Una catástrofe para la socialdemocracia.

 

La derrota de Lionel Jospin en las elecciones presidenciales de Francia profundizará la discusión sobre la necesaria adecuación de la socialdemocracia frente a la globalización y el creciente liderazgo norteamericano.
La derrota de Lionel Jospin en las elecciones presidenciales de Francia profundizará la discusión sobre la necesaria adecuación de la socialdemocracia frente a la globalización y el creciente liderazgo norteamericano. Lo ocurrido en Francia constituye la derrota política más dramática experimentada por la socialdemocracia europea desde la finalización de la segunda guerra mundial. No por la victoria obtenida por el "neogaullista" Jacques Chirac, postulado para una reelección que ahora tiene virtualmente asegurada, sino por el hecho inédito, a todas luces humillante, de que el primer ministro socialista Lionel Jospin haya resultado tercero en la primera vuelta de las elecciones presidenciales, al haber sido superado en número de votos nada menos que por Jean Marie Le Pen, el polémico jefe del derechista Frente Nacional.

Durante los últimos años, Jospin no sólo fue uno de los máximos líderes mundiales de la Internacional Socialista, sino que su gestión gubernamental era considerada por una ancha franja de la socialdemocracia europea y latinoamericana como la expresión de un paradigma alternativo frente a las denostadas recetas neoconservadoras, en boga ahora no sólo en Estados Unidos sino en varios países de la Unión Europea, como la Italia de Silvio Berlusconi y la España de José María Aznar, cada vez más proclives a un entendimiento estratégico con Washington.

Los virulentos ataques lanzados por Jospin contra la "tercera vía" preconizada hasta hace un tiempo por el primer ministro Tony Blair, a quien le reprochaba agriamente su supuesta "traición" al ideario socialista, lo convirtieron en el principal abanderado de la ortodoxia socialdemócrata frente a las posturas presuntamente "desviacionistas" del líder laborista británico.

Dentro de la Internacional Socialista, la catástrofe electoral sufrida por el socialismo francés habrá sin duda de profundizar la discusión sobre la necesaria adecuación del posicionamiento ideológico y programático de la socialdemocracia frente al fenómeno de la globalización de la economía y el creciente liderazgo político norteamericano. Más aún por la ironía, cargada de sentido, de que el triunfante Chirac forma parte de la International Democratic Union - IDU -, que encabeza el Partido Republicano de Estados Unidos. El resultado de ese debate político inevitable está llamado a tener repercusión mundial.
Pascual Albanese , 22/04/2002

 

 

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