Inserción en el sistema internacional
Estrategias divergentes en América Latina

 


América Latina entra en su sexto año de crecimiento consecutivo a una tasa anual pro-medio de 5.6%. Es el período más largo, a la tasa más alta, de los últimos 30 años. To-dos los países de la región, sin excepción, crecen al mismo tiempo. Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), de Naciones Unidas, el país que más ha crecido es Panamá (9.5%); en América del Sur es la Argen-tina la que lidera el crecimiento (8.6%), seguida de Venezuela (8.5%) y Perú (8.2%). CEPAL prevé un nuevo año de expansión en 2008, con una tasa promedio de 5%.
De acuerdo a estimaciones privadas, la Argentina habría sido el país del mundo con la más alta tasa de crecimiento económico entre julio y septiembre de este año (11.7%), seguida por Perú (11%) y China (9.6%).

“Es difícil decir cuánto se prolongará el crecimiento en América Latina, aunque hay un cambio estructural en el mundo que podría durar 10 o 15 años, o más”, señaló el Secre-tario Ejecutivo de la CEPAL, José Luis Machinea, al presentar el informe en Santiago de Chile esta semana.

“En el camino pueden producirse fluctuaciones, pero hay una tendencia positiva. Amé-rica Latina tiene una oportunidad que no le va a durar toda la vida, pero durará un tiem-po más (…) Es una oportunidad casi única en términos de la situación internacional y de los recursos fiscales”, agregó Machinea.

El factor fundamental del boom latinoamericano, el elemento decisivo que está atrás de esta “oportunidad histórica única” que se le abre a toda la región, es el crecimiento ex-cepcional de la economía mundial en este período.

Son cinco los años consecutivos de expansión de la economía mundial a una tasa anual promedio de 5% al concluir 2007. Esto sucede cuando todas las regiones del mundo crecen sin excepción; y lo hacen también prácticamente la totalidad de los 184 países representados en el Fondo Monetario Internacional (FMI).

La mediación entre el crecimiento de la economía mundial y el boom latinoamericano son los términos de intercambio (diferencial entre los precios de las exportaciones y las importaciones), que son los mejores que ha tenido la región en los últimos 30 años. Sólo en 2007, los términos de intercambio de América Latina han experimentado una mejora de 2.6%.

Si se toma el caso argentino, y se utiliza 1990 como base 100, sus términos de inter-cambio ascendieron en 2006 a 124; y serían 130 en 2007 y 132 en 2008. Es un incre-mento de casi un tercio en 18 años.

La clave es el aumento del precio de las materias primas que exportan los países lati-noamericanos. Los minerales de los países andinos, los granos del Mercosur y el petró-leo y los combustibles de Venezuela y Ecuador han tenido este año precios récord en términos históricos.

En los últimos tres meses, el precio de los porotos de soja –principal rubro de exporta-ción de la Argentina– tuvo un aumento de 50% en relación a mayo de 2003; el aceite de soja, un auge de 63% en ese periodo; 43% el maíz; y 69% el trigo.

El precio internacional promedio de las exportaciones argentinas creció 74% promedio con respecto a mayo 2003. Según el índice mundial de precios de los alimentos (“The Economist”), entre julio y septiembre de este año se alcanzó el mayor nivel histórico desde que se lleva registros (1845).

Pero América Latina, en términos comparativos, es la región del mundo emergente de menor tasa de crecimiento económico. Crece por debajo de Europa Oriental (7.7% anual promedio); 3 puntos y medio menos que el nivel de expansión de Asia Pacífico (8.8%); su crecimiento es menor, incluso, que el de África subsahariana (5.7%).

La región, considerada en su conjunto, es la que –dentro del mundo emergente–atrae menos inversión extranjera directa (IED) de las empresas transnacionales (ETNs). Por lo tanto, es la que se aleja cada vez más de la corriente central de la época: el auge del comercio internacional, que en más de 2/3 es obra de las ETNs, a través de la IED.

El dato central de América Latina, sobre todo en América del Sur, es la creciente diver-gencia en la estructura de su inserción internacional. Por un lado, Brasil, Chile, Uru-guay, Perú y Colombia se han volcado a las corrientes del comercio internacional y han establecido como prioridad estratégica la atracción de la inversión transnacional. Por otro, Venezuela, Bolivia y Ecuador afirman una política de desconexión y ruptura con el sistema internacional, y rechazan y hostigan a la inversión extranjera.

La estrategia que lideran Brasil y Chile en América del Sur, tiene en el mundo su expre-sión emblemática en las experiencias de China y Vietnam. Ambos países (República Popular y República Socialista, respectivamente) establecieron como prioridad estraté-gica, a través de sus gobernantes partidos comunistas, integrarse con el capitalismo en su fase de globalización, y atraer en gran escala, en forma sistemática, la inversión de las ETNs.

Pareciera que en el mundo emergente hay dos vías antagónicas para acceder al “Socia-lismo del siglo XXI”. Por un lado, la bolivariana de Hugo Chávez en Venezuela; por otro, las de los herederos de Ho Chi Minh y Mao Tse-Tung.

Publicado en el DIARIO PERFIL el 16/12/07
Jorge Castro , 16/12/2007

 

 

Inicio Arriba