A principios del invierno, la Secretaría de Energía ordenó a la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (CAMMESA), realizar restricciones al suministro eléctrico de los grandes usuarios industriales, a fin de reducir el consumo en 1.200 MW, durante los días de frío intenso. Esto implica disminuir el total de energía eléctrica consumida en Argentina el 6,6 %. Pero en los próximos días esto empeorará. Tres grandes centrales hidroeléctricas del Comahue, que en conjunto tienen una potencia instalada de 2.850 MW, pasaran a funcionar a menos del 20 % de su capacidad instalada por falta de agua, lo cual aumentará exponencialmente los trastornos a los usuarios. Esta situación no se solucionará, sino que, por el contrario, se agravará, hasta que no se cambie la política energética que provocó que en los últimos 5 años el consumo de electricidad se incrementara en 5.145 MW mientras que la capacidad de generación sólo en 844 MW |
En 5 años no se ha inagurado ninguna gran central eléctrica en Argentina. Para paliar la situación estamos importando 700 MW de Brasil. Existen actualmente sólo 2 centrales en construcción, de potencia total 1.600 MW, que empezarán a producir energía no antes de 16 meses. Las mismas resultan totalmente insuficientes para reponer la confiabilidad del servicio. La situación ya es crítica, pero además tiende a empeorar.
Las central hidroeléctrica Piedra del Águila, ubicada en Neuquén, que cuenta con una capacidad instalada de 1.400 MW, tenía a principios del invierno pasado una cota de agua de 583 metros sobre el nivel del mar, ahora tiene solo 576,74 y baja 25 cm. por día. Esto se ha producido porque, para tratar de cubrir la demanda de energía, en los últimos meses entraron al lago un promedio de 200 metros cúbicos por segundo mientras que se erogaron por las turbinas 1.100 m3 por segundo. En pocas horas, habrá alcanzado su cota mínima de operación de 576 metros, y será necesario reducir el caudal de agua que turbina, para conservar el nivel del lago. Esto producirá que, hasta que lleguen los caudales de deshielo en primavera, la central funcionará a menos del 20 % de su capacidad instalada.
La misma situación se presenta actualmente en la Central Cerros Colorado, de 450 MW de potencia instalada y Alicurá, de 1.000 MW. En la Central hidroeléctrica El Chocan, de 1.200 Mw de capacidad, el agua acumulada en el embalse sólo alcanza para 40 días, pasados los cuales también deberá reducir su producción de energía.
La actual falta de confiabilidad del servicio de provisión de energía eléctrica no es producto de problemas climáticos ni de la mala suerte, sino que, durante los últimos 5 años la potencia instalada del sistema nacional, se incrementó de 23.189 MW a 24.033, sólo 844 MW mientras que la demanda máxima aumentó en 5.145 MW, de 13.200 MW a 18.345 MW.
La situación se ha deteriorado de tal forma que, en la actualidad, sólo se puede prestar el servicio normalmente si no hay fríos intensos y además llueve copiosamente en el Comahue. Un sistema así no es confiable porque esta funcionando sin las reservas adecuadas y no puede soportar ningún evento adverso. El motivo de los cortes no es climático, sino que son el producto de una política errada que redujo hasta la insignificancia las inversiones en el sector, mientras continúe la misma, la crisis energética, lejos de solucionarse, se agravará y producirá que, no solo este invierno sea oscuro, sino también los próximos.
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Alejandro Albanese , 25/06/2007 |
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