Intervenciones

 


Custodiado por decenas (se habló en rigor de dos centenares) de efectivos venezolanos, Hugo Chávez dispuso el viernes 9 en un estadio porteño del escenario privilegiado que busca para exhibirse como principal desafiante regional de George W. Bush. El gobierno argentino actuó como el gran productor del espectáculo: puso el espacio, el sonido, las cámaras y la clientela para que Chávez se encargara de los contenidos del show. ¿Intervención del jefazo venezolano en la política argentina? En todo caso, se trataría de una intervención alegremente consentida por las autoridades locales; para decirlo con el título de un gran poema de María Elena Walsh: complicidad de la víctima.
O, para decirlo con palabras de un canciller , "relaciones íntimas". Aunque se trata de una expresión que puede ilustrar bien el affaire Kirchner-Chávez, en verdad, el canciller de Brasil, Celso Amorim, no empleó el concepto (calcado de una frase de los años 90, forjada por Guido Di Tella) para aludir al asimétrico idilio entre Buenos Aires y Caracas , sino para describir el vínculo entre el gobierno del socialista Luis Ignacio Lula Da Silva y Washington. Los gobiernos de origen izquierdista de América del Sur (el de Brasil, el del Frente Amplio uruguayo y el de la Convergencia chilena) no parecen considerar motivo de vergüenza mantener las mejores relaciones con Estados Unidos y con sus autoridades. Más bien parecen juzgar ese vínculo como un factor de gran interés para la inserción mundial de sus respectivas sociedades. El gobierno de Kirchner – marginado de la gira de Bush por la región, como ya le había ocurrido con las del ruso Vladimir Putin y del francés Jacques Chirac- exhibió su aislamiento convirtiéndose en silencioso paternaire del locuaz Chávez, que vende en el continente su propia versión de la política del tero , ya que mientras grita donde lo dejan en contra de Washington y de los acuerdos comerciales con la mayor economía del mundo, conduce al país americano más integrado comercialmente a los Estados Unidos, destino del 60 por ciento de sus exportaciones y origen del 30 por ciento de lo que importa Venezuela. Como apuntó acertadamente el sábado en Clarín el ex presidente Carlos Menem, "el mensaje de Chávez es: animémonos y vayan."

Mientras las autoridades nacionales abrían cordialmente la puerta a la intervención local de Hugo Chávez, en varias provincias argentinas se hacía más notoria que nunca la pérdida de autonomía frente al poder central. El caso más patético es el de la provincia de Buenos Aires, donde el renunciante ministro de Hacienda, Gerardo Otero, apenas puso su firma al pie de la dimisión, resumió así el problema: "Es evidente que la concentración de recursos del gobierno central limita la decisión de las provincias y esas políticas no son sustentables en el tiempo (…) Hay subordinación: la dirigencia provincial ha perdido control sobre su futuro político".

Otero le renunció al gobernador Felipe Solá, después de que el gobierno nacional anunció un aumento al gremio docente que, de hecho, deberá ser sufragado por las provincias argentinas, ya que son ellas –no el Estado nacional- las que están a cargo de la gestión educativa y la administración de las escuelas. Para la provincia de Buenos Aires, que tiene a su cargo el 42 por ciento del alumnado del país, el peso del aumento otorgado por Kirchner para que se luciera su apocado candidato porteño (el profesor Filmus, ministro nacional de Educación) se vuelve financieramente insoportable. Por otra parte, el sufrido Filmus no consiguió evitar que la mitad de las provincias del país quedaran sin comenzar las clases. El apriete a los bonaerenses no fue suficiente.

Solá, que turna actitudes de rebeldía íntima con conductas públicas de obediencia debida, pataleó pero de todos modos acató la consigna. Su ministro de Hacienda, Otero, que debe velar por las ya bastante desequilibradas finanzas de la provincia, decidió que era hora de irse a casa. Se fue diciendo algunas cosas: cuestionó "el avance del pensamiento único y el temor de opinar públicamente".. Solá aplicó la clásica fórmula del relax and enjoy y aprovechó la crisis para tratar de obtener promesas de ayuda del gobierno nacional que le permitan llegar indemne al fin de su mandato. Se las otorgaron, aunque simultáneamente le impusieron el sucesor de Otero, el número 2 de Hacienda nacional. ¿Intervención virtual? En todo caso, también aquí se descubre "complicidad de la víctima". Sola se conforma pensando que su nuevo ministro al menos es bonaerense y, parece, hombre del establishment de economistas de la provincia que viene manejando (es un decir) las cuentas del distrito desde tiempos de Antonio Cafiero.

En cualquier caso, dentro de aquella aludida complicidad de la autoridad intervenida, y con la estrategia de debilidad quejosa que suele emplear en su relación con la Casa Rosada, Solá hizo saber que todavía retiene cierto poder de retaliación. Si se siente demasiado abandonado, puede, por ejemplo, disociar la elección distrital del comicio presidencial de octubre, una circunstancia amenazante para el ("pingüino o pingüina") candidato oficialista a presidente, pues ese divorcio debilitaría las motivaciones de los aparatos locales para jugar a favor de su candidato máximo. Daniel Scioli, si se confirmara su postulación como gobernador, podría llegar a recolectar más votos en el distrito que el pingüino o la pingüin que juegue a la primera magistratura nacional. Un desastre político para la familia K.

Por lo que pudiere, Scioli trató en esta crisis de disfrazarse de árbol: candidato a la gobernación, no creyó necesario decir públicamente nada sobre la "irresponsabilidad fiscal" que denunció Otero ni sobre las disputas de recursos y de decisión que tensan el vínculo entre la provincia y la Nación. En el universo kirchnerista el silencio es salud, pues –como señaló Otero- "todo tiene que ser dicho con cuidado para que no se enoje el presidente".

Si Chávez interviene en la política argentina y el gobierno nacional interviene en la provincia de Buenos aires, si existe una fuerte tentación de enviar un interventor federal a La Rioja (una vez más: complicidad de la víctima; las grandes riñas y pequeñas intrigas entre grupos de poder local le hacen el campo orégano al intervencionismo), tiene cierta lógica que cunda la moda de intervenir. Guillermo Moreno procura intervenir los mercados y cuando no tiene fortuna en manejar los precios reales, interviene en el INDEC para manipular al menos los datos estadísticos que deberían reflejar los precios. Ese procedimiento intervencionista ha machucado la buena fama de un técnico-político (y, menos conocido, también pintor muralista) como Lelio Mármora, que después de sufrir silenciosamente el desgaste provocado por la acción del gobierno, decidió renunciar a la presidencia del Instituto de estadísticas. Ahora Moreno podrá intervenir más arriba y depararle al país las mejores noticias sobre el costo de vida, la desocupación, la pobreza y la miseria. ¿Habrá que permitirle que intervenga el Servicio Meteorológico para conseguir días más soleados, más frescos, más agradables…así sea en los papeles? No sería mala idea. Gracias a Moreno, en febrero no se incrementaron los precios turísticos y la lechuga, que en las góndolas costaba alredor de siete pesos, se cotizaba en el INDEC a sólo 2,80.

Moreno ha intervenido en la designación de un nuevo conductor de la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario (ONCCA), que distribuye subsidios por cientos de millones de pesos y atribuye la cuota Hilton de exportación de carne. Pampa Sur, el partido al que pertenece la diputada María del Carmen Alarcón y que conduce Miguel Saredi, señaló que Moreno aspira a más: "Otro escenario muy serio para con el campo –anunciaron- , es la votación inminente,que seguramente se aprobará inmediatamente en la Cámara de Diputados de la Nación, de un proyecto de ley para ampliar las atribuciones de la ya mencionada ONCCA. Del texto del proyecto se distingue que se pretende dotar al organismo de amplias facultades sobre la fiscalización de la comercialización de productos agropecuarios (…) El texto del proyecto es lo suficientemente impreciso como para presuponer que el poder de inspección será discrecional". A diferencia de otros sectores, en el campo no parece haber tendencia a consentir este tipo de intervenciones. Ya hay propuestas para encarar medidas de fuerza.

El gobierno interviene donde puede, pero también es intervenido. A veces con su propia complacencia –como en el caso de Chávez y sus escoltas venezolanas- y en otros casos, a su pesar. La justicia y el Congreso intervienen en el llamado "caso Greco" y esa circunstancia, con los interrogantes que abre, puede golpear en la línea de flotación a algún alto funcionario o a más de uno. No hay que olvidar que la opaca propuesta de votar fondos de los cuales más de 500 millones estaban destinados al caso Greco llegó al Congreso suscripta por la ministro de Economía y el propio Presidente.

Otro tema que reconoce intervención externa es el de la firma sueca Skanska, en el que la que interviene es la justicia después de comprobarse maniobras contra el fisco y operatorias que parecen encubrir el pago de coimas. La poderosa firma escandinava acaba de desvincularse de su operatoria en Rusia con argumentos similares a los que expuso para dejar de hacer negocios "con el sector público argentino"

"Cuesta mucho evitar involucrarse en el sistema de las coimas y la corrupción", explicó en Estocolmo el jefe de prensa de Skanska Aktiebolag, Peter Gimbe. Se refería a la desvinculación de Rusia, pero no se puede negar la coherencia del discurso empresario: esas palabras se parecen como una lágrima a otra a las del responsable de relaciones humanas de Skanska en la Argentina, Bernardo Hopital, cuando explicó al diario Perfil su desvinculación de los negocios con el estado argentino:: ")Lo que nos dice la casa matriz es: no hagamos negocios en los lugares que tengamos riesgos de quebrar el Código de Conducta, o que de alguna manera podamos recibir presiones, o las formas de hacer negocios no estén dentro de nuestra línea de conducta".

En un año electoral en el que seguramente se acelerará la tendencia a la polarización, la sociedad será testigo de muchas iniciativas de intervención. Pero en definitiva, las intervenciones decisivas serán las de la realidad en los escenarios de ficción que pretendan deformarla y la de los ciudadanos en el cuarto oscuro.
Jorge Raventos , 13/03/2007

 

 

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