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Ejército y chavismo en crisis El problema de Chávez no es la oposición |
Hugo Chávez obtuvo 7 millones y medio de votos en las elecciones del 3 de diciembre de 2006, en que fue reelegido por tercera vez (62,84%). También se impuso en la totalidad de los estados venezolanos.
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El 2 de diciembre, al votarse el referéndum sobre la aceptación o rechazo de la “Constitución socialista” aprobada por el Congreso, Chávez logró 4.3 millones de votos. Tres millones menos que los que obtuvo un año antes. También perdió en ocho de los 24 estados venezolanos, lo que incluye el Distrito Capital (Caracas), Táchira y Zulia. En Caracas, Chávez perdió por 52.41%. Fue derrotado incluso en barrios populares, reductos chavistas, como Caricuao.
El nivel de abstención en el referéndum fue 44%, mientras que en diciembre de 2006 ascendió a 25.3%. Se estima que el 80% de los que se abstuvieron de sufragar el domingo son votantes de Chávez, integrantes de los sectores populares de la sociedad venezolana.
La preocupación primordial de estos electores no es institucional. No ha sido el rechazo a la cláusula de la reelección indefinida del presidente, establecida en la nueva Constitución, la que provocó la abstención masiva de los votantes chavistas, o incluso, como revelan los datos de Caracas, su participación en el “No”.
Lo importante en esta derrota es que muchos seguidores de Chávez, ante todo en los barrios de Caracas, se abstuvieron de votar o votaron en contra. El problema de Chávez, después del 2 de diciembre, no es la oposición (“No”), sino su propio movimiento y el Ejército de Venezuela.
El nivel de inflación en Venezuela sería superior al 22% en 2007, cinco puntos más que en 2006 (16.9%) y casi ocho por encima de 2005 (14.4%). La tasa de inflación internacional es 2% anual y un promedio de 4.3% en América Latina.
En noviembre, la inflación creció 4.4% anual según el Banco Central de Venezuela (BCV); en octubre fue 2.4%; y 1.3% en noviembre de 2006. También en noviembre de 2007 los transportes aumentaron 4.8%, y habían trepado 2.4% el mes anterior. Los sectores populares destinan a “alimentos” y “transporte” casi el 100% de sus ingresos; y en “alimentos y bebidas” la inflación es 26% anual.
Mientras tanto la economía venezolana creció 10.3% en 2006, arrastrada por un auge excepcional de la demanda interna (consumo individual) que aumentó 20% en el año. En cuatro años, Venezuela ha crecido 11.9% anual promedio. La demanda, en síntesis, crece por encima del PBI y muy por arriba de la oferta productiva; por eso las importaciones aumentaron 31.4% en el año, a pesar de exportaciones récord: 65.000 millones en 2006. De ese total, petróleo y gas representan 89.6%.
En tres años (2005-2007), Venezuela recibió más de 60.000 millones de dólares anuales provenientes de la renta petrolera, en su condición de quinto exportador mundial. Esto ocurre cuando el barril de crudo alcanzó valores históricos (USS 100 por unidad), superior incluso, en dólares corrientes, a los niveles récord de los shocks petroleros de 1973 y 1979.
En lo que hace al Ejército venezolano, lo más importante de la reforma rechazada el 2 de diciembre es la redefinición del papel de las Fuerzas Armadas (FAN). La Constitución vigente (1999) establece que las FAN son “una institución profesional y políticamente no alineada”.
Según la nueva Carta, las FAN se transforman en FAB (Fuerzas Armadas Bolivarianas), que “se constituyen en un cuerpo esencialmente patriótico, popular y antiimperialista”. Las FAB se convierten así en un cuerpo deliberadamente politizado, sobre la premisa de que “el poder militar es parte del poder popular”, de acuerdo a lo afirmado por Chávez en “Aló presidente”.
Esto es lo que ha frustrado el resultado negativo del domingo pasado: la transformación de las FAN en un partido político revolucionario, o mejor, para ser más estrictos, en una parte activa, ideológicamente identificada, del partido político revolucionario.
En esta derrota política, Chávez parece haber cometido un doble error de diagnóstico: ha confundido al chavismo con una revolución triunfante, cuando no lo es. El “fenómeno Chávez” es esencialmente la expresión de un ciclo récord del precio del petróleo tras el colapso del sistema político previo (“Pacto de Punto Fijo”).
Sólo hubo tres revoluciones triunfantes en América Latina (México, Cuba y Nicaragua), tras guerras civiles que destruyeron al Estado y su brazo militar. Estas revoluciones crearon un nuevo Ejército, leal al Estado revolucionario e identificado ideológicamente con él.
No es el caso de Chávez y el Ejército venezolano; si tiene un parecido (incluso un modelo) son las experiencias de “socialismo militar” de Marmaduke Grove en Chile, Bush y Villarroel en Bolivia, y el coronel Juan Domingo Perón en la Argentina.
El general Raúl Baduel, ministro de Defensa de Chávez hasta julio de este año, y uno de los cuatro fundadores del movimiento revolucionario bolivariano, les recordó a sus ca-maradas de armas la semana pasada, citando la Constitución de 1999, que “deben estar al servicio de la nación y no de parcialidad política o persona alguna”.
Publicado en el DIARIO PERFIL el 8/12/07
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Jorge Castro , 05/12/2007 |
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