Norcorea, el misterio de un régimen con poder nuclear

 


Sobrevivencia. Corea del Norte es un enigma indescifrable, pero su estrategia es coherente: la salvaguarda de su sistema político y militar.
La muerte del líder norcoreano Kim Jong-Il desató una ola de incertidumbre en la comunidad internacional, propia de un régimen hermético y aislado como el de Pyongyang. Un elemento de certeza quedó de relieve al realizarse un balance de la vida política de Kim Jong-Il. Logró modificar el status geopolítico de Corea del Norte al convertirla en potencia nuclear, la novena que surge desde 1945. Así, aseguró la salvaguarda de su régimen frente a los intentos de reemplazarlo desde el exterior . El tiempo no es neutral en materia de seguridad internacional. Han pasado cinco años desde que Corea del Norte se convirtió en potencia nuclear y modificó la ecuación estratégica del Este asiático, y en general del sistema mundial. Esta modificación revela que se ha producido un retiro creciente de EE.UU. del eje de las decisiones internacionales y que ha sido sustituido por una plataforma de gobernabilidad multilateral (Grupo de los 6: China, Japón, Rusia, Corea del Sur, EE.UU., Norcorea). Este hecho revela una tendencia global. Se refiere a la nueva estructura del poder mundial, que ha sucedido a la unipolaridad hegemónica ejercida por EE.UU. durante 17 años (1991-2008) y que ahora no existe más. Usualmente se caracteriza la conducta norcoreana como “impredecible”, guiada por personajes fronterizos, que actúan irracionalmente. Sucede que la racionalidad política-estratégica no es de fines trascendentes, sino de coherencia entre medios y fines , definidos como objetivos temporalmente situados. Es una racionalidad técnica, “weberiana”, no trascendental. Si Corea del Norte es un enigma indescifrable, su estrategia es coherente y con un objetivo nítido: la sobrevivencia de largo plazo de su sistema político y militar, asimilado con su identidad nacional. ¿Cuál es el interés estatal -de poder- de Norcorea en la política internacional? Está rodeada de países emergentes de alcance global (China / Corea del Sur), con creciente poderío económico, político y militar, mientras que su sobrevivencia como Estado es amenazada por EE.UU. Japón es su antagonista histórico y reciente potencia colonial (1910-1945) y Rusia, aliada en la Guerra Fría, no es lo que era. Corea del Norte tiene 24 millones de habitantes y una economía en notoria declinación. Ante esta ecología, sólo el armamento nuclear le permite alguna forma de poder sobre su ambiente inmediato . Es un balance precario e inestable, sujeto a disrupción. En la ecuación estratégica del Este asiático, quien tiene en sus manos la balanza de poder -el balanceador- es China, no EE.UU.; y la preocupación de la República Popular es la transición del régimen norcoreano, manteniendo su estabilidad. Su objetivo es la continuidad del sistema, transformado. Por eso Beijing es considerado por Pyongyang “un confiable socio estratégico”. La ideología norcoreana no es el marxismo-leninismo, sino la autarquía ( juche sasang ), en una doble dimensión: completa autosuficiencia política, económica y militar; y mantenimiento a distancia de los extranjeros, incluyendo los chinos. El sistema de poder de Corea del Norte tiene una legitimidad dinástica (familia Kim), pero está compuesto por tres sectores definidos: la alta burocracia del partido y del Estado, los mandos militares y la clase científica y técnica, responsable del programa nuclear. Para las tres elites, la sobrevivencia del régimen es esencial y el poder del líder de turno depende de que lo mantenga como prioridad, en una perspectiva estrictamente nacional. Corea del Norte depende de China en el 90% de su petróleo, 80% de los bienes de consumo y 45% de los alimentos. Pero hay algo más importante que esta dependencia estructural y es que en los últimos tres años China se ha convertido en la cabeza de la globalización, y ya no sólo EE.UU. Esto modifica la ecuación estratégica global y tiene especial importancia en relación a Norcorea y su armamento nuclear.
Jorge Castro , 31/12/2011

 

 

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