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La resurrección de un Galtieri bolivariano |
El ruidoso coro de quejas de los presidentes de Venezuela y Ecuador porque tropas oficiales colombianas persiguieron y alcanzaron a un destacamento armado de las FARC hasta unos pocos kilómetros dentro de una selva ecuatoriana, apenas encubre su abierta simpatía por los insurgentes y la manifiesta imposibilidad de explicarle al mundo por qué esos grupos irregulares encuentran permanentemente refugio de hecho en territorio de esos dos países, sin que sus gobernantes muevan un dedo para impedirlo. |
La oportunidad ha servido para que Hugo Chávez denuncie un caso de injerencia territorial, que no es en su país sino en otro, retire al embajador y ponga a sus fuerzas armadas en pie de guerra. Es el mismo Chávez que coopera abiertamente con las FARC y hace apenas un mes cometió la más grande injerencia posible en el conflicto, al invitar al mundo a reconocerlas como parte legítima de un conflicto intestino que no corresponde a su país sino a la vecina Colombia.Como bien lo supimos en Malvinas, cuando un régimen autoritario ve complicarse su frente interno suele echar mano a la búsqueda de un enemigo exterior que le permita postergar los reclamos de sus propios ciudadanos.
La tantas veces repetida advertencia de un inminente desembarco de marines norteamericanos ya ha corrido la suerte de la fábula del pastorcillo mentiroso, por lo que ahora Chávez intenta lo mismo pero con una supuesta invasión colombiana. Entre tanto, por una u otra razón, va perdiendo credibilidad la denuncia que atribuyó la epidemia de dengue no a las declinantes condiciones sanitarias del país sino a la malévola implantación norteamericana de una novísima súpercepa de mosquitos inmortales deliberadamente desarrollada por la CIA para que se dediquen a picar, impunemente, a todos los venezolanos.
Macondo era un poroto.Como bien han estudiado académicos de la talla de Carlos Escudé, América latina ha tenido relativamente pocas guerras entre estados pero sí numerosas convocatorias pre-bélicas bien ruidosas y mucho más para consumo interno que para matarse de verdad con algún vecino. La últimas en serio: Perú y Ecuador en 1995 y Malvinas en el '82. Y, como chirinada para el frente interno, la fracasada intentona procesista de invadir Chile en 1978, socapa de impedir el indigno avasallamiento de nuestra sagrada integridad territorial inmarcesible, luego de que sometiéramos civilizadamente el diferendo sobre el Beagle y después no nos gustó el fallo.Ahora, Chávez afronta graves problemas en su economía, su gobernabilidad y su creciente aislamiento del mundo, por lo que, si efectiviza un conflicto armado formal, podrá distraer a mucha gente por un tiempo pero, a poco andar, su futuro podría adquirir una tonalidad más oscura que el petróleo. Parece probable que, más bien, amenazando con convertir a su rivalidad política personal con Álvaro Uribe en un conflicto armado entre estados, procure legitimar una abierta alianza con las FARC, para recuperar alguna capacidad estratégica y la perdida mística político-revolucionaria, ya fagocitada por el atractivo del narcotráfico, hoy mucho más convocante para los campesinos y desheredados que sobreviven como pueden en los territorios «liberados» de Colombia.
Desequilibrio
El progreso de una entente tan profunda con las FARC generaría un desequilibrio fenomenal en la región, mucho más peligroso para la estabilidad de Chávez que la de Uribe.Chávez ha disminuido seriamente los ingresos de Venezuela y aumentado enormemente el gasto fiscal, no todo, ni siquiera mayoritariamente, dirigido al gasto social: lleva compradas tal cantidad y variedad de armamentos que, en varios rubros, supera ya a las fuerzas armadas del mismísimo Brasil.Crisis interna de gobernabilidad, injerencia en asuntos internos de un vecino, desequilibrio militar en la región, alianza evidente con el terrorismo y el narcotráfico y una propuesta socialista de zarzuela, que aumenta el destino de marginación en que Chávez se ha venido embarcando de la mano de aliados como los hermanos Castro, Noriega, Ahmadinejad, Lukashenko y Kim Jong Il. El primer conde de Marlborough, antepasado de Winston Churchill, fue un famoso guerrero de verdad, a posteriori popularizado en canciones infantiles -incluyendo a nuestra María Elena Walsh- más fácilmente pronunciable como Mambrú, que fue a la guerra. Chávez, que gusta tanto de invocar la gesta de Bolívar, quizá aprenda aquello de que la historia se da primero como drama y después como farsa. (1)
Publicado en Ambito Financiero el Martes 4 de marzo de 2008
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Andrés Cisneros , 15/03/2008 |
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