La globalización política.

 

La globalización de la economía ha generado las bases materiales para el surgimiento, por primera vez en la historia del hombre, de una verdadera sociedad mundial. No sólo la economía se ha globalizado. También está en marcha un proceso de acelerada internacionalización política.
La polémica suscitada en torno a las polémicas declaraciones formuladas por el presidente uruguayo, Jorge Batlle, cuyo contenido francamente crítico contó con el llamativo respaldo de la mayoría de la opinión pública argentina, es una demostración palpable de este fenómeno.

Por encima del exabrupto diplomático, no cabe discusión alguna sobre la directa repercusión que tiene sobre el Uruguay lo que sucede actualmente en la Argentina, así como la incidencia que habrá de tener en nuestro país el resultado de las próximas elecciones presidenciales brasileñas o el desarrollo de los acontecimientos políticos en Colombia.

Por ese motivo, la presencia de una delegación del Partido Justicialista, encabezada por Carlos Menem, en la asamblea que realizará en Washington la International Democratic Union (IDU), organización internacional liderada por el Partido Republicano estadounidense, constituye un hecho político de singular importancia. Mucho más en el actual contexto de aislamiento externo que padece hoy la Argentina.

En términos globales, existen en la actualidad tres grandes internacionales políticas: la IDU, la Unión Mundial Demócrata Cristiana y de Partidos Populares y la Internacional Socialista. Las dos primeras son primas hermanas: la mayoría de sus integrantes revistan a la vez en las filas de ambas organizaciones. Ese es el caso del Partido Popular Español, que lidera José María Aznar, de Forza Italia, el partido de Silvio Berlusconi, y del RPR, el movimiento de Jacques Chirac, y, en la Argentina, del justicialismo.

La diferencia principal entre estas dos organizaciones estriba en que la IDU tiene una nítida impronta estadounidense, mientras que la internacional demócrata cristiana es de raíz netamente europea. En rigor de verdad, la IDU es la única organización internacional que cuenta con la participación de uno de los dos grandes partidos norteamericanos. El Partido Demócrata estadounidense no tiene ninguna afiliación internacional.

La Internacional Socialista, en cambio, es la expresión cabal de la socialdemocracia europea. En la Argentina, está vinculada orgánicamente al radicalismo, a través de Raúl Alfonsín, y al FREPASO. Sin embargo, en el actual escenario político está virtualmente destinada a erigirse en la apoyatura externa a la candidatura de Elisa Carrió.

La situación política argentina avanza hacia un escenario de polarización electoral, signado por la aparición de dos grandes coaliciones de fuerzas. Una es la coalición de izquierda y centro-izquierda que parece vertebrarse alrededor de la candidatura de Carrió. La otra es una coalición política cuyo centro de gravedad no puede sino situarse dentro del peronismo, pero que tiende a abarcar a distintos sectores de centro y centro derecha.

Salta a la vista la correlación entre esta polarización electoral en ciernes y la actual divisoria de aguas de la política mundial. En el caso concreto de la Argentina, hay un elemento que tiene aún más importancia que la obvia diferenciación ideológica. Detrás de una de esas dos grandes coaliciones está el respaldo externo, entre otros, de los partidos que gobiernan hoy en los Estados Unidos, España, Italia y Francia. En la otra coalición, no existe ninguna apoyatura política norteamericana.

En circunstancias en que la máxima prioridad estratégica de la Argentina es la reinserción internacional del país, no hace falta extremar demasiado la imaginación para identificar dentro de esta opción de qué lado se encuentra el legítimo interés nacional.
Pascual Albanese , 07/06/2002

 

 

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