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Un nuevo enfoque de los años 90. |
Michael Mandel, el economista jefe de "Business Week" que difundió la expresión "Nueva Economía", hizo un balance de los resultados del ciclo económico de la década pasada en los Estados Unidos, con descubrimientos sorprendentes. |
Con la recesión aparentemente finalizada, ahora es posible hacer una evaluación más realista del ciclo económico completo de los años 90 (la débil recuperación que se inició en marzo de 1991, el extraordinario boom, el colapso de las tecnológicas y la caída de 2001), al que el capitalista de riesgo John Doerr llamó "la mayor creación singular de riqueza legal de toda la historia". Y ver que sucedieron una serie de hechos que desafían las creencias convencionales acerca de esa década.
Durante este período de diez años la productividad creció a un promedio anual de 2,2 %, casi medio punto porcentual más que durante los 80. Pero lo que realmente asombra es esto: los principales ganadores por el más rápido crecimiento de la productividad en los 90 fueron los trabajadores, no los inversores. Los trabajadores capturaron la mayor parte de las ganancias de la producción adicional generada por la acelerada productividad de la Nueva Economía. Este dato ayuda a explicar porqué el gasto de los consumidores permaneció tan elevado durante la recesión.
La clave es que el crecimiento de los salarios se aceleró dramáticamente para la mayoría de los trabajadores norteamericanos durante el ciclo económico de los 90. Las ganancias en el salario real para los trabajadores del sector privado promediaron 1,3 % anual, desde el comienzo de la expansión en marzo de 1991 al aparente fin de la recesión en diciembre de 2001. Esto es mucho mejor que el 0,2 % anual de crecimiento del salario en la década previa.
Por el contrario, la tasa de retorno del mercado accionario en el ciclo económico de los 90 fue más baja que en el de los años 80. Ajustados por la inflación e incluyendo los dividendos, la tasa anual de retorno de las empresas incluidas en el índice S & P 500 fue de 11,1 % desde marzo de 1991 hasta el fin de 2001, comparada con el 12,8 % en el ciclo económico previo. Los tenedores de bonos y los pequeños ahorristas vieron caer aún más sus retornos en los 90: la tasa de retorno real de un certificado de depósito a seis meses, por ejemplo, fue de solo 3,1 % en la década pasada, comparada con el 4,7 % en los 80.
"Business Week" calculó que los trabajadores recibieron el 99 % de las ganancias por el más rápido crecimiento de la productividad en los 90, en las corporaciones no financieras. Los beneficios empresarios crecieron claramente, pero mucho de esa ganancia fue debida a las bajas tasas de interés más que a la creciente productividad.
¿Por qué los trabajadores pudieron tener tan buen desempeño en los años 90? El nivel de educación de muchos norteamericanos realizó un salto impresionante durante los 90, colocándolos en mejor posición de calificar para las clases de puestos de trabajo que creó la Nueva Economía. Las bajas tasas de desempleo impulsaron los salarios. Y un torrente de dinero extranjero atraído a los Estados Unidos creó los nuevos trabajos y financió la inversión en los equipos que aumentaron la productividad.
Hay pocas dudas de que las ganancias de productividad de los 90 son reales y sostenibles. Han sido probadas durante esta recesión y permanecieron sólidas, quebrando el patrón histórico de hundirse durante las caídas. "Usted puede mirar a Enron y la quiebra de las punto com y retorcerse las manos", dice Martin N. Baily, que fue titular del Consejo de Asesores Económicos durante la presidencia de Bill Clinton. "Pero yo no me sorprendería de ver un crecimiento anual de la productividad de 2,5 % en los años que vienen".
Cuando se inició la revolución de la productividad, en 1995, pareció que las corporaciones, no los trabajadores, iban a ser los principales ganadores. Aún a mediados de 1997 los salarios reales todavía estaban creciendo lentamente, mientras las ganancias volaban alto.
Pero, históricamente, las ganancias salariales han seguido a los incrementos de la productividad con uno o dos años de retraso y eso fue exactamente lo que sucedió esta vez. Mientras la productividad continuó creciendo sostenidamente y el desempleo cayó por debajo del 5 %, las ganancias salariales despegaron. Desde mediados de 1997 a 2001, los salarios reales se aceleraron a un 2,1 % anual. La compensación real por hora en el sector no agropecuario - la cual incluye otras retribuciones no salariales - creció a la increíble tasa de 3,1 %. La última vez que la compensación creció tan rápido durante un período de cuatro años fue en la década de los 50.
Mirando todo el período, los salarios reales para el promedio del trabajador del sector privado crecieron alrededor del 14 % en el ciclo económico de los años 90, medido por el índice de costo del empleo del Departamento de Trabajo. En la década previa, el aumento fue de un escaso 1,4 %.
Estos aumentos llegaron a una amplia variedad de categorías de trabajadores, a diferencia del ciclo de la década anterior en el cual los salarios de los trabajadores industriales y de servicios habían caído sustancialmente. Los salarios de los "cuellos azules", por ejemplo, declinaron el 3,5 % entre 1982 y 1991. Pero en los años 90, los salarios reales para esos puestos de trabajo menos calificados crecieron el 12 %. Los cajeros de tiempo completo vieron aumentar sus ingresos medios semanales el 11 % (ajustado por la inflación), la paga de los mecánicos de autos subió el 14 % y la de los peluqueros el 18 %. Esto sucedió a pesar de las reformas a las prestaciones sociales de la era Clinton y a la gran entrada de inmigrantes, ambos hechos que se esperaba que mantuvieran bajos los salarios menores.
La brecha entre los ricos y los pobres continuó ampliándose, pero no tan rápido como en los años 80.
El factor clave es la educación
De muchas maneras, el signo más tangible de las ganancias de los trabajadores en los años 90 fue el boom de la compra de viviendas. La propiedad del hogar siempre fue una parte crítica del "american dream". Durante los 80 ese sueño pareció elusivo, ya que el porcentaje de familias que eran propietarias de su hogar descendió ligeramente entre 1982 y 1991. En contraste, la tasa de propiedad de la vivienda durante la década pasada aumentó del 64 % en 1991 al 68 % en 2001, el más alto nivel histórico.
Una razón clave por la que los norteamericanos pudieron acceder a las ventajas de la Nueva Economía es por que aprendieron la gran lección de los 80. La educación paga, especialmente en una economía basada en la información. Los últimos datos muestran que el 51 % de la población adulta tiene al menos alguna educación de college, lo que es un ascenso claro del 40 % que la poseía en 1991 y del 33 % en 1982. En el grupo de edad crítico de los 25 a los 34 años, el porcentaje con alguna educación de college aumentó del 45 % en 1991 al 58 % en 2000.
Particularmente auspiciosa fue la creciente participación de las minorías en la educación superior, especialmente entre los negros y los hispánicos en sus 20 años, grupos que tradicionalmente habían quedado retrasados. Para los negros entre 22 y 24 años su matriculación en el sistema educativo aumentó del 19,7 % en 1990 al 24 % en 2000, acercándose al nivel de 24,9 % de los blancos no hispánicos. La mejora entre los hispánicos entre 22 y 24 años es aún más impactante, casi duplicándose desde solo el 10 % en 1990 al 18 % en 2000.
Los trabajadores norteamericanos, principales beneficiarios de la globalización
Contrariamente a la creencia convencional, los trabajadores estadounidenses fueron los mayores beneficiarios de la globalización. Muchos esperaban que la globalización significaba que las corporaciones de los Estados Unidos podrían destinar su gasto de capital hacia el exterior, construyendo fábricas y operaciones administrativas en países de bajos salarios y exportando puestos de trabajo. La competencia entre los trabajadores extranjeros de bajos salarios impulsaría a la baja la paga en los Estados Unidos, lo que los economistas llaman la igualación del precio de los factores.
Los puestos de trabajo vinieron de otra forma. Es cierto, las compañías norteamericanas aumentaron su inversión extranjera directa en el exterior en los 90, con 1,2 billones de dólares saliendo del país entre 1991 y finales de 2001. Pero las compañías extranjeras invirtieron aún más en plantas y negocios en los Estados Unidos, 1,3 billones, creando nuevos puestos de trabajo y aumentando la demanda laboral.
Lo que es más importante: el dinero extranjero que ingresó a los mercados de acciones y bonos de los Estados Unidos totalizó 2,3 billones de dólares más que las inversiones norteamericanas en el exterior. Estos ingresos proveyeron los recursos para gran parte de los 3,4 billones de dólares gastados por las empresas en equipos de tecnología de la información y software durante la década.
Pero también el impacto de la tecnología tuvo un efecto diferente en los salarios que los que imaginaba la mayoría de la gente. La creencia común era que la tecnología eliminaba muchos puestos de trabajo de baja calificación y deprimía los salarios del resto. Ciertamente, esto es lo que había sucedido en los años 80.
Pero la nueva investigación sugiere que la tecnología tiene un impacto mucho más selectivo. Los puestos de trabajo que pueden ser resumidos en un conjunto de rutinas - tales como hacer un préstamo, ensamblar un motor o procesar una factura - son los principales objetivos para la computarización, ya sean realizados por trabajadores de baja o alta educación. Las computadoras son buenas para las tareas "basadas en normas", argumenta Frank Levy, un economista del Massachussets Institute of Technology. Sin embargo, la cantidad de trabajo que usa habilidades rutinarias, sean manuales o cognoscitivas, descendió durante los años 90, de acuerdo con un nuevo documento de Levy y otros dos economistas, David H. Autor del MIT y Richard Murmane de Harvard.
Pero hay muchas tareas no rutinarias que no pueden ser reemplazadas fácilmente por la tecnología, y esas fueron las que crecieron en la década de los 90. Comprenden una amplia variedad de habilidades o niveles educativos e incluyen trabajos como ventas, conducción de camiones e instalación de redes.
Las inversiones en tecnología de las empresas pueden producir ganancias de productividad aún mayores que en los años 90. La productividad creció en el cuarto trimestre de 2001 a una sorprendente tasa de 5,2 %. Este nivel de crecimiento de la productividad no es sostenible. Pero suficientes ganancias de productividad pueden permitir a las empresas impulsar sus ganancias mientras pagan altos salarios. Esto puede iniciar un nuevo ciclo virtuoso, como sucedió en la década pasada, cuando altos niveles de inversión produjeron rápidas ganancias de productividad, impulsando el crecimiento y la inversión. |
Agenda Estratégica , 01/04/2002 |
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