Alerta rojo.

 

Ahora el tiempo político ya no puede calcularse en meses. Empieza a medirse en términos de semanas, tal vez de días.
En un gesto muy poco común dentro de los usos y costumbres habituales en las centrales empresarias, y mediante un pronunciamiento conjunto que tiene un tinte de dramática advertencia, los presidentes de la Sociedad Rural Argentina, Enrique Croto, y de la Cámara Argentina de Comercio, Jorge Di Fiore, acaban de expedirse en favor de un drástico adelantamiento de la fecha prevista para la asunción de un nuevo gobierno constitucional.

La oportunidad política de esta inédita solicitud empresaria está en relación directa con dos datos de enorme importancia. El primero es la previsión acerca de una muy probable profundización de la crisis económica, con su inevitable secuela de conmoción social. El segundo es que están a punto de agotarse los plazos legales para que la elección presidencial pueda tener lugar antes de fin de año y que, en este contexto, resulta francamente ilusoria la posibilidad de que el actual gobierno de transición pueda controlar el curso de los acontecimientos durante los diez meses que todavía restan para llegar al 25 de mayo del 2003.

La manifiesta intención política exhibida por un sector del gobierno en el sentido de ganar tiempo para intentar, por distintos medios, influir en un cambio de tendencia en lo que se insinúa ya como el previsible desenlace de la "interna" partidaria del justicialismo puede entonces convertirse en un error estratégico de funestas consecuencias.

La fulminantemente rápida y legalmente inobjetable declaración de inconstitucionalidad del decreto de necesidad y urgencia que procuraba frenar la ejecución de las resoluciones judiciales originadas en los recursos de amparo contra el "corralito financiero", un verdadero manotazo de ahogado conocido el miércoles y con sentencias judiciales adversas en apenas veinticuatro horas, revela hasta que punto no quedan ni espacio ni tiempo disponibles para nuevas dilaciones en relación a la adopción de las medidas indispensables para impulsar una drástica reestructuración del sistema bancario.

Mientras tanto, la difusión de las cifras oficiales que confirman que el índice de desempleo trepó al 21,5 %, que en los últimos doce meses la recesión destruyó 750.000 puestos de trabajo y que el porcentaje de la población argentina que vive por debajo de la línea de pobreza superó el 50 % completan un escenario económica y socialmente catastrófico.

En las actuales circunstancias políticas, no existe virtualmente ninguna posibilidad de frenar esta fenomenal caída. Con un agravante adicional: La finalización de la etapa de mayor liquidación de divisas provenientes de las exportaciones permite prever que en pocas semanas más habrá de registrarse una nueva alza en la cotización del dólar, que unido al impacto del inminente aumento en las tarifas públicas habrá de empujar hacia arriba el índice de precios.

No es éste el momento más propicio para seguir "jugando a la política". Más adecuado sería recordar que, como señalara Charles De Gaulle, "la política es el arte de conducir lo inevitable". Y también, como solía decir Perón, que "la única verdad es la realidad " y que "en política, quienes no tengan cabeza para prever, tendrán que tener espaldas para aguantar ". Ahora, el tiempo político ya no puede calcularse en meses. Empieza a medirse en términos de semanas, tal vez de días.
Pascual Albanese , 26/07/2002

 

 

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