos, economistas, sociólogos y hasta aquellos que estudian las relaciones internacionales. Por que algo extraordinario está sucediendo, precisamente ahora, en las poblaciones de los Estados Unidos y de Europa Occidental.

Más estrictamente, el cambio extraordinario está teniendo lugar justo en los Estados Unidos. Pero, si continúa, abrirá una brecha destacable entre los países ricos de los lados opuestos del Atlántico, que tendría grandes consecuencias políticas para todos ellos.

Hasta el presente, los países de Europa Occidental están siguiendo lo que parece ser un camino demográfico normal: a medida que se transformaron en más ricos después de 1950, sus tasas de fertilidad cayeron bruscamente. El número promedio de hijos nacidos de cada mujer durante su tiempo de vida cae bien por debajo de la "tasa de reemplazo" de 2,1 - la tasa a la cual la población permanece estable -, a menos de 1,4 en la actualidad. Los Estados Unidos siguieron también ese comportamiento, hasta la década de los 80. Pero entonces sucedió algo sorprendente: la tasa de fertilidad norteamericana revirtió su declinación y hasta aumentó bastante rápidamente, volviendo por encima de la tasa de reemplazo.

Durante las décadas de los años 80 y 90, tanto Norteamérica como Europa también admitieron un montón de inmigrantes. Pero mientras que la inmigración de Europa fue suficiente meramente para mantener aproximadamente estable su población, la combinación de la inmigración y la fertilidad en ascenso - tanto entre los norteamericanos nativos como en los inmigrantes recientes - expresan que la población de Norteamérica creció a tasas que exceden la mayoría de las expectativas. Si, como ahora esperan los demógrafos, las tasas más altas de fertilidad de Estados Unidos persisten o si se elevan aún más, durante el próximo cuarto de siglo la población de ese país aumentará de los 281 millones de hoy a 350-400 millones y, para 2050, podría estar en cualquier rango entre 400 y 550 millones. La población de Europa Occidental, mientras tanto, probablemente continuará cayendo.


El elixir de la juventud

¿Entonces qué? Una población mayor ofrecerá montones de problemas, desde el apiñamiento urbano a mayores costos en educación, incluso, quizás, nuevas tensiones sociales. La ventaja muy valorada de Europa en la "calidad de vida" de sus ciudadanos podría, con esta teoría, ser aumentada claramente por estas tendencias. Y una gran población no es, por sí misma, una ruta a la riqueza o al poder, sea militar o económico. Si así fuera, India y China deberían ser desde hace tiempo los países más poderosos del mundo.

Pero la excepcionalidad demográfica de Estados Unidos no depende meramente en las cifras crudas. En cambio, reside en la naturaleza del crecimiento de la población y de lo que ese crecimiento producirá en su estructura demográfica. Si persiste el aumento de la tasa de fertilidad entre los estadounidenses nativos significará que el crecimiento es estable - no habrá una súbita adición de una vasta reserva de pobres, como ocurrió con la unificación alemana - y un poco más balanceado étnicamente de lo que se supuso previamente. Si embargo, el aspecto más importante puede ser resumido en una sola palabra: juventud. Mientras que la población de Europa estará, en promedio, envejeciendo, la de Estados Unidos permanecerá mucho más joven. Esto aumentará la carga en el gasto de educación, pero reducirá la carga en jubilaciones y cuidado de la salud para los más ancianos, especialmente hacia mediados del siglo. Una población más joven probablemente significa menores costos laborales (como lo fue, por ejemplo, para Japón durante las décadas de los 60 y 70, cuando su fuerza de trabajo era más joven que la de Estados Unidos) y, muy probablemente, una cultura más emprendedora.

En otras palabras, usted no lo ha visto todo, todavía. Estas tendencias sugieren que cualquiera que suponga que los Estados Unidos están ahora en el cénit de su poder económico o político está cometiendo un gran error. Existen cantidad de otras formas por las cuales Estados Unidos podría debilitarse a sí mismo económica o políticamente, pero la demografía ofrecerá una buena base para el crecimiento futuro, y la fortaleza. Los Estados Unidos podrían devenir todavía más poderosos de lo que son hoy, aún si - como es de esperar - países en desarrollo populosos, como India y China, también consiguen ser más ricos. Por todo esto, la demografía definirá la agenda política local en los Estados Unidos, aumentando todavía más la importancia de la educación y del desarrollo urbano y forzando a ambos partidos a tratar más esforzadamente de conquistar los corazones de los votantes latinos.


Más vieja, más sabia, pero más débil

La demografía debería establecer también la agenda de Europa. Los europeos ya conocen que sus sociedades están envejeciendo y esto hace que tengan que encontrar caminos que alivien las cargas de jubilaciones y salud. Lo que estas tendencias demográficas también sugieren, sin embargo, es que el crecimiento de la Unión Europea para incorporar a los países más pobres de Europa Central y Oriental es aún más urgente de lo que se pensaba previamente. No hará a Europa más joven, porque las poblaciones de los países orientales también están envejeciendo, pero brindará alguna nueva chispa emprendedora, especialmente si se toma seriamente la solicitud de Turquía y si se propicia la migración a Europa Occidental desde los países recien incorporados (y desde todas partes). Si los europeos no estuvieran preocupados por su posición relativa con los Estados Unidos, entones quizás esto no importaría. Pero todo el discurso, al menos entre los políticos, de unirse para fortalecer la voz de Europa en el mundo, sugiere que lo están.

Esto tendría un impacto tanto en lo económico como en lo geopolítico. El impacto económico es bastante claro. Kenneth Prewitt, ex titular de la US Census Bureau, argumenta que "en la lucha por encontrar trabajadores que sustenten economías en crecimiento, las naciones que son hospitalarias a los inmigrantes tendrán una ventaja". Los inmigrantes van donde están los amigos y la familia para darles la bienvenida y ayudarlos a conseguir trabajo. ¿Dónde encontrarán una bienvenida más hospitalaria, en Europa o en los Estados Unidos?

El impacto geopolítico es más difuso, pero bastante poderoso. En la actualidad, las conexiones políticas y los valores compartidos de Estados Unidos con Europa son todavía sólidos, aunque enfrentados. Pero con el tiempo los lazos de familia y cultura de Estados Unidos se multiplicarán y fortalecerán con las principales fuentes de su inmigración. Principalmente América Latina, pero también el Este y Sur de Asia. A medida que esto suceda, es probable que alejará aún más la atención de los Estados Unidos sobre Europa.

Síntesis de dos artículos publicados originalmente en "The Economist".
Agenda Estratégica , 05/09/2002

 

 

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