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La profundización del modelo en el tercer mandato K |
REUNION DE SEGUNDO CENTENARIO – 1° DE NOVIEMBRE DE 2011. Se transcriben las intervenciones de Jorge Raventos, Jorge Castro y Pascual Albanese en la reunión de noviembre de Segundo Centenario, en la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales, UCES. |
PASCUAL ALBANESE
Buenas tardes, como de costumbre les queremos dar la bienvenida a este nuestro habitual encuentro mensual de este Centro de Reflexión para la Acción Política que es Segundo Centenario. De paso invitarlos para nuestro próximo encuentro que será el último del ciclo 2011, el día martes 6 de diciembre a esta misma hora y en este mismo lugar, quedan desde ya invitados. Un aviso parroquial: el jueves de la semana próxima, jueves 10 de noviembre a las 20.30 hs., tendrá lugar la comida mensual de la Peña Eva Perón en la Casa de Galicia en la calle San José 224, están desde ya también todos invitados. Para nuestro encuentro de hoy como título hemos escogido el de “La profundización del modelo en el tercer mandato K” y sobre este asunto vamos a hablar como es costumbre y sucesivamente Jorge Raventos, Jorge Castro y yo, así que empezamos cediéndole la palabra a nuestro amigo y compañero Raventos. Muchas gracias.
JORGE RAVENTOS
Hace 9 días la señora Presidente ratificó electoralmente su victoria de agosto. Ocurrieron muchas cosas en este breve período y parece que hubiera pasado un poquito más de tiempo que 9 días.
Hasta el momento de esa victoria ya se empezaba a observar en el seno de la coalición oficialista distintas perspectivas, distintos puntos de vista, conflictos latentes, y se hablaba de 2 o 3 alternativas de plan de gobierno, de plan económico como para seguir adelante con lo que llaman el modelo.
El gobierno sostiene que la victoria de agosto y la de hace 10 días fueron una ratificación de ese “modelo”, pero hay distintas interpretaciones sobre lo que el modelo pueda ser y lo que significaría la profundización; distintas interpretaciones dentro de la UTE que compone la coalición oficialista.
En principio, habría que ver si es cierto que lo que se votó es un modelo o si más bien no ocurre que se dio un mandato para que sigan haciéndonos felices, para que sigamos en este estado de felicidad por mucho tiempo.
En la coalición de gobierno pareen insinuarse dos o tres alternativas, que el otro día, charlando con Pascual, bautizamos como “el setentismo tardío”, “el ochentismo tardío” y “el noventismo tardío”.
El “setentismo tardío” sería la expresión más fuerte, más áspera, de la represión de las tendencias naturales del mercado y su encarnación, digamos, simbólica, no sería la de figuras digamos ideológicas - Verbitsky o Nilda Garré, por caso- sino la de Guillermo Moreno o la de Ricardo Etchegaray.
El “ochentismo tardío” se vería representado por la inspiración de Ignacio de Mendiguren y los deseos productivistas de la presidente del Banco Central y quizás de Débora Giorgi, un personal de esas características que se autodefinen como “neodesarrollistas”.
Y lo que podemos llamar con muchas comillas “el noventismo tardío” aparecería más o menos expresado por las posturas que se le asignan a Boudou y al grupo de Boudou, algún discurso más o menos realista de conseguir fondos siguiendo ciertas tendencias normales, ir al Club de París, pasar por el Fondo Monetario Internacional, conseguir dinero en los mercados de capitales, de modo que, según el mandato popular “sigan haciéndonos felices” con la menor cantidad de conflictos posibles, sin asaltar ninguna caja (que es lo que pareciera deducirse de alguno de los otros planteos), o sin avanzar abiertamente con una política devaluatoria que naturalmente traería algunos conflictos, por ejemplo con el movimiento obrero.
Dentro de la coalición oficialista hay que contabilizar la posición de la CGT, de Hugo Moyano, de sus hijos y la conducción más cercana a Moyano que tiene una idea sobre la profundización del modelo que no necesariamente coincide con las otras y ha sido expresada básicamente en estas últimas semanas como subir el mínimo no imponible, mejorar abiertamente los salarios, avanzar sobre la distribución de las ganancias de las empresas.
Incluso en este pequeño grupo que es la familia Moyano hay distintas fundamentaciones. Interesante me pareció la de Facundo Moyano para plantear el tema del incremento del mínimo no imponible, porque él explica: “uno consigue un aumento de salarios y después te lo llevan los impuestos, entonces uno termina trabajando para el Estado”, argumento que podría haber sido suscripto por López Murphy, digamos. Y que sorprende al ser suscripto por Facundo Moyano desde el sector sindical.
Todas estas eran alternativas aparecían antes del domingo, antes del lunes; pero a partir del lunes observamos que el gobierno ha adoptado una de estas tres posiciones, como está a la vista, en la elección de reprimir las tendencias espontáneas del mercado (es decir, la búsqueda del dólar como reserva de valor por parte de particulares y empresas), con 4 mil inspectores de la AFIP y una dotación no sé de qué número de policías de la Federal, gendarmes y prefectos.
Ese acto en rigor marca el inicio del segundo período de gobierno de la señora de Kirchner. Así como se puede decir que en realidad ella fue elegida en agosto, se puede decir también que se adelantó en el almanaque y que el 10 de diciembre fue el lunes posterior a la elección y las decisiones tomadas en relación al tema del dólar marcan el inicio del programa de profundización del modelo.
Muchos economistas plantean que, en realidad, aún con las reservas del Banco Central mal contabilizadas, las reservas y con un poco de muñeca y pericia técnica no hubiera sido tan difícil capear la presión sobre el dólar para el gobierno; sin embargo el gobierno se basa en un principio, diríamos así: el principio de la primacía de lo político, entendiéndolo a su manera. “Con una elección como la que tuvimos -parece ser el razonamiento-, no podemos aceptar el desafío de autonomía que nos plantean los mercados y que contradice nuestra voluntad y el mejor interés del Estado representado por nosotros con el 54% de los votos; no les permitiremos que nos arrebaten las reservas del Banco Central y así nos debiliten”. De modo que en lugar de tomar esto como una jugada a resolver en términos técnico - económicos, el gobierno lo toma, como ha hecho en muchísimas otras ocasiones, como una guerra y un desafío a su autoridad y por lo tanto un desafío a la gobernabilidad misma.
Con sus actos el acto produce, quizás, lo que denuncia: si el gobierno actúa como actúa, reprimiendo la búsqueda de dólares, lo que consigue es más búsqueda de dólares, lo que consigue es retiro de depósito de los bancos, por lo tanto incremento de las tasas de interés, por lo tanto efectos negativos sobre la producción nacional.
Pero el gobierno acierta cuando entiende que esto es una pulseada de carácter político y se ha metido en esta pulseada. Con los efectos que la pulseada llegue a tener.
La señora encara entonces este desafío con las modalidades con las que el kirchnerismo asumió otras veces el conflicto en la rivalidad con otros sectores a lo largo de estos 8 años, sólo que en circunstancias que son diferentes.
Esas circunstancias son diferentes porque efectivamente la inflación está muy alta, efectivamente las reservas se han achicado, efectivamente las condiciones económicas generales del mundo no son lo favorables que eran hace 5 o 6 años, los llamados pilares del modelo, los superávit gemelos, se han evaporado o se están evaporando y además la estructura sobre la que se apoya el poder electoral alcanzado por la presidente, no es ya la estructura en la que se apoyaba hasta el 27 de octubre del año pasado, cuando todavía existía Kirchner y cuando todavía había en la coalición oficialista elementos de disciplina y de homogeneidad que hoy evidentemente están dispersándose, se están centrifugando.
No está Kirchner, el sistema de autoridad está hiperconcentrado pero no tiene correas de transmisión adecuadas, se aparta el movimiento obrero, los sectores piqueteros están replegados, los jefes territoriales han sido maltratados en el período preelectoral, miran la situación desde sus situaciones locales, tratan de cuidar su propio territorio.
De modo que la señora encara el conflicto con la modalidad, el estilo y la genética kirchnerista pero lo que está desapareciendo son las condiciones en las que ese estilo y esa genética dieron resultados positivos para el kirchnerismo anteriormente.
Estamos 10 días después de la elección de la señora, a 1 mes de su asunción formal; han transcurrido 10 días también de el inicio efectivo de este segundo mandato y lo que estamos viendo es una olla a presión a la que, para quitarle la presión, se le está cerrando más herméticamente la tapa en lugar de apagar el gas.
Habrá que ver a quién se le ocurre apagar el gas en el próximo período porque la presión, evidentemente, va a seguir adelante como efecto de esta nueva etapa de profundización del modelo. Muchas gracias.
JORGE CASTRO
Este jueves y viernes se reúnen en Francia el grupo de los veinte del que participan siete países capitalista avanzados, Estados Unidos, la Unión Europea, especialmente los de la zona euro, y Japón, y trece de los países emergentes, encausados por china, India y Brasil. Esta es la sexta reunión del grupo de los veinte desde que se transformó en la plataforma de gobernabilidad del sistema mundial frente al estallido de la crisis financiera internacional que tuvo lugar en el año 2008, 15 de septiembre del 2008, caída de Lehman Brothers, la cuarta banca de inversión del mundo, crisis financiera global transmitida en forma instantánea a través de los modernos medios de comunicaciones a la totalidad del sistema mundial que se transformó de inmediato en una recesión que duró seis meses y que fue la más profunda recesión mundial desde la década del 30. Con la aparición del grupo de los veinte, Estado Unidos comenzó a compartir las decisiones estratégicas del sistema mundial con un grupo de países emergentes, el primero de los cuales y más relevantes es China. Lo que esto implicaba es que terminaba en los hechos, esto es en el terreno de la realidad política, la estructura de hegemonía unipolar del poder mundial que ejerció Estados Unidos durante 17 años. A partir del 2008 esta estructura unipolar hegemónica del sistema de poder mundial que tuve en sus manos en forma exclusiva a Estados Unidos a partir de 1991, fue sucedida por esta plataforma de gobernabilidad donde Estados Unidos frente a las situaciones de crisis, las decisiones estratégicas que se toman en ese ámbito y en ocasión de las crisis, comparte las decisiones con este grupo de países emergentes. Esta reunión que se realiza esta semana, jueves y viernes, en Francia, ocurre cuando se agrava y profundiza la crisis europea, esto es el mayor mercado del mundo, que es el constituido por los países de la unión europea se encuentran en una situación de recesión profunda de carácter estructural, prácticamente convertida en depresión estructural, sobre todo los países de la Europa periférica: Italia, España, Grecia, Portugal, Irlanda. La clave de la crisis de la Europa periférica no es Grecia sino Italia; la razón es que la economía italiana es la tercera de la zona europea, de la zona euro (Alemania, Francia, Italia), es integrante Italia del grupo de los siete, está entre los siete países de mayor significado económico del mundo avanzado y su deuda pública asciende a 1.9 billones de euros, 2.6 billones de dólares, lo que esto significa es que la deuda pública Italiana equivale al 120% del producto bruto interno o, lo que es igual, la deuda pública italiana es mayor, ella sola, que la suma de las deudas públicas de España, Grecia, Portugal e Irlanda. De modo que lo que sucede con Italia es, en definitiva, lo que decide la suerte del euro y, en general, de Europa. Esta semana la crisis europea referida a los países de la Europa periférica se agravó en el caso italiano. La tasa de interés que tiene que pagar el tesoro italiano para lograr la refinanciación de los títulos de su deuda, en lo que se refiere a los títulos a diez años, pasó la barrera del 6% anual. En lo que se refiere a los títulos a dos años, pasó la barrera del 5.6% anual. El cálculo que tienen todos los integrantes del mercado europeo y del sistema financiero internacional, es que si la deuda italiana se mantiene y sigue exigiendo un nivel de rendimiento sobre sus títulos de 6% anual luego de dos trimestres consecutivos que probablemente tienden a abreviarse por la severidad de la crisis, la deuda italiana se transforma en insostenible o, lo que es igual, es el default. Por eso la reunión de la semana pasada que se realizó en Bruselas de la zona euro y de la Unión Europea que tomó tres decisiones estratégicas fundamentales con respecto a la crisis de la Europa periférica y en especial a la situación italiana, encabezadas y según el liderazgo del gobierno alemán de la canciller Ángela Merkel, tomó tres decisiones fundamentales: en primer lugar convenció a los acreedores de los títulos griegos sobre la conveniencia de aceptar una quita del 50% sobre los valores nominales de sus títulos. Quita es lo mismo que pérdida. En segundo lugar se resolvió, también bajo inspiración y liderazgo de Alemania, capitalizar los bancos europeos en una cifra de 140 mil millones de dólares, unos 90 mil millones de euros, cosa que tienen que hacer recurriendo al financiamiento privado en el sistema financiero internacional; en el caso de que no consigan ese financiamiento entonces es que interviene la zona euro, lo que significa, fundamentalmente, Alemania. La tercera decisión es la decisiva, es la fundamental en términos estratégicos: se resolvió ampliar el fondo ya existente de estabilización europeo, que es lo que le otorga a la zona euro, encabezada por Alemania, la capacidad para intervenir ante la crisis financiera que afecta a los países de la Europa periférica, sobre todo a Italia, pero precisamente teniendo en cuenta la situación italiana, se resolvió ampliar este fondo de estabilización europeo llevándolo de 240 mil millones de euros que tiene actualmente, a mil billones de euros en un plazo de no más de tres meses. Lo que se aclaró de inmediato, se encargó la canciller Ángela Merkel de precisar, es que esta ampliación del fondo de estabilización europea no puede ser realizado dentro de Europa y a partir de sus recursos. Alemania no está en condiciones de ampliar su participación en ese fondo en un solo peso. Y, además, se opone a que el banco central europeo realice ningún tipo de aporte a este fondo de estabilización europeo porque esto estaría ajeno a su obligación constitucional de defender ante todo el valor de la moneda europea, esto es del euro. Lo que eso implica es, con mucha nitidez, que la decisión estratégica fundamental de la Unión Europea, zona euro, encabezada por Alemania, para enfrentar la crisis de los países de la Europa periférica, en primer lugar Italia, que es ampliar el fondo de estabilización, solo se puede lograr si interviene el respaldo y la acción financiera del sistema financiero internacional o, lo que es igual, fuera de Europa. Frente a esta situación caven dos posibilidades: una es que esa fuente de financiamiento de este fondo de estabilización crucial para Europa, de la que depende la posibilidad de enfrentar la extraordinaria crisis de confianza que existe sobre Italia y sus valores de parte del sistema financiero internacional, provenga, como hubiera podido ocurrir antes del 2008, de los Estado Unidos. Esta posibilidad está excluida. Estados Unidos tiene un déficit fiscal del 11% del producto bruto interno, una deuda pública que asciende al 90% de su producto bruto y ha perdido definitivamente su condición de acreedor financiero internacional para convertirse en el principal deudor del sistema financiero internacional o, lo que es igual, el principal deudor de aquel que es el principal acreedor del sistema financiero internacional actual que es china. Estado Unidos no puede, no tiene los recursos, esto es, no es que no tenga la voluntad, no tiene los recursos por lo tanto no tiene la base material del poder para actuar en forma decisiva frente al agravamiento de la crisis europea. Lo que esto deja en pie es a China. Solo a China. La situación de china en términos financieros es la siguiente: nivel de reservas del banco central de Beijing: 3200 billones de dólares; se estima que un 75% son títulos del tesoro norteamericano o dólares directamente billetes estadounidense. El resto, un 15%, son euros. Para ubicar la magnitud, el significado de este nivel de reservas de China lo que habría que agregar es que China sola tiene tres veces más reservas que el país que la sigue en orden de importancia, que es Japón, que tiene poco más de mil billones de dólares de reserva, China, 3240, Japón 1000 millones de dólares. China ha señalado que está dispuesta a respaldar a Europa en su situación de crisis. Ha manifestado que está dispuesta a hacer un aporte inicial, siempre que esto sea acompañado por otros países del mundo, de entre los cuales no está Estados unidos, un aporte inicial de 100 mil millones de dólares. Lo único que reclama es que entre el 30 y el 50 por ciento de esta ampliación, de estos 100 mil millones de dólares que está dispuesto a brindar a Europa para ampliar su capacidad de fuego frente a la crisis financiera desatada especialmente en la Europa periférica, eje en Italia, lo que reclama es que entre el 30 y el 50 por ciento de esos 100 mil millones de dólares que está dispuesto a entregarle de inmediato sean realizados y consten exclusivamente de moneda china, esto es yuan o renminbi. En otros términos, la condición que establece es que, en forma irreversible, el mayor mercado internacional, que es la unión Europea, acepte como moneda de alcance global el yuan o renminbi, la moneda china. Irreversiblemente aparecen en el mundo solo tres monedas globales: el dólar estadounidense, el euro, en plena crisis, el yuan, el renminbi. Conviene centrar la atención en este punto, en el sentido de que el grupo de los veinte fue creado como la plataforma de gobernabilidad del sistema mundial en el que Estados Unidos compartía decisiones de alcance estratégico para enfrentar situaciones de crisis con un grupo de países emergentes, ante todo china, India, Brasil. Frente al agravamiento de la crisis europea, esto es ante el agravamiento de el segundo sector en orden de importancia del capitalismo avanzado, la situación que surge es que Estado Unidos no está en condiciones de tomar una decisión estratégica de rescate y de fortalecimiento de Europa en el momento más extremo de su crisis y que sí está en condiciones de hacerlo, y lo va a hacer, la república popular china. “El poder no es una cosa que se tiene si no el ejercicio de un hacer eficaz.” (Bertrand de Jouvenel). Lo que se puede señalar es que en términos de poder, esto es de decisión, de contenido de la decisión, en este momento el G20 como plataforma de gobernabilidad del sistema mundial, la relación que existe no es entre el número uno y el número dos, entre Estados unidos y China, sino que la relación que existe es: el número dos se ha transformado en número uno y el número uno ha quedado convertido en número dos. Hoy el eje del poder mundial esta semana no es más Estados Unidos sino que es China. Esto está acompañado por datos de orden estructural. El poder no es una cuestión de voluntad o mucho menos de impulso individual. Está basado en la disposición y control de recursos. Entonces, en estos tres años de crisis mundial, a partir del colapso de Lehman Brothers en septiembre del 2008, mientras la economía China y en general la del mundo emergente se ha acelerado, la economía de Estado Unidos y la de Europa se ha frenado. Primeros diez meses del año, China ha crecido 9.7% del producto bruto interno. Hacia final de año, todo indica que aumenta este nivel de incremento del producto chino y estaría muy cerca de un crecimiento del 10% anual. Al mismo tiempo, en los primeros seis meses del año, Estados Unidos ha crecido 0.8% y la Unión Europea, encabezada por la zona euro, ha crecido 0.2%. Lo que esto implica es que desde 2007 al 2011 el producto bruto chino se ha incrementado 44%. Desde 2007 al 2011 el producto bruto norteamericano se ha incorporado 0.6 por ciento; el de Europa se ha incrementado 0.4%. Pero esto no es solo el indicador que conviene tomar en cuenta, porque eso se refiere al stock. Este es el mundo de los flujos, de las tendencias. El dato que hay que tomar en cuenta es que el comercio internacional chino crece año pasado, primeros diez meses de este año, 30% anual. El comercio internacional de Estados Unidos sumando exportaciones e importaciones creció el año pasado 9%. En los diez primeros meses de este año 7%. Pero, además, el comercio internacional chino ha modificado en los últimos dos años y en forma nítida a partir del primer trimestre del 2012 lo que ha modificado su inserción internacional, China ha modificado su inserción internacional. La inserción internacional es la categoría de las relaciones internacionales que se refiere al camino de doble vía por el que transcurre el comercio y las inversiones. A partir de enero del 2012, más del 50% de las exportaciones chinas van a países emergentes, no a los Estados Unidos ni a la Unión Europea. Atrás de esto lo que hay es el fenómeno central del comercio internacional de la época que es que el comercio entre regiones emergentes crece 4, 5, 6 veces más que el comercio entre los países avanzados y los emergentes. El denominado comercio sur-sur, que es el que vincula a la región asiática con la región latinoamericana, lo que significa esencialmente la región sudamericana, creció el año pasado más de 40%. El comercio bilateral entre los dos principales países de ambas regiones, de Asia China, de América del Sur Brasil, creció el año pasado 56%. El cálculo que hay que hacer es el que realiza la OMC, por ejemplo. Es que hacia 2020 dos tercios y hasta tres cuartas partes del comercio bilateral internacional de China, se realiza con el mundo emergente. En el proceso de globalización del capitalismo, el comercio internacional arrastra las inversiones. Esto está acompañado por el crecimiento de las inversiones directas chinas sobre todo América del Sur, en especial a Brasil y la Argentina. En estas condiciones lo que habría que señalar es que se ha completado el proceso de transferencia del poder, de la oportunidad económica, del crecimiento económico de los países avanzados a los emergentes. El eje de las decisiones mundiales en lo que se refiere a la plataforma de gobernabilidad del sistema mundial no está más en Estados Unidos, sino que está en Asia, sobre todo en China. Ahora, esta es una historia que se formula esta semana en la reunión del grupo de los veinte, la sexta reunión de esta plataforma de gobernabilidad del sistema mundial creada para enfrentar la crisis. Al comenzar la crisis, Estados Unidos tenía una diferencia estratégica respecto a los países emergentes en lo que se refiere al control y utilización de recursos de entre 30 y 40%. Han pasado cuatro años y la situación se ha invertido. Lo que esto parecería mostrar es que en este mundo gobernado por la revolución tecnológica del procesamiento de la información, cuyo rasgo estratégico fundamental es el predominio de la instantaneidad, los acontecimientos han adquirido una celeridad que hace que las categorías capaces de entenderlo tiendan a quedar retrasadas. Sugiero, por eso, que quizás sea conveniente ver la situación argentina en términos de aceleración de los acontecimientos históricos. En la primera semana después del triunfo electoral del 23 de octubre por el 54% de los votos, ratificación de la elección previa y decisiva del 14 de agosto con un porcentaje similar, lo que ha ocurrido es que la fuga de capitales de la Argentina se ha acelerado después del 14 de agosto y se ha vuelto a acelerar después del 23 de octubre. En el mes de octubre han salido de la Argentina, se han fugado de la Argentina, 3600 millones de dólares. El banco central en este último mes, especialmente en la última semana, después del triunfo electoral de 23 de octubre, ha perdido 1700 millones de dólares de reservas. La situación se tornaba en estrictamente insostenible y esto hizo que el sistema de poder vigente recurriera a los instrumentos de acción que tiene, que son: la AFIP, 4400 funcionarios en las calles, los organismos de seguridad, prefectura, gendarmería, la SIDE. Pero si se toma en cuenta lo que ha ocurrido, en realidad desde el punto de vista del desarrollo de los acontecimientos, lo que parecería que ha ocurrido en la Argentina, si viene alguien que viene de afuera, es la comprobación de que lo que en la Argentina está vigente en pleno desarrollo, es una crisis extraordinaria de gobernabilidad. Y esta crisis de gobernabilidad tiene el mismo efecto que si las elecciones del pasado 23 de octubre en vez de haber sido ganadas por el 54% de los votos hubieran experimentado el sistema de poder vigente, una derrota de carácter catastrófico. No está claro cuál es el efecto de las victorias frente a los acontecimientos cuando las victorias aparecen frente al control de los acontecimientos como algo muy parecido a una derrota.
Bueno, muchas gracias.
PASCUAL ALBANES
Si uno repasa muy superficialmente los diarios de ayer y de hoy una de las cosas que sobresalen en este escenario político post electoral es el hecho de que Cristina Fernández de Kirchner, el ministro de economía Amado Boudou, la presidente del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont, el titular de la AFIP, Ricardo Etchegaray hora tras hora y desde hace ya varios días tienen que estar sincronizando y monitoreando online la evolución del mercado de divisas en la ciudad de Buenos Aires. Esto es la cuestión prioritaria, casi excluyente, que concentra la totalidad de la atención y la energía política del gobierno pasa a ser el control cambiario. Nosotros sabemos, todos sabemos, los que estamos aquí, que la distinción entre la política y la economía es una distinción que se puede hacer con claridad en un pizarrón, o sea, es una distinción necesaria desde el punto de vista analítico pero, en el fondo, es una distinción de naturaleza académica. La relación de interactividad permanente entre lo político y lo económico hace que sea imposible analizar esto que está pasando con el mercado de cambios en Argentina, precisamente por fuera del escenario político en el cual se desenvuelve. Señalaban de distintas formas, tanto Jorge Raventos como Jorge Castro, esta paradoja que yo la pondría en estos términos: históricamente en los años electorales y en general en las circunstancias de cambios políticos o de posibles cambios políticos, la incertidumbre cambiaria y la incertidumbre en general se producía más antes que después de las elecciones. Valdría la pena destacar, en este caso específico, la circunstancia doblemente importante, porque ocurrió dos veces en dos meses, o en tres, de que tras la elección del 14 de agosto primero y tras la elección del 23 de octubre después la tendencia de los argentinos al dólar, esto es el nivel de incertidumbre en toda la fortaleza de la economía argentina, creció a pesar del 50,2% del 14 de agosto y del 53,9% del 23 de octubre. Este es un dato importante para poder volver a estudiar y a redefinir la cuestión del poder. En Argentina y en cualquier otra parte del mundo. En el caso específico del gobierno, como bien señalaba nuestro amigo Castro, la primera reacción, la reacción primaria en todo el sentido de la palabra en este caso, también respondió a su ADN y es a cada problema un enemigo, y en este caso una respuesta tendiente a asociar este creciente nivel de incertidumbre con alguna teoría conspirativa, que de alguna forma insinuó el vice presidente electo y actual ministro de economía, Boudou, cuando decía que este tema del dólar era producto de cuatro o cinco empresas, por un lado, y después mencionó el rol que cumplían en la generación de un clima negativo algunos medios de comunicación y en particular los diarios Clarín y La Nación, aunque después terminó aclarando ante una repregunta oportuna que cuando se refería a cuatro o cinco empresas se refería a cuatro o cinco empresas que iban rotando. Claro, cuatro o cinco empresas que fueran rotando poden rotar por mes, por semana, por hora o por minutos o sea que pueden ser cuatro, cuarenta, cuatrocientas o cinco mil empresas. En este fenómeno siempre hay explicaciones válidas o, por lo menos, atendibles desde la economía pura. Por ejemplo, es cierto, lo acaba de señalar claramente nuestro amigo Castro, que en un escenario como el de la crisis europea es fácil corregir que las casas matrices de las transnacionales europeas radicadas en la Argentina hayan pedido muy particularmente a todas sus filiales que hicieran lo posible por mandar la mayor cantidad de euros para poder auxiliarlas y, efectivamente, esto tiene que haber ocurrido. Por eso es que cuando se habla de este fenómeno también uno puede, si se quiere, tranquilizarse, decir: “bueno, esto es una cosa “de afuera”.”, con el pequeño detalle que la palabra afuera en este mundo prácticamente ha desaparecido como concepto; todo lo que ocurre afuera ocurre también adentro y a la inversa. Pero lo cierto es que, independientemente de esta cuestión de las transnacionales europeas y la remesa de divisas ante la situación de emergencia, cuando se habla en el léxico periodístico y, a esta altura del partido, de la calle del fenómeno de los llamados coleros. En la ciudad de Buenos Aires, la semana pasada y, dentro de sus posibilidades, durante esta semana, probablemente haya que distinguir entre dos fenómenos que son igualmente interesantes. Un fenómeno es el colero concebido como la persona que trabaja profesionalmente, por así decirlo, como changa actuando como comprador de dólares de un tercero. Que es una especie de nueva profesión producto de esta particular situación de la política y de la economía argentina, pero que es un fenómeno que conviene tener en cuenta porque, digamos, son muchas personas que trabajan y viven de eso. Pero un segundo elemento que me parece más interesante y más importante, es el segundo tipo de coleros y es la gente que en Argentina cambia 100 dólares, cambia 200 dólares o cambia 50 dólares, que son muchísimos compatriotas de todos los sectores sociales e inclusive decenas de miles de peruanos, de paraguayos, de bolivianos que trabajan, generalmente, en negro en la economía informal de la Argentina y que tiene que realizar las remesas habituales de dinero a sus familias o sus lugares de origen. Digo esto porque cuando se habla de la represión lanzada sobre la especulación financiera y esa represión se concentra en el empleo de la gendarmería nacional, de la prefectura o de los inspectores de la AFIP sobre la gente que está haciendo una cola en una casa de cambio probablemente no estemos hablando de lo que en el léxico del siglo pasado alguien podía haber caracterizado como una medida de tipo revolucionario. Lo cierto es que en este asunto del dólar y de ir al dólar, de alguna manera, la Argentina y los argentinos podemos dar cátedra. O sea, es muy difícil que el más sofisticado sistema de control pueda ser verdaderamente eficaz por lo menos en el mediano plazo. Trascendía rápidamente, y al principio parecía una barbaridad, que se habían clausurado casas de cambio en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza y claro, la primera reacción de todo el mundo fue decir: “Que locura ¿Cómo van a dejar a los pobres turistas que tienen que cambiar los últimos pesos previos a subir al avión sin la posibilidad de hacerlo?” y efectivamente no era una medida muy amable para el turismo internacional pero lo cierto es que hay una cantidad importante de argentinos que se iban a Ezeiza a esas casas de cambio precisamente a hacer el cambio que no podía hacer en la city porteña y, bueno, se pueden clausurar efectivamente algunas casas de cambio en el aeropuerto de Ezeiza. Según descubrimos anoche, algunos por televisión en mi caso, lo que parece que no se ha podido clausurar son las casas de cambio en la Salada. Que existen, que funcionan y a la cual asisten miles de argentinos que si no tienen otra opción para poder conseguir aquello que buscan, pues lo encuentran allá. De noche, en situaciones bastante complicadas, bordeando el peligro. Hoy estaba viendo unas declaraciones de una profesora de la UBA de la facultad de ciencias económicas, se llama Victoria Giarrizzo, que había hecho un trabajo que desde un punto de vista podía considerarse obvio pero que es interesante el hecho de que alguien lo haya hecho, sobre la vinculación entre los argentinos y el dólar. Entonces, a partir de la encuesta, esta mujer dice que el 70% de la gente siente incertidumbre y preocupación cuando hay movimientos relacionados con el dólar. Y aclara que esto ocurre, contra lo que algunos pudieran imaginar, más aún entre los jóvenes. O sea que entre los jóvenes ese fenómeno es de más del 70%, porque resulta que muchos de los no jóvenes tienen ya de alguna forma una cierta gimnasia para adecuarse a esas circunstancias. Otro pequeño detalle que tiene que ver con el clima de la opinión pública argentina en este momento, porque esto no surge ni por sí ni por no de los estudios económicos, es que el 24% de los encuestados consideran que las reservas del banco central no alcanzan para hacer frente a una movida cambiaria; esto dicho al revés: millones de argentinos creen que corremos el peligro de una crisis cambiaria y aquí el tema de la profecía auto cumplida, en política y en economía, es una dato a tener en cuenta más allá de los números que puedan hacer los economistas. Es cierto que nosotros no podemos, no hacía falta una encuesta para esto, desconocer que para la inmensa mayoría de los argentinos, el dólar es la moneda de referencia del conjunto de la economía; mucho más en esta _____ inflación, por lo tanto no hacía falta la encuesta, pero había que marcar la circunstancia en que la cruzada contra la especulación financiera cambiaria identificada como compra de dólares, sin ninguna duda, está llamada a tener el rechazo más fuerte que se puede imaginar por parte del conjunto de la opinión pública, sobre todo en la medida en que se mantenga y se profundice. Los argentinos tenemos mucha memoria de esto. Cuando el vicepresidente del Banco Centra, Miguel Pesce, afirmó hace pocos días algo así como que el que compra dólares hace un mal negocio, es casi imposible evitar lo que ocurrió en Twitter y es que aquella famosa frase de Lorenzo Sigaut de hace treinta años, “El que apuesta al dólar pierde.”, fuera durante un día la frase más comentada en Twitter de ese día. Es decir, esto de que comprar el dólar es un mal negocio dicho por el vicepresidente del Banco Central en una circunstancia como esta no hizo sino incrementar la crisis de confianza que, según la propia encuesta que hace esta señorita de la UBA, existe en este momento en cuanto a la capacidad del Banco Central para poder asistir una embestida cambiaria. Lo cierto es que, volvemos a insistir, no busquemos las explicaciones totalizadoras por el lado de la economía porque difícilmente las vamos a encontrar. Acá hay una cosa que está clara: la oferta de dólares es la misma que antes, no es que ha bajado. Lo que ha explotado es la demanda de dólares. Y la demanda de dólares ha explotado por los importadores, que están desesperados por adquirir dólares para poder importar maquinaria o productos de consumo, artículos de consumo. Ha explotado por el lado de los argentinos que temen una devaluación y que creen proteger mejor su dinero, esto es, el producto de su trabajo, comprando dólares, cosa que es bastante entendible en un país con la cultura inflacionaria de la Argentina y que está en este momento terminando su quinto año consecutivo con una tasa de inflación anual superior al 20%, es decir, el quinquenios inflacionario probablemente más importante del mundo después del venezolano. Hace poco leía un estudio del estudio, valga la redundancia, de Carlos Melconian, en relación al tema de la apreciación del peso a partir de la operación entre la inflación y el dólar, que refleja que en términos del 2001, en términos del uno a uno, o sea en los términos de la Argentina pre devaluación, el dólar en este momento está a 1,13, o sea más o menos igual que en diciembre del 2001, con una enorme ventaja para la Argentina y es que el incremento del precio de los commodities ha hecho que para el sector agroindustrial este dólar de 1,13 que en el diciembre de 2001 era catastrófico, en este momento es extraordinario. Lo cierto es que en ese contexto podemos entender por qué la expectativa de la opinión pública, esto es después del mercado, pero hablemos de la opinión pública porque debemos recalcar en este caso esta política de este fenómeno colectivo, es que en realidad aquí la inflación va comiendo el tipo de cambio y esto, inevitablemente, lleva a una depreciación del peso argentino, sea o no voluntad política del gobierno hacerlo o dejar de hacerlo. No hace falta Mercedes Marcó del Pont para decir que si ni alcanza Amado Boudou para decir que no en el caso hipotético de que esos fueran los términos de la discusión dentro del gobierno. Los argentinos saben que tenemos la particularidad de ser, tal vez, no voy a decir el único porque seguramente hay otro, casi el único país del mundo donde se compran licuadoras en cuotas y viviendas al contado. Esto marca la particularidad, también, del tipo de consumo, la dimensión de ese consumo y de los tiempos del crédito en la economía de estos años. Creo que ya se dijo hoy, antes que yo, lo que es el nivel de la fuga de capitales del 2011, estos 25 mil millones de dólares que aproximadamente se van del sistema legal, aunque puedan terminar en el colchón, en los doce meses de este año los 64 mil millones de dólares que han seguido ese destino en los últimos cuatro años, es decir durante el primer mandato presidencial de Cristina Fernández de Kirchner, recordemos simplemente que 25 mil millones de dólares es más que lo que se fue del país en el año 2001. La diferencia, por cierto, también, como pasaba con el tema del tipo de cambio, es que la oferta de dólares en el sentido de la incorporación de dólares a la Argentina, el ingreso de dólares a la Argentina es infinitamente mayor hoy que entonces gracias, precisamente, al incremento del precio de nuestras materias primas agropecuarias, encabezadas por la soja, alias el yuyo. Por eso es que no debe extrañar a nadie lo que está sucediendo, ya que los argentinos actúan a partir de cosas que aunque no tengan el numerito en la cabeza saben perfectamente como es, con o sin numerito, y actúan en consecuencia. El gobierno, reiteramos, responde según su ADN. A cada problema un enemigo y siempre una respuesta supuestamente dura que tiende a “duplicar la apuesta”. En este caso viene a cuento una frase antigua pero no tanto, de un pensador francés post moderno, que es Jean Braudrillard, que decía que de la utopía socialista lo único que había quedado en pie es la búsqueda compulsiva del control burocrático del poder. Esto es, muerta la ilusión del socialismo, muerta la idea del socialismo como el camino de la justicia social, lo único que quedaba cortante y sonante de esa ideología es la idea del control, del manejo asociada, por supuesto, a la apropiación del poder del Estado. Obviamente que este gobierno no sigue a Braudrillard pero es absolutamente aplicable esta definición como síntesis de esa estrategia de concentración de poder político y económico sistemáticamente desarrollada desde mayo del 2003 hasta ahora. Y acá el poder se define no en el sentido de Bertrand de Jouvenel, como decía nuestro amigo castro, sino se define de otra forma, se define como la capacidad de control y de dominio sobre las cosas y las personas. Esta es la noción y la visión del poder en función del cual se desarrolla esta estrategia de concentración del poder político y económico. Uno de los inconvenientes que tiene esa noción del poder es que es vieja. Porque en el mundo de hoy, ese poder, el poder, tiene otras características. Ese poder que señalaba nuestro amigo Castro de la sociedad de flujos, escapa a los controles. El mundo que nosotros conocemos hoy, este mundo de la sociedad mundial, significativamente empezó con la caída de un muro. Y después con la caída de todos los muros que pudiera haber y pudieran intentar levantarse incluidos los países árabes durante el año que está terminando. Por eso es que la idea de un muro contra el dólar, como la idea de un muro contra lo que sea por más 53,9% de los votos es una idea perdedora, es una idea destinada no solo al fracaso, eso es técnico, sino, en términos políticos, destinado a la derrota. Por eso es que importa marcar en este caso, que no viene a cuento cierta llamada radicalización es producto de que Ernesto Laclau escribió un artículo o si esto fue o no producto de algún debate interno; esto es la reacción natural de este sistema de poder ante una circunstancia de adversidad. Con varias diferencias importantes pero con una coincidencia fundamental y que conviene tener en cuenta, lo que el gobierno de Cristina Kirchner ha implementado después de su triunfo electoral del 23 de octubre con estas medidas que comienzan con el envío de la gendarmería a las colas de los cambistas pero que continúa con las medidas de restricción a la liquidación de divisas de las empresas petroleras y de las empresas mineras, continúa con la exigencia de repatriación de los depósitos en el exterior de las compañías aseguradoras, etc, etc. Este camino, que además es un camino sin retorno, en realidad lleva inevitablemente a la radicalización, y esto no tiene que ver con las ideas, tiene que ver con algo más importante en la práctica que las ideas, que es el brutal imperio de la necesidad. Por ello es que uno puede decir en este caso que el 23 de octubre, desde el punto de vista político, este gobierno ha tenido una victoria espectacular, que en realidad ratifica lo que ya había logrado el 14 de agosto; desde el punto de vista estratégico, el proceso que comienza ahora hace que esa victoria sea, probablemente, una de las victorias más pírricas, en el sentido de pirro, de la historia política argentina porque esto que está pasando, estas medidas que estamos viendo, tienen un sentido bastante similar al de la resolución 125 adoptada en marzo del 2008, después también de una gran victoria electoral, no del 54 sino del 45,6% de los votos que había obtenido en aquel momento Cristina Fernández de Kirchner, y porque en aquel momento el gobierno embistió contra algo que pensó que era la oligarquía y terminó siendo algo mucho más allá de la oligarquía: en primer lugar el sector económicamente más dinámico de la economía argentina y en segundo lugar la capacidad de ese sector para poder lograr y atraer el apoyo de la opinión pública de las grandes ciudades. Pero ese enfrentamiento que marcó el 2008 y que signó también el resultado electoral de las elecciones legislativas del 2009, en realidad fue, si uno lo mira a fondo y para decirlo muy sintéticamente y a lo bruto, un conflicto entre el gobierno y el sector más dinámico de la economía argentina que garantizaba precisamente el crecimiento de la Argentina su integración a la economía mundial. Este conflicto, si se puede llamar conflicto, desatado con el tema del dólar, en realidad desde lo simbólico apunta precisamente al símbolo de la conexión de la Argentina con la economía mundial, que es el dólar. Y, sin ninguna duda, por la imposible concreción exitosa de las medidas adoptadas, lleva también, como la 125, el germen de la propia derrota, en condiciones distintas porque obviamente acá no hay la mesa de enlace del dólar, estamos hablando de la forma en que el gobierno encara el conflicto, la naturaleza de ese conflicto y el destino de ese conflicto que, en este caso es, sin ninguna duda la derrota. Desde ese punto de vista, y sin todavía aventurar conclusiones que solamente el paso del tiempo puede empezar a precisar con más exactitud, la recomendación que valdría la pena extraer de esta lectura de los acontecimientos es que habrá que prepararse no para volver a pelear la guerra que pasó sino para poder librar exitosamente la guerra que viene, que es una guerra distinta, una guerra que, tal vez, inadvertidamente haya empezado ya a menos de una semana de las elecciones del 23 de octubre.
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, 07/11/2011 |
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