El beneficio detrás de la burbuja.

 

Aún después de las grandes pérdidas, Estados Unidos de América está mejor que antes, afirma el economista jefe de "Business Week".
Como si fuera un film corriendo hacia atrás, muchas de las corporaciones gigantes que crecieron rápidamente hacia la prominencia en los años 90 están retrocediendo a una velocidad aún mayor. Los íconos de la Nueva Economía, como WorldCom, Enron y Global Crossing, están desapareciendo en una nube de mala contabilidad. La América corporativa está siendo obligada a emitir corrección tras corrección, señalando que muchas de las ganancias registradas en los años recientes eran más manufacturadas que reales. Y el mercado de acciones está languideciendo: El índice de las 500 acciones de Standard & Poor's está 17 % por debajo del inicio del año.

Tomados en su conjunto, estos problemas están llevado a muchos economistas a especular si el éxito de la Nueva Economía era, al final, simplemente una burbuja, una hipótesis forzada por la prensa o por Wall Street, y que muchas de las ganancias de los 90 desaparecerían tan velozmente como había colapsado Enron Corp.

No tenga miedo. En cuanto la espuma desaparezca, habrá quedado abundante solidez en los mercados financieros y en la economía. Mientras que en algunos sectores se han formado cráteres - notablemente en las telecomunicaciones y los servicios públicos -, el conjunto del índice S & P 500 se ha más que duplicado desde el comienzo de 1995, cuando las ganancias de productividad por el gasto en tecnología se hicieron visibles por primera vez y los precios de las acciones despegaron. Esto se traduce en un retorno anual de 10,2 %. Aún más, virtualmente cualquier indicador de la salud de la economía es más intenso ahora que en 1995. En particular, los salarios reales, el gasto en capital de las empresas y el crecimiento de la productividad están mucho más altos que lo que estaban hace siete años, a pesar de la recesión de 2001.

La combinación de crecimiento seguido por una caída ha dejado a Estados Unidos mejor que cuando se inició. Esto puede parecer un frío bienestar para los inversores que no pueden olvidar el dinero que perdieron en el mercado durante el último par de años. Pero la evidencia sostiene la premisa básica que subyace a la Nueva Economía: Que la inversión en tecnología de la información combinada con la reestructuración corporativa puede impulsar sustancialmente la productividad y el resultado económico. Más aún, sugiere que la economía de Estados Unidos sería capaz de otra vuelta de sólido crecimiento.

Todo esto, por supuesto, supone que el mercado de capitales y la economía han tocado fondo, lo que no es una cosa segura. Otro ataque terrorista y el descubrimiento de problemas financieros de importancia en más empresas grandes podrían enviar al mercado a otro colapso. Y la economía, aunque en clara recuperación, es vulnerable a un decrecimiento: la confianza de los consumidores cayó 3,5 % en junio, hay escasa evidencia todavía de una recuperación sostenida en el mercado de trabajo y el dólar está cayendo contra el yen y el euro.

Es también cierto que, en algunos casos, tomó considerable tiempo despejar el exceso de un crecimiento fuera de control de la inversión. Ejemplo: los efectos posteriores al impacto de la quiebra petrolera de mediados de los 80 en Oklahoma y Texas continuaron sintiéndose por años. Y más de una década después que el mercado de acciones de Japón comenzó a caer en 1990, la nación no se ha recuperado todavía de su resaca post-burbuja.

Por ahora, sin embargo, parece que los Estados Unidos están saliendo de su boom de inversión en mucha mejor forma que Japón. A pesar de las caídas y los clavos en los mercados financieros, alrededor de la mitad de las acciones en S & P 500 han producido retornos anuales por encima del 10 % desde los inicios de 1995. Hasta el predominantemente tecnológico NASDAQ tuvo un retorno anual de 8,3 % durante ese período.

En el mundo real, la economía está actuando bastante bien. Los salarios ajustados por la inflación crecieron 13 % durante los pasados siete años, el mejor salto en tres décadas y un don para la mayoría de los norteamericanos. La inflación - excluidos los alimentos y la energía - es de sólo el 2,5 %, por debajo del 2,9 % de 1005. Y el crecimiento de la productividad durante los tres últimos años es a una tasa del 3,1 %, mucho más rápido que el 1,5 & visto en la primera mitad de los 90 y durante toda la década del 80.

La fortaleza de la productividad es la mejor manera de decir si el boom fue solo exuberancia justificable acerca de la nueva tecnología o una supresión masiva del pensamiento racional. Históricamente, las burbujas especulativas son seguidas por un período de productividad débil y de baja inversión, mientras las empresas se encuentran a sí mismas clavadas por los bajos retornos de sus gastos de capital. Las empresas japonesas, por ejemplo, invirtieron fuertemente en maquinaria nueva durante los años dorados de los 80. Pero este gasto de capital nunca pagó. Después que la expansión terminó, el producto por trabajador en Japón aumentó a menos del 1 % por año durante la primera mitad de la década del 90. En efecto, el gasto había sido desperdiciado.

En contraste, las firmas estadounidenses generaron grandes ganancias de productividad aun mientras la economía estaba en recesión el año pasado. Esto es altamente inusual y sugiere que las inversiones en tecnología de la información de los 90 están pagando finalmente, aunque quizás con una demora más larga que la esperada. Esto también tiene implicancias para el gasto futuro: Si las empresas ven los beneficios de sus inversiones pasadas estarán más inclinadas a poner dinero en proyectos similares, especialmente si los beneficios comienzan a rebotar en la segunda mitad del año.

En verdad, las compañías nunca realmente detuvieron el gasto. A pesar de la mala performance del NASDAQ y de la depresión de Silicon Valley, el gasto de las empresas en equipos y software de tecnología de la información es alrededor de 75 % más elevado hoy que lo que era en 1995, según el Departamento de Comercio. Aun los despachos de equipos de comunicaciones no militares - el sector más duramente golpeado - crecieron un 40 % durante los últimos siete años.

Estas ganancias se reflejan en los informes financieros de las firmas tecnológicas líderes, que muestran cuánto ha crecido la demanda de tecnología. Con todos sus problemas actuales con respecto a los picos de la expansión, Intel y Sun Microsystems aproximadamente han duplicado sus ventas de 1995, mientras que los ingresos de Microsoft se han más que cuadruplicado. Y Cisco Systems Inc., a pesar de haber absorbido una desastrosa eliminación de inventarios en 2001, informó en el último trimestre ventas por más de 5.000 millones de dólares, más de ocho veces sus ventas de 581 millones durante el primer trimestre calendario de 1995.

El otro pilar de la Nueva Economía, los servicios financieros, también ha salido bien parado. El boom de los 90 fue construido en gran parte sobre la capacidad de los negocios para conseguir capital barato y la creciente participación de los individuos estadounidenses en los mercados financieros. Esto impulsó las acciones financieras, las cuales en conjunto casi cuadruplicaron su valor desde 1995 hasta el pico del mercado en el 2000.

Dado el mercado bajista y la desconfianza general de Wall Street y de la América corporativa de estos días, uno podría esperar que gran parte de esas ganancias se hubieran extinguido. Pero la combinación de bajas tasas de interés, la expansión en viviendas y el flujo continuado de nuevos bonos corporativos hizo que el sector financiero prosperara. Las empresas financieras han sumado 24.000 puestos de trabajo durante el año pasado y los beneficios están cerca de los niveles récords.

Como resultado, el índice de los servicios financieros de S & P está abajo sólo el 18% con respecto a su pico de comienzos de 2001. En conjunto, el sector ha mostrado un retorno anual de 17 % desde 1995. El precio de la acción de Capital One Financial Corp., la compañía de tarjetas de crédito, está casi el 1.000 % arriba de su valor a principios de 1995, mientras que Lehmann Brothers Inc. creció un 700 %.

Esto no es decir que la economía de Estados Unidos no desarrolló algunos excesos reales en 1999 y 2000. La manía punto-com, especialmente hacia su final, estaba claramente desconectada de las realidades económicas y de las firmas. En las telecomunicaciones, la combinación de la desregulación y el exceso de confianza en la nueva tecnología envío a las acciones de las telcos primero en una espiral hacia arriba y luego se sumergieron.

Ahora, la mayoría de los medios y la atención de los inversores están enfocadas en descubrir las maniobras que infiltraron a ciertas compañías y sectores durante los 90, y en encontrar maneras de prevenirlas en el futuro. Así debería ser. Pero ayuda recordar que aun después de dos años de retroceso, la Nueva Economía ha dejado a la mayoría de los consumidores, inversores y empresas estadounidenses en mejor forma de lo que estaban cuando se inició la expansión.

Artículo publicado originalmente en "Business Week".
Michael J. Mandel , 05/08/2002

 

 

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