“EL DESAFÍO DE 2012: ¿CUÁNTO PODER RETENDRÁ EL SISTEMA K?”

 


El 6 de diciembre, cuatro días antes de la reasunción de Cristina Kirchner, tuvo lugar en la UCES la última reunión mensual del año de Segundo Centenario. Las exposiciones de Jorge Raventos, Jorge Castro y Pascual Albanese lamentablemente no pudieron ser grabadas. Se ofrece aquí un resumen de las mismas.
RAVENTOS
El día del juramento de los nuevos diputados, los militantes de La Cámpora gritaban desde los palcos “Y ya lo ve, copa el Congreso la JP”. El cantito resumía un costado de la realidad: se ve algo de copamiento en el Parlamento. Y más aún en la provincia de Buenos Aires. Los dirigentes del sistema territorial y los gremios han sido empujados a un costado, en gran medida, por el batallón de paracaidistas de Cristina. El oficialismo dirá que no se trata de un copamiento porque lo avala el 54 % que la Señora cosechó en las urnas de octubre. Esa cifra ha intimidado a muchos y a otros los ha llevado a una extrema cautela. La oposición está encandilada por el porcentaje, muchos peronistas se inclinan ante esa estadística o se inclinan por disfrazarse de árbol hasta que el péndulo cambie de dirección. Por ahora, el oficialismo se siente a la ofensiva, copa el terreno que puede y aprieta. El gobernador salteño Urtubey, por ejemplo, fue maltratado por haber aceptado inaugurar la Expoagro Norte junto a Marcela Noble Herrera. Está claro que el cristinismo no tiene ganas de repartir con muchos las mieles del triunfo. La concentración forma parte de la lógica de este gobierno. Se disocia del peronismo que contribuyó a la victoria electoral y que, más aún, sostuvo los gobiernos K. Y quizás allí esté su vulnerabilidad: tiene el 54 % pero su poder se vuelve invertebrado, muestra poca osamenta. Se aleja de Moyano, de los sindicatos que siempre fueron la columna vertebral del peronismo y trata de apoyarse sobre los chicos de La Cámpora. Pero La Cámpora es tejido cartilaginoso, no tejido óseo. Bonaparte aconsejaba apoyarse en lo que sostiene. El gobierno puede sentirse a la ofensiva, pero recibe golpes como el del dólar, la corrida ha sido una muestra clara de desconfianza. Para enfrentarla tuvo que apelar a la fuerza del Estado. Antes el kirchnerismo era la suma de caja más opinión pública, cooptaba sectores y controlaba la calle a través de los recursos. Hoy vemos tensión recíproca entre esos elementos. Nunca hubo un “sindicalismo K”, sino más bien, acuerdos de mutua conveniencia entre gremios y gobierno, acuerdos que fueron bautizados “alianza estratégica”. Hoy vemos que esa alianza se convirtió en una suerte de joint venture entre Montescos y Capuletos, y que parece condenada a acentuar esas características. La caja que sirvió para contener y cooptar comienza a complicarse: el gobierno combate al sector que más contribuye (la cadena agroindustrial). La caja no aguanta el aumento del gasto público y sus dificultades llevan a que el gobierno busque salida por el camino del ajuste. No hay, sin embargo, señal alguna de que el ajuste incluya al gasto del Estado. El gobierno comienza a buscar apoyaturas alternativas en el empresariado porque ve que tendrá conflictos con el movimiento obrero, devenido ahora otro sector de la clase media, una clase media organizada que hoy exhibe su condición con un reclamo significativo: el aumento del mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias. Es probable que la lógica del ajuste impulse una convergencia entre la vieja clase media, la del cacerolazo, y la nueva, la de las huelgas. Probablemente esto comience a verse dentro de un par de meses, cuando lleguen las facturas de los servicios públicos y comiencen las discusiones de salarios y del mínimo no imponible. Allí se medirá la fuerza del gobierno. CASTRO Cinco días después del triunfo kirchnerista del 23/10 la Argentina impuso el control de cambios. Desde entonces se fugaron US$ 3.700 millones. Desde junio de 2007 hasta octubre de 2011 se fueron US$ 75.000 millones por fuga de capitales; esa fuga muestra un país de 40 millones de habitantes, con 22 % de pobres –que por definición no ahorran-, transformado en el país de la región con mayor nivel de ahorro individual per capita. El único detalle es que ese ahorro se produce fuera de sus fronteras. ¿Qué mantiene al país en pie después de esas fugas? Hay que observar que en América latina en conjunto ocurre exactamente lo contrario: sus monedas se revalúan por el ingreso masivo de capitales. En los primeros seis meses de 2011 Brasil recibió US$ 38.000 millones; Chile, Perú y el Uruguay tuvieron realidades parecidas. Sólo de aquí los capitales se fugan. Esto ocurre con una presumible doble consolidación del poder político en el país, lo que debería generar confianza y no exactamente lo contrario (fugas de capitales). En lo que va del año entraron US$ 25.000 millones por soja, y salió la misma cantidad por la citada fuga. Si la Argentina hubiese tenido otro mes como octubre, con sus US$ 3.700 millones de salida de capitales, habría sufrido una crisis severa por no poder afrontar sus obligaciones. ¿Cuál es el nivel actual de reservas? En julio la información hablaba de US$ 52.000 millones. Después de los más de US$ 7.000 millones de caída, y si no se descuentan los swaps y el encaje obligatorio, la cifra sería de US$ 36.500 millones, mientras el circulante llega a los US$ 46.000 millones. Lo que se presentó a fines de octubre fue una situación estricta de gobernabilidad política. El poder de un país se mide como poder de controlar los acontecimientos. Ese poder fue insuficiente en aquel momento. Por eso no hubo más alternativa que recurrir a los instrumentos de poder efectivo de que se dispone: miles de agentes de la AFIP, la gendarmería, la Secretaría de Inteligencia. Desapareció el poder político y quedó solamente la fuerza del Estado. Estamos además en medio del agravamiento de la crisis internacional. El eje pasa del Atlántico al Pacífico y los países capitalistas avnzados están en crisis. En ese contexto y con precios altos de las commodities la Argentina vive la fuga de capitales más grande de la historia. Lo que mantiene en pie a la Argentina es el superávit comercial estructural, de US$ 20.000 millones promedio desde 2003, aun que este año será de menos de US$ 9.400 millones, y la balanza comercial de la industria tendrá un rojo de US$ 2.000 millones. La desconfianza es un dato político, no de la psicología. Más del 80 % de los que compraron dólares son pequeños y medianos inversores. Entre el 20 y el 40 % de los votantes de CFK fueron al día siguiente de la elección fueron a comprar dólares para sacarlos de inmediato de circulación. El riesgo-país supera los 1.000 puntos básicos, es decir, 4 veces el de Brasil, 6 veces el de Chile y el doble del de Venezuela. El nivel de riesgo argentino admite comparaciones con los de Italia o Grecia, por ejemplo. Estamos ante una especie de milagro, pero permite iluminar la realidad del sistema político argentino. Si un extranjero nos preguntara ¿qué es la Argentina hoy?, deberíamos decir que es un país muy fortalecido por ser productor de alimentos, pero su poder político es constitutivamente débil. Otra novedad es que a partir del 15/10/2011 la fuga de capitales se convirtió en un retiro masivo de depósitos del sistema financiero en dólares. Hoy hay US$ 14.800 millones depositados a 30 días o menos. Las tasas del 22 % y el control de cambios llegaron para quedarse. Hasta el control de cambios se vendían entre US$ 100 y US$ 120 millones por día. Por eso no hay ninguna chance de que el control de cambios sea levantado. Más bien caminamos hacia la similitud con Venezuela, donde la brecha entre el dólar oficial y el verdadero oscila en torno al 80 %. En el capitalismo el imposible separar el sistema económico del político. Si con dos elecciones ampliamente ganadas (agosto y octubre) los capitales se van, el problema claramente es de gobernabilidad. ALBANESE Estamos a pocos días del comienzo del tercer mandato seguido de un mismo sector político, algo que no sucedía desde 1928. Este sector –los K- tiene incorporada la idea-fuerza de su propia perpetuación.. U n sistema de este tipo debe rodearse de la mayor cantidad posible de salvaguardas. Detrás de Cristina en la sucesión constitucional vienen Amado Boudou y la senadora Beatriz Rojkés de Alperovich; por lo tanto el peronismo está fuera de esa línea sucesoria, precisamente en atención a las salvaguardas K. Un mes atrás, en el ámbito político se creía que lo próximo sería una reforma constitucional (hasta se hablaba de un proyecto parlamentarista de Zaffaroni) y la liquidación de la ofensiva contra el Grupo Clarín. En el medio algo ocurrió: hoy no podría hablarse de la reforma, y el lunes 5 de diciembre CFK volvió a reclamar a la Justicia la vigencia del artículo 161 de la Ley de Medios (la famosa cláusula de desinversión, razón última de toda la ley), que seguirá en el ámbito judicial por lo menos por otros dos años. El 54 % sirve para todo menos para controlar la compra de dólares y enfrentar a Clarín. El gobierno ha comenzado también con los anuncios sobre subsidios, y éste es un tema con facetas políticas: empieza a desarrollarse otra etapa en la relación entre el gobierno y la opinión pública y en la del gobierno y los gremios. Una amplia franja de trabajadores tiene ingresos de clase media, y entonces allí pega fuerte lo de la quita de los subsidios. Puede haber habido allí un pecado de ideología similar –aunque con otros perfiles- a lo que pasó con la resolución 125, cuando el gobierno confundió al campo con la oligarquía. En esa línea, el conflicto desatado en Aerolíneas Argentinas entre Mariano Recalde y los gremios aeronáuticos (“la aristocracia sindical”, los llamó Recalde en un acto de Carta Abierta en la Biblioteca Nacional) actúa como espejo adelantado de un conflicto político-sindical que se desenvolverá entre el kirchnerismo, adueñado del aparato del Estado, y los gremios, por asuntos como los subsidios, el mínimo no imponible de Ganancias y la caja de las obras sociales sindicales. El trascendido tope del 18 % en las futuras negociaciones salariales coloca el conflicto más allá de la persona de Hugo Moyano. De allí el acercamiento de Moyano con Barrionuevo y Venegas. Y de ahí también el temor oficial a expresiones como el programado acto de Camioneros en Huracán, el 15/12. Los subsidios generan también que algunos intendentes del conurbano estén preocupados por su futuro cobro de las tasas municipales. Por eso la Rosada quiera comprometer en el “marcaje de ricos” en sus jurisdicciones, y ellos no quieren. Otro dato del conurbano: el 18/12 se vota en Independiente, donde tiene chances de triunfo Baldomero Álvarez de Oliveira, cuatro veces intendente de Avellaneda, ex ministro de Scioli. A esa lista la apoya el actual presidente, Julio Comparada, muy amigo de Hugo Barrionuevo, y entre los candidatos a representantes de socios aparece Hugo Moyano. Hay entonces en vista una escalada de conflictividad del gobierno con el sector sindical, mientras el peronismo territorial “orejea” el tema y trata de defenderse como puede, como hace Scioli al preservar a su ministro Casal en el cargo frente a la ofensiva K. Se ven tres líneas de resistencia: la primera es la explícita, como la que maneja el Grupo Clarín, con plena conciencia de la guerra en que está metido. La segunda es la encubierta, que se aprecia en el plano sindical. La tercera es la escondida, en la que se coloca buena parte del peronismo oficial (Scioli, Urtubey, Capitanich, de la Sota), que busca emanciparse del kirchnerismo sin dejar de ir a los actos y demás cortesías. Hoy por hoy el sistema político está centrado en la disputa entre el gobierno central y los factores de poder real, sobre todo territorial, en el país. Se ha dicho que en un país federal como la Argentina el problema institucional más grande es la relación fiscal entre el gobierno central y las jurisdicciones subnacionales (provincias, municipios). La lucha en este plano es más relevante que las disputas entre poderes constitucionales y, por supuesto, muchísimo más que la del gobierno contra los partidos opositores. Lo que vaya a suceder de aquí en más parece ir en dirección del debilitamiento del sistema de poder K.=
Jorge Castro, Jorge Raventos y Pascual Albanese. , 06/12/2011

 

 

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