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Paul al ataque en su propio patio. |
El secretario del Tesoro estadounidense defiende duramente el dinero de los plomeros y carpinteros de su país no sólo ante los defaults en los mercados emergentes sino, también, frente a los fraudes en las corporaciones norteamericanas. |
El caso de desinformación y ocultamiento sistemático en los estados financieros de Enron, el gigante del trading energético que tenía casi literalmente sus patas en el lodo, ha desatado una pasión regulatoria prácticamente en todos los ámbitos de los Estados Unidos.
¿Y adivinen quién es el duro de la película? En la rama ejecutiva, nadie discute que ese puesto está siendo ocupado por el secretario del Departamento del Tesoro Paul O'Neill.
En las próximas semanas, O'Neill deberá entregar el informe que le encargó el presidente Bush acerca de las implicaciones del caso Enron para la conducción de las corporaciones y es su intención incrementar la obligación de rendir cuentas de los ejecutivos y los directorios de las empresas. Así lo declaró en una entrevista con "Business Week" el 12 de febrero pasado y lo repitió el 25 de ese mes en un discurso en el Economic Club de Chicago.
Según relata ese semanario en su edición con fecha de tapa 11 de marzo, el responsable del Tesoro se siente insultado por la insistencia de los más altos dirigentes de Enron de que ellos no tenían conocimiento de, ni eran responsables por los fraudes ocurridos en esa empresa.
¿Qué se propone Paul O'Neill?
- Responsabilidad: Los ejecutivos cuya negligencia permita que los inversores sean llevados a errores debieran ser considerados responsables por ello. En la actualidad, solamente lo son quienes lo hayan hecho con intencionalidad o falta de cuidado, algo tan difícil de probar en los tribunales de los Estados Unidos como en los de Tanzania.
- Seguros: Las firmas no deberían tener la capacidad de indemnizar totalmente a sus directores y funcionarios contra juicios por fraude. Los ejecutivos deberían cubrir el primer millón de dólares o un año de su salario.
- Certificación: Los CEO's y sus directorios deberían certificar que han dicho a los inversores todo lo que ellos necesitan conocer acerca de las perspectivas financieras de una empresa.
La tarea no será nada fácil para el secretario ya que - según "Business Week" no comparten sus puntos de vista ni el principal asesor económico de la Casa Blanca Lawrence Lindsey ni el titular del Consejo de Asesores Económicos del presidente Glenn Hubbard, "quienes temen que los esfuerzos de O'Neill causen innumerables juicios de inversores frívolos contra CEO's 'negligentes'".
El debate se desarrolla en el Grupo de Trabajo para los Mercados Financieros, una unidad de manejo de crisis formada en 1987 para enfrentar el derrumbe del mercado bursátil de ese año. Además de O'Neill, el equipo está formado por el presidente del Sistema de la Reserva Federal Alan Greenspan - quien, según "BW", cree que el jefe del Tesoro apunta en la dirección correcta -, el jefe de la Securities & Exchange Commission Harvey Pitt y James E. Newsome, el titular de la Commodity Futures Trading Commission. Lindsey y Hubbard se sientan en las deliberaciones del panel y se dice que hasta el vicepresidente Dick Cheney sigue de cerca los pasos del grupo.
La iniciativa más controversial es el mencionado requerimiento de certificación. En la entrevista con "Business Week", le preguntaron al secretario del Tesoro si eso no podía significar que los ejecutivos de las corporaciones se encontraran súbitamente atacados con acciones legales. "No si hacen lo correcto", respondió O'Neill. |
Agenda Estratégica , 12/03/2002 |
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