Se agrava la crisis de legitimidad del capitalismo avanzado

 


Causas. El estancamiento o la expansión por debajo de su capacidad de crecimiento potencial y una desocupación anormalmente alta fisuran el sistema.

Hay una crisis de envergadura en el capitalismo avanzado (EE.UU., UE, Japón), una de las más profundas de su historia desde la Revolución Industrial (1780- 1840). El virtual estancamiento o expansión por debajo de su capacidad de crecimiento potencial y una desocupación anormalmente alta cuestionan la legitimidad del sistema para desarrollar la producción, crear empleos y elevar los niveles de vida, sobre todo de la amplia clase media , gran beneficiaria de las etapas de auge anterior. La legitimidad del capitalismo ha consistido históricamente en su capacidad para desarrollar las fuerzas de la producción. Dijo Trotsky (1926): “Si el capitalismo es capaz de desarrollar las fuerzas productivas, hay que llegar a la conclusión de que nos hemos equivocado en nuestro pronóstico histórico, y que todavía es una fuerza progresiva, capaz de desarrollar sus fuerzas productivas más rápido que nosotros. Habría que comprobar, en ese caso, que el bolchevismo llegó al poder demasiado pronto y que la historia castiga duramente los nacimientos prematuros”. Lo que ocurre es que a partir de 1991, cuando la implosión de la Unión Soviética unificó el sistema, el capitalismo se ha transformado en un fenómeno global y su legitimidad como impulsor de las fuerzas de producción hay que juzgarla en el plano global. Conviene advertir que entre 2007 y 2012 la economía china se ha expandido 60% y la de Asia no japonesa 50%, mientras que en el capitalismo avanzado ha crecido 3%. Lo que parece ocurrir es un extraordinario desarrollo de las fuerzas productivas , sólo que en los países emergentes, convertidos en el nuevo eje del proceso de acumulación global, y no en los avanzados. Quizás esto no sea “una falla inherente al capitalismo”, sino la forma que ha tomado en el siglo XXI el desarrollo de las fuerzas productivas, al cruzarse con una nueva revolución tecnológica, sobre todo en la industria manufacturera. Hay que advertir que el virtual estancamiento de EE.UU. tras la crisis global 2008-2009 no ha significado carencia de creación de riqueza, sino todo lo contrario, porque la debilidad de la demanda ha coincidido con un extraordinario incremento de la productividad, y por lo tanto de creación de valor. El aumento acumulado de riqueza, que puede estimarse en 2% del producto por año y que se revela en la excepcional liquidez de empresas y bancos, la más elevada de las últimas 7 décadas, ha existido en gran escala, sólo que monopolizada por un pequeño segmento de la sociedad. Así, el 10% de arriba de la sociedad estadounidense ha recibido prácticamente 100% del ingreso de los últimos 10 años. Detrás de esta tendencia hay un problema estructural. Los sectores de la economía norteamericana en los que la productividad ha crecido y los ingresos han aumentado son también aquellos en los que el empleo ha caído por debajo de la media de los últimos 10 años. ¿Cuáles son esos sectores? Son los que compiten internacionalmente, los productores de bienes transables (bienes de equipo y de capital, servicios de última generación tecnológica, telecomunicaciones, producción agrícola), mientras que los no transables (salud, educación, construcción) son los que no compiten en el mercado mundial. Esta tendencia de fondo es un subproducto del principal vector de la economía global. La irrupción de China, India y los emergentes en el comercio internacional ha modificado irreversiblemente los términos de intercambio (precios relativos de las exportaciones vs. precios relativos de las importaciones) de la economía mundial. Por eso no hay forma de competir en la industria manufacturera – epicentro de los bienes transables – más que a través de un incremento sostenido de la productividad. La crisis del capitalismo avanzado revela su verdadera naturaleza. Es un sistema intrínsecamente inestable, que asciende históricamente a través de las crisis y gracias a ellas.
Jorge Castro , 15/01/2012

 

 

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