El futuro del proteccionismo europeo.

 

Mientras la Unión Europea y el Mercosur negociaban en Buenos Aires, es oportuno revisar la visión que en el Viejo Continente se tiene de la Política Común de Agricultura, la principal barrera que impide la expansión de las exportaciones de agroalimentos de la Argentina y sus socios en el bloque regional.
Según la visión de Michael Mann en el "Financial Times", la Política Común de Agricultura - PCA - de la Unión Europea está desacreditada en la mente de las personas y está perdiendo rápidamente soporte político, por lo que está prepara para sufrir cambios fundamentales.

Durante cuatro décadas la PCA estuvo sostenida por una alianza entre intereses de políticos y de granjeros. Pero, en este momento, esa coalición que insume 35.000 millones de dólares anuales (que equivalen aproximadamente a la mitad del presupuesto de toda la Unión Europea) está siendo sobrepasada por fuerzas locales e internacionales.

El el corto plazo, la PCA deberá enfrentarse a las demandas de que se establecerán en la nueva ronda de negociaciones sobre liberalización del comercio global que se decidió en la reunión de Doha de la Organización Mundial de Comercio - OMC. Al mismo tiempo, los líderes de la UE están trabajando para adaptar la PCA de forma que pueda lidiar con los hasta diez nuevos países, mayoritariamente de Europa Oriental, que se unirán al bloque en 2004. En general, muchos miembros de la UE se inclinan a acordar cambios generales en la PCA antes de la primera ola de las nuevas naciones miembros ya que, de otra forma, éstos,con sus poderosos lobbies agrícolas tendrán igualdad de voz ante esta central política común.

Para el columnista del prestigioso diario londinense, estas presiones se montan sobre un creciente desencanto de los ciudadanos con la PCA. Muchos sostienen que esa política es la responsable de auspiciar métodos agropecuarios intensivos que se han asociado con la enfermedad de la vaca loca y con la aftosa. Esto sucede principalmente en Alemania, históricamente el mayor aportante de recursos a la UE, que ha señalado un marcado cambio de actitutud frente a la PCA.

Los planes que están siendo bosquejados intentan sacar a la PCA de su tradicional rol de soporte de mercados por una política más amplia de desarrollo rural. La palabra que se emplea en Bruselas es "evolución", pero el resultado, sin embargo, puede ser más una revolución furtiva.

Las medidas de desarrollo rural son cofinanciadas por los tesoros nacionales, lo que significa que su introducción generalizada podría responder a las demandas alemanas para controlar el costo de la política agropecuaria común. También tendría la ventaja de ser más aceptable para la opinión pública , apuntar mejor a las necesidades reales y ser más resistente al ataque de los socios comerciales de la Unión Europea.

"La Comisión (Europea) está buscando cambiar el apoyo al desarrollo rural y a la economía rural como un todo, en vez de apoyar a la agricultura per se" dijo Conrad Caspari, director gerente de CEAS Consulting , analistas de política agropecuaria en el Imperial College, University of London.

Las reformas a la PCA durante los últimos diez años han tenido éxito en rebajar la proporción del presupuesto destinada a medidas de apoyo a los mercados del 92 al 28 por ciento, mientras que los pagos directos a los productores han subido al 62 por ciento del total desde el 9 por ciento hace una década.

Pero estos cambios han resultado insuficientes para Alemania, que ahora está reclamando por reformas radicales a una política que defendió comprobadamente durante cuatro décadas. El cambio en este país está inspirado tanto porsu deseo de limitar sus contribuciones al presupuesto de la UE - en pos de la contrucción de una gran revisión del gasto de la UE en 2006 - tanto por el enfoque más cercano al consumidor y al medio ambiente adoptado por Renate Kunas, el político "verde" que encabeza el ministerio de Alimentos y Protección al Consumidor.

Para Franz Fischler, el Comisionado para la Agricultura de la UE, la planeada revisión de mitad de término le ofrece una última oportunidad para construir para si mismo el legado como reformador, después que los gobiernos de la UE torpedearon sus planes originales en la cumbre de Berlin en 1999. Pero el también sabe que sus propuestas deben tener el apoyo de Francia. Jean Glavany, el ministro de Agricultura francés, ha hablado críticamente de utilizar la reforma como un medio de alcanzar la "reorientación" de la PCA.

Sin embargo, ni Jacques Chirac, el presidente de Francia, ni Lionel Jospin, el primer ministro, no darán espacio en su discurso a la agricultura antes de las elecciones de junio, por temor de provocar al lobby rural. Aunque más débiles que hace una década, los granjeros del país todavía ejercen una poderosa influencia.

El principal objetivo de Fischler es destinar una mayor parte del presupuesto de la PCA hacia el "desarrollo rural". Actualmente, el desarrollo rural - que comprenden cualquier destino desde medidas ambientales hasta la creación de puestos de trabajo no agropecuarios en áreas rurales - representó sólo el 10 por ciento del presupuesto.

"Fischler hará lo necesario este año. No esperará hasta el 2006", dice un asesor cercano. "Estamos apuntando a una PCA más "verde", con más pagos despegados de la producción, lo que significa más cofinanciamiento de los gobiernos. Fischler siente que lo que sea que sea necesario hacer para que la CPA a prueba del futuro debe ser hecho inmediatamente, no en 2006". Para financiar el cambio, Fischler propone remover una porción de los subsidios directos pagados a cada productor y poner el dinero en un fondo para esquemas de desarrollo rural completado por los gobiernos.

Este concepto, que es llamado "modulación" en la jerga de la UE, ya existe como una opción, pero ha sido empleado solamente por tres países: el Reino Unido, Francia y Portugal. La Comisión ahora quiere que sea obligatorio y que tome una porción mucho más grande del presupuesto.

La preferencia de Fischler por la política de desarrollo rural está clara en sus propuestas para las negociaciones de ampliación de la cantidad de miembros de la UE. El crecimiento sumará más de 9 milllones de productores agrícolas, la mayoría de ellos más pobres que los cubiertos actualmente por las leyes de la PCA. Esta perspectiva podría construir un régimen aún mas ampliamente basado en garantías de precios, subsidios a las exportaciones y fuertes intervenciones en el mercado financieramente insostenibles a lo largo de la duración del actual período presupuestario de la UE que expira en 2006.

Para sortear el problema, la Comisión planea establecer un período de espera de 10 años antes que los agricultores de los países ingresantes puedan calificar para un acceso completo a los subsidios directos para las granjas.

El gobierno holandés argumenta que la gradual incorporación a la ayuda de los productores de Europa Oriental debería ser acompañada por una gradual reducción de la ayuda a los granjeros occidentales. Esta idea de reducción gradual también ha ocupado un lugar prominente para el gobierno alemán en su más reciente memorandum sobre la CPA. Allí también se dice que como la incorporación de nuevos asociados a la UE es ahora inminente, la revisión presupuestaria de mitad de período es la oportunidad para ejecutar las "reformas urgentes y necesarias".

Para Alemania, el objetivo debería ser la abolición de las compras de los excedentes de granos con fondos de la UE y del apartamiento compulsivo de tierras de la producción, junto con la eventual introducción de un "pago único por área como compensación por el mantenimiento de la tierra vinculado a criterios específicos ecológicos o socioeconómicos".

Un sistema de este tipo podría hacer la vida de la UE mucho más fácil en las próximas conversaciones sobre liberalización del comercio mundial lanzadas el año pasado en Doha. Gastando menos en el apoyo directo a los agricultores y más en medidas desvinculadas de la produccción - tales como los programas de desarrollo rural - se protejerían esos fondos del ataque de los liberales del comercio agropecuario.

"Una remodelación mayor de la estructura de subsidios agrícolas de la UE debería parecer inevitable para cumplir las demandas de cualquier nuevo acuerdo mundial sobre comercio agrícola", dice Brian Gardner, analista de política agropecuaria y editor de "Food Policy International".

La clave para el futuro la tiene Francia. Su reacción inicial a las últimas ideas alemanas ha sido una cautelosa bienvenida y un alivio porque Alemania no hable más acerca de la cofinanciación nacional de la ayuda agrícola directa, una idea que sublevó a Francia en la reunión de 1999.

Pero si Fischler logra el apoyo francés para su propuesta de contruir una política de desarrollo rural - donde las medidas serán por definición cofinanciadas desde los presupuestos nacionales -, el efecto será la introducción de una porción mayor de financiamiento nacional de la PCA por la puerta trasera.

Las circunstancias de 2002 significan que las condiciones para el cambio nunca serán tan favorables otra vez. La revisión de Fischler es una oportunidad que él no querrá perder.
Agenda Estratégica , 16/04/2002

 

 

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