- El país que aproveche el poder de la energía limpia y renovable liderará el siglo XXI. Y sabemos que China ejecuta el más grande esfuerzo de la historia para lograr una economía energéticamente eficiente- , señaló el presidente Barack Obama en la sesión conjunta del Congreso de Estados Unidos.
Por eso, EE.UU duplicará en los próximos tres años su oferta de energías renovables; y hará la mayor inversión en investigación básica de su historia: 150 billones de dólares en diez años.
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Obama reclamó al Congreso una ley, que se aprobará este año, que fija límites decrecientes a la polución de CO2 en todos los productos de la industria norteamericana y sus fuentes energéticas, una exigencia todavía mayor a la establecida en Kyoto.
Obama presume que sólo en una crisis de extraordinaria magnitud como la que experimenta EE.UU, es posible impulsar el surgimiento de una nueva matriz productiva y energética, que revierta la destrucción de recursos y medio ambiente.
El gobierno chino afirma que el crecimiento basado en la inversión y la exportación, que le permitió crecer 30 años a 10% anual, es insostenible energética y ecológicamente. Entre las 20 ciudades más polucionadas del mundo, 16 son chinas.
La crisis terminó con el dilema chino: sus exportaciones cayeron 30% en enero; y ahora apuesta a crecer sobre la base de su demanda interna e impulsa una matriz energética alternativa.
La crisis internacional es sólo la contrapartida del extraordinario crecimiento de la economía mundial en los últimos diez años. El PBI global ascendía a 18 trillones de dólares en 1970; y en 2008 trepó a 72 trillones.
En 1972 se señaló que el crecimiento económico podía destruir importantes sistemas globales; y se indicó que sus tendencias se potenciarían cada vez más en los siguientes treinta años, pero que no eran sustentables. Fue cuando el Club de Roma publicó The Limits to Growth, del que se vendieron 30 millones de ejemplares, en 32 traducciones, en cinco años.
La advertencia fue considerada por muchos una hipérbole malthusiana, sin advertir que no se refería a la imposibilidad del crecimiento, sino a su sustentabilidad.
En la Cumbre Mundial de Energías Futuras (World Future Energy Summit), realizada en Abu Dhabi, se afirmó que con un crecimiento de 1.3% anual hasta 2030 de la demanda mundial energética –piso de lo previsto–, cada siete años habría que agregar la producción energética actual de Arabia Saudita; y para entonces se produciría un incremento de 130% en las emisiones de CO2, 2/3 provenientes de China e India. El efecto sería un aumento de 6º C en la temperatura del planeta.
En Abu Dhabi se estableció que la ola de innovación que es necesario realizar para modificar la matriz energética requiere un nuevo sistema de comercio internacional, en el que cada país produzca dentro de una franja de especialización e importe todo lo demás; y en el límite, se intercambien sólo ideas –esto es, innovaciones– con una drástica disminución de las transferencias de bienes físicos.
Treinta años después, el Club de Roma publicó Limits to Growth–The 30 Years Update, en el que afirmó que es preciso elegir entre el colapso –por ejemplo, 6ºC más de temperatura en el planeta– o una reducción deliberada y drástica de la producción e intercambio de bienes físicos, con una disminución cualitativa del consumo de energías y materias.
En la agenda mundial de hoy –Obama/ China–, la advertencia del Club de Roma tiene, 36 años después, un carácter prioritario.
Publicado en El CRONISTA el 26/2/09
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Joirge Castro , 26/02/2009 |
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