Es urgente un acuerdo político de emergencia.

 

La actual administración no está en condiciones de garantizar la culminación exitosa de la transición institucional. Resulta urgente, entonces, impulsar un acuerdo básico de emergencia entre los distintos precandidatos presidenciales.
La aceleración de la crisis no se compadece con los tiempos del calendario electoral. Las declaraciones del Secretario del Tesoro estadounidense, Paul O'Neill, y del Subsecretario del Tesoro, John Taylor, hacen aún más inciertas las expectativas de un acuerdo cercano entre el gobierno argentino y el Fondo Monetario Internacional que vaya más allá de la anunciada postergación del próximo vencimiento. El saldo de la sigilosa visita a Buenos Aires realizada por el embajador Richard Mc Cormack, enviado especial del presidente George Bush y jefe del Centro de Estudios de la Casa Blanca, quien estuvo reunido entre otros con el presidente Duhalde, con Carlos Menem y con Ricardo López Murphy, corrobora esa impresión. La consecuencia inmediata de esta constatación es la prolongación del aislamiento externo de la Argentina, el fin de la "meseta" y la proximidad de un nuevo punto de inflexión descendente en la situación económica y social.

En este contexto, es más que evidente que la actual administración no está en condiciones de garantizar la culminación exitosa de la transición institucional. La ilusoria alternativa de seguir el supuesto camino "independiente" del FMI adoptado por Malasia en 1997, barajada actualmente por ciertos sectores del gobierno, se parece más a un chiste de mal gusto que a una opción concreta de política económica. Resulta urgente entonces impulsar una recomposición del poder político antes aún de las próximas elecciones. Esto exige un acuerdo básico de emergencia entre los distintos precandidatos presidenciales, similar al gestado semanas atrás en Brasil, que exprese una voluntad común relacionada con la reinserción internacional del país, lo que en las actuales circunstancias demanda un entendimiento con los organismos multilaterales de crédito.

Demás está decir que ese objetivo puede parecer demasiado ambicioso si se tienen en cuenta las posiciones asumidas por candidatos como Elisa Carrió o Luis Zamora. Sin embargo, es posible encarar ya mismo un primer paso en esa dirección, mediante un acuerdo de ese tipo entre los distintos precandidatos del justicialismo, cuya concreción implicaría en sí misma una fuerte señal política en el plano internacional.

Al respecto, existe un antecedente políticamente valioso: el acuerdo de catorce puntos suscripto meses atrás entre el presidente Duhalde y los gobernadores peronistas, que contiene la clara definición de "respetar los acuerdos internacionales y refirmar la vocación de integrar la Argentina al resto del mundo" y de "garantizar las acciones que establezcan en forma inmediata un sistema financiero sólido y estable".

En términos prácticos, un pronunciamiento conjunto de todos los precandidatos presidenciales del justicialismo que ratifique el contenido de ese documento constituiría un hecho de enorme significación en orden a la restauración de un clima de previsibilidad política y económica en la Argentina, condición primera y absolutamente indispensable para la reconstrucción de la confianza interna y externa.

Carlos Menem acaba de manifestar públicamente su disposición favorable a una iniciativa de esta naturaleza. Cabría descontar que José Manuel De la Sota y Juan Carlos Romero, en su momento firmantes de esos catorce puntos, no tendrían inconvenientes en sumarse. Hacen falta entonces sendos pronunciamientos de Adolfo Rodríguez Saá y de Néstor Kirchner, que no lo hicieron en aquellas circunstancias.

Días pasados, la Asociación de Empresarios Argentinos - AEA -, que preside Fulvio Pagani, exhortó precisamente a retomar la línea programática esbozada en esos catorce puntos. Esa declaración de los máximos dirigentes empresarios puede sentar las bases para una importante convergencia de fuerzas orientada hacia la reconstrucción del poder político. Si se pone a la altura de las circunstancias, el peronismo está en condiciones de realizar así, aquí y ahora, un aporte fundamental en el corto plazo a la gobernabilidad presente y futura de la Argentina.
Pascual Albanese , 05/09/2002

 

 

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